En San Lucas 42:15 se relata la parábola de la oveja perdida. Un pastor se alegra más por encontrar una oveja que se le había perdido, que por las otras noventa y nueve que permanecían en el redil.
Como los humanos pretendemos gustar a todo el mundo, muchas veces no nos preocupamos de aquellos que nos admiran, nos respetan o de los que somos amigos. Y sin embargo nos obcecamos en caer bien a aquellas personas con las que no congeniaremos nunca.
El tema ha sido abordado en multitud de ocasiones en la literatura y el cine. La típica chica que, para conseguir el interés de un muchacho popular, se hace la interesante, logrando así su propósito, es uno de los argumentos más manidos de las películas adolescentes.
Mi advertencia es para las personas que tienen el síndrome del pastor de la oveja descarriada. Es imposible gustar a todo el mundo. Por favor, no lo intentéis.
E inspirándome en el sufrimiento de estos individuos he compuesto la letra para una canción postpunk:
Soy un tipo alegre y bien parecido.
Todo el mundo quiere siempre estar conmigo.
En los botellones soy el puto amo.
La Mari y la Rufi comen en mi mano.
Pero hay una cosa
que me ha trastornao
me tiene loquito
y desesperao
-Estribillo:
A Lydia le caigo mal.
Parece que no puede evitarlo.
A Lydia le caigo mal,
y yo no puedo soportarlo.
Me lo dijo el Colorao
a la salida del gimnasio.
A Lydia le caigo mal,
así que tengo que solucionarlo.
El tunning de mi buga es el mejor del barrio.
Las niñas flipan con mi pelo lacio.
Contando chistes soy muy divertido,
y tengo mazo de buenos amigos.
Pero hay un detalle
que me ha trastornao
me tiene loquito
y desesperao
-Estribillo:
A Lydia le caigo mal.
Parece que no puede evitarlo.
A Lydia le caigo mal,
y yo no puedo soportarlo.
Me lo dijo Mary Cruz
y no he podido asimilarlo.
A Lydia le caigo mal,
así que tengo que solucionarlo.