La robótica es la ciencia que construye máquinas dotadas de inteligencia capaces de sustituir en algunas tareas al ser humano. Dentro de no mucho tiempo los robots formarán parte del paisaje cotidiano de nuestra sociedad. Ya están aquí, pero no todos son androides, es decir, no todos tienen esa silueta antropomórfica en la que muchas veces pensamos al oír la palabra robot. Vamos a intentar aprender un poquito más sobre ellos y su posible y futura aportación a la vida de los humanos.
1. Las tres leyes de la robótica. Aunque proceden de la literatura, pues aparecieron por primera vez en un cuento de Isaac Asimov, están muy bien pensadas:
1ª Ley. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
2ª Ley. Un robot debe hacer o realizar las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
3ª Ley. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.
Fueron ideadas para luchar contra el complejo de Frankenstein, es decir, el miedo a que la criatura, en este caso la máquina, se rebele contra su creador. Implantadas en el electrónico cerebro de un robot, lo obligarán a autodestruirse antes de hacer daño al hombre. Como corolario de las leyes de la robótica se creó la ley cero: un robot no hará daño a la humanidad o, por inacción, permitirá que la humanidad sufra daño. Se traspasa así a las máquinas la duda moral que siempre han tenido los hombres sobre si es lícito producir un mal menor para evitar un mal mayor. Pensad por un momento en que los coches autónomos son robots y podrían decidir, por ejemplo, salirse de la carretera para evitar un choque. Pero ¿es posible aplicarlas en la realidad? ¿no es un poco tonto pensar que se puede implantar un sistema de pensamiento tan complejo en cualquier máquina?
2. Los robots en la vida cotidiana. No hace falta ir al futuro para ver robots trabajando en las grandes fábricas, realizando operaciones quirúrgicas o desactivando bombas. Pero en el hogar han empezado a hacer sus pinitos limpiando la casa y pronto cuidarán niños o ancianos, lo que ya hacen en algunas guarderías y residencias en Japón. La película "Un amigo para Frank" (Robot & Frank) plantea algunos de los problemas que este tipo de cuidadores puede causar.
3. Robots contra humanos por un puesto de trabajo. Un robot industrial puede hacer el trabajo de cuatro humanos. Pero la inteligencia artificial puede sustituir también a un abogado, a un contable, a un agricultor o a un policía. Los robots se apropiarán en pocos años de la mitad de los puestos de trabajo que actualmente ocupan personas. Pero no se puede poner freno al progreso. Mis amigos están hartos de oírme contar que, cuando inventaron la rueda, los cuatro tíos que llevaban en palanquín al jefe de la tribu se quejaron porque perdían su trabajo. En 1812, un grupo de trabajadores incendió en Notttingham sesenta máquinas de tejer medias. No me imagino a los taxistas volcando coches autónomos sin conductor porque les quitan el trabajo. Hace no mucho más de cien años la gente trabajaba dieciséis horas y no libraba los fines de semana. Con el nuevo incremento de la productividad es necesario volver a reducir las jornadas de trabajo para distribuir la riqueza que la robótica generará, pues hace ya cincuenta años que no se tocan las cuarenta horas semanales. Y hay que ir pensando en la renta mínima garantizada.
4. Uno de las consecuencias negativas de la implantación de robots puede ser la polarización de la sociedad, es decir, su división entre una minoría bien pagada y segura y una mayoría insegura y con dificultades para sobrevivir. Las personas poco cualificadas que pierdan su trabajo a manos de los robots tendrán muchas dificultades para adaptar sus capacidades a las exigencias de los nuevos empleos tecnológicos, por lo que se encontrarán sin trabajo y sin posibilidad de conseguirlo. Entre las clases trabajadoras esta situación provocará, además de pobreza, estrés y depresión. Por eso, mientras los ingresos de los humanos dependan del empleo remunerado, la robotización podría acarrear conflictos sociales.
5. Sin embargo, la robotización puede tener consecuencias positivas, guiando al hombre hacia una sociedad más integrada. Los gobiernos podrán tomar decisiones para la redistribución de la riqueza, proporcionando formación para aquellos que pierdan su trabajo, instruyéndolos, por ejemplo, en las nuevas tecnologías ligadas a la robótica. Como no se necesitará tanta mano de obra, se podrá alcanzar una sociedad del ocio en la que casi todos consigamos una vida como la que tenía la clase noble ateniense en la Grecia antigua. Y llegará un momento en que los robots convivirán con nosotros, y puede que alcancen a tener los mismos derechos que los humanos de carne y hueso.
6. En diversos foros ya se están planteando cuáles deben ser los derechos de los robots. Las personas electrónicas, desde el momento en que tengan conciencia de sí mismas, van a sufrir. Por eso deben tener derechos (y obligaciones) como las personas orgánicas. Inmediatamente te asaltan preguntas: ¿Cuándo se convierte una máquina en alguien? Una aspiradora, un brazo robótico, un coche autónomo, ¿no pueden ser personas porque no parecen personas? ¿Llegarán los robots a ser libres o siempre tendrán un dueño? ¿Lucharán por su libertad? Hay quien propugna que se prohíba instalar emociones en los robots, y así el problema ni se llegará a plantear. Repasad Blade Runner y la serie de televisión sueca Real Humans.
7. Los cíborgs son criaturas que han sido modificadas con dispositivos electrónicos. Entonces, toda persona que porte un dispositivo de este tipo (como un brazo mecánico o un marcapasos) es un cíborg. Bueno, todos somos un poco cíborgs, porque llevamos un dispositivo electrónico (muchas veces conectado a nuestro oído) que nos permite almacenar información y compartirla con el mundo. Pero la idea primigenia para crear los ciborgs era conseguir humanos mejorados que pudieran sobrevivir en el espacio. En el futuro, muchas enfermedades se solucionarán con implantes, pero puede que se intente también conseguir superhombres. La duda es ¿Cuándo un cíborg deja de ser humano? ¿Al modificarle el cerebro? Entonces, una persona que se ha colocado un implante en el cerebro para poder hacer cálculos más deprisa ¿Es humano?. ¿Y si a un robot le implantamos un órgano vivo cultivado o trasplantado desde un humano ? ¡Ay! Ética y ciencia. Parecen conceptos incompatibles.
1. Las tres leyes de la robótica. Aunque proceden de la literatura, pues aparecieron por primera vez en un cuento de Isaac Asimov, están muy bien pensadas:
1ª Ley. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
2ª Ley. Un robot debe hacer o realizar las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
3ª Ley. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.
Fueron ideadas para luchar contra el complejo de Frankenstein, es decir, el miedo a que la criatura, en este caso la máquina, se rebele contra su creador. Implantadas en el electrónico cerebro de un robot, lo obligarán a autodestruirse antes de hacer daño al hombre. Como corolario de las leyes de la robótica se creó la ley cero: un robot no hará daño a la humanidad o, por inacción, permitirá que la humanidad sufra daño. Se traspasa así a las máquinas la duda moral que siempre han tenido los hombres sobre si es lícito producir un mal menor para evitar un mal mayor. Pensad por un momento en que los coches autónomos son robots y podrían decidir, por ejemplo, salirse de la carretera para evitar un choque. Pero ¿es posible aplicarlas en la realidad? ¿no es un poco tonto pensar que se puede implantar un sistema de pensamiento tan complejo en cualquier máquina?
2. Los robots en la vida cotidiana. No hace falta ir al futuro para ver robots trabajando en las grandes fábricas, realizando operaciones quirúrgicas o desactivando bombas. Pero en el hogar han empezado a hacer sus pinitos limpiando la casa y pronto cuidarán niños o ancianos, lo que ya hacen en algunas guarderías y residencias en Japón. La película "Un amigo para Frank" (Robot & Frank) plantea algunos de los problemas que este tipo de cuidadores puede causar.
3. Robots contra humanos por un puesto de trabajo. Un robot industrial puede hacer el trabajo de cuatro humanos. Pero la inteligencia artificial puede sustituir también a un abogado, a un contable, a un agricultor o a un policía. Los robots se apropiarán en pocos años de la mitad de los puestos de trabajo que actualmente ocupan personas. Pero no se puede poner freno al progreso. Mis amigos están hartos de oírme contar que, cuando inventaron la rueda, los cuatro tíos que llevaban en palanquín al jefe de la tribu se quejaron porque perdían su trabajo. En 1812, un grupo de trabajadores incendió en Notttingham sesenta máquinas de tejer medias. No me imagino a los taxistas volcando coches autónomos sin conductor porque les quitan el trabajo. Hace no mucho más de cien años la gente trabajaba dieciséis horas y no libraba los fines de semana. Con el nuevo incremento de la productividad es necesario volver a reducir las jornadas de trabajo para distribuir la riqueza que la robótica generará, pues hace ya cincuenta años que no se tocan las cuarenta horas semanales. Y hay que ir pensando en la renta mínima garantizada.
4. Uno de las consecuencias negativas de la implantación de robots puede ser la polarización de la sociedad, es decir, su división entre una minoría bien pagada y segura y una mayoría insegura y con dificultades para sobrevivir. Las personas poco cualificadas que pierdan su trabajo a manos de los robots tendrán muchas dificultades para adaptar sus capacidades a las exigencias de los nuevos empleos tecnológicos, por lo que se encontrarán sin trabajo y sin posibilidad de conseguirlo. Entre las clases trabajadoras esta situación provocará, además de pobreza, estrés y depresión. Por eso, mientras los ingresos de los humanos dependan del empleo remunerado, la robotización podría acarrear conflictos sociales.
5. Sin embargo, la robotización puede tener consecuencias positivas, guiando al hombre hacia una sociedad más integrada. Los gobiernos podrán tomar decisiones para la redistribución de la riqueza, proporcionando formación para aquellos que pierdan su trabajo, instruyéndolos, por ejemplo, en las nuevas tecnologías ligadas a la robótica. Como no se necesitará tanta mano de obra, se podrá alcanzar una sociedad del ocio en la que casi todos consigamos una vida como la que tenía la clase noble ateniense en la Grecia antigua. Y llegará un momento en que los robots convivirán con nosotros, y puede que alcancen a tener los mismos derechos que los humanos de carne y hueso.
6. En diversos foros ya se están planteando cuáles deben ser los derechos de los robots. Las personas electrónicas, desde el momento en que tengan conciencia de sí mismas, van a sufrir. Por eso deben tener derechos (y obligaciones) como las personas orgánicas. Inmediatamente te asaltan preguntas: ¿Cuándo se convierte una máquina en alguien? Una aspiradora, un brazo robótico, un coche autónomo, ¿no pueden ser personas porque no parecen personas? ¿Llegarán los robots a ser libres o siempre tendrán un dueño? ¿Lucharán por su libertad? Hay quien propugna que se prohíba instalar emociones en los robots, y así el problema ni se llegará a plantear. Repasad Blade Runner y la serie de televisión sueca Real Humans.
7. Los cíborgs son criaturas que han sido modificadas con dispositivos electrónicos. Entonces, toda persona que porte un dispositivo de este tipo (como un brazo mecánico o un marcapasos) es un cíborg. Bueno, todos somos un poco cíborgs, porque llevamos un dispositivo electrónico (muchas veces conectado a nuestro oído) que nos permite almacenar información y compartirla con el mundo. Pero la idea primigenia para crear los ciborgs era conseguir humanos mejorados que pudieran sobrevivir en el espacio. En el futuro, muchas enfermedades se solucionarán con implantes, pero puede que se intente también conseguir superhombres. La duda es ¿Cuándo un cíborg deja de ser humano? ¿Al modificarle el cerebro? Entonces, una persona que se ha colocado un implante en el cerebro para poder hacer cálculos más deprisa ¿Es humano?. ¿Y si a un robot le implantamos un órgano vivo cultivado o trasplantado desde un humano ? ¡Ay! Ética y ciencia. Parecen conceptos incompatibles.
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