El diccionario de la Real Academia Española contiene una tercera acepción de la palabra purga que es bastante suave: "Expulsión o eliminación de funcionarios, empleados, miembros de una organización, etc., que se decreta por motivos políticos, y que puede ir seguida de sanciones más graves."
En la historia están documentadas grandes purgas políticas desde el Imperio Romano, pero seguro que las hubo antes. Las sanciones más graves consistían básicamente en matar a los disidentes. Vamos a recordar algunas purgas de verdad, porque en nuestros tiempos se ha retorcido el lenguaje y llamamos purga a cualquier cosa, como no llevar en las listas electorales a quienes no piensan como el líder del partido, echar de Televisión Española a tres presentadores que en sus programas han hecho apología del anterior gobierno o no convocar para la selección de fútbol a cinco jugadores de más de treinta años.
1. El terror de Robespierre. Este político francés tiene el dudoso honor de ser considerado por muchos el fundador del terrorismo de estado. Tras participar en la Revolución Francesa, dio un golpe de estado con el apoyo popular. Con la excusa de defender la república, y como una forma de justicia rápida e inflexible, creó el Comité de Salvación Pública, que se dedicó a guillotinar a todos los opositores. Es verdad que al principio fue dirigido contra los nobles y burgueses que conspiraban con potencias extranjeras, pero fueron también asesinados otros varios miles de personas. El problema es que el uso diario de la guillotina hizo que el pueblo se acostumbrase a la violencia extrema, por lo que el ajusticiamiento del propio Robespierre fue uno más entre tantos.
2. La noche de los cuchillos largos. La más famosa noche de cuchillos largos se vivió el 30 de junio de 1934. Fueron una serie de asesinatos políticos encargados por Hitler para matar, no solo a enemigos de régimen, sino también a Ernst Röhm y al resto de líderes de la asociación paramilitar nazi SA, que agrupaba ya a más de dos millones de miembros (coleguitas de Hitler que lo habían colocado en el poder), y que eran demasiado nazis para el Führer, porque les molaba la violencia callejera. Como ya había encarcelado o exiliado a los líderes socialistas y comunistas, aprovechó esta noche para matar o encarcelar también a políticos conservadores, en los que consideraba que no podía confiar. Algunos miles de amigos y posibles enemigos cayeron esa noche. ¿Cómo era la fábula del escorpión y la rana?
3. La gran purga de Stalin. A finales de los años 30 del siglo XX, el dirigente soviético acabó con la disidencia trotskista y leninista. La gran purga o el gran terror se llevó por delante a dirigentes del partido, profesionales, campesinos burgueses y todo aquél sospechoso de rebeldía. La cosa empezó con algunos juicios en 1936 contra viejos dirigentes bolcheviques acusados de conspiración. Continuaron en el ejército y en el Politburó. Miles, quizá millones de personas fueron asesinadas, encarceladas o trasladadas a campos de trabajo.
4. La represión franquista. La fase más dura de la dictadura de Franco acabó en 1945, con la derrota en la segunda guerra mundial de las dictaduras alemana e italiana que apoyaban al régimen español. En los primeros años tras la guerra civil se sucedieron las depuraciones, detenciones y castigo de todas aquellas personas sospechosas de estar en contra de la dictadura. Basándose en informes que podían haber sido elaborados por la Guardia Civil, el ejército, Falange, los Ayuntamientos o la Guardia Urbana, y que servían de prueba acusatoria, se ejecutó a decenas de miles de personas y se torturó y encarceló a otras tantas. Una vez se acabó con los más significados enemigos del régimen la represión se suavizó, aunque continuó existiendo hasta la democracia.
5. Macartismo. Entre 1950 y 1956, el senador McCarthy desencadenó la búsqueda de comunistas en Estados Unidos. Si bien no fue una purga sangrienta, pues los implicados no perdieron la vida, sino únicamente el trabajo y la dignidad, fue en este momento cuando se definió como "cazas de brujas" a aquel proceso sin garantías jurídicas en el que un gobierno persigue a sus adversarios políticos. Trabajadores del Estado, de los medios de comunicación e incluso militares fueron acusados de colaborar con la Unión Soviética o, simplemente, de ser simpatizantes comunistas. Cualquier acusación se daba por buena, lo que produjo un sentimiento orwelliano de culpabilidad, al no respetarse la presunción de inocencia.
6. Jemeres Rojos. Entre 1975 y 1979, Pol Pot dirigió al Partido Comunista de Camboya, que proponía un modelo socialista agrario conjugado con la intención de crear una raza superior al estilo nazi. El resultado fue un genocidio espeluznante. Aniquilaron a millones de personas y obligaron al resto a volver a la edad de piedra trabajando en el campo. Las purgas alcanzaron a la mayoría de los intelectuales, funcionarios, oficiales del ejército y policías y a una cuarta parte del pueblo llano, incluidos los que no eran camboyanos de origen y los que profesaban alguna religión. La locura llegó a tal extremo que llevar gafas era motivo de ejecución. El remate llegó cuando las purgas alcanzaron a la mayoría de los dirigentes de los Jemeres Rojos.
7. Purgas en Turquía de 2016. Tras un fallido golpe de estado, el gobierno turco inició una purga que destituyó y detuvo a decenas de miles de funcionarios públicos, militares, jueces, políticos y periodistas, acusándolos de pertenecer al movimiento islámico Gülen. Se suspendió temporalmente el cumplimiento de la Convención Europea de Derechos Humanos para poder torturar a los detenidos, lo que causó gran conmoción mundial. Pero Turquía estaba haciendo un favor a Europa, reteniendo a las personas que huían de Siria, así que las sanciones consistieron en que los líderes mundiales pusieron cara de enfado.
En la historia están documentadas grandes purgas políticas desde el Imperio Romano, pero seguro que las hubo antes. Las sanciones más graves consistían básicamente en matar a los disidentes. Vamos a recordar algunas purgas de verdad, porque en nuestros tiempos se ha retorcido el lenguaje y llamamos purga a cualquier cosa, como no llevar en las listas electorales a quienes no piensan como el líder del partido, echar de Televisión Española a tres presentadores que en sus programas han hecho apología del anterior gobierno o no convocar para la selección de fútbol a cinco jugadores de más de treinta años.
1. El terror de Robespierre. Este político francés tiene el dudoso honor de ser considerado por muchos el fundador del terrorismo de estado. Tras participar en la Revolución Francesa, dio un golpe de estado con el apoyo popular. Con la excusa de defender la república, y como una forma de justicia rápida e inflexible, creó el Comité de Salvación Pública, que se dedicó a guillotinar a todos los opositores. Es verdad que al principio fue dirigido contra los nobles y burgueses que conspiraban con potencias extranjeras, pero fueron también asesinados otros varios miles de personas. El problema es que el uso diario de la guillotina hizo que el pueblo se acostumbrase a la violencia extrema, por lo que el ajusticiamiento del propio Robespierre fue uno más entre tantos.
2. La noche de los cuchillos largos. La más famosa noche de cuchillos largos se vivió el 30 de junio de 1934. Fueron una serie de asesinatos políticos encargados por Hitler para matar, no solo a enemigos de régimen, sino también a Ernst Röhm y al resto de líderes de la asociación paramilitar nazi SA, que agrupaba ya a más de dos millones de miembros (coleguitas de Hitler que lo habían colocado en el poder), y que eran demasiado nazis para el Führer, porque les molaba la violencia callejera. Como ya había encarcelado o exiliado a los líderes socialistas y comunistas, aprovechó esta noche para matar o encarcelar también a políticos conservadores, en los que consideraba que no podía confiar. Algunos miles de amigos y posibles enemigos cayeron esa noche. ¿Cómo era la fábula del escorpión y la rana?
3. La gran purga de Stalin. A finales de los años 30 del siglo XX, el dirigente soviético acabó con la disidencia trotskista y leninista. La gran purga o el gran terror se llevó por delante a dirigentes del partido, profesionales, campesinos burgueses y todo aquél sospechoso de rebeldía. La cosa empezó con algunos juicios en 1936 contra viejos dirigentes bolcheviques acusados de conspiración. Continuaron en el ejército y en el Politburó. Miles, quizá millones de personas fueron asesinadas, encarceladas o trasladadas a campos de trabajo.
4. La represión franquista. La fase más dura de la dictadura de Franco acabó en 1945, con la derrota en la segunda guerra mundial de las dictaduras alemana e italiana que apoyaban al régimen español. En los primeros años tras la guerra civil se sucedieron las depuraciones, detenciones y castigo de todas aquellas personas sospechosas de estar en contra de la dictadura. Basándose en informes que podían haber sido elaborados por la Guardia Civil, el ejército, Falange, los Ayuntamientos o la Guardia Urbana, y que servían de prueba acusatoria, se ejecutó a decenas de miles de personas y se torturó y encarceló a otras tantas. Una vez se acabó con los más significados enemigos del régimen la represión se suavizó, aunque continuó existiendo hasta la democracia.
5. Macartismo. Entre 1950 y 1956, el senador McCarthy desencadenó la búsqueda de comunistas en Estados Unidos. Si bien no fue una purga sangrienta, pues los implicados no perdieron la vida, sino únicamente el trabajo y la dignidad, fue en este momento cuando se definió como "cazas de brujas" a aquel proceso sin garantías jurídicas en el que un gobierno persigue a sus adversarios políticos. Trabajadores del Estado, de los medios de comunicación e incluso militares fueron acusados de colaborar con la Unión Soviética o, simplemente, de ser simpatizantes comunistas. Cualquier acusación se daba por buena, lo que produjo un sentimiento orwelliano de culpabilidad, al no respetarse la presunción de inocencia.
6. Jemeres Rojos. Entre 1975 y 1979, Pol Pot dirigió al Partido Comunista de Camboya, que proponía un modelo socialista agrario conjugado con la intención de crear una raza superior al estilo nazi. El resultado fue un genocidio espeluznante. Aniquilaron a millones de personas y obligaron al resto a volver a la edad de piedra trabajando en el campo. Las purgas alcanzaron a la mayoría de los intelectuales, funcionarios, oficiales del ejército y policías y a una cuarta parte del pueblo llano, incluidos los que no eran camboyanos de origen y los que profesaban alguna religión. La locura llegó a tal extremo que llevar gafas era motivo de ejecución. El remate llegó cuando las purgas alcanzaron a la mayoría de los dirigentes de los Jemeres Rojos.
7. Purgas en Turquía de 2016. Tras un fallido golpe de estado, el gobierno turco inició una purga que destituyó y detuvo a decenas de miles de funcionarios públicos, militares, jueces, políticos y periodistas, acusándolos de pertenecer al movimiento islámico Gülen. Se suspendió temporalmente el cumplimiento de la Convención Europea de Derechos Humanos para poder torturar a los detenidos, lo que causó gran conmoción mundial. Pero Turquía estaba haciendo un favor a Europa, reteniendo a las personas que huían de Siria, así que las sanciones consistieron en que los líderes mundiales pusieron cara de enfado.