El 10 de marzo de 2018 viajé a Pedraza para pasar un día de asueto y probar su gastronomía. Aquí dejo lo que me quedó de mi estancia en este bonito pueblo Segoviano. Como siempre, no soy exhaustivo ni concienzudo. Simplemente relato lo que experimenté como turista tranquilo.
1. Plaza mayor. Una plaza diáfana, con sus casas con escudos nobiliarios, su Ayuntamiento, su iglesia, sus bares, sus restaurantes. Todo muy limpio y medieval, con soportales, balcones, suelo empedrado y un tono marrón uniforme que ofrece paz al visitante. Para muchos, a pesar de su forma irregular, es una de las plazas más bonitas que se pueden visitar en España.
2. Restaurante El Yantar de Pedraza. En la misma Plaza Mayor comimos en la mesa que se ve en la fotografía al fondo a la izquierda, cerca de los ventanales. Es un lugar grande pero acogedor en el que intentan un poquito más que servirte el típico cordero que, por cierto, lo hacen muy bien. Además del lechazo comimos ensalada de pimientos, revuelto de setas, patatas revolconas (que tenían el torrezno algo duro para mi gusto) y unos curiosos paragüitas de hongos. Los postres caseros y el servicio adecuado. Claro que fuimos un día de marzo en el que había pocos clientes. A estos restaurantes hay que probarlos en temporada alta.
3. Castillo. Antes de ir al castillo, que está a las afueras del pueblo, preguntamos en la oficina de turismo a qué hora lo abrían. Nos dijeron que a las seis, pero a las seis no lo abrieron, y bastantes personas concentradas en la puerta del castillo nos quedamos con dos palmos de narices. Mala coordinación. No obstante, esta edificación medieval se encuentra en un entorno magnífico, rodeado de campos y con unas vistas estupendas. En su interior se ha instalado el museo Zuloaga, pues este pintor compró el castillo en 1926. También celebran bodas y eventos. Todo muy medieval.
4. Cárcel de la Villa. A la entrada del pueblo se encuentra este pequeño edificio que tiene mucho que contarnos. En una visita guiada te harás una ligera idea del sufrimiento de los que allí fueron encarcelados. Conocerás el hacinamiento en las celdas de madera (15 presos en 10 metros cuadrados), la tortura, los cepos para retener a los prisioneros o la manera en la que los internos del piso de arriba podían defecar sobre los más peligrosos, que se encontraban encerrados en el piso inferior. Estos últimos eran arrojados a la celda desde varios metros de altura, lo que les provocaba roturas de miembros. Todo bastante sobrecogedor e interesante. Puedes ver también cómo era la vivienda del carcelero. Saldrás por un momento trasladado al siglo XIII.
5. La Tahona de Pedraza. Si queréis complar los dulces típicos del pueblo, como los soplillos, os recomiendo esta panadería, que creo está situada en la calle Calzada. No recomiendo el horno que se encuentra en la calle Real, 9, porque no te tratan con la amabilidad que deberían.
6. Puerta de la villa. La única manera de entrar a Pedraza con un vehículo es a través de esta puerta, situada en el mismo torreón que la cárcel. Reformada en el siglo XVI, destacan sus preciosos portones de madera negra que pueden ser cerrados para sellar la villa.
7. La Tienda Artesanía y Color. Un paseo por la Calle Mayor de Pedraza siempre resulta entretenido. Si vas sin prisa, en el número 4 encontrarás esta tienda, que en sus dos pisos ofrece desde los más típicos souvenirs de la zona hasta los objetos más raros y fuera de lugar, pasando por aperos de oficios antiguos y toda una serie de cacharros servibles e inservibles.
1. Plaza mayor. Una plaza diáfana, con sus casas con escudos nobiliarios, su Ayuntamiento, su iglesia, sus bares, sus restaurantes. Todo muy limpio y medieval, con soportales, balcones, suelo empedrado y un tono marrón uniforme que ofrece paz al visitante. Para muchos, a pesar de su forma irregular, es una de las plazas más bonitas que se pueden visitar en España.
2. Restaurante El Yantar de Pedraza. En la misma Plaza Mayor comimos en la mesa que se ve en la fotografía al fondo a la izquierda, cerca de los ventanales. Es un lugar grande pero acogedor en el que intentan un poquito más que servirte el típico cordero que, por cierto, lo hacen muy bien. Además del lechazo comimos ensalada de pimientos, revuelto de setas, patatas revolconas (que tenían el torrezno algo duro para mi gusto) y unos curiosos paragüitas de hongos. Los postres caseros y el servicio adecuado. Claro que fuimos un día de marzo en el que había pocos clientes. A estos restaurantes hay que probarlos en temporada alta.
3. Castillo. Antes de ir al castillo, que está a las afueras del pueblo, preguntamos en la oficina de turismo a qué hora lo abrían. Nos dijeron que a las seis, pero a las seis no lo abrieron, y bastantes personas concentradas en la puerta del castillo nos quedamos con dos palmos de narices. Mala coordinación. No obstante, esta edificación medieval se encuentra en un entorno magnífico, rodeado de campos y con unas vistas estupendas. En su interior se ha instalado el museo Zuloaga, pues este pintor compró el castillo en 1926. También celebran bodas y eventos. Todo muy medieval.
4. Cárcel de la Villa. A la entrada del pueblo se encuentra este pequeño edificio que tiene mucho que contarnos. En una visita guiada te harás una ligera idea del sufrimiento de los que allí fueron encarcelados. Conocerás el hacinamiento en las celdas de madera (15 presos en 10 metros cuadrados), la tortura, los cepos para retener a los prisioneros o la manera en la que los internos del piso de arriba podían defecar sobre los más peligrosos, que se encontraban encerrados en el piso inferior. Estos últimos eran arrojados a la celda desde varios metros de altura, lo que les provocaba roturas de miembros. Todo bastante sobrecogedor e interesante. Puedes ver también cómo era la vivienda del carcelero. Saldrás por un momento trasladado al siglo XIII.
5. La Tahona de Pedraza. Si queréis complar los dulces típicos del pueblo, como los soplillos, os recomiendo esta panadería, que creo está situada en la calle Calzada. No recomiendo el horno que se encuentra en la calle Real, 9, porque no te tratan con la amabilidad que deberían.
6. Puerta de la villa. La única manera de entrar a Pedraza con un vehículo es a través de esta puerta, situada en el mismo torreón que la cárcel. Reformada en el siglo XVI, destacan sus preciosos portones de madera negra que pueden ser cerrados para sellar la villa.
7. La Tienda Artesanía y Color. Un paseo por la Calle Mayor de Pedraza siempre resulta entretenido. Si vas sin prisa, en el número 4 encontrarás esta tienda, que en sus dos pisos ofrece desde los más típicos souvenirs de la zona hasta los objetos más raros y fuera de lugar, pasando por aperos de oficios antiguos y toda una serie de cacharros servibles e inservibles.
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