Desde pequeño he visto muchas películas, también biográficas, o biopics, como ahora se llaman, que suelen tener enseñanzas e historias de superación muy apropiadas para los jóvenes. Tras ver Bohemian Rapsody, he comenzado a recordar la ingente cantidad de películas biográficas que me han gustado, como El expreso de medianoche, Mar adentro, Serpico, The Doors, El escándalo de Larry Flint, Alí, Patton, Papillon, Bonnie and Clyde, En el nombre del padre, Diarios de motocicleta, Ray, Sonrisas y Lágrimas, Erin Brokovich, Dos hombres y un destino, Gandhi, Ed Wood, En la cuerda floja, Casino, El pianista, Atrápame si puedes, Uno de los nuestros, Braveheart o La Lista de Schindler. Por eso me ha costado tanto elegir siete historias reales (o basadas en personajes que pudieron existir):
1. Espartaco (1960) (Stanley Kubrick). La historia del esclavo de los romanos que lideró una revolución es inolvidable, como lo es su protagonista, Kirk Douglas. Una de las cintas de espadas y sandalias más importantes del cine contiene momentos épicos, como la lucha de Espartaco con su compañero en la escuela de gladiadores, que da inicio a la revolución, o aquella escena en la que todos los esclavos dicen "Yo soy Espartaco". La afilada pluma de Dalton Trumbo también escribió secuencias íntimas, pero memorables, como el baño de las ostras y los caracoles. Nota de 8.
2. Lawrence de Arabia (1962) (David Lean). Un clásico deslumbrante que coloca a un hombre con un alma atormentada en vastos paisajes de grandeza infinita. A pesar de su larguísima duración no se hace pesada, pues te va llevando a través de la emocionante peripecia vital de este soldado que recibió la llamada del desierto. Peter O'Toole compone un difícil papel sin caer en la tentación del exceso. Para mí tiene algunos peros, como su poco rigor histórico o que es un campo de nabos, porque las mujeres de la época estaban en casa esperando a los guerreros. Sin embargo aquí están Omar Sharif, Anthony Quinn, Alec Guinness, Claude Rains, Arthur Kennedy, Fernando Sancho o José Ferrer. Y qué me dicen de la banda sonora. Notaza de 8.
3. El hombre elefante (1980) (David Lynch). "Soy un ser humano", manifiesta John Merrick ante la multitud que lo acosa. Una sentimental película que tiene poco que ver con la mayoría del cine de Lynch, intentando aquí reflexionar sobre la vida de aquellos que son diferentes. Rodada en un clásico blanco y negro, contrapone el egoísmo de la sociedad, incluido el doctor Treves, que salva a Merrick, frente a la humanidad y gentileza del monstruo, interpretado por John Hurt con maestría. Un 8.
4. Toro salvaje (1980) (Martin Scorsese). Aunque creo que está algo sobrevalorada por la crítica, es esta una muy notable película, cuidada hasta el extremo, empezando por el guión, en la que parece que puedes tocar el alma de los personajes. Aunque la realización y el montaje de los combates de boxeo son excelsos, me interesan más los combates en la casa de Jake LaMotta, que dicen mucho sobre la condición humana. Sobresale la actuación del señor De Niro, aunque no por su exceso de peso. Yo también soy capaz de engordar tanto y no ganaré nunca el Óscar. Nota de 8.
5. Amadeus (1984) (Milos Forman). La fantasía sobre la leyenda que rodeó la muerte de Mozart es un magnífico entretenimiento, a pesar de que se aparte de la realidad. En la época de su estreno, esta vistosa producción fue muy aclamada por la crítica, pero también por nosotros, el público. Aparte de recrear la época, contiene una reflexión sobre el hombre y su relación con Dios que me parece muy interesante, además de retratar muy bien la admiración y envidia que Salieri siente por el genio de Salzburgo, aunque en realidad no parece que fuera así. Nota de 7,5.
6. Man on the moon (1999) (Milos Forman). Acercamiento reverencial a la vida del mítico cómico Andy Kaufman, que llevó los límites de la comedia un poquito más allá. Un espectacular Jim Carrey, dirigido en el inconfundible estilo sin estilo Forman, sube un peldaño en su carrera actoral al ofrecernos una visión más o menos fiel de las barrabasadas de Kaufman y de sus personajes, incluido el legendario Tony Clifton. Es intensa, sentimental, pero también provocadora. Un 7.
7. Mi nombre es Harvey Milk (2008) (Gus Van Sant). Un oscarizado Sean Penn brilla, como siempre, en la historia del primer político abiertamente gay elegido en los Estados Unidos, concretamente en San Francisco. A pesar de ser un biopic bastante convencional en su planteamiento, dedicado a ensalzar la figura de Milk, su vida es tan interesante que te deja con la carne de gallina, sobre todo por su muy bien resuelto final. Si bien trata sobre política, el espectador se enterará bien de la trama de esta cinta que, aunque mueve multitudes, también atiende al detalle en las difíciles relaciones sentimentales del protagonista. Mi nota es de 7.
1. Espartaco (1960) (Stanley Kubrick). La historia del esclavo de los romanos que lideró una revolución es inolvidable, como lo es su protagonista, Kirk Douglas. Una de las cintas de espadas y sandalias más importantes del cine contiene momentos épicos, como la lucha de Espartaco con su compañero en la escuela de gladiadores, que da inicio a la revolución, o aquella escena en la que todos los esclavos dicen "Yo soy Espartaco". La afilada pluma de Dalton Trumbo también escribió secuencias íntimas, pero memorables, como el baño de las ostras y los caracoles. Nota de 8.
2. Lawrence de Arabia (1962) (David Lean). Un clásico deslumbrante que coloca a un hombre con un alma atormentada en vastos paisajes de grandeza infinita. A pesar de su larguísima duración no se hace pesada, pues te va llevando a través de la emocionante peripecia vital de este soldado que recibió la llamada del desierto. Peter O'Toole compone un difícil papel sin caer en la tentación del exceso. Para mí tiene algunos peros, como su poco rigor histórico o que es un campo de nabos, porque las mujeres de la época estaban en casa esperando a los guerreros. Sin embargo aquí están Omar Sharif, Anthony Quinn, Alec Guinness, Claude Rains, Arthur Kennedy, Fernando Sancho o José Ferrer. Y qué me dicen de la banda sonora. Notaza de 8.
3. El hombre elefante (1980) (David Lynch). "Soy un ser humano", manifiesta John Merrick ante la multitud que lo acosa. Una sentimental película que tiene poco que ver con la mayoría del cine de Lynch, intentando aquí reflexionar sobre la vida de aquellos que son diferentes. Rodada en un clásico blanco y negro, contrapone el egoísmo de la sociedad, incluido el doctor Treves, que salva a Merrick, frente a la humanidad y gentileza del monstruo, interpretado por John Hurt con maestría. Un 8.
4. Toro salvaje (1980) (Martin Scorsese). Aunque creo que está algo sobrevalorada por la crítica, es esta una muy notable película, cuidada hasta el extremo, empezando por el guión, en la que parece que puedes tocar el alma de los personajes. Aunque la realización y el montaje de los combates de boxeo son excelsos, me interesan más los combates en la casa de Jake LaMotta, que dicen mucho sobre la condición humana. Sobresale la actuación del señor De Niro, aunque no por su exceso de peso. Yo también soy capaz de engordar tanto y no ganaré nunca el Óscar. Nota de 8.
5. Amadeus (1984) (Milos Forman). La fantasía sobre la leyenda que rodeó la muerte de Mozart es un magnífico entretenimiento, a pesar de que se aparte de la realidad. En la época de su estreno, esta vistosa producción fue muy aclamada por la crítica, pero también por nosotros, el público. Aparte de recrear la época, contiene una reflexión sobre el hombre y su relación con Dios que me parece muy interesante, además de retratar muy bien la admiración y envidia que Salieri siente por el genio de Salzburgo, aunque en realidad no parece que fuera así. Nota de 7,5.
6. Man on the moon (1999) (Milos Forman). Acercamiento reverencial a la vida del mítico cómico Andy Kaufman, que llevó los límites de la comedia un poquito más allá. Un espectacular Jim Carrey, dirigido en el inconfundible estilo sin estilo Forman, sube un peldaño en su carrera actoral al ofrecernos una visión más o menos fiel de las barrabasadas de Kaufman y de sus personajes, incluido el legendario Tony Clifton. Es intensa, sentimental, pero también provocadora. Un 7.
7. Mi nombre es Harvey Milk (2008) (Gus Van Sant). Un oscarizado Sean Penn brilla, como siempre, en la historia del primer político abiertamente gay elegido en los Estados Unidos, concretamente en San Francisco. A pesar de ser un biopic bastante convencional en su planteamiento, dedicado a ensalzar la figura de Milk, su vida es tan interesante que te deja con la carne de gallina, sobre todo por su muy bien resuelto final. Si bien trata sobre política, el espectador se enterará bien de la trama de esta cinta que, aunque mueve multitudes, también atiende al detalle en las difíciles relaciones sentimentales del protagonista. Mi nota es de 7.
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