Los países donde se encuentra un número mayor de personas que pasan hambre son enormes, como India, China y Pakistán. Pero existen estados más pequeños en los que el porcentaje de la población que no tiene lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas de alimentación es mucho más alto. Usaremos las últimas cifras facilitadas por el Banco Mundial, aunque otras organizaciones dan cifras distintas, si bien parecidas, e intentaremos explicar, sin ser exhaustivos, alguna de las causas de la pobreza endémica que padece la población de estas naciones.
1. Haití. El 53% de la población de este país antillano pasa hambre. Sin duda, unos gobiernos títeres desde 1950 tienen mucha culpa de su empobrecimiento. El neoliberalismo apadrinado por Estados Unidos, tras haberlo sido por Francia y Canadá, ha propiciado la privatización de todos los servicios y la precariedad salarial. La producción agrícola también ha sido abandonada por el Estado, por lo que no ha crecido al ritmo de la población. Se ha creado así una industria del hambre, incentivada tras cada desastre natural que sacude la nación, en la que el gobierno de Estados Unidos y otras potencias compra excedentes a sus agricultores y los envía aquí, para provecho de las ONG, que crean un mercado cautivo en Haití.
2. Zambia. Un 48% de la población zambiana no tiene suficiente para comer. Es extraño que un país en el que la paz ha reinado durante más de cincuenta años se encuentre en situación de pobreza. Zambia, situada en el sur de África, obtiene la mayor parte de sus recursos de la exportación de cobre. Este es uno de los principales motivos para no haber desarrollado su agricultura, que sigue encontrándose casi en el nivel de subsistencia, a pesar de poseer una tierra fértil. En consecuencia, mucha gente ha emigrado del campo a la ciudad, donde vive un 40% de la población, los que es raro en el continente. Las personas se hacinan en los suburbios, recordando en la actualidad a los proletarios de la revolución industrial del siglo XIX en Europa.
3. República Centroafricana. El Banco Mundial calcula que un 48% de su población está hambrienta. Según algunas listas es el país más pobre del mundo. La actividad predominante ha sido la minería (uranio, oro, diamantes), a pesar de las condiciones agroecológicas favorables. Cuando la producción minera se desaceleró, la escasez de alimentos se agravó. Además, desde el "emperador" Bokassa (1965), no ha tenido estabilidad política y se han producido varios golpes de estado. El último de ellos tuvo lugar en 2013 y provocó una guerra civil entre grupos cristianos y musulmanes.
4. Namibia. Un 42% de la población de este país sudafricano pasa hambre. El SIDA ha provocado en su territorio más muertos y huérfanos que cualquier guerra. Otras enfermedades, como la diarrea y el cólera también matan, como en casi toda África. Además, el cambio climático, que provoca sequías cada vez más pronunciadas y largas, afecta sobre todo a los más débiles. En la sequía de 2013 mermó la población, la fauna doméstica y la salvaje, fuente de atractivo para el turismo, que ha ido ayudando a la minería en la obtención de ingresos. Pero la agricultura sigue siendo de subsistencia y el país está obligado a la importación de alimentos.
5. Corea del Norte. Parece ser que un 42% de la población norcoreana no tiene comida suficiente. El hambre comenzó en Corea del Norte en los años noventa, década en la que pudieron morir hasta dos millones de personas a causa de la hambruna. Se produjo como consecuencia de que el país perdió las ayudas a la agricultura que le proporcionaban China y la Unión Soviética. Las inundaciones y las sequías han continuado azotando la maltrecha economía norcoreana, a pesar de las ayudas enviadas por la ONU, en forma de maíz, patatas y arroz, y de los esfuerzos del líder socialista Kim Jong-un, quien acusa al bloqueo internacional de no poder importar los alimentos que el país no es capaz de producir.
6. Chad. Volvamos a África, al Sahel, a una nación donde el 34% de sus gentes no se puede alimentar en condiciones. Las crisis alimentarias son periódicas aquí por las lluvias impredecibles, las largas sequías o las plagas de langostas, y el descenso del precio del crudo en los últimos años las ha agravado. Desde 2003 empezaron a llegar refugiados desde la guerra de Darfur en Sudán. Después, la crisis del grupo terrorista Boko Haram en 2015 cerró las fronteras con Nigeria (principal aliado comercial) y arrastró millones de refugiados de ese país a Chad. Estos desplazados no pueden acceder a su medio natural de vida (pesca y agricultura) y dependen únicamente de la ayuda humanitaria. La situación es tan desesperada que se ha visto a personas romper hormigueros para robar el grano almacenado por los insectos.
7. Zimbabue. Acabamos en el sur de África, en una nación que sufrió el apartheid y donde el 33% de la población pasa hambre. En su tiempo, fue uno de los países más ricos del continente, aunque la riqueza estaba mal distribuida. En los años noventa, con el beneplácito del gobierno, se empezaron a ocupar las tierras propiedad de los blancos que habían dominado el país. Ello provocó la huida de capitales de Zimbabue. Las hambrunas se han cebado con las zonas rurales, donde la gente ha vendido a sus hijas o se ha comido a los babuinos. Además, el problema de los diamantes de sangre y el gobierno de Mugabe darían para escribir páginas y páginas.
1. Haití. El 53% de la población de este país antillano pasa hambre. Sin duda, unos gobiernos títeres desde 1950 tienen mucha culpa de su empobrecimiento. El neoliberalismo apadrinado por Estados Unidos, tras haberlo sido por Francia y Canadá, ha propiciado la privatización de todos los servicios y la precariedad salarial. La producción agrícola también ha sido abandonada por el Estado, por lo que no ha crecido al ritmo de la población. Se ha creado así una industria del hambre, incentivada tras cada desastre natural que sacude la nación, en la que el gobierno de Estados Unidos y otras potencias compra excedentes a sus agricultores y los envía aquí, para provecho de las ONG, que crean un mercado cautivo en Haití.
2. Zambia. Un 48% de la población zambiana no tiene suficiente para comer. Es extraño que un país en el que la paz ha reinado durante más de cincuenta años se encuentre en situación de pobreza. Zambia, situada en el sur de África, obtiene la mayor parte de sus recursos de la exportación de cobre. Este es uno de los principales motivos para no haber desarrollado su agricultura, que sigue encontrándose casi en el nivel de subsistencia, a pesar de poseer una tierra fértil. En consecuencia, mucha gente ha emigrado del campo a la ciudad, donde vive un 40% de la población, los que es raro en el continente. Las personas se hacinan en los suburbios, recordando en la actualidad a los proletarios de la revolución industrial del siglo XIX en Europa.
3. República Centroafricana. El Banco Mundial calcula que un 48% de su población está hambrienta. Según algunas listas es el país más pobre del mundo. La actividad predominante ha sido la minería (uranio, oro, diamantes), a pesar de las condiciones agroecológicas favorables. Cuando la producción minera se desaceleró, la escasez de alimentos se agravó. Además, desde el "emperador" Bokassa (1965), no ha tenido estabilidad política y se han producido varios golpes de estado. El último de ellos tuvo lugar en 2013 y provocó una guerra civil entre grupos cristianos y musulmanes.
4. Namibia. Un 42% de la población de este país sudafricano pasa hambre. El SIDA ha provocado en su territorio más muertos y huérfanos que cualquier guerra. Otras enfermedades, como la diarrea y el cólera también matan, como en casi toda África. Además, el cambio climático, que provoca sequías cada vez más pronunciadas y largas, afecta sobre todo a los más débiles. En la sequía de 2013 mermó la población, la fauna doméstica y la salvaje, fuente de atractivo para el turismo, que ha ido ayudando a la minería en la obtención de ingresos. Pero la agricultura sigue siendo de subsistencia y el país está obligado a la importación de alimentos.
5. Corea del Norte. Parece ser que un 42% de la población norcoreana no tiene comida suficiente. El hambre comenzó en Corea del Norte en los años noventa, década en la que pudieron morir hasta dos millones de personas a causa de la hambruna. Se produjo como consecuencia de que el país perdió las ayudas a la agricultura que le proporcionaban China y la Unión Soviética. Las inundaciones y las sequías han continuado azotando la maltrecha economía norcoreana, a pesar de las ayudas enviadas por la ONU, en forma de maíz, patatas y arroz, y de los esfuerzos del líder socialista Kim Jong-un, quien acusa al bloqueo internacional de no poder importar los alimentos que el país no es capaz de producir.
6. Chad. Volvamos a África, al Sahel, a una nación donde el 34% de sus gentes no se puede alimentar en condiciones. Las crisis alimentarias son periódicas aquí por las lluvias impredecibles, las largas sequías o las plagas de langostas, y el descenso del precio del crudo en los últimos años las ha agravado. Desde 2003 empezaron a llegar refugiados desde la guerra de Darfur en Sudán. Después, la crisis del grupo terrorista Boko Haram en 2015 cerró las fronteras con Nigeria (principal aliado comercial) y arrastró millones de refugiados de ese país a Chad. Estos desplazados no pueden acceder a su medio natural de vida (pesca y agricultura) y dependen únicamente de la ayuda humanitaria. La situación es tan desesperada que se ha visto a personas romper hormigueros para robar el grano almacenado por los insectos.
7. Zimbabue. Acabamos en el sur de África, en una nación que sufrió el apartheid y donde el 33% de la población pasa hambre. En su tiempo, fue uno de los países más ricos del continente, aunque la riqueza estaba mal distribuida. En los años noventa, con el beneplácito del gobierno, se empezaron a ocupar las tierras propiedad de los blancos que habían dominado el país. Ello provocó la huida de capitales de Zimbabue. Las hambrunas se han cebado con las zonas rurales, donde la gente ha vendido a sus hijas o se ha comido a los babuinos. Además, el problema de los diamantes de sangre y el gobierno de Mugabe darían para escribir páginas y páginas.
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