miércoles, 17 de octubre de 2007

Yo le "hubiera" llamado Josep Lluis

Ayer observé atónito como unos ciudadanos españoles se empeñaban en llamar José Luis a un hombre bajito que se llama Josep Lluis. Si este señor midiera 2,15 y se llamara Pau no se empeñarían en llamarle Pablo, o si jugara en la selección española de fútbol y se llamara Xavi, no le llamarían Javier.

Un chascarrillo entre mis amigos era llamar a Mike Oldfield, Miguel Campoviejo, o a Jimmy Page y Robert Plant, Jaime Página y Roberto Planta, pero no creo que a ellos les hiciera gracia que les cambiasen el nombre en cada país que visitasen.
Pero es que este hombre bajito cae bastante mal en el resto de España, porque parece siempre cabreado. A pesar de que estoy de acuerdo en la mayoría de sus planteamientos, dan ganas de llevarle la contraria. Nada que ver con Durán i Lleida, elegante como de costumbre.
En mi condición de castellano-leonés-manchego-madrileño, siempre he sentido admiración y envidia por los catalanes, gente buena, preparada. Y creo que esa envida se puede convertir en odio cuando se muestran arrogantes.

De todas maneras, cualquier forma de nacionalismo, independentismo, regionalismo, me parece provinciana. En un mundo global en el que la preocupación matutina de más de la mitad de las personas del planeta es encontrar algo para comer ese día, discusiones bizantinas sobre catalanismo, españolismo, vasquismo, regionalismo, son un poquito paletas. Parecen hechas para señora con abrigo de visón y collar de perlas, no para gente moderna y concienciada, como quieren parecer todos los que discuten esas ideas de sus "naciones". Con su pan se lo coman.

Y hablando de vasquismo, el líder de la oposición, habló ayer de lo que le "hubiera" dicho al lehendakari. No sé si el idioma natal del señor Rajoy es el castellano o el gallego, pero si aspira a presidir el gobierno de España, debería hablar con propiedad.

En el País Vasco es costumbre cambiar el pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo (hubiera amado, por ejemplo), por el condicional compuesto (habría amado). No sé si como forma de oposición frontal al plan Ibarretxe, o simplemente por desconocimiento, el señor Rajoy cae justamente en el error contrario. Y lo raro es que nadie se ha escandalizado. Nos empieza a parecer normal que se hable mal el idioma de Cervantes.

Si para los extranjeros, el estudio de las formas verbales del español es una de las partes más complicadas del aprendizaje del idioma, no se lo pongamos más difícil confundiéndonos nosotros también.

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