viernes, 28 de agosto de 2015

Siete series policiacas de televisión

A la espera de los nuevos capítulos de True Detective, me paro a recordar algunas series de policías, o de detectives, que he visto con gusto, aunque casi siempre con sentimiento de culpa, pensando que debería estar haciendo algo más productivo.

1. Colombo (1971). El teniente Colombo era un desastrado y aparentemente despistado investigador de homicidios de la policía de Los Ángeles. Siempre conseguía atrapar al asesino, gracias a su dotes de observación y a su ingenio, pues no portaba pistola ni elementos científicos. Por ejemplo, si veía una colilla sabía que alguien había fumado. En todos los capítulos asistíamos al asesinato, que parecía perfecto, de manera que el espectador ya sabía quién era el culpable, y lo interesante era contemplar cómo Colombo resultaba más listo que él. Así, y a la manera en que Gila detuvo a Jack el Destripador, iba minando la confianza del homicida y echando por tierra sus coartadas, hasta que no tenía más remedio que confesar. A pesar de lo repetitivo que parece, la serie estaba muy cuidada, con grandes directores y la elección casi siempre de reputados actores y actrices para el papel del antagonista. Aunque no sé si me atrevería a verla ahora.

2. Starsky y Hutch (1975). Dos policías jóvenes, guapos y valientes, resuelven casos en California. Una serie con buenas dosis de violencia, que obtuvo gran éxito en España. Muchos pintaron su Seat de rojo y con la raya del Ford de Starsky, cuya chaqueta de lana se puso de moda, así como la chupa que llevaba Hutch. La camaradería y el buen rollo (a veces demasiado) que destilaba la pareja era gran parte de su éxito, junto con unos secundarios graciosos (el jefe y el soplón). Todos los chicos habríamos matado por ser tan chulos como ellos, y muchas chicas iban a clase con carpetas forradas con sus imágenes.

3. Canción triste de Hill Street (1981). Extraña traducción de "Hill Street Blues", una serie que cambió el curso de la televisión, pues, aunque cada capítulo empezaba por la mañana y acababa por la noche (que no tenía que ser la del mismo día), algunas tramas continuaban durante varios episodios, y era preciso verlos todos para no perderse. Ha dejado para la posteridad la frase con la que el sargento despedía a los agentes después de la reunión matutina: "tengan cuidado ahí fuera". Aunque algunos dicen que era Chicago y otros Nueva York, yo creo que nunca se decía el nombre de la ciudad donde estaba situada la comisaría de Hill Street. Lo que sí me dejó patidifuso fue que, en el primer capítulo, herían de gravedad a dos agentes que parecía que iban a ser los protagonistas. Ahí me enganché, porque me di cuenta de que iba a ver algo distinto. Ya la música de la cabecera era diferente a la que se usaba en la época. Era una serie realista, tenía algunos toques de humor y se adentraba en las relaciones de los personajes fuera del trabajo, como por ejemplo, la del capitán Furillo con su novia, la fiscal. Una serie que sí me atrevería a ver ahora.

4. Twin Peaks (1990). Otra serie que cambió la historia de este género. Ideada por el casi siempre genial e inquietante David Lynch, seguía la investigación que el agente Cooper del FBI llevaba a cabo en el pueblo que da nombre a la serie, para averiguar quién mató a la bella y popular adolescente Laura Palmer. La primera temporada de la serie era genial e hipnótica, pero en la segunda se empezó a desvariar, a bajar la calidad del producto, a meter subtramas o giros sobrenaturales que hastiaron un tanto al espectador, incapaz de comprender la mayor parte de lo que pasaba ante él. Sin embargo, la música de Angelo Baladamenti es maravillosamente perturbadora, se nota la mano de Lynch en muchos capítulos y ha quedado como una serie de culto, que abrió nuevas posibilidades a la televisión.

5. El mentalista (2008). Patrick Jane, supuesto vidente que se gana la vida con sus espectáculos es contratado por la Brigada de Investigación de California por sus grandes dotes de observación y de conocimiento de la condición humana. Allí conoce a la agente Lisbon, su jefa, atractiva y cumplidora de las normas establecidas. Mientras resuelven crímenes, Jane quiere atrapar, a través de los capítulos, a John el Rojo, su archienemigo, que asesinó a su mujer y a su hija. Este enfrentamiento mantiene la intriga de una serie entretenida, sobre todo por la socarronería del personaje protagonista, uno de los muchos investigadores no profesionales que pueblan las series policíacas, desde Jessica Fletcher hasta Castle. Sin embargo, me pareció que se repetía y se alargaba en exceso, por lo que debo confesar que me cansé en la cuarta temporada y no he llegado hasta el final de la serie.

6. True detective (2014). No he comenzado a ver la segunda temporada, así que me centraré en la primera. Dos detectives retirados de Luisiana son llamados por la policía del estado para que recuerden un caso de asesinatos en serie en el que trabajaron durante casi veinte años, que podría tener conexiones con nuevos crímenes que se están cometiendo. Con la calidad que HBO imprime a todas sus producciones, y apoyada en las excelsas interpretaciones de Woody Harrelson y Mathew McConaughey, se trata de una serie oscura y filosófica, con claras referencias a Nietzsche y Lovecraft, pero con otras muchas que se pueden ir descubriendo. Para mí tiene el pero de una trama demasiado enrevesada y de un final más digerible del que habría cabido esperar.

7. Fargo (2014). Lo que siempre he esperado de una serie, que, en mi opinión, roza la perfección. Partiendo de las claves que los Coen dejaron en su gran película, se construye una serie de diez capítulos que presenta, en los mismos escenarios, otra colección de personajes arquetípicos entre los que destaca Lorne Malvo (Billy Bob Thornton), encarnación del mal. Martin Freeman utiliza sus tics habituales con ingenio para dar vida a Lester Nygaard, el inútil descontento con su vida. Por supuesto, encontramos también a la policía astuta que no lo parece, a un par de policías superados por los acontecimientos y a dos villanos patosos. Los toques de humor negro que acompañan a los actos violentos te sorprenden, pero lo mejor es la historia, que te atrapa hasta su culminación.