miércoles, 21 de enero de 2015

Siete momentazos en las galas de los globos de oro

Los Globos de Oro, la antesala de los Óscar, chorrada recurrente. Bonita palabra, antesala, que ya se usa casi exclusivamente en un sentido figurado, y la mayor parte de las veces para referirse a los Globos de Oro o a la muerte.

La gala suele ser bastante animada e informal, porque se celebra durante una supuesta cena. Pero lo que seguro que no falta en las mesas es el alcohol, lo que a veces provoca que las estrellas, algo achispadas, se desinhiban más de lo normal. Aquí van siete momentos que han hecho historia en la gala:

1. El Rat Pack se apodera de la gala. Hasta 1958, los premios eran entregados por los miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, que es quien los concede. Pero en esa gala, Frank Sinatra, Dean Martin y Sammy Davis Jr., aburridos, saltan al escenario con los cubatas y los cigarros en la mano, y secuestran la primera gala televisada. A partir de entonces son las estrellas quienes entregan los premios.

2. Bette Midler. En la gala de los premios de 1980, la actriz y cantante subió a recoger el suyo como mejor actriz de comedia o musical por "La Rosa", un falso biopic inspirado en la vida de Janis Joplin. Tras hacer un chiste fácil sobre sus propios "globos de oro", simuló el inicio de una felación al trofeo.

3. Christine Lahti. Premios de 1998, entrega del premio a la mejor actriz en una serie dramática. La elegida es esta mujer, que en ese momento se encuentra en el baño. Robin Williams salta al escenario para entretener al personal contando chistes de primos hasta que llega la premiada, secándose las manos con una servilleta. Mucha ingesta de alcohol, bulimia, es fácil especular en estos casos, como en el de Renee Zellweger tres años más tarde, aunque esta última dijo que se estaba quitando el pintalabios de los dientes cuando Hugh Grant anunció su premio por "Persiguiendo a Betty".

4. Jack Nicholson. En la misma gala, y en uno de sus hilarantes discursos de aceptación, el actor se giró para enseñar las nalgas al respetable. Pero no se bajó los pantalones como alguno ha dicho por ahí. En 1999, se dilató casi 10 minutos al recibir el premio Cecil B. deMille a toda su carrera. En 2003, reconoció que iba puesto de Valium. Es el rey de Hollywood.

5. Elizabeth Taylor. En la gala de 2001, la diva no pudo estar más simpática y confusa. No se conoce cuál fue el cóctel que se tomó, pero nos hizo pasar un buen rato a todos, menos a los nominados a mejor película dramática. Otra que está siempre maravillosa, aunque lleve un pedo de campeonato es Meryl Streep

6.
Sacha Baron Cohen. En la ceremonia de entrega de los premios de 2006, el cómico británico, al recoger el premio al mejor actor cómico por Borat, se lo agradeció al aire acumulado durante 30 años entre los testículos de su coprotagonista, Ken Davitian, y que él tuvo que respirar para conseguir el premio..

7. Susan Sarandon. Gala de entrega de los globos de oro a los mejores de 2008. Aunque se recuerda más la peineta de Aronofsky a Mickey Rourke durante el discurso de éste, me hace más gracia la película que se inventó Susan Sarandon al presentar a Brad Pitt: "El curioso caso de Benjamin Britten". No cabe duda que un biopic sobre el genial compositor inglés sería muy interesante, dada su condición de homosexual en la pacata inglaterra de la primera mitad del siglo XX. De todas formas, en 2013 se estrenó un documental sobre su figura.

viernes, 9 de enero de 2015

Siete espantadas de cantantes

La espantada, referida a una persona se suele definir como el abandono repentino de una actividad, normalmente ocasionado por el miedo. La profesión de cantante es una de las más proclives a producir este tipo de comportamiento, pues el artista se presenta ante el público desnudo de todo artificio. No puede parapetarse tras un instrumento musical ni tras el disfraz que usa el actor.

A continuación relato siete espantadas que se han hecho famosas a lo largo del tiempo:

1. Antonio Aramburo. Scala de Milán, febrero de 1880. El ahora olvidado tenor aragonés, en su momento fue capaz de hacer sombra a Gayarre. De carácter excéntrico, rayano con la esquizofrenia, había estrenado "Lucía de Lammermoor" el 27 de enero junto a la cantante canadiense Emma Albani. Esta fue sustituida posteriormente por Laura Harris Zagurry, lo que no fue del agrado del público que, en plena escena de la locura, comenzó a silbarla. Molesto por los pitos, que consideraba injustos, Aramburo abandonó la representación antes de terminar. Cuenta la leyenda que cuando los empresarios fueron a su palacio a pedirle que volviese, los recibió ofreciéndoles comer migas directamente de la sartén sobre la alfombra, además de un recital de jotas con el cachirulo en la cabeza. No volvió a actuar en la Scala.

2. Hank Williams. Grand Ole Opry, agosto de 1952. Este icono del country, que elevó el estilo Honky Tonk a su máximo nivel en sólo seis años de carrera, padecía de dolores congénitos en la espalda por un tipo de espina bífida. La morfina que usaba para aliviarlos, junto con el alcohol, no le ayudaba precisamente en su carrera. Ello le condujo a multitud de incidentes desagradables. En esta ocasión no le dejaron cantar en el programa de radio de referencia para el country por encontrarse completamente ebrio.

3. Marilyn Horne. Carnegie Hall, 15 de abril de 1965. La mezzosoprano estadounidense no puede comparecer para la versión en concierto de Lucrezia Borgia. En este caso no se trata de miedo escénico, sino de una enfermedad y, aconsejada por su doctor, deja su sitio a una joven Montserrat Caballé, que tras esta interpretación se consagra como una de las grandes. Si no hubiera sido por ella, el episodio no sería recordado, pues es muy común este tipo de sustituciones entre las cantantes líricas.

4. Neil Young. Festival de Monterey, 18 de junio de 1967. El legendario cantante canadiense formaba parte en aquel entonces de Buffalo Springfield. El grupo se iba a ratificar como uno de los más importantes del momento, pero las drogas, las groupies, los enfrentamientos con Stills y un espíritu libre hacían que el autor de "Heart of gold" desapareciera durante largas temporadas o, simplemente, no se presentara a los conciertos. Algo así sucedió para que se perdiera "el verano del amor" de Monterey, y aunque fue sustituido nada menos que por David Crosby, la actuación resultó algo descafeinada.

5. Franco Bonisolli. Viena, abril de 1978. Ensayo general de Il Trovatore, Karajan a la batuta. En el aria "ah, si ben mio", el director marca un tempo que al racial tenor italiano le parece muy lento. Este intenta acelerar pero Karajan no le hace ni caso. La gente empieza a abuchear cuando a Bonisolli no le da el aire para completar las frases, y, en uno de sus arranques de furia, lanza la espada al foso (algunos dicen que al director) y abandona el escenario. Para el estreno le sustituyó un Plácido Domingo en su plenitud artística, que cosechó un gran éxito.

6. Lou Reed. Madrid, 20 de junio de 1980. Lo que fue conocido como el "Motín del Mosca" sucedió en el campo del F.C. Moscardó, en el proletario barrio de Usera. El cantante empezó tarde el concierto, quizá por la huelga de transporte o por los problemas en los accesos con la gente que se quería colar. Al cabo de unos veinte minutos de actuación un objeto le rozó la cara (tal vez una lata de cerveza vacía) y abandonó el escenario con sus músicos. Tras un buen rato de espera, los pipas comenzaron a recoger el equipo y entonces una parte del público saltó al escenario para destrozar y robar lo que pudieran. Carreras, golpes, detenciones. Otro de esos lugares en los que todo el mundo dice que estuvo.

7. Chuck Berry. Gira europea 2008. El 26 y 27 de julio, el pionero del rock iba a actuar en Estepona (Málaga) y Carracedelo (León), pero, tras su concierto de Manchester se dice que discutió con su hija porque esta le recriminó su manera de conducir, y abandonó el resto de la gira, que le iba a llevar también a Francia. De todas maneras, los conciertos que Berry ofrecía en esa gira eran penosos. Una hora de de concierto cumplimentado con mucha desgana por un octogenario. Claro que por 20 euros podías ver hacer el "duckwalk" a uno de los cinco mejores músicos de la historia del rock.