miércoles, 21 de septiembre de 2016

El humo

Yo inicié las guerras del humo. Así de claro. Al haber pasado muchos años desde la conclusión de las contiendas, y ya que nos hemos recuperado algo de sus consecuencias devastadoras, he considerado que es el momento oportuno para reconocer que yo prendí la chispa que incendió el mundo.

Era una mañana de martes y acudía a realizar unas gestiones a la oficina de la Seguridad Social. Entonces no se podía fumar en recintos cerrados, por lo que aproveché que estaba en la calle para encender un cigarrillo. Iba fumando tranquilamente cuando, al adelantar a una persona por su izquierda, exhalé una bocanada, con tan mala suerte, que el humo la alcanzó en pleno rostro.

-Otro hijo de puta fumando, ya me ha echado todo el humo en la cara -soltó el tipo con un tono de voz alto, para que yo lo oyera. En otra ocasión quizá lo habría dejado pasar, pero ese día me tocó las narices, así que di media vuelta para encararme con quien resultó ser un hombre de cierta edad, seguramente ya jubilado, paseando en pantalón corto a un pequeño perro lanudo.

-¿Qué ha dicho usted? -ahí todavía quería conservar yo las formas, y por eso no lo tuteaba-. Estoy en la calle y hago lo que me da la gana -empezando a perder la compostura.

-Pues te vas a fumar a tu puta casa y le echas el humo a tu puta madre -dijo, acercando su cara a la mía, amenazante. Aquí ya notaba yo que la ira me podía y que empezaba a enrojecer.

Pero no pude arrojar a su cara mi respuesta, porque el perrito se abalanzó a morderme el tobillo. Instintivamente, sacudí la pierna de manera exagerada. Parece que el dueño había soltado la correa para enfrentarse a mí, porque el chucho cayó en mitad de la calzada, donde fue arrollado al instante por una furgoneta de reparto.

En otros tiempos la situación habría sido cómica (por lo absurda) y algún lector habría esbozado una sonrisa. Pero en la actualidad a nadie le va a hacer ni pizca de gracia mi relato.

Tras el atropello del perro se terminó de liar parda. El conductor se bajó del vehículo con un cigarrillo en la comisura de los labios, por lo que supe que estaría de mi lado. Otros viandantes se acercaron. Inmediatamente se formaron los dos bandos que han acabado con el mundo tal y como lo conocíamos. Por un lado los dueños de perros y por otro los fumadores. Esta fue la primera batalla de las guerras del humo. Por fortuna no había armas todavía y transcurrió a puñetazo limpio hasta que llegó la policía.

El resto es historia, primero de la ciudad, luego del país y después del mundo. Las redes sociales se encargaron de propagar la "noticia". Una cosa que en principio no parecía ir a ningún lado produjo un encono miserable en casi toda la población.

Y hubo que posicionarse. Si querías a tu perro debías abandonar el tabaco. Si no podías dejar de fumar, debías matar a tu perro. Al principio los dueños de perros eran favoritos en las casas de apuestas, ya que sus razones eran más loables. Sin embargo no hay que subestimar a un fumador, sobre todo si no puede salir a comprar tabaco porque le ataca una jauría. Conseguirá llegar al estanco a punta de pistola, si es necesario.

Ya sabéis cómo se situaron las naciones. Las animal friendlies por un lado y las people friendlies por otro (no se atrevieron a llamarse smoke friendlies). También los mayores de treinta recordaréis el final de las guerras y todo lo que las partes tuvieron que ceder para no terminar con la vida en el planeta.

Ahora, en mis últimos años y sin miedo ya a la muerte, quiero que esta confesión que envío a la nube sirva para recordar que hemos conseguido demostrar empíricamente la predicción einsteniana de que la estupidez humana es infinita.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Siete gobiernos de coalición

Un gobierno de coalición es aquel en el que sus miembros pertenecen a varios partidos políticos. Los gobiernos de coalición son relativamente recientes, como también lo es la democracia, pero ha habido muchos y muy variados. Vamos a repasar algunos gobiernos de coalición de la historia que han llamado mi atención:

1. España, 1931. El 15 de diciembre de 1931, tras aprobarse la nueva Constitución, un gobierno de coalición de republicanos de izquierda y socialistas, presidido por Manuel Azaña, intentó llevar a cabo una modernización económica, social, política y cultural de España. Fue obstaculizado por los terratenientes y grandes empresarios y por la iglesia, pero también por anarquistas, comunistas y sindicalistas. Declararon la aconfesionalidad del Estado, lucharon contra el analfabetismo y acometieron reformas en los ámbitos laboral, agrario, militar y territorial. Demasiados frentes abiertos acabaron con este gobierno: los anarquistas y la matanza de Casas Viejas, los radicales, que aglutinaban a una buena parte de la pequeña burguesía, las derechas, que estaban incluyendo a los fascistas en sus filas, o los malos resultados económicos y de paro (no hay que olvidar que estábamos en la crisis económica del 29). Su fracaso obligó a unas elecciones anticipadas en 1933 en las que pudieron votar por primera vez las mujeres.

2. Alemania, 1933. El 30 de enero de 1933 se formó una coalición en Alemania entre el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) (también llamado partido Nazi) y el Partido Nacional del Pueblo Alemán (DNVP). El presidente Hindenburg nombró canciller a Adolf Hitler, cuyo partido había sido el más votado, obteniendo 196 escaños, en las elecciones de noviembre del 32 (34 escaños menos que en julio del mismo año), a los que sumó los 52 del DNVP, sobre un total de 584. Pero para gobernar necesitaba el apoyo de los centristas, que le entregaron sus exigencias. Hitler aseguró que eran imposibles de cumplir y solicitó la disolución del parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones. Tras el incendio del parlamento, los nazis aprobaron una ley que les permitió, durante la campaña electoral, cerrar periódicos y emisoras de radio y arrestar a opositores. A pesar de ello, en las elecciones de marzo de 1933, Hitler no obtuvo la mayoría absoluta deseada, pues consiguió 288 escaños sobre 647, y siguió gobernando junto a los nacionalistas. Sin embargo, necesitaba dos tercios de la cámara para promulgar una ley que lo habilitase para cambiar la legislación, por lo que, además de a los comunistas, detuvo a todos los diputados socialdemócratas que hizo falta para poder aprobar esa ley habilitante y hacerse de una manera "legal" con todo el poder en Alemania. Así que los que dicen que Hitler llegó al poder porque ganó las elecciones tienen algo de razón, pero no se puede decir que lo hizo de manera completamente legítima.

3. Laos, 1962. El reino de Laos había obtenido la independencia de Francia en 1953. Tres grupos luchaban por el poder, un partido de derechas, otro autodenominado neutral y un partido de izquierdas filocomunista. Cada uno de estos partidos estaba liderado por un príncipe. Pero tras la muerte del rey en 1959, surge el conflicto entre derechistas y neutrales. Estos últimos se unen a los comunistas y se forman dos gobiernos en el país. Con la mediación internacional se logra un gobierno de concentración nacional dirigido por el neutral príncipe Suvana Fuma. Fue una coalición muy inestable, con provocaciones e injerencias extranjeras (de Estados Unidos sobre todo), que finalmente acabaron en 1975 con el establecimiento de un gobierno comunista paralelo al del vecino Vietnam.

4. Italia, 1996. La coalición "El Olivo", de centro izquierda estaba liderada por Romano Prodi. Una cosa que han aprendido los italianos es a coaligarse antes de concurrir a las urnas, lo que hace más fácil la constitución de gobierno. Prodi, apoyado por numerosos intelectuales, derrotó a Berlusconi, que estaba ya salpicado en varios casos de corrupción. El nuevo primer ministro necesitó el apoyo de algunos independientes y de la Rifondazione Comunista, que lo hizo caer en 1998, al retirarle su confianza. Pero antes había conseguido que Italia alcanzara los objetivos fijados en Maastrich para entrar en la unión monetaria.

5. Polonia, 1997. Este fue el año en que la Acción Electoral Solidaridad (AWS) ganó las elecciones, aunque con mayoría simple. El propósito de esta asociación de más de una treintena de partidos, en su mayoría conservadores, era acabar con la alianza de izquierdas que gobernaba desde 1993. Muchos de sus líderes procedían del sindicato Solidaridad, como el candidato a primer ministro, Jerzy Buzek, experto en economía que fue bien visto por la muy influyente Iglesia católica. Consiguió alcanzar el poder coaligándose con la Unión de la Libertad (UW). En un proyecto muy ambicioso reformaron la sanidad pública, la administración, la educación, el sistema de pensiones y la minería del carbón. Además ingresaron en la OTAN e iniciaron su adhesión a la Unión Europea. Sin embargo, las luchas dentro de la AWS y el aumento del paro erosionarion notablemente la popularidad de los partidos gobernantes y de sus líderes, que perdieron en las elecciones de 2001, en las que la izquierda volvió al poder.

6. Irlanda del Norte, 1999. El 1 de diciembre de 1999, Irlanda del Norte consigue su propio gobierno, en una coalición de protestantes y católicos, tras 27 años de gobierno directo desde Londres. Esta es una zona de la isla de Irlanda, que no consiguió su independencia del resto de Gran Bretaña, por ser de mayoría protestante desde la colonización por parte de Inglaterra en el siglo XVI. El problema era que aquí los católicos eran ciudadanos de segunda clase, dominados por los protestantes, que copaban las instituciones. En el acuerdo del Viernes Santo de 1998, y después de décadas de enfrentamientos entre partidarios de ambas religiones y de terrorismo por parte del católico Ejército Republicano Irlandés (IRA), el brazo político de éste, el partido Sinn Feinn, firma la paz con Gran Bretaña, en la que se involucran también el gobierno de Irlanda y otras formaciones políticas. Este acuerdo permitió gobernar juntos a los más acérrimos enemigos.

7. Alemania, 2013. El ejemplo al que todos se refieren cuando hablan de gran coalición. Se suele denominar así a la coalición de gobierno que forman dos grandes partidos de ideologías opuestas, pero que, por separado, no obtienen la mayoría suficiente para gobernar y tampoco quieren dejar asomarse al gobierno a partidos más pequeños. En Alemania se han producido grandes coaliciones desde 1966. La de 2013 fue la formada por la Unión Demócrata Cristiana (CDU), liderada por la canciller Merkel, y que, junto con el partido satélite Unión Social Cristiana (CSU) se unió en el gobierno al Partido Social Demócrata (SPD). Eran todos partidos tradicionales que impulsaron medidas de austeridad, situando por encima de cualquier otra prioridad la de que todos los países paguen su deuda soberana.