jueves, 30 de enero de 2014

Siete estrategias de las familias sin ingresos

La Encuesta de Población Activa del último trimestre de 2013 refleja un dato demoledor: 686.600 hogares no perciben ningún ingreso. Es decir, más de dos millones de adultos viven en hogares donde no entra ningún dinero. Ninguno de los residentes en la vivienda recibe ni una pensión, ni un subsidio, ni nada.

Cuando nos referimos a hogares tenemos en mente la imagen de la familia con un padre, una madre y un par de hijos. Pero existen muchos tipos de hogares: unifamiliares, monoparentales, personas que comparten piso, etc. Las madres solas con hijos son las que tradicionalmente se encuentran en mayor peligro de caer en la exclusión social.

Y yo me pregunto: ¿cómo pueden vivir esas personas? ¿Por qué no se mueren de hambre? A continuación repaso siete estrategias que estas familias siguen para poder llevarse algo a la boca y mantener una mínima dignidad. La anarquista Emma Goldman dijo: "Pedid trabajo, si no os dan trabajo, pedid pan, si no os dan pan, cogedlo".

1. El apoyo de la familia. La familia es el primer recurso del que tiran quienes se quedan sin ningún ingreso. No son pocos los abuelos que, con sus escasas pensiones, sufragan los gastos de hijos y nietos o los dan de comer. También muchos jóvenes tienen que pedir dinero a sus padres o volver a vivir con ellos al ser despedidos de sus empleos.

2. La economía sumergida. No pocas de las personas que aparecen en las estadísticas como no perceptores de ingreso alguno, en realidad están trabajando y no cotizan. Y aquí no me refiero a los profesionales que falsean sus datos (véase abogados, dentistas, fontaneros, pintores), sino a los que no tienen más remedio, porque su empleador los contrata bajo cuerda, o ellos deciden que quieren ganar un poquito más no cotizando a la seguridad social ni a hacienda. Aquí aparecen las empleadas de hogar (más de la mitad no están dadas de alta), o los hombres que realizan chapucillas o trabajan en hostelería. Claro, que hay negocios más lucrativos que tampoco cotizan, como la venta de drogas o la prostitución.

3. Las organizaciones solidarias. Cruz Roja, Cáritas, diversas Organizaciones no Gubernamentales, bancos de alimentos, etc. se dedican a ayudar a personas con necesidad. Cubren el hueco que el Estado debería, en mi opinión, llenar. Pues creo que una de las principales prioridades de un Estado es que sus residentes coman tres veces al día. No me gusta nada este tipo de caridad, que me recuerda tiempos pretéritos, en los que las señoronas lavaban su conciencia ayudando a los necesitados. "Ponga un pobre en su mesa".

4. Acudir a los organismos públicos. El Estado, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos establecen ciertas ayudas para personas con pocos o ningún recurso. Pero no cubren a tanta gente como deberían. Además, es difícil para muchos acceder a ellas porque deben demostrar documentalmente su condición. Y, a veces, las ayudas están mal pensadas. Una familia con siete hijos, que viva en un chalet con una parcela de 3000 metros cuadrados, recibirá muchísimas más ayudas que otra familia con un hijo, que viva de alquiler y que tenga a los dos progenitores en paro.

5. Buscar comida o mendigar. El oficio de mendigo es muy difícil, y para una persona que ha trabajado y se encuentra en condiciones normales resulta sumamente duro. Otra opción que aparece en tiempos de crisis es buscar comida en los contenedores de los supermecados, quienes suelen tirar bastantes productos en perfectas condiciones. Pero cada vez lo ponen más difícil. Es frecuente que se trituren los alimentos antes de echarlos al contenedor, que se saquen los contenedores justo en el momento en el que llega el camión de la basura o, incluso, que se eche lejía sobre los alimentos para dificultar su recogida por los necesitados. Además, los ayuntamientos tienen establecidas multas por buscar en la basura.

6. Emigrar. Cambiar de lugar de residencia es una opción. Los que hemos vivido siempre en la misma ciudad no comprendemos el desgarro que se produce en las personas que tienen que buscarse la vida en otra provincia o en otro país. Además, no siempre sale bien. En ningún sitio atan los perros con longanizas. Los extranjeros que viven en España están regresando a sus países de origen y los españoles están buscando trabajo, en Europa sobre todo, pero también en América y Asia.

7. El suicidio. Aproximadamente un tercio de los suicidios que se producen en España se deben a problemas económicos. Sobre todo la pérdida del hogar, un bien estrechamente vinculado con la identidad personal, produce honda depresión en aquellos que van a ser deshauciados. La sociedad de consumo, que asigna al individuo el valor de sus posesiones, no ayuda.


jueves, 23 de enero de 2014

Siete escenas que me hicieron reír

Hay miles de películas que me hacen gracia, y miles de escenas dentro de ellas. Voy a elegir sólo escenas de películas clásicas, que son las que las generaciones jóvenes no han visto o no pueden ver. Casualmente son en blanco y negro, y las cadenas generalistas no programan ya este tipo de películas. Pero los tipos que las hicieron son pioneros que han influido notablemente en los actuales cineastas.

Aunque son clásicos no son películas para culturetas. Los niños de hace cuarenta y más años nos partíamos la caja viéndolas los sábados por la tarde, y mantienen su frescura.

1. Sopa de ganso (1933). Una película de los Hermanos Marx, que se ve muy fácilmente, porque tiene menos números musicales que otras, y es muy cortita. La escena que he elegido es aquella en que el espía de Sylvania, Pinky (Harpo Max), se ha disfrazado como el presidente de Freedonia, Rufus Firefly (Groucho Marx), con su mismo camisón de dormir y el bigote pintado, para robar unos planos. Pero al pasar por la habitación del presidente, el espejo se rompe y tiene que imitar los movimientos de aquél, como si fuese la imagen en el espejo. Una escena muda y perfectamente coreografiada, que te sigue sorprendiendo por muchas veces que la veas.

2. Una noche en la ópera (1935). La película más conocida de los Hermanos Marx, tiene varias escenas memorables, como "La parte contratante de la primera parte...", aunque la más hilarante es sin duda la del camarote. No digo más porque todo el mundo la conoce, pero revisadla por favor, encontraréis que es más surrealista de lo que recordabais.

3. Tiempos modernos (1936). Ácida crítica de la sociedad industrial y el Fordismo que triunfaba en la época en el mundo desarrollado. Contiene muchas escenas que provocan la carcajada, pero quizás las más fuertes son para la máquina que da de comer. Chaplin debe probarla a instancias de su jefe, para demostrar que se puede ganar tiempo en la hora del almuerzo de los obreros. Por supuesto, la máquina no funciona correctamente.

4. El gran dictador (1940). Otra obra maestra de Chaplin, alegato contra el nazismo, rodada antes del inicio de la segunda guerra mundial. Es muy famosa la escena en la que el dictador Adenoid Hynkel, de Tomania, juega con el globo terráqueo a los acordes de Lohengrin. Pero yo me río más con el afeitado a la húngara. Aquí, el mítico clown, convertido en barbero judío, rasura la barba de un cliente siguiendo el compás de la danza húngara número 5, de Brahms.

5. Ser o no ser (1942). Esta gran comedia también intenta ridiculizar a los nazis. Pero es también un homenaje al teatro y a los actores. Aquí son los diálogos, los dobles sentidos y los malos entendidos los que provocan la risa continua, desde la escena en que el protagonista comienza a recitar el monólogo de Hamlet que da título a la película y un soldado se levanta de entre el público.

6. Arsénico por compasión (1944). La más alocada comedia de Frank Capra está protagonizada por el elegante Cary Grant haciendo el tonto durante todo el metraje. Quizá vista ahora parece un poco ñoña, pero es que ha sido revisitada, imitada y homenajeada muchas veces. Las actuales sit-coms le deben mucho. Por eso al espectador actual no le parece estar viendo algo original. La escena que más me gusta es esa en la que Mathew Brewster (Cary Grant) descubre el secreto de sus tías en un arcón. Las tías son adorables y asesinas a la vez.

7. Con faldas y a lo loco (1959). Una sucesión de escenas sumamente divertidas con un ritmo trepidante. Si bien la escena final de "nadie es perfecto" es maravillosa, yo me río mucho con aquella en la que Jerry (Jack Lemmon), disfrazado de Daphne, baila "La Cumparsita" con Oscar Fielding III, mientras que Joe (Tony Curtis), en su papel del Sr. Shell besa a Sugar (Marilyn Monroe) en un sofá. Los detalles de la rosa, las gafas empañadas o la venda de los músicos son geniales.

viernes, 10 de enero de 2014

Las siete nociones clave sobre la nueva ley del aborto

Hay quien dice que las discusiones sobre la nueva ley del aborto son otra cortina de humo para que no nos preocupemos de la situación económica que sufrimos los trabajadores. Seguramente llevan razón, pero es un tema importante y que me apetece comentar, para que quien lea estas líneas comprenda los argumentos de las dos posiciones enfrentadas en esta polémica.

Voy a intentar ser objetivo (creo que no lo voy a lograr), para que queden claras ambas posiciones. Usaré indistintamente los términos "interrupción del embarazo" y "aborto". Para los contrarios al aborto es mejor usar esta palabra, que suena más cruda, que otro tipo de expresiones a las que consideran eufemismos. Aunque el título de la Ley es un eufemismo en sí: "Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada". También utilizaré los términos "feto" y "nasciturus"; en este caso son los partidarios del aborto quienes prefieren "feto", que no parece referirse a una persona, y los detractores prefieren "nasciturus".

1. Ley de plazos o ley de supuestos. La ley actualmente en vigor es una ley de plazos. ¿Qué quiere decir esto? Pues que cualquier mujer puede interrumpir su embarazo durante las primeras 12 semanas sin alegar razón alguna para ello. Esto es así porque el legislador supone que durante esas primeras semanas el feto no puede sobrevivir fuera de la madre, por lo que le corresponde a ella la decisión. En realidad es a partir de la semana 22 de embarazo cuando hay posibilidades de que los nacidos sobrevivan. El nuevo proyecto de ley sólo permite el aborto en dos supuestos, cuando pueda causar grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la mujer y en caso de violación. Esta ley considera al feto una persona desde el momento de la concepción.

2. ¿Cómo queda ahora la posición de la mujer? Según el ministro Gallardón, esta es la primera ley en la que las mujeres no van a ir a la cárcel por abortar, aunque, en realidad, no he sido capaz de encontrar ningún caso en el que una mujer haya ido a la cárcel por abortar, desde 1985, en que se aprobó la primera ley del aborto. Para el gobierno esto es una buena defensa del género femenino. Para otros, sin embargo, la mujer queda como una inválida legal. No puede decidir por sí misma. Si es menor deciden sus padres. Si alega peligro para su salud, deben decidir los médicos. Si ha sido violada deciden las circunstancias. Por eso consideran que la nueva ley es un ataque contra las mujeres, una clase de violencia de género.

3. ¿Cuál es el papel de los médicos? Los médicos deben decidir si la salud de la madre corre peligro. A partir de ahora deberán ser dos facultativos quienes certifiquen esta circunstancia. Aquí es donde veo yo que la ley podrá ser burlada. No creo que sea difícil encontrar dos médicos que estén a favor de que la mujer decida sobre su embarazo. Por eso me pregunto si no estará el gobierno a la vez contentando a los colectivos pro-vida, pero dejando esta vía de escape para que se puedan seguir practicando abortos. Porque, y eso nadie lo puede negar, los abortos se van a seguir produciendo, de una manera o de otra.

4. ¿Derechos de la madre o derechos del nasciturus? Para los contrarios al aborto es necesario proteger la vida del no nacido porque está más indefenso. Sin embargo, desde el otro lado se argumenta, quizá con algo de demagogia, que no se obliga, por ejemplo, a un bombero a arriesgar su vida para salvar la de un niño atrapado en un incendio, y sí se obliga a arriesgar la vida de la madre por salvar la del feto. Claro que esos casos extremos en los que hay que decidir entre la vida de uno u otro son muy raros, y sólo sirven para este tipo de discusiones bizantinas.

5. Argumentos económicos. Por un lado, si eres contrario al aborto puedes sostener que el Estado no debe hacerse cargo con tus impuestos de practicar abortos a las mujeres que quieren practicarlo sin motivo justificado. Por otro lado, si eres partidario del aborto, convendrás en que la mujer que no puede llevar a término su embarazo (por razones psíquicas, físicas, económicas) debe ser apoyada por los poderes públicos. También los contrarios a la ley piensan que sólo las mujeres con suficientes medios económicos podrán abortar, sea en clínicas privadas o en el extranjero, ya que la Seguridad Social va a recortar drásticamente el número de interrupciones de embarazos.

6. ¿Qué sucede en los casos de fetos con malformaciones? Este supuesto no se contempla en el anteproyecto de la nueva Ley. Tan sólo en el caso de que las malformaciones fetales afecten a la salud física o psíquica de la madre. La argumentación está en el artículo 49 de la Constitución Española: "Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos...". Si consideramos que el no nacido es una persona con todos los derechos, no se puede interrumpir el embarazo. Por otro lado, también se puede argumentar que si una mujer es obligada a llevar a término su embarazo, el Estado debería después proporcionale la ayuda económica necesaria para mantener al niño nacido con discapacidad.

7. ¿Qué tiene que ver la religión con el aborto? Según el gobierno, nada. Ellos sólo quieren defender al más débil, es decir, al nasciturus, frente a la mujer que se quiera deshacer de él sin motivo justificado. Para otros, sin embargo, la religión y los grupos ultracatólicos están detrás de esta reforma. Porque consideran que el concebido tiene ya alma desde el momento de la concepción y por eso es ya un hijo de Dios. Aquí se encuentra una de las contradicciones de la ley, según sus detractores. Si lo importante son los derechos del nasciturus, ¿por qué en los casos de violación sí se puede practicar el aborto? ¿No tiene los mismos derechos una persona, independientemente de quiénes sean sus padres biológicos? ¿No es hijo de Dios el producto de una violación?.

martes, 7 de enero de 2014

Siete escenas que me hicieron llorar

Todo el mundo tiene una lista de las películas que le hicieron llorar. Esta es la mía particular. También me emocionan otras películas, y algunas que pretenden hacer llorar me causaron vergüenza ajena. Espero que no sea la típica lista de todo el mundo y que os aporte algo.

La música también es importante. Es una expresión artística que me toca casi siempre, y veréis que en casi todas las escenas que he elegido aparece para subrayar el sentimiento.

Prefiero llorar de alegría que de tristeza, por eso siempre me hace llorar ese momento en que la chica se pone un vestido blanco y baila con el chico. En mi lista están tres de esas películas. También hay una escena que no es de una película de cine. Aviso de que hay espoilers en casi todas.

1. My fair lady (1964). La palabra delicioso está siempre asociada a cualquier crítica de este musical. La escena que me hace llorar de emoción es esa en la que Eliza viste un vestido blanco de noche y baila con el príncipe de Transilvania mientras suena el precioso "Vals de la Embajada". El corazón se hincha de gozo.

2. Hair (1979). La escena final de Hair fue la primera que me hizo llorar en mi vida. Yo, que había sido un niño duro, al que Bambi no le afectó en absoluto, me sorprendí llorando cuando Berger, que ha entrado en el cuartel a sustituir temporalmente a su amigo Claude, quien ha salido para ver a su novia, es movilizado al Vietnam. Ver a ese tío cantando "that's me, that's me, that's me" mientras entra en el avión, e inmediatamente después la panorámica del cementerio me pilló con las defensas bajas.

3. El crack (1981). Aquí creo que soy original, porque esta película es cine negro a la española y con Alfredo Landa, pero la escena en la que aparecen los barquitos en la tele es de las que me llega. Ya te deja tocado la muerte de la niña, pero esa hora melancólica de la media tarde y la música que acompaña consiguen que se desborde el llanto retenido.

4. La bella y la bestia (1991). Romántica y elegante adaptación animada del cuento clásico; tal vez la mejor película de animación de la historia. Aquí también la chica se pone un vestido, en este caso, dorado, a juego con el palacio, y baila con el muchacho, una especie de lobo-león-jabalí. Si bien la escena es perfecta, la animación sorprendente y la lágrima me asoma en cuanto la bestia se ajusta los gemelos en lo alto de la escalera, hubiera preferido una canción sin letra, que no subrayara tanto el sentimiento. Pero me encanta.

5. Los puentes de Madison (1995). Un clásico de uno de los últimos directores clásicos. Aunque la escena en la que Robert aguanta bajo la lluvia es memorable, yo prefiero llorar en aquella en que Francesca se pone un vestido blanco y baila con él en la cocina. La música también ayuda, y es que Eastwood es además un buen músico y sabe elegir canciones que te tocan el alma.

6. Ladrido jurásico (Futurama, Temporada 4, Episodio 7) (2002). No es una película, sino una serie de animación. En concreto este capítulo contiene momentos hilarantes, como "¿Qué queremos? El perro de Fry, ¿Cuándo lo queremos? El perro de Fry". Inspirada en la historia real del perro Hachiko, que fue también llevada al cine, tiene una escena final tremenda en la que el antiguo perro de Fry, Seymour, lo espera durante años a la puerta de la pizzería mientras el protagonista está crionizado. Además, la canción "I will wait for you" ayuda a la congoja. Y sobre todo la sorpresa de encontrar semejante muestra de cariño en una serie cómica.

7. Toy Story 3 (2010). Vaya, otra película de animación. Deslumbrante, honesta y emocionante, es tan buena como las dos primeras de la saga, o mejor. La escena en la que Andy se despide de sus antiguos compañeros tras jugar por última vez con ellos te arruga la patata. "Gracias chicos" y "Adiós vaquero" son sus palabras de agradecimiento a los viejos amigos. Parece mentira que las aventuras de unos trozos de plástico te provoquen tantas emociones.