sábado, 15 de junio de 2013

Siete estrofas que se pueden aprender de memoria

Recuerdo un día en que al oir el inicio de la sinfonía núm. 40 de Mozart, le comenté lo que estaba sonando a un amigo que no es amante de la música clásica, y el pensó que yo conocía todas las sinfonías del gran Amadeus, cuando sólo soy capaz de distinguir el comienzo de dos o tres.

Este es el efecto que se puede conseguir aprendiéndose ciertos versos de memoria.

Siempre me ha admirado la gente que puede recitar algunos poemas. En las películas americanas de autor, todo el mundo conoce la poesía de T.S. Eliot o Walt Whitman. Como nosotros no queremos hacer un esfuerzo tan grande, aquí os presento pequeñas estrofas que, si te las aprendes, te darán una pátina intelectualoide que puede ser apreciada en ciertos círculos. Pero, sin duda, para lo que sirven es para el propio placer. Leer buena poesía es un ejercicio intelectual que abre la mente y el corazón.

De todas formas, no he elegido nada demasiado profundo ni demasiado moderno. Sólo algunos versos que me tocan por ciertas razones. Seguro que hay poetas actuales que pueden llegarte al alma, pero el verso libre es más difícil de aprender. No obstante, las siguientes estrofas pertenecen a grandes autores.

1. Vida retirada (Fray Luis de León)

!Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!

2. Romance sin título (Lope de Vega)

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

3. Epístola satírica y censoria (Francisco de Quevedo)

No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca, ya la frente,
me representes o silencio o miedo.

4. La desesperación (Atribuído a José de Espronceda)
Este lo aprendí gracias al mítico programa de televisión "La bola de cristal".

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello...
!Qué gozo! !qué ilusión!

5. Retrato (Antonio Machado)

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

6. El remordimiento (Jorge Luis Borges)

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
la sombra de haber sido un desdichado.

7. Poema 15 y Poema 20 (Pablo Neruda)
Como Neruda es el más grande, os invito a aprenderos dos estrofas de sus poemas.

Me gusta cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

---

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "la noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.

miércoles, 12 de junio de 2013

Por qué el Partido Popular no condena el franquismo

Han pasado muchos años, pero el Partido Popular sigue sin condenar el franquismo. La versión oficial es la de que no se deben reabrir viejas heridas. No sé qué quiere decir eso. Los que lucharon en la guerra y vivieron en el franquismo son ancianos, y los que reclaman que vuelva una dictadura son tan solo un puñado. ¿O no?.

Pudiera ser que los actuales dirigentes del Partido Popular desciendan de familias adictas al franquismo, y le sigan agradeciendo el lugar que ocupan en la sociedad. Está claro que Franco supo atraerse a la clase media, esa entelequia  de personas de orden, que no quieren líos, y que piden una mano firme que los dirija.

Lo cierto es que la mayoría de los ministros descienden de familias asociadas al poder desde muchos años atrás. Vamos a repasar a algunos miembros del gobierno:

Mariano Rajoy: Su padre fue juez y estuvo salpicado por un asunto turbio, el caso Redondela. Su abuelo paterno era abogado y catedrático y participó en la redacción del Estatuto de Autonomía de Galicia durante la segunda república. Fue retirado de su cargo cuando llegó la dictadura, pero no fusilado. Claro que era un señor de derechas, no un comunista.

Soraya Sáenz de Santamaría: Una de las pocas integrantes del actual gobierno que desciende de la clase trabajadora. Su padre estaba empleado en una empresa constructora.

José Manuel García Margallo y Marfil: Desciende de militares. Su abuelo fue capitán y murió en 1921 en el desastre de Annual. Su bisabuelo, Juan García Margallo llegó a general y ostentó el cargo de gobernador de Melilla. Incluso le puso nombre a una guerra, la guerra de "Margallo".

Alberto Ruiz Gallardón y Jiménez: Su padre, José María Ruiz Gallardón, era monárquico y se opuso al franquismo. Parece que fue la oveja negra de la familia, porque el abuelo de Alberto, Víctor Ruiz Albéniz fue cronista oficial de los primeros años del franquismo y el otro abuelo, José Jiménez Rosado, que era hijo del conde de Casa-Rojas, fue administrador general de la prensa del movimiento.

Pedro Morenés y Álvarez de Eulate: Hijo del Vizconde de Alesón y nieto del Conde del Asalto.

Cristóbal R. Montoro Romero: El otro miembro del gobierno proveniente de las clases bajas. Su padre era comerciante.

Jorge Fernández Díaz: Hijo de un militar franquista.

María Fátima Báñez García: Hija de un empresario del sector cárnico.

José Manuel Soria López: Hijo de un empresario de la fruta.

Miguel Arias Cañete: Su padre fue abogado del Estado. La familia está emparentada con los Domecq.

Parece pues, que muchos de los dirigentes del partido en el gobierno descienden de las clases altas, es decir, de la nobleza, de la oligarquía agraria, financiera e industrial, de la burguesía de provincias o del campesinado propietario de tierras.

A ellos les gusta llamarse clase media, pero con la llegada a España del capitalismo occidental hacia 1959, y, por lo tanto, de la sociedad de consumo, las diferencias de clase se diluyen. Y esta clase media, para diferenciarse, defiende la religión, la patria y ciertos valores.

La clase media es apolítica. Su único ideal sagrado es la propiedad. En realidad, carecen de intereses comunes, por lo que no pueden unirse para luchar por ellos. De esta manera, sólo se sienten satisfechos en un régimen donde un individuo ejerce el poder en nombre de principios universales abstractos, como la patria, el bien común o la justicia social. Como tienen aversión a la política, no tienen conciencia crítica y se contentan con palabras.

Es esta clase media la que se sentía perfectamente cómoda con el franquismo y a la que le ha costado adaptarse a la democracia. Esta me parece a mí la razón fundamental por la que no condenan  la dictadura, que los atrajo para la causa. Además, ser de la clase media tiene un cierto atractivo para los trabajadores, que al renegar de sus orígenes, obtienen la impresión de que han ascendido en la escala social. Estas personas, si quieren ser clase media, deben actuar como ellos, también en el campo de la política.

Otro cantar el el de Unión, Progreso y Democracia. Este es el típico partido atrapalotodo, que quiere obtener votos de todas las clases sociales. También PP y PSOE se orientan como partidos universalistas, pero siempre partiendo de una base, conservadora en un caso, progresista en otro. UPyD quiere picotear en todos los sectores sociales. Por eso no se arriesga con temas delicados. Si condenara el franquismo, la derechona ultramontana, abanderada de la clase media, se pondría de uñas, tachándolos de comunistas (todo el que vota lo mismo que un comunista es un comunista). Si no condena el franquismo, no pasa nada, como de hecho nada ha pasado, porque es un tema que a la mayoría de los españoles les tiene sin cuidado.