martes, 25 de febrero de 2020

Siete películas sobre clases sociales (que me gustaron más que Parásitos)

Mucho se está hablando sobre Parásitos y su feroz crítica de las diferencias sociales. A mí me han gustado las peripecias que se relatan en ella y cómo están rodadas, pero encuentro que a la cinta le falta alma, que el creador siente por sus personajes la misma empatía que el entomólogo por los insectos que pincha en alfileres. Por eso voy a relacionar siete películas que me conmovieron y que abordan el conflicto social a pequeña escala.

1. El sirviente (Joseph Losey) (1963). Un manipulador mayordomo consigue ir dominando la vida de su señor, aprovechando sus debilidades sexuales, que apuntan a ser variadas. El criado, parece que con la intención de convertirse en el amo de la casa, consigue que también trabaje en ella una supuesta hermana suya. Tengo la impresión de que Bong Joon-ho ha visto esta película. Si bien es un poquito pedante y artificiosa, mantiene la tensión y el agobio casi todo el tiempo. Pretende enseñarnos lo relativamente fácil que puede ser cambiar los roles sociales, si eres listo y lo intentas. Nota de 7,5.

2. Adivina quién viene a cenar (Stanley Kramer) (1967). Comedia honesta que trata didácticamente el controvertido tema del las relaciones interraciales. Nos presentan un hombre negro perfecto, hecho a sí mismo, que ha escapado de sus orígenes, pero que sigue siendo mirado por encima del hombro por aquellos cuyas familias llevan mucho tiempo entre las clases altas. Quiere casarse con una jovencita blanca, cuyos padres, que la han criado con sólidas convicciones morales, se tendrán que enfrentar a sus contradicciones. El choque de clases sociales se hace patente cuando entran en escena los padres de él o la criada de la familia, personajes afroamericanos que, sin embargo, recelan de la igualdad. Nota de 7,5.

3. Barry Lyndon (Stanley Kubrick) (1975). Una obra que nos ofrece algunas de las más bellas imágenes de la historia del cine narra, desde un punto de vista cínico, que duda de la bondad de la especie humana, el ascenso y caída social de un aventurero irlandés en el siglo XVIII. Barry Lyndon es el advenedizo por excelencia, el parveno que accede, mediante la picaresca, a una clase social que no le pertenece por nacimiento. Sin embargo, nuestro protagonista nunca se integrará del todo en las clases altas y volverá a la posición que le corresponde. Nota de 8.

4. Lejos del cielo (Tod Haynes) (2002). En la sociedad norteamericana de los años 50 del siglo XX, donde domina el racismo y la intolerancia sexual, una mujer acomodada deberá enfrentarse a una crisis matrimonial. Está rodada al estilo de los grandes melodramas de Douglas Sirk, pero siendo más directo, aunque menos sugerente, en los temas tratados, como las relaciones homosexuales o interraciales. Destaca la relación de amor que la protagonista entablará con su jardinero negro, haciendo saltar por los aires todos los convencionalismos sociales de la pacata, provinciana, hipócrita, intolerante y ultraconservadora sociedad en la que vive, enseñándonos el reverso del sueño americano. Nota de 7.

5. Distrito 9 (Neill Blomkamp) (2009). Sudafricano tenía que ser este thriller de ciencia ficción realizado con brío que nos presenta una metáfora sobre el apartheid, en la que los excluidos son extraterrestres, víctimas del especismo. Retrata a los seres humanos como xenófobos, racistas y mezquinos, pero consigue que te pongas en la piel de los discriminados, cuando el protagonista se empieza a convertir en uno de ellos. Nota de 7.

6. Criadas y Señoras (The Help) (Tate Taylor) (2011). Amable recreación de la vida de las criadas negras de familias adineradas del sur de Estados Unidos, que quizá, con su tono melodramático, desdibuje un poco el horror del racismo. No obstante, divierte y emociona, aunque usa algunos truquillos para conseguirlo. Refleja muy bien la discriminación múltiple que sufren estas mujeres por su raza y por su sexo. Este tipo de discriminación (también llamado interseccional) no llegarán a sufrirlo ni una mujer blanca ni un hombre negro. Por otro lado, es interesante el retrato de la clase alta, que no ve lo que no quiere ver, tapándose los ojos (y la nariz) para asomarse a la miseria. Nota de 7,5.

7. Roma (Alfonso Cuarón) (2018). Película cuidadísima en lo formal, que relata un año en la vida de unas criadas que trabajan en una colonia de clase media mejicana de los años setenta del siglo XX, pero que a la vez se convierte en el retrato de cualquier sociedad, pues en todas hay gente arriba y gente abajo. La discriminación racial y de clase que existe en México hacia los indígenas existe también en todas las sociedades del mundo. Igualmente nos muestra de una manera cruda la relación de poder entre géneros, y ahí ya no sólo se discriminada a la criada, sino también a la señora. Encontramos en la película, además, una reivindicación del trabajo doméstico, que tiene un tanto de esclavitud disfrazada. Nota de 8.

jueves, 13 de febrero de 2020

Siete juicios famosos de la historia

Vamos a recordar algunos juicios, reales o legendarios, que han sido famosos a lo largo de la historia, por su trascendencia o por su originalidad.

1. Juicio de Sócrates. El filósofo ateniense fue juzgado y condenado por corromper a los jóvenes, enseñándoles el pensamiento filosófico. Como era tan hábil en el uso de la palabra, parece que el jurado tachó sus enseñanzas de charlatanería falaz, quizá siguiendo la caricatura que de él había hecho Aristófanes en sus comedias Las nubes, Las aves y Las ranas. Sócrates era también muy crítico con la democracia, lo que le granjeó no pocas enemistades. Fue juzgado además por no creer en los dioses oficiales e inventarse los suyos propios, refiriéndose al daimon, o voz mística interior que guiaba sus acciones. El filósofo se mostró altanero en el juicio, lo que seguramente influyó en la sentencia condenatoria. En realidad, el juicio fue poco imparcial, pues no se le permitió contar con abogado defensor. Sócrates fue condenado a pena de muerte. En lugar de seguir los planes de huida pergeñados por sus amigos, cumplió la sentencia, tomando cicuta.

2. Juicio de Jesucristo. Según dice La Biblia, Jesús fue juzgado hasta seis veces en una sola noche. Me río yo de los juicios exprés. En primer lugar fue llevado ante los líderes religiosos judíos acusado de blasfemia, pues había afirmado ser el Mesías, el Hijo de Dios. Anás, el sumo sacerdote saliente, y después Caifás, sumo sacerdote entrante, decidieron llevarlo ante el Sanedrín, la asamblea de los líderes religiosos, donde lo condenaron a muerte. Pero el Sanedrín no tenía autoridad para condenar a nadie a la pena capital. Por ello enviaron a Cristo ante las autoridades romanas, acusado de incitar a la gente a la revuelta, al proclamar su condición de rey. Pilatos, el gobernador, se lavó en un principio las manos y lo envió a Herodes, el rey de Galilea, quien no quiso asumir la responsabilidad política, por lo que lo devolvió a Pilatos. Este, tras flagelar a Jesús, lo condenó a muerte, parece ser que a petición popular.

3. Juicio de Galileo. El enfrentamiento entre ciencia y religión viene de lejos. En 1633, Galileo Galilei fue juzgado en Roma por la inquisición, a causa de su defensa del modelo de Copérnico, en el que se planteaba que la Tierra y el resto de los planetas giraban alrededor del Sol. Este modelo contradecía al de la iglesia, que consideraba que la Tierra se encontraba fija en el centro del universo. Galileo fue sentenciado por vehemente sospecha de herejía, siendo obligado a abjurar de sus creencias y a arresto domiciliario de por vida o, en caso contrario, a morir en la hoguera. Eligió la primera opción. La leyenda, probablemente falsa, cuenta que, tras abjurar arrodillado se levantó y, dando una patada en el suelo, dijo: "y sin embargo se mueve", refiriéndose a la Tierra. En 1992, el Papa Juan Pablo II reconoció el error de la iglesia. Pensad un momento que, en aquél tiempo, no existía todavía la libertad de pensamiento. En nuestros días no se condenaría a Galileo ni aunque estuviese equivocado. ¿O sí?.

4. El juicio del mono. En 1925, un maestro del estado de Tennesee, Estados Unidos, fue juzgado por enseñar la teoría de la evolución de las especies de Darwin, ya que en dicho Estado se había aprobado una ley que prohibía "la enseñanza de cualquier teoría que niegue la historia de la Divina creación del hombre". Por supuesto que Darwin no defiende que el hombre desciende del mono, sino que el hombre y el resto de primates desciende de un tronco común. La iglesia se ha encargado siempre de tergiversar sus teorías. El juicio enfrentó durante once días a dos de los mejores abogados del país y tuvo una gran repercusión mediática. La verdad es que el jurado deliberó únicamente durante ocho minutos, declaró al maestro culpable y lo condenó a una simbólica multa de 100 dólares. La apelación rebajó la multa a 1 dólar, sin entrar tampoco en el fondo del asunto. La enseñanza del darwinismo sigue siendo un tema debatido en los Estados Unidos.

5. Los juicios de Núremberg. Trece procesos juzgaron entre 1945 y 1946 a los dirigentes y colaboradores del régimen de Adolf Hitler. El primero y principal de ellos fue el que juzgó a los 24 principales mandamases nazis capturados por las fuerzas aliadas. Los cargos fueron crímenes contra la paz, violación de las leyes y usos de guerra y crímenes de lesa humanidad. Los acusados eran grandes jerifaltes, como Göring, Rudolf Hess, Alfred Rosenberg, von Ribbentrop o von Papen. La mayoría fueron condenados a muerte o a cadena perpetua. Otros procesos juzgaron a los médicos, a los ministros, a los jueces y a otros miembros del aparato del Tercer Reich. Se ha puesto en duda la legitimidad del Tribunal, creado ex profeso para la ocasión, sin respaldo internacional alguno, una especie de justicia del vencedor.

6. El juicio a El amante de Lady Chatterley. D. H. Lawrence había impreso privadamente su novela en 1928 en Florencia, pero en el Reino Unido sólo se habían publicado versiones que recortaban el sexo explícito. En 1960, en virtud de la Ley de Publicaciones Obscenas de 1959, se procesó a la editorial Penguin por publicar el texto íntegro, pero fue absuelta tras el testimonio de numerosos expertos, que reconocieron el mérito literario de la obra. Si queréis mi poco cualificada opinión, el estilo modernista de Lawrence me gusta. He leído también El pavo real blanco, Hijos y amantes, El arco iris y Mujeres enamoradas. En todas ellas se puede encontrar una mirada muy interesante a la sociedad inglesa y a la confrontación entre clases sociales. En cuanto al sexo, El amante de Lady Chatterley no me parece en absoluto obscena. Simplemente relata, entre otras muchas cosas, cómo vive el sexo una mujer. O como pensaba un hombre de principios del siglo XX que vivía el sexo una mujer. Creo que su mirada se encuentra ahora bastante anticuada.

7. El juicio de O. J. Simpson. El juicio penal más publicitado de la historia, celebrado entre 1994 y 1995, acusó al actor y exjugador de fútbol americano del asesinato de su esposa y de un amigo de ella. Las evidencias parecían claras, la escena del crimen estaba llena de pistas, la prueba del ADN (nueva en aquellos tiempos) dio positiva. Pero el gran equipo de abogados del actor, jugó las cartas del racismo (su mujer era blanca y él negro) y la mala praxis en la investigación. Después de once meses de juicio, un jurado de doce personas, en el que había nueve afroamericanos y un hispano, deliberó únicamente durante cuatro horas para declararlo inocente. La serie de televisión El pueblo contra O.J. Simpson repasa la vida del acusado y el juicio. La escena en que O.J. huye con un todoterreno blanco por las autopistas californianas y la escena del guante han quedado para los anales de la historia.

domingo, 2 de febrero de 2020

Siete lugares de Rascafría

Una de las excursiones que realizo casi todos los inviernos me lleva al pueblo de Rascafría, situado en un paraje bellísimo de la Sierra de Guadarrama. Os contaré algunos de los lugares que más me gustan de la pequeña localidad madrileña.
1. Puerto de Cotos. La mañana de mis excursiones serranas suele comenzar subiendo con el coche hasta el Puerto de Cotos, que separa las provincias de Madrid y Segovia. Allí puedes aparcar, dar una vuelta, hacer esquí nórdico o, simplemente, tirarte en trineo por las laderas. Desde Cotos se puede subir, en coche o a pie, a la estación de Valdesquí, situada un par de kilómetros más arriba. También desde Cotos parte un sendero de unos tres kilómetros que, en un paseo precioso, adecuado también para los niños, te lleva hasta la Laguna de Peñalara.
2. Restaurante Los Claveles. Después de una mañana de sano ejercicio al aire libre hay que reponer fuerzas. El lugar que más me gusta de Rascafría es este restaurante, que tiene una carta muy sencilla pero de muy buena calidad, basada en la caza, la carne, la verdura y las setas, además de tener unos postres caseros riquísimos. El cochinillo y el cordero son espectaculares. La morcilla y las croquetas, de lujo. También puedes comer lomo de jabalí, una carne que no se encuentra en cualquier sitio. Es obligatorio reservar, porque los fines de semana está siempre lleno de grupos de excursionistas.
3. Paseo por el río Lozoya. A pocos metros del restaurante circula, cantarín, el río Lozoya. Por ello, mi costumbre es, después de comer, pasear por su orilla y verlo saltar las rocas, rodeado por un tupido pinar, donde los niños urbanitas disfrutan y se sorprenden de las pequeñas maravillas que ofrece la naturaleza.
4. Monasterio de El Paular. Andando, andando, hacia el centro del pueblo, llegarás al Monasterio cartujo de El Paular (también puedes ir en coche). Está bonito por dentro aunque hay que pagar por visitarlo. Al otro lado de la carretera, justo enfrente, está la zona recreativa de Las Presillas, con sus piscinas naturales donde en el verano te puedes dar un baño, si el número ingente de bañistas te lo permite. En inverno es muy agradable pasear por el camino y, si eres andarín, adentrarte en el bosque finlandés, donde encontrarás abetos, chopos y abedules, además de un precioso estanque.
5. Chocolate San Lázaro. Ya anochecido apetece pasear por las tranquilas calles de Rascafría, y entrar en algunos de sus establecimientos. Uno que no debes dejar de visitar es este obrador de chocolate, en el que encontrarás una variedad ingente de preparaciones, tanto tradicionales como innovadoras, que tienen como base el cacao. Si vas antes de navidad podrás comprar turrones muy originales. El aroma que desprende ya alimenta, pero seguro que compras alguna tableta o alguna bolsita con bombones que mezclan el chocolate con frutos del bosque, frutos secos, frutas naturales, leche o licores.
6. Productos artesanales Rosario 6. Si queréis llevaros un recuerdo del pueblo, uno de los mejores lugares es esta tienda de productos artesanales, tradicionales y ecológicos, donde podréis adquirir desde licores a magdalenas, pasando por turrones, aceites, cervezas e incluso cuadros, figuritas decorativas y otros souvenirs.
7. Horno de Ana. Otra de mis tradiciones, cada vez que voy a Rascafría, es pasar por esta escondida pastelería, donde puedes comprar bollos recién horneados. La última vez que la visité, en enero de 2020, estaba cerrada. Espero que el negocio siga. Sin embargo, en el pueblo hay otras panaderías y pastelerías con buen producto. Para terminar la tarde, puedes tomar algo en cualquiera de los bares del centro del pueblo, porque en casi todos te atenderán bien, como en Casa Briscas o en El Pilón.