martes, 27 de julio de 2021

Siete lugares de un viaje a Zarautz

Entre el 14 y el 23 de julio de 2021 viajamos a Zarautz para pasar unos días frescos y tranquilos junto al Cantábrico. La mayor parte del tiempo lo pasamos descansando en la playa, pues los días fueron bastante soleados. No obstante, aquí dejo algunos recuerdos de los lugares que visitamos.

1. Zarautz. Para alojarnos elegimos el Hotel Alameda, situado en una casona, cerca del centro y de la playa. Era bastante correcto, aunque un poco ruidoso, al encontrarse cerca de una iglesia con campanario mañanero y en una calle con bastante tráfico. Zarautz es una villa que vive de cara al mar, pues tiene una tremenda playa de arena fina, de más de dos kilómetros de largo. Es la más grande del País Vasco.
Junto a la playa se ha construido un magnífico malecón, por el que da gusto pasear, sobre todo a la puesta de sol, y en el que hay numerosos bares y restaurantes, todos con maravillosas vistas al mar. Nombrando de Oeste a Este aquellos en los que nos sentamos, podemos decir que en el Náutico sólo te puedes tomar una bebida, acompañada con frutos secos, patatas fritas o aceitunas. En la Perla hicimos nuestro primer almuerzo, un menú de 20 euros, que no estaba mal. El rodaballo estaba rico. En Olatugain sólo tienen algunas raciones; tomamos unas croquetas, que no estaban mal, aunque vimos que había gambas. En el restaurante Charly fracasamos con los langostinos, que no estaban frescos, aunque nos sentó bien la sidra. El Garaban no nos gustó mucho, más por el servicio que por las raciones; allí comimos piparras y lomo. Allí mismo está la heladería Carlos Arribas, donde los helados son realmente baratos, aunque para mí gusto no están tan buenos para las largas colas que casi siempre tiene. Al lado, en Lecera, tomamos el menú de 15 euros y no podemos decir que estuviera mal. Si hay alguno más, o no merece la pena nombrarlo o no nos sentamos en él. Al final de la playa se encuentra el hotel restaurante de Karlos Arguiñano, desde donde las puestas de sol se ven mejor. Su terraza estaba siempre llenísima, pero habíamos reservado en el restaurante para cenar. Comimos una ensalada de txangurro, merluza, rape, torrija caramelizada y sopa fría de frutas, aderezado con txakolí de la casa. 101,00 euros para dos por una cena muy cuidada, aunque el salón es ruidoso para mi gusto. Si pasas por allí posiblemente te encuentres con el dueño, como nos pasó a nosotros, que parece un tío muy cercano y agradable.
El resto de Zarautz se divide entre una zona moderna y residencial, y el casco antiguo, muy bien conservado, que es conjunto monumental, y donde también íbamos a tomar pintxos y raciones. En la Plaza de la Músika empezamos con Joshe Mari, que nos decepcionó con unos calamares grasientos. Sin embargo, en la misma plaza, el Txiki Polit tiene la mejor barra de pintxos del pueblo, aunque algunos camareros no sean los más simpáticos del mundo. Allí comimos al menos tres veces. En la misma plaza, Otamendi tiene también muy buenos pintxos y está siempre llenísimo. Por el casco antiguo se podía seguir por Ipar Kalea para también tomar pintxos en Lukas, que está muy bien, así como en Okamika, junto al anterior, que también es bastante agradable y de buena calidad. Siguiendo por Patxiku Kalea hasta Barren Plaza, en Patxiku tomamos bígaros y un montadito de chorizo picante, bien. En Noz Bait comimos el pulpo que no estaba mal, y en Salegi nos sentamos un par de veces a tomar raciones y pintxos bastante buenos y realizados con esmero. Lástima que esté en una plaza pequeña y muy ruidosa por toda la gente que se sienta a tomar los vinos. Finalmente, saliendo del casco viejo, la taberna Iruña tiene una sardina apetecible.
2. Paseando desde Zarautz. Desde cada uno de los dos extremos de la playa de Zarautz se puede hacer una excursión a pie muy placentera. Desde el oeste sale un paseo junto a la carretera, que en unos cuatro kilómetros te lleva hasta Getaria. Da gusto pasear junto al mar, viendo los verdes paisajes y saboreando la brisa marina. Desde el extremo este de la playa de Zarautz arranca una pasarela de madera construida sobre las dunas de la costa. Después puedes elegir un camino horizontal que te llevará a Orio o unas escaleras (bastantes escaleras) escondidas entre la vegetación, que te llevarán al cabo de un kilómetro y pico hasta un cargadero de minerales abandonado, desde donde las vistas de la playa quitan el hipo.
3. Getaria. Este es el pueblo que se divisa desde la playa de Zarautz, con su monte de San Antón, que es el conocidísimo ratón de Getaria, del que habréis visto muchas fotos. De Getaria era Juan Sebastián Elkano, y nos lo recuerda un enorme monumento a la entrada del pueblo. Las cuatro calles que forman el casco antiguo, y que bajan hasta el puerto, deben ser recorridas por los turistas, por los preciosos y bien conservados edificios, donde hay tiendas y restaurantes; también merece la pena la iglesia de San Salvador. Getaria también cuenta con una estupenda playa y bonitos miradores.
4. Zumaia. Es este otro pueblo cercano a Zarautz., que tiene dos buenas playas. En la de Itzurun, rodeados del famoso flysch, esa formación rocosa tan característica de la zona, pasamos un buen día de baños de sol y de mar. Después subimos a la ermita de San Telmo, desde donde observamos el inicio del geoparque de la costa vasca y tomamos la foto de la playa que veis arriba. La verdad es que el casco viejo de Zumaia no es tan bonito como el de otros pueblos, pero la zona del puerto es bastante paseable, y el camino a la playa muy agradable. En Zumaia tomamos unos pintxitos en la vinoteca Idoia y después fuimos a la taberna de Itxaso, que está más alejada del centro, pero no mereció la pena. Nos dio un chorizo picante que estaba bueno, pero no nos ofreció mucho más. 
5. Orio. Este pueblo tiene una estupenda playa, la de la Antilla, a la que hay que llegar pronto para aparcar el coche, y que está a unos quince minutos andando desde el centro del pueblo. Tiene un casco histórico muy chiquito y empinado, pero muy bonito, que te traslada a tiempos antiguos. El resto del pueblo es bastante funcional y normalito, aunque lo atraviesa la ría, lo que siempre está bien. Aquí son muy famosas las traineras, y en muchos balcones había banderas de "Aupa, Orio". El día que llegamos vendían camisetas del equipo de remo en la plaza del pueblo. También había regatas por la tarde.
6. Deba. Nos sorprendió este pueblo, que para mí era desconocido, por lo bien conservado que está, la limpia y gran playa que tiene, el enorme parque de la Alameda, y el río que fluye junto al pueblo. Por el casco histórico vimos varios edificios muy interesantes, como el palacio de Aguirre y el antiguo mercado. 
7. Mutriku. Nuestra visita comenzó en la plaza Txurruka, donde la iglesia neoclásica es digna de verse. Allí tomamos un rape de 1,750 kg. en Ametza, que se deshacía en la boca. Repuestas las fuerzas las necesitamos para bajar hasta las piscinas naturales y la playa, donde se baña menos gente que en otros lugares más turísticos, como Zarautz. El problema no era bajar, sino volver a subir a pie por las escarpadas cuestas de Mutriku. Sin embargo, merecía la pena ir parando en los distintos miradores, para observar el mar, tranquilo, inmenso.

domingo, 4 de julio de 2021

Siete lugares de Menorca

  Del 24 de junio al 2 de julio de 2021 viajamos hasta la pequeña y preciosa isla de Menorca para pasar unos días agradables junto al mar. Serán estas las percepciones de un viajero tranquilo, que no quería verlo todo.



1. Cala Galdana. Habíamos elegido para instalarnos el Hotel Artiem Audax, un alojamiento de calidad, con habitaciones bonitas y vistas a la playa. El buffet era variado y bastante completo; lo que se puede esperar de un cuatro estrellas. Cala Galdana es una playa familiar y acogedora, que en los últimos días de junio no estaba llena, por lo que era cómodo encontrar hamacas y sombrillas. El agua es de un turquesa precioso, no hay olas y es ideal para el baño de los más pequeños. Allí pasamos la mayor parte del tiempo. Comimos en los tres chiringuitos situados en la misma playa, pero no mereció la pena, pues están orientados al turismo y la calidad es baja. Para comer bien hay que alejarse un poquito. En el restaurante Fontana de Trevi cenamos bien una noche, nuestras gambitas rojas de Menorca y un entrecot bastante bueno. Allí nos enseñaron lo que es la pomada menorquina, un cóctel hecho con la ginebra Xoriguer, fabricada en la isla, y limonada, con hielo picado. Comimos de lujo en el restaurante el Mirador, que casi cuelga sobre la cala. Allí probamos un día las navajas, las cigalas (cortadas por la mitad y a la plancha, deliciosas), y la merluza. Otro día dimos buena cuenta de un arroz caldoso con bogavante para chuparse los dedos.


2. Las calas color turquesa. A pocos kilómetros de Cala Galdana se encuentran las calas más famosas y puede que bonitas de Menorca. A un lado, Cala Mitjana, a la que se accede siguiendo el Camí de Cavalls, un camino que bordea toda la isla. Hicimos un recorrido de unos dos kilómetros para llegar a la cala, pero había tanta gente que era imposible colocar la toalla, así que, a pesar de que sí, es preciosa, no pudimos saborear su belleza, por lo que nos dimos un chapuzón y volvimos a nuestro cuartel general en Cala Galdana. Otro día recorrimos unos dos kilómetros y medio por el Camí de Cavalls para llegar a Cala Macarella. El camino se hace un poquito pesado si el calor aprieta, porque hay subidas y bajadas algo durillas. Cala Macarella es también muy bella y dispone de puesto de la Cruz Roja y de chiringuito. No había tanta gente como en Cala Mitjana y encontramos sombra entre los pinos, como se ve en la foto. Los más atrevidos pueden hacer excursiones a pie también a Cala Macarelleta y a Cala Turqueta, algo más alejadas de Cala Galdana.


3. Ciudadela. La segunda ciudad de Menorca (visitamos Mahón, pero por varias circunstancias no encontramos cosas reseñables) es Ciudadela, que tiene un casco histórico muy bien conservado, donde visitamos un par de casas, el Palacio Salort y la Casa Olivar, en la que hicimos una foto de su fresco patio. Ambas están decoradas al estilo del siglo XIX. Por el casco antiguo puedes comprar de todo, desde bañadores a pescado fresco, pues también tiene un mercado tradicional. Bajamos después a pasear por el puerto, donde muchos restaurantes ofrecen a los viandantes sus productos.


4. Fornells. Al norte de la isla se encuentra la blanca localidad de Fornells, donde es famosa la caldereta de langosta, que es un guiso que no tiene más que un caldito, en el que puedes echar trozos de pan tostado, y la langosta. Pero qué sabor más bueno y más mediterráneo. Lo comimos en el restaurante S'Algaret, que es también hostal, y nos encantó, aunque las guías de viajes recomiendan otros sitios, que ya estaban ocupados. Después, para bajar la comida, una excursioncita a la Torre de Fornells, en mitad de cuya subida hay una pequeña capillita dedicada a la Virgen de Lourdes. Desde la torres se tienen unas vistas magníficas de la bahía de entrada a Fornells y del Mar Mediterráneo.


5. Es Mercadal y el Monte Toro. Muy cerca del blanco pueblo de Es Mercadal se encuentra el Monte Toro, que es el lugar más alto de la isla. En su cúspide se halla un santuario dedicado a la Virgen (o la Mare de Déu del Toro), desde el cual se tienen unas vistas preciosas, sobre todo, de las calas del norte de la Isla, como la Cala Blanca, que se ve en la foto. Cuando fuimos acababan de abrir los restaurantes y no te daban más que unas tristes aceitunas con la cerveza, pero el paisaje mereció la pena.


6. El sur de Menorca. En un recorrido por el sur de Menorca, pasando por los pueblos de Es Migjorn Gran y Alaior, que, como casi todos allí, tienen casitas blancas y calles tranquilas, se pueden ver varias playas y calas. La playa de Sant Tomás está bien, pero es una más que te podrías encontrar en cualquier parte del Mediterráneo español. Son Bou es una playa larguísima donde hay hamacas, chiringuitos, una urbanización, grandes zonas de aparcamiento, garitos para turistas y grandes hoteles, como el Milanos Pingüinos o el Royal Son Bou Family Club. Está en un parque natural y los patos se acercan a los bañistas sin ningún miedo. Allí vimos las ruinas de una basílica paleocristiana. Toda la isla está trufada de este tipo de construcciones. Más al sur se encuentra Cala en Porter (foto), otra bonita urbanización con su cala. En ella podemos acceder a la famosa Cova de en Xoroi, una gran discoteca construida en una cueva colgada sobre el mar, impresionante por dentro, pero que, en tiempos de pandemia, debe estar poco concurrida. Sin embargo, merece la pena entrar sólo para contemplarla. Siguiendo hacia el sur encontramos la Cala des Canutells, que me trajo recuerdos de mi anterior viaje a Menorca. Es esta una pequeñísima cala en la que no se baña casi nadie. Uno de los secretos mejor guardados de la isla. El último lugar que vimos en el sur de la isla es Binibéquer, un lugar que venden como maravilloso y que nos decepcionó un poco, porque parece construido a propósito para atraer al turismo, y la mayor parte de la urbanización son chalets sin mucho más que ver. Eso sí, allí encontramos el chiringuito Bucaneros, donde nos atendieron bien y nos dieron de comer buenos productos (tomates muy fresquitos y ricos, mejillones, vino blanco Merluzo, que también estaba en los mejillones, y tarta de queso con jengibre).

7. El norte de Menorca. Desde Fornells hasta el extremo oeste de la isla, por todo el norte, se pueden encontrar también lugares agradables. El primero es el Cap de Cavalleria, desde donde se puede ver el inmenso mar Mediterráneo. Después, la Platja de Cavalleria (foto) se encuentra en un lugar algo escondido, por lo que no hay mucha gente. Allí tomamos algo en un chiringuito mediterráneamente mediterráneo y continuamos nuestro viaje hasta llegar a Cala Morell, una urbanización muy empinada, con bonitas casas blancas y ambiente moderno, que fue nuestra última visita a la preciosa isla de Menorca.

domingo, 6 de septiembre de 2020

Siete lugares de Luanco

 Entre los días 9 y 15 de agosto de 2020 pasamos unos tranquilos días de playa en la localidad asturiana de Luanco, que nos había gustado mucho cuando la habíamos visitado el mes anterior. Como no hicimos otra cosa que comer, dormir y pasear, esta entrada parecerá casi una guía gastronómica. 

1. Hotel La Plaza II. Este pequeño hotel, que en realidad son dos, uno con dos estrellas y otro con tres, se encuentra en la Plaza de Baragaña, en pleno casco histórico de Luanco. Nos trataron bien, tenían unas habitaciones bastante chulas y está situado a un paso de todo, de la playa, del puerto y de los bares y restaurantes. Además, aunque se encuentra en una zona peatonal, te facilitan el aparcamiento del coche muy cerca. Nos faltó probar el desayuno, que habían retirado por el coronavirus. Pero, por lo demás, muy recomendable.

2. Gastrobar La Rula. Comimos muchos días en este garito de inspiración andaluza, que tiene una situación privilegiada junto al puerto. A pesar de que, en mi opinión, le viene grande el nombre de gastrobar, tiene algunos platos que están buenos. Casi siempre comíamos el tomate preparado,probamos el rabo de toro, que nos pareció muy rico, los chipirones, que no están mal, así como los mejillones, que tenían una salsa muy sabrosa. Las rabas no lo estaban tanto. Las zamburiñas sí, eran frescas y bastante grandes. Los postres, originales y bien preparados.
3. Bar El Muelle de Luanco. Al lado de La Rula, junto al mar, se encuentra este bar-restaurante que está siempre llenísimo, salvo a la hora del desayuno. Hay que reservar y hay mucha gente que espera sentada en el pretil del muelle para ser atendida mientras toman una cerveza. También tiene mesas al otro lado del puerto. En una de ellas cenamos un día y nos decepcionamos profundamente. 19 euros por una ración de pulpo escasa y dura. El resto, normalito, pero no merece la pena, a pesar de su fama.
4. Restaurante El Puerto. Este sí merece la pena. Comimos en la terraza, con vistas al mar, una ensalada de pulpo, espectacular; gambones y solomillo ibérico; todo muy rico y a un precio nada desorbitado. Los postres también están muy bien elaborados. Por las mañanas solíamos también ir a desayunar a su cafetería, donde comíamos el pincho de tortilla, los bocadillitos y sándwiches y el zumo de naranja natural.
5. Restaurante El Tormentín. En este establecimiento, con unas vistas estupendas desde su terraza (que no pudimos disfrutar, al no haber reservado), comimos almejas a la marinera, ensalada y cachopo. Todo estaba muy bueno. Se nota que cuidan las materias primas y la elaboración. No obstante, los precios están un poco inflados y los camareros no son los más agradables del mundo.

6. Bar de tapas Gabiana. En la pequeña calle Teatro se encuentra este bar, que tiene una terraza acogedora donde te dan de comer bien sin grandes aspavientos. No se llena pero es un sitio que no decepciona. Allí comimos varias veces mejillones picantes, picadillo y escalopes. El servicio no es el más profesional del mundo, pero sí bastante atento. Si quieres llenar el estómago por poco dinero y con comida casi casera, este es tu sitio.

7. Un paseo por Luanco. En la tarde es sumamente agradable pasear por las calles de la localidad. Puedes comenzar en el paseo de la playa, rodear la Iglesia de Santa María y seguir por la Calle Riba hasta la playa de la Ribera. Allí puedes tomar la Calle Marcelino Rodríguez y la Calle Gijón, hasta el Museo Marítimo, visitar la Plaza de la Villa y volver a la playa por la calle Salvador Escandón o por la Calle Hermanos González Blanco. En todo ese paseo encontrarás bares, restaurantes y pizzerías, pero también tiendas para mirar escaparates, siempre con el sonido del mar de fondo. 

martes, 25 de agosto de 2020

Siete lugares de un viaje al occidente asturiano

Entre los días 16 y 23 de julio de 2020 nos instalamos en Asturias para visitar la parte occidental de esta comunidad autónoma, que conocíamos muy de pasada. La verdad es que tuvimos una climatología tan buena que pasamos mucho tiempo en la playa y poco visitando lugares. Además, como nos gustó tanto, volvimos a Asturias del 9 al 15 de agosto. Aquí dejo algunos lugares que pudimos visitar y la impresión que me causaron.
1. Candás. Elegimos para hospedarnos el Hotel Piedra, de tres estrellas, situado en Perlora, una parroquia cercana a Candás. El Hotel es bastante antiguo y un poquito siniestro, pero está en buena zona. Candás es un pueblo bonito estropeado por un hotel en la entrada, que es un mazacote de cemento. Tiene un amplio paseo marítimo, aunque mal conservado, y dos playas pequeñas. En el puerto solíamos comer en el restaurante El Muelle, donde había producto de buena calidad. También probamos en El Espigón, pero el marisco no era muy fresco, y en El Pescador, que no estaba mal.
2. Cudillero. En este bello pueblo debes dejar el coche en el puerto y caminar unos cientos de metros junto a la orilla del mar. A la entrada tienes la oficina de turismo, donde te darán un mapa. Accederás al casco urbano por la Plaza de La Marina, llena de restaurantes y casitas de colores, que forman el anfiteatro. Después, lo tradicional es visitar los miradores. Nosotros subimos por la calle Salsipuedes (que debe su nombre a que es muy enrevesada), al mirador del Picu, desde donde se ve el pueblo, el puerto y el mar. Muy bonito y bucólico, si no hubiese tanto turista.
3. Luarca. En esta blanca villa marinera disfrutamos de un buen rato paseando por sus calles y plazas decimonónicas, recordando a Severo Ochoa y llegándonos hasta la ermita de la Blanca y las inexistentes playas urbanas (cuando sube la marea). Paseamos por el puerto, vimos muchos puentes que sorteaban el río que atraviesa el pueblo, incluyendo el puente del beso, que tiene su propia leyenda, y paramos a comer en el restaurante La Gaviota, que se encuentra en el Paseo del Muelle, en un lugar espectacular, y donde no dan mal de comer.

4. Frexulfe (Navia). Pasando por el pueblo de Navia (donde no paramos), llegamos a la playa de Frexulfe o Frejulfe. Se trata de una preciosa playa de unos 700 metros de longitud y con mucho oleaje, por lo que el baño en sus aguas no parece apacible. Para llegar a la arena hay que caminar unos cientos de metros, pero merece la pena. Se encuentra rodeada de acantilados, lo que la hace más bella. Sobre su arena tostada pasamos una tranquila tarde observando a algunos surfistas y empapándonos de los aromas marinos.
5. Salinas. Villa turística, repleta de veraneantes, tiene una playa de fina arena dorada de más de dos kilómetros, por la que da gusto pasear. Como hay buenas olas está llena de surfistas. Los socorristas sólo dejan que los bañistas nos metamos en el mar en algunos puntos. Parece ser que el oleaje es muy traicionero para el nadador confiado. Allí comimos en el Restaurante Ewan, en pleno paseo marítimo, con vistas al mar. Un poquito caro pero con buena calidad.
6. Gijón. Visitamos la capital de la Costa Verde en un día lloviznoso. Después de un paseo por la muy concurrida playa de San Lorenzo, y tras visitar la oficina de turismo, que se encuentra instalada en la misma playa, pasamos por el puerto y subimos por el antiguo barrio de pescadores de Cimadevilla, con sus plazas llenas de bares, hasta el monumento de Chillida, que se encuentra en el cerro de Santa Catalina, desde donde se contempla el mar sin obstáculos. A la bajada, paramos a comer en Casa Zabala, un buen sitio, donde probamos la pata de pulpo y el rollo de bonito. Todo muy rico.
7. Concejo de Gozón. Este concejo se distingue como el pico que sobresale en el mapa de Asturias. Contiene la villa de Luanco, pero además vimos allí el Cabo de Peñas, un lugar tremendo, con acantilados de más de cien metros, que está preparado con un camino de madera para dar un paseo por la costa y contemplar el mar en todo su esplendor. También en Gozón se encuentra la playa de Xagó, que es grande y se encuentra en un bonito paraje, aunque había que aparcar bastante lejos para llegar a ella. También fuimos a la playa de Tenrero, en la parroquia de Verdicio; pero después de recorrer un camino infame con el coche, era tal la aglomeración que volvimos sin bajarnos. Creo que su puesta de sol es maravillosa, pero habrá que verla en invierno.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Siete países donde se practica el teletrabajo

Desde que ha llegado la COVID19, el teletrabajo se ha impuesto en muchas empresas españolas. Vamos a echar un vistazo a algunos países donde se practica esta forma de labor remunerada.

1. Países Bajos. Holanda es el país de la Unión Europea donde más implantado se encontraba el teletrabajo antes de la pandemia. Más de un 14% de los empleados holandeses trabajaban desde casa. Tres elementos hacen que el teletrabajo sea menos problemático en este país. Confianza en los trabajadores, pues no importa a qué hora sales del trabajo, sino si has cumplido en él. Productividad, intentando conseguir los objetivos dentro del horario. Conciliación, porque los holandeses valoran su vida y sus relaciones personales, y las empresas lo suelen poner más fácil. Pero para acercarnos a los Países Bajos, necesitaríamos, como ellos, una legislación adecuada y una mejor red de conexiones a internet.

2. Luxemburgo. El pequeño país se encontraba antes de la epidemia casi a la par que Holanda en el porcentaje de personas que teletrabajaban. Es posible que las actividades luxemburguesas, vinculadas en gran medida a las finanzas, favorezcan este tipo de trabajo alejado de la oficina.

3. Dinamarca. Ya en 2017, el 37% de los trabajadores daneses desempeñaba sus tareas desde casa, al menos ocasionalmente. A pesar de sus altísimos impuestos, relacionados con el estado del bienestar, Dinamarca es uno de los mejores países del mundo para trabajar, con un sueldo medio que sobrepasa los 55.000 € anuales y unas condiciones de trabajo envidiables, si las vemos desde España. Al encontrarse más extendido el teletrabajo, los daneses pudieron desplegar mejor esta opción para casi toda la población cuando comenzó la crisis del coronavirus.

4. Eslovenia. Uno de los estados más pequeños de la Unión Europea es también uno de los que más practica el teletrabajo. Allí, un 25% de trabajadores dispone de un dispositivo portátil que permite la conexión a internet en el ámbito empresarial. Un 20% de los empleados trabajan en casa, aunque sea esporádicamente. Un 14% trabajan desde casa al menos una vez por semana y un 7% todos los días.

5. Estados Unidos. Ya en la década de 1970, IBM permitía a sus altos ejecutivos realizar tareas a distancia. En el país de las oportunidades, durante la década de 1980, se realizaron las primeras experiencias piloto para utilizar el teletrabajo como medida de inserción laboral para personas vulnerables, personas con discapacidad y mujeres con cargas familiares. Allí, el teletrabajo se ha basado siempre en dos pilares: la  cultura de la prestación de servicios y los medios y tecnologías de la comunicación. En la actualidad, muchos jóvenes estadounidenses piensan en el teletrabajo como su mejor opción.

6. Japón. Una nación puntera en desarrollo tecnológico está, sin embargo, enamorada de los procedimientos burocráticos arcaicos. Por eso, incluso en plena pandemia, sólo un 20% de los japoneses ha teletrabajado. Les gustan mucho los papeles y ponerles sellos. Además, la cultura del presencialismo y el peloteo al jefe está muy arraigada entre los nipones. No obstante, las grandes empresas, como Fujitsu, están intentando acabar con las tradiciones y promoviendo el trabajo desde casa.

7. Colombia. Terminaremos con un país que puede parecer exótico, porque no asociamos tecnología con América del Sur. Sin embargo, casi 300 empresas públicas y privadas colombianas firmaron un pacto por el teletrabajo. Colombia tiene una ley que regula este sistema de empleo para que no se produzcan abusos ni por una ni por otra parte. Lamentablemente, todo son brindis al sol, porque la cifra de teletrabajadores colombianos, antes de la pandemia, era meramente testimonial.

lunes, 6 de julio de 2020

¿A qué partido debemos votar los católicos en España?

En una película francesa de 2018, titulada Fortuna, la policía suiza llega a un monasterio para detener a personas que han cruzado el Mediterráneo huyendo de África y que han sido acogidas por los monjes, quienes, tras el incidente, se reúnen para dilucidar si deben seguir las enseñanzas de Jesucristo y continuar acogiendo refugiados, o ponerse del lado del gobierno de su país y rechazarlos. Como católico, también me pregunto qué partido es el que lleva en su programa un contenido que se compadezca con mis convicciones cristianas.

La Biblia está llena de mandamientos y prescripciones para los que la seguimos. Sin embargo, Jesús nos dejó un único mandamiento que engloba y sustituye a todos los demás, en Juan 13:34: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros."

Jesucristo no nos dijo que celebráramos procesiones o romerías. Sólo dijo que amemos a los otros. Claro y sencillo, pero difícil de seguir. Porque ese otros engloba a todos los otros. No sólo a nuestros amigos, sino también a nuestros enemigos, no sólo a nuestros compatriotas, sino también a los nacidos en otros países, no sólo a los blancos, sino también a los que tienen otro color de piel, no sólo a los ricos, sino también a los pobres.

Amar únicamente a los que nos aman, a los más próximos o a los que se parecen a nosotros, no supone ningún esfuerzo. Jesucristo nos pide algo más. No podemos (no debemos) adaptar la religión católica a nuestros gustos. Si seguimos a Jesús, debemos hacerlo con todas las consecuencias.

Por ello, vamos a repasar los programas con los que los partidos más votados en mi circunscripción electoral (Madrid) se presentaron a las últimas elecciones generales en España, para ver cuáles se aproximan más al mandamiento de que nos amemos los unos a los otros, observando cómo tratan a los que son más "otros" que los demás: los y las inmigrantes pobres, quienes tienen una sexualidad diversa, las personas con discapacidad y las mujeres. Vamos a valorar de 0 a 2,5 lo que cada partido propone sobre cada uno de estos cuatro grupos de personas:

1. Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 6,50 puntos.
- Inmigrantes pobres: Derecho de asilo, nacionalidad y regularización más ágil. Buenas palabras pero poco concretas. 1,5 puntos.
- Diversidad sexual: Ley contra para la igualdad de trato y la no discriminación, plan de acción contra los delitos de odio. Bien. 2 puntos.
- Personas con discapacidad: Reforma del artículo 49 de la Constitución. Poco concreto. 1 punto.
- Mujeres: Igualdad de oportunidades en el empleo, lucha contra la violencia machista, derechos sexuales y reproductivos. Bastante bien: 2 puntos.

2. Partido Popular (PP): 3,50 puntos.
- Inmigrantes pobres: Lucha contra la inmigración ilegal. Contrario a los que Jesucristo nos enseñó: 0 puntos.
- Diversidad sexual: No he encontrado ninguna referencia. 0 puntos.
- Personas con discapacidad: Promoción de la inserción laboral. Planes de accesibilidad, ocio y tiempo libre. Bien. 2 puntos.
- Mujeres: Igualdad de oportunidades en el empleo, lucha contra la violencia de genero. Bien, pero faltan los derechos sexuales. 1,5 puntos.

3. VOX: 0,50 puntos.
- Inmigrante pobres: Deportación. Opuesto completamente a lo que Jesucristo proclamó: 0 puntos.
- Diversidad sexual: No he encontrado ninguna referencia. 0 puntos.
- Personas con discapacidad: Tratar a las personas con síndrome de Down como personas sin discapacidad. Discutible pero interesante. No hay referencia a otras personas con discapacidad. Muy pobre. 0,5 puntos.
- Mujeres: Anulación de la ley de violencia de género. Jesús siempre defendió a las mujeres frente al acoso que sufrían por parte de los hombres: 0 puntos.

4. Unidas Podemos (UP): 7,5 puntos.
- Inmigrantes pobres: Reforzar el salvamento marítimo en el Mediterráneo. Garantizar el derecho de asilo. Cerrar los CIE. Ley contra la trata de personas. Acceso universal a la salud. Derechos de los niños migrantes. Bien: 2 puntos.
- Diversidad sexual: Protocolo contra la LGTBIfobia. Educación afectivo-sexual. Ampliación de derechos de lesbianas, gais, transexuales e intersexuales. Reconocer la diversidad familiar. Bien: 2 puntos.
- Personas con discapacidad: Reformar el artículo 49 de la Constitución. Educación inclusiva. Poco concreto: 1 punto.
- Mujeres: Plan Estatal de Lucha contra las violencias machistas, asignatura de feminismos, paridad en las Administraciones Públicas. Sólo sí es sí. Erradicar la trata y la explotación sexual. Acabar con la brecha salarial. Proteger a las familias monoparentales. Muy bien: 2,5 puntos.

5. Ciudadanos (Cs): 5,00 puntos
- Inmigrantes pobres: Sistema de visado por puntos. Contrario a las enseñanzas de Jesucristo: 0 puntos
- Diversidad sexual: Ley que promueva la igualdad para las personas LGTBI. Bien pero no completo: 1,5 puntos.
- Personas con discapacidad: Educación inclusiva. Igualdad y plena inclusión. Plan de apoyo en el empleo. Bien: 2 puntos.
- Mujeres: Bonificaciones en la Seguridad Social. Acabar con la brecha salarial y la discriminación laboral. Ley contra la violencia sexual. Cumplimiento de la Ley contra la violencia machista. Bien, pero faltan algunos derechos sexuales. 1,5 puntos.

6. Más País: 7,00 puntos.
- Inmigrantes pobres: Protección de los inmigrantes menores de edad. Escaso: 0,5 puntos.
- Diversidad sexual: Plena igualdad de las personas LGTBI. Medidas sanitarias y legales. Bien: 2 puntos.
- Personas con discapacidad: Ley de vida independiente. Modificación de la Constitución. Políticas de empleo y fiscales. Bien: 2 puntos.
- Mujeres: Lucha contra la brecha salarial. Trabajadoras del hogar. Lucha contra la violencia machista. Medidas transversales de género. Ley de violencia sexual y de trata. Estrategia de salud sexual y reproductiva. Muy bien: 2,5 puntos.

7. PACMA (Partido animalista contra el maltrato animal): 6,50 puntos.
- Inmigrantes pobres: Acceso a educación y sanidad. Programas de acogida y contra la xenofobia. Voluntarista pero sin medidas legales. 1 punto.
- Diversidad sexual: Leyes integrales de transexualidad y LGTBI. Inclusión de las familias LGTBIQ+ en las políticas sobre familias. Bien: 2 puntos.
- Personas con discapacidad: Plan de atención sociosanitaria. Eliminación de barreras arquitectónicas. Faltan medidas legales concretas: 1,5 puntos.
- Mujeres: Lucha contra la violencia machista. Igualdad de oportunidades en el empleo. Bastante bien: 2 puntos.

jueves, 18 de junio de 2020

Sincronicidad. La soledad del corredor de fondo

Desde hace muchos, muchos años, tengo la costumbre, casi diría la adicción, de ver al menos una película todos los días.

Empecé muy joven viendo las películas que ponían en la dos (en aquel momento, el UHF). Después me aficioné a los ciclos de la primera (en aquel momento, la normal), como aquél tan recordado de cine negro americano. Más tarde apareció el VHS y los videoclubs. Luego los DVD, ahora las plataformas. Siempre he compaginado todas esas formas de ver cine con la legítima de acudir a las salas.

A estas alturas, ya he visto casi todos los clásicos que me interesaban, y suelo dedicar mi tiempo a ver películas nuevas. No obstante, hay veces que no tengo nada nuevo, como me sucedió el 26 de mayo de 2020. Ese día me decidí por un clásico inédito para mí. La película se titula La soledad del corredor de fondo, es de nacionalidad británica, y fue dirigida en el año 1962 por Tony Richardson.

Se trata de la historia de un joven rebelde de clase trabajadora, que es internado en un reformatorio por un robo. Allí descubren sus capacidades como atleta. Está muy bien contada, con el estilo seco de la época, y contiene un mensaje, que en aquellos tiempos podría ser rompedor, aunque ahora resulta inocente, sobre la rebeldía del hombre contra el sistema. No obstante, disfruté y sufrí con las desventuras de su protagonista, Smith.

Paul Auster es mi escritor favorito del siglo XXI, y uno de mis escritores favoritos de todos los tiempos. Su prosa es clara, pero puede ser también profunda. Domina la escritura y siempre sabe cómo decir lo que quiere decir. Y, además, lo que quiere decir es muy interesante. Sabe explicarte los sentimientos humanos con sencillez, y te llega.

Estoy leyendo su última novela, titulada 4 3 2 1. Es la historia de Archie Ferguson, un judío neoyorquino de clase media nacido en 1947. La gracia de la novela es que la vida de Archie, en un momento dado, se ramifica en cuatro, y en cada una de ellas nuestro protagonista se enfrenta a distintas vicisitudes. Por eso puede ser un tanto engorrosa de leer, pero para mí ha sido muy gratificante.

Pues resulta que el día 28 de mayo de 2020, dos días después de haber visto La soledad del corredor de fondo, desemboco en la página 401 de mi novela, en la que un jovencito Archie Ferguson va al cine con una novieta a ver la misma película y queda maravillado. Durante media página, el protagonista del libro de Auster explica cuánto le gustó la película inglesa. ¿Casualidad? No. Sincronicidad.

La sincronicidad, término acuñado por Jung, es una conexión que las personas establecemos con nuestro entorno, de manera que, en determinados momentos, influimos en él creando situaciones coincidentes que tienen un significado simbólico para nosotros, como individuos o como colectivo. La casualidad no existe, la simultaneidad surge para solucionar nuestras necesidades más profundas.

Por eso, esta sincronicidad que he experimentado debe servirme para mejorar mi vida. El problema es que no sé si debo empezar a correr maratones, si debo rebelarme contra el sistema que me oprime, si debo robar en una tienda o si debo dejar de leer tonterías en internet.