miércoles, 14 de agosto de 2024

Siete cómics que me gustan

Como desde pequeño me ha gustado mucho leer mucho, también he leído tebeos, como los llamábamos antes, y después cómics. De pequeño me leía todos los tebeos de la editorial Bruguera y también el TBO. Además, en los quioscos se podían cambiar los tebeos por otros, y tener nuevo material cada semana. Tampoco hice ascos a los cómics de Marvel, que se vendían en libritos en blanco y negro. Ya de adulto he seguido con la costumbre de leer tiras cómicas. Aquí os dejo los siete personajes que con más cariño recuerdo.


1. Zipi y Zape. Los hermanos Zapatilla eran los hijos de entre 10 y 12 años, calculo yo, de don Pantuflo, un señor muy serio, con grandes patillas decimonónicas. Aunque nunca llegué a saber quién era el rubio y quién el moreno, me interesaba que cada día se levantaban con la intención de llevar a cabo una buena obra, pero nunca lo conseguían. Su falta de constancia, su interés por todo lo superfluo, sus ganas de pasarlo bien, solían dar al traste con sus bondadosos propósitos, por lo que solían acabar la historieta en el cuarto de los ratones. Fueron dibujados por Escobar desde los años 40 del siglo pasado. Yo los empecé a leer en los años 60, porque aparecían en la revista Pulgarcito. Lamentablemente no los he podido reconocer en las películas que se han hecho sobre ellos que, en mi opinión, no captan la ingenuidad de los personajes. Pero son otros tiempos. Seguramente el ingenuo soy yo.

2. Mortadelo y Filemón, agencia de información. Seguramente son los personajes de cómic más famosos de España, que aparecieron en los años cincuenta dibujados por el mítico Ibáñez, creador de otras grandes viñetas, como Rompetechos, el botones Sacarino, Pepe Gotera y Otilio o 13 Rue del Percebe. Eran dos detectives, que luego se convirtieron en agentes secretos que trabajaban para la TIA, una organización gubernamental. Allí se encontraban a las órdenes del superintendente Vicente, y recibían artilugios de espía del profesor Bacterio. Como todo en aquella época, la cosa era bastante machista, y el único personaje femenino importante era Ofelia, la secretaria de la organización, que estaba deseando pillar marido, y le tiraba los tejos a Mortadelo, quien era asexual, por lo que yo recuerdo. Cuando yo era pequeño, cada vez que veía una historieta de Mortadelo y Filemón, buscaba inmediatamente los disfraces que usaba Mortadelo, pues tenía la capacidad de disfrazarse de lo que quisiera en un momento. Me encantaba fijarme en los detalles de los dibujos. Las historias eran largas y se podían seguir de tebeo en tebeo, porque en cada uno sólo venían cuatro páginas. Pero esas cuatro páginas se podían leer también como una aventura completa. Lo mejor era comprarse luego las historietas largas en la colección Magos del Humor, o en la colección Olé.

3. Anacleto, agente secreto. El cómic del gran Vázquez inició su andadura en los años 60 del siglo XX, como una parodia de los agentes secretos, tan de moda en aquella época. Vestía esmoquin, llevaba flequillo y siempre iba fumando. A pesar de su lema: "Anacleto nunca falla", fallaba en casi todas las ocasiones, hasta en los más absurdos recados que le mandaba su jefe. El villano aquí era el malvado Vázquez. Las historias eran muy frescas, divertidas y con crítica social. Como espía, me parecía el más original de todos, pero creo que sus historias no se desarrollaron lo suficiente, y que quedó potencial por explotar.

4. Mafalda. Tiras cómicas que en España fueron publicadas en pequeños libritos que se hicieron muy populares y que yo comencé a leer desde muy pequeño. Las publicaciones originales comenzaron en 1964 y llegaron hasta 1973, pero su influencia sigue llegando hasta nuestros días. Mafalda es una niña concienciada social y políticamente que mira el mundo de los adultos (los grandes, como ella dice), y no lo comprende. Por eso en las tiras hay muchas preguntas y pocas respuestas. Tratan temas de la vida, de la sociedad, de la política, con mucha gracia, pero también con lirismo, con melancolía o con mala uva. No creo que a estas alturas haya nadie que no conozca a Mafalda, pero os aconsejo que la releáis después de tantos años. Sigue vigente, graciosa y mordaz: "el problema es que hay más gente interesada que gente interesante".

5. Superlópez. Un cómic español que se sale de la línea marcada por la Editorial Bruguera durante la segunda mitad del siglo XX. Superlópez nace en los años 70 como una parodia de Superman. Es un triste oficinista que en realidad es un alienígena con superpoderes. Pero vive en España y es bastante mediocre, sea superhéroe o persona del montón. Sin embargo, desde que leí los caracubos, las historietas de Superlópez siempre me han gustado, porque no se paran en el chiste fácil y simplón, sino que tienen un trasfondo de contenido social, histórico y, por qué no, filosófico, que te hace pensar un poquito mientras te diviertes. Y los dibujos son muy buenos y contienen mucho detalle, como a mí me gusta.

6. Spiderman. Si bien siempre he leído todo lo que ha caído en mis manos, los cómics de superhéroes no eran de mis favoritos, salvo Spiderman, que pronunciábamos Espíderman, y no Spaidermen. Me gustaba porque era un chaval normal, más bien debilucho, que se volvía fuerte por la picadura de una araña, pero que seguía teniendo problemas, porque el trabajo de superhéroe está muy mal pagado. La sobada frase de "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" yo la vi escrita por primera vez hacia mediados de la década de los setenta, y entonces todavía estaba reluciente. Era muy fácil identificarse con él. También recuerdo que entonces me maravillaron los soliloquios que mantenía consigo mismo para resolver los obstáculos a los que se tenía que enfrentar.

7. El Jueves. La revista que sale los miércoles (últimamente sólo una vez al mes), me hizo mucha gracia desde que era jovencito. Se trataba de una especie tebeo para adultos, porque la mayoría de la revista eran historietas que muchas veces seguían la línea de los cómics de la editorial Bruguera. Una o dos páginas con un chiste final, algunas historietas que continuaban de un número a otro de la revistas, chistes visuales. Todo ameno y con crítica política. Grandes personajes desfilaron por sus páginas, como Martínez el facha, El Profesor Cojonciano, Grouñidos en el desierto, Dios mío, Pedro Pico y Pico Vena, Historias de la puta mili, Makinavaja, Seguridasociá, Clara de noche, Curro Córner, La parejita, Pascual mayordomo real, Tato, con moto y sin contrato, Para ti que eres joven, Ortega y Pacheco, Caspa radioactiva, Ángel Sefija, Silvio José, Frederik Freak, etc. Aún hoy la sigo leyendo, aunque no comprando. Tras la desaparición de casi todos los quioscos sólo leo números atrasados.

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