jueves, 18 de junio de 2020

Sincronicidad. La soledad del corredor de fondo

Desde hace muchos, muchos años, tengo la costumbre, casi diría la adicción, de ver al menos una película todos los días.

Empecé muy joven viendo las películas que ponían en la dos (en aquel momento, el UHF). Después me aficioné a los ciclos de la primera (en aquel momento, la normal), como aquél tan recordado de cine negro americano. Más tarde apareció el VHS y los videoclubs. Luego los DVD, ahora las plataformas. Siempre he compaginado todas esas formas de ver cine con la legítima de acudir a las salas.

A estas alturas, ya he visto casi todos los clásicos que me interesaban, y suelo dedicar mi tiempo a ver películas nuevas. No obstante, hay veces que no tengo nada nuevo, como me sucedió el 26 de mayo de 2020. Ese día me decidí por un clásico inédito para mí. La película se titula La soledad del corredor de fondo, es de nacionalidad británica, y fue dirigida en el año 1962 por Tony Richardson.

Se trata de la historia de un joven rebelde de clase trabajadora, que es internado en un reformatorio por un robo. Allí descubren sus capacidades como atleta. Está muy bien contada, con el estilo seco de la época, y contiene un mensaje, que en aquellos tiempos podría ser rompedor, aunque ahora resulta inocente, sobre la rebeldía del hombre contra el sistema. No obstante, disfruté y sufrí con las desventuras de su protagonista, Smith.

Paul Auster es mi escritor favorito del siglo XXI, y uno de mis escritores favoritos de todos los tiempos. Su prosa es clara, pero puede ser también profunda. Domina la escritura y siempre sabe cómo decir lo que quiere decir. Y, además, lo que quiere decir es muy interesante. Sabe explicarte los sentimientos humanos con sencillez, y te llega.

Estoy leyendo su última novela, titulada 4 3 2 1. Es la historia de Archie Ferguson, un judío neoyorquino de clase media nacido en 1947. La gracia de la novela es que la vida de Archie, en un momento dado, se ramifica en cuatro, y en cada una de ellas nuestro protagonista se enfrenta a distintas vicisitudes. Por eso puede ser un tanto engorrosa de leer, pero para mí ha sido muy gratificante.

Pues resulta que el día 28 de mayo de 2020, dos días después de haber visto La soledad del corredor de fondo, desemboco en la página 401 de mi novela, en la que un jovencito Archie Ferguson va al cine con una novieta a ver la misma película y queda maravillado. Durante media página, el protagonista del libro de Auster explica cuánto le gustó la película inglesa. ¿Casualidad? No. Sincronicidad.

La sincronicidad, término acuñado por Jung, es una conexión que las personas establecemos con nuestro entorno, de manera que, en determinados momentos, influimos en él creando situaciones coincidentes que tienen un significado simbólico para nosotros, como individuos o como colectivo. La casualidad no existe, la simultaneidad surge para solucionar nuestras necesidades más profundas.

Por eso, esta sincronicidad que he experimentado debe servirme para mejorar mi vida. El problema es que no sé si debo empezar a correr maratones, si debo rebelarme contra el sistema que me oprime, si debo robar en una tienda o si debo dejar de leer tonterías en internet.

jueves, 4 de junio de 2020

Las siete mejores películas de animación

No hago ascos a una película de animación. Procuro ver casi todas las que se estrenan, incluso las más infantiles. Relacionaré a continuación las películas de dibujos que más me han marcado, tanto en mi vida como en mi afición al cine. Hay muchas más que podría haber elegido, como Shrek, Gru, mi villano favorito, Alicia en el país de las maravillas, Los increíbles, Blancanieves y los siete enanitos, Buscando a Nemo, Frozen, Aladdin, Peter Pan, Chicken run o Fantasía

1El libro de la selva (Wolfgang Reitherman) (1967). La primera de mis películas favoritas quizá pueda ser discutible por su calidad. También por el racismo inserto en la misma, pues los monos hablan con un acento africano raruno y la canción del Rey Louie puede simbolizar un nativo africano queriendo ser como un niño blanco. Sin embargo, está en mi lista porque es la primera película que vi en el cine, cuando tenía cinco años, y me marcó para siempre. Aquello fue una de las cosas más maravillosas que me habían sucedido. Pasé miedo con el tigre, incluso con los buitres, reí, canté y me enamoré a la vez que Mowgli. Desde entonces no he salido de las salas de proyección. Nota de 7.

2Akira (Katsuhiro Otomo) (1988). Película de culto del anime ciberpunk, nos cuenta una historia ambientada en el año 2019, sobre un Tokyo postapocalíptico y la búsqueda del arma definitiva. Sus ingredientes son violencia gratuita a raudales y una animación muy trabajada, que consigue una estética eternamente copiada (u homenajeada), incluso en películas de acción real. Es posible que no haya envejecido muy bien, pero en su época me dejó con la boca abierta, porque hasta entonces no había presenciado nada similar. Nota de 7,5.

3. Mi vecino Totoro (Hayao Miyazaki) (1988). Una película muy bonita, tanto en el plano visual como en el narrativo, sobre dos niñas que, al trasladarse a vivir al campo, conocen a un espíritu del bosque. Allí vivirán las alegrías y los sinsabores de la infancia. Con gran atención al detalle, Miyazaki comenzó a asombrar a la comunidad cinematográfica. Totoro es ya un icono cultural mundial. Nota de 8.

4. La bella y la bestia (Gary Trousdale, Kirk Wise) (1991). Es esta, para mí, la mejor película de animación de todos los tiempos. Con ella reí, lloré (ese baile en el salón), y disfruté como un niño, con una historia ya conocida pero narrada con el lujo y la maestría de los grandes clásicos de Hollywood. En su momento me sorprendió que los protagonistas no tenían un rostro perfecto, lo que les hacía más humanos. Nota de 8,5 para una película llena de magia.

5. Pesadilla antes de Navidad (Henry Selick) (1993). Realizada con la técnica de marionetas stop-motion, se trata de un cuento para pequeños y mayores. Tiene un aire gótico con toques expresionistas, y representa la culminación del imaginario cinematográfico de Tim Burton. Con un diseño de personajes muy creativo, buenas canciones y dirección firme, consigue ser original y visualmente muy atractiva. A pesar de que la historia tiende a ser algo convencional, su visionado es imprescindible, aunque sólo sea por su protagonista, el ínclito Jack Skellington. Nota de 8.

6. Toy Story (John Lasseter) (1995). Todos aclamamos las novedades técnicas de la primera película realizada completamente con efectos digitales. Pero, además, en un estilo clásico y emocionante, la cinta relata una historia que atrapa desde el principio y llega a un final perfecto, gracias a su guion milimétricamente construido. Además, te garantizo que puedes ver con tranquilidad las secuelas, porque están casi al mismo nivel de la película original. Nota de 8,5.

7. El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no Kamikakushi) (Hayao Miyazaki) (2001). De obra maestra puede clasificarse esta película, que desborda imaginación, sumergiendo al espectador, junto a la pequeña protagonista, en un mundo mágico, lleno de dioses de la mitología sintoísta, brujas, cerdos, dragones y todo tipo de seres pequeños y grandes. El viaje es espiritual, inquietante, por momentos terrible, pero muy tierno en otros. Además, la película enseña a los niños a respetar la naturaleza, a colaborar con los demás y a no ser avariciosos. Maravillosa. Nota de 8,5.