martes, 25 de agosto de 2020

Siete lugares de un viaje al occidente asturiano

Entre los días 16 y 23 de julio de 2020 nos instalamos en Asturias para visitar la parte occidental de esta comunidad autónoma, que conocíamos muy de pasada. La verdad es que tuvimos una climatología tan buena que pasamos mucho tiempo en la playa y poco visitando lugares. Además, como nos gustó tanto, volvimos a Asturias del 9 al 15 de agosto. Aquí dejo algunos lugares que pudimos visitar y la impresión que me causaron.
1. Candás. Elegimos para hospedarnos el Hotel Piedra, de tres estrellas, situado en Perlora, una parroquia cercana a Candás. El Hotel es bastante antiguo y un poquito siniestro, pero está en buena zona. Candás es un pueblo bonito estropeado por un hotel en la entrada, que es un mazacote de cemento. Tiene un amplio paseo marítimo, aunque mal conservado, y dos playas pequeñas. En el puerto solíamos comer en el restaurante El Muelle, donde había producto de buena calidad. También probamos en El Espigón, pero el marisco no era muy fresco, y en El Pescador, que no estaba mal.
2. Cudillero. En este bello pueblo debes dejar el coche en el puerto y caminar unos cientos de metros junto a la orilla del mar. A la entrada tienes la oficina de turismo, donde te darán un mapa. Accederás al casco urbano por la Plaza de La Marina, llena de restaurantes y casitas de colores, que forman el anfiteatro. Después, lo tradicional es visitar los miradores. Nosotros subimos por la calle Salsipuedes (que debe su nombre a que es muy enrevesada), al mirador del Picu, desde donde se ve el pueblo, el puerto y el mar. Muy bonito y bucólico, si no hubiese tanto turista.
3. Luarca. En esta blanca villa marinera disfrutamos de un buen rato paseando por sus calles y plazas decimonónicas, recordando a Severo Ochoa y llegándonos hasta la ermita de la Blanca y las inexistentes playas urbanas (cuando sube la marea). Paseamos por el puerto, vimos muchos puentes que sorteaban el río que atraviesa el pueblo, incluyendo el puente del beso, que tiene su propia leyenda, y paramos a comer en el restaurante La Gaviota, que se encuentra en el Paseo del Muelle, en un lugar espectacular, y donde no dan mal de comer.

4. Frexulfe (Navia). Pasando por el pueblo de Navia (donde no paramos), llegamos a la playa de Frexulfe o Frejulfe. Se trata de una preciosa playa de unos 700 metros de longitud y con mucho oleaje, por lo que el baño en sus aguas no parece apacible. Para llegar a la arena hay que caminar unos cientos de metros, pero merece la pena. Se encuentra rodeada de acantilados, lo que la hace más bella. Sobre su arena tostada pasamos una tranquila tarde observando a algunos surfistas y empapándonos de los aromas marinos.
5. Salinas. Villa turística, repleta de veraneantes, tiene una playa de fina arena dorada de más de dos kilómetros, por la que da gusto pasear. Como hay buenas olas está llena de surfistas. Los socorristas sólo dejan que los bañistas nos metamos en el mar en algunos puntos. Parece ser que el oleaje es muy traicionero para el nadador confiado. Allí comimos en el Restaurante Ewan, en pleno paseo marítimo, con vistas al mar. Un poquito caro pero con buena calidad.
6. Gijón. Visitamos la capital de la Costa Verde en un día lloviznoso. Después de un paseo por la muy concurrida playa de San Lorenzo, y tras visitar la oficina de turismo, que se encuentra instalada en la misma playa, pasamos por el puerto y subimos por el antiguo barrio de pescadores de Cimadevilla, con sus plazas llenas de bares, hasta el monumento de Chillida, que se encuentra en el cerro de Santa Catalina, desde donde se contempla el mar sin obstáculos. A la bajada, paramos a comer en Casa Zabala, un buen sitio, donde probamos la pata de pulpo y el rollo de bonito. Todo muy rico.
7. Concejo de Gozón. Este concejo se distingue como el pico que sobresale en el mapa de Asturias. Contiene la villa de Luanco, pero además vimos allí el Cabo de Peñas, un lugar tremendo, con acantilados de más de cien metros, que está preparado con un camino de madera para dar un paseo por la costa y contemplar el mar en todo su esplendor. También en Gozón se encuentra la playa de Xagó, que es grande y se encuentra en un bonito paraje, aunque había que aparcar bastante lejos para llegar a ella. También fuimos a la playa de Tenrero, en la parroquia de Verdicio; pero después de recorrer un camino infame con el coche, era tal la aglomeración que volvimos sin bajarnos. Creo que su puesta de sol es maravillosa, pero habrá que verla en invierno.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Siete países donde se practica el teletrabajo

Desde que ha llegado la COVID19, el teletrabajo se ha impuesto en muchas empresas españolas. Vamos a echar un vistazo a algunos países donde se practica esta forma de labor remunerada.

1. Países Bajos. Holanda es el país de la Unión Europea donde más implantado se encontraba el teletrabajo antes de la pandemia. Más de un 14% de los empleados holandeses trabajaban desde casa. Tres elementos hacen que el teletrabajo sea menos problemático en este país. Confianza en los trabajadores, pues no importa a qué hora sales del trabajo, sino si has cumplido en él. Productividad, intentando conseguir los objetivos dentro del horario. Conciliación, porque los holandeses valoran su vida y sus relaciones personales, y las empresas lo suelen poner más fácil. Pero para acercarnos a los Países Bajos, necesitaríamos, como ellos, una legislación adecuada y una mejor red de conexiones a internet.

2. Luxemburgo. El pequeño país se encontraba antes de la epidemia casi a la par que Holanda en el porcentaje de personas que teletrabajaban. Es posible que las actividades luxemburguesas, vinculadas en gran medida a las finanzas, favorezcan este tipo de trabajo alejado de la oficina.

3. Dinamarca. Ya en 2017, el 37% de los trabajadores daneses desempeñaba sus tareas desde casa, al menos ocasionalmente. A pesar de sus altísimos impuestos, relacionados con el estado del bienestar, Dinamarca es uno de los mejores países del mundo para trabajar, con un sueldo medio que sobrepasa los 55.000 € anuales y unas condiciones de trabajo envidiables, si las vemos desde España. Al encontrarse más extendido el teletrabajo, los daneses pudieron desplegar mejor esta opción para casi toda la población cuando comenzó la crisis del coronavirus.

4. Eslovenia. Uno de los estados más pequeños de la Unión Europea es también uno de los que más practica el teletrabajo. Allí, un 25% de trabajadores dispone de un dispositivo portátil que permite la conexión a internet en el ámbito empresarial. Un 20% de los empleados trabajan en casa, aunque sea esporádicamente. Un 14% trabajan desde casa al menos una vez por semana y un 7% todos los días.

5. Estados Unidos. Ya en la década de 1970, IBM permitía a sus altos ejecutivos realizar tareas a distancia. En el país de las oportunidades, durante la década de 1980, se realizaron las primeras experiencias piloto para utilizar el teletrabajo como medida de inserción laboral para personas vulnerables, personas con discapacidad y mujeres con cargas familiares. Allí, el teletrabajo se ha basado siempre en dos pilares: la  cultura de la prestación de servicios y los medios y tecnologías de la comunicación. En la actualidad, muchos jóvenes estadounidenses piensan en el teletrabajo como su mejor opción.

6. Japón. Una nación puntera en desarrollo tecnológico está, sin embargo, enamorada de los procedimientos burocráticos arcaicos. Por eso, incluso en plena pandemia, sólo un 20% de los japoneses ha teletrabajado. Les gustan mucho los papeles y ponerles sellos. Además, la cultura del presencialismo y el peloteo al jefe está muy arraigada entre los nipones. No obstante, las grandes empresas, como Fujitsu, están intentando acabar con las tradiciones y promoviendo el trabajo desde casa.

7. Colombia. Terminaremos con un país que puede parecer exótico, porque no asociamos tecnología con América del Sur. Sin embargo, casi 300 empresas públicas y privadas colombianas firmaron un pacto por el teletrabajo. Colombia tiene una ley que regula este sistema de empleo para que no se produzcan abusos ni por una ni por otra parte. Lamentablemente, todo son brindis al sol, porque la cifra de teletrabajadores colombianos, antes de la pandemia, era meramente testimonial.