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miércoles, 5 de agosto de 2020

Siete países donde se practica el teletrabajo

Desde que ha llegado la COVID19, el teletrabajo se ha impuesto en muchas empresas españolas. Vamos a echar un vistazo a algunos países donde se practica esta forma de labor remunerada.

1. Países Bajos. Holanda es el país de la Unión Europea donde más implantado se encontraba el teletrabajo antes de la pandemia. Más de un 14% de los empleados holandeses trabajaban desde casa. Tres elementos hacen que el teletrabajo sea menos problemático en este país. Confianza en los trabajadores, pues no importa a qué hora sales del trabajo, sino si has cumplido en él. Productividad, intentando conseguir los objetivos dentro del horario. Conciliación, porque los holandeses valoran su vida y sus relaciones personales, y las empresas lo suelen poner más fácil. Pero para acercarnos a los Países Bajos, necesitaríamos, como ellos, una legislación adecuada y una mejor red de conexiones a internet.

2. Luxemburgo. El pequeño país se encontraba antes de la epidemia casi a la par que Holanda en el porcentaje de personas que teletrabajaban. Es posible que las actividades luxemburguesas, vinculadas en gran medida a las finanzas, favorezcan este tipo de trabajo alejado de la oficina.

3. Dinamarca. Ya en 2017, el 37% de los trabajadores daneses desempeñaba sus tareas desde casa, al menos ocasionalmente. A pesar de sus altísimos impuestos, relacionados con el estado del bienestar, Dinamarca es uno de los mejores países del mundo para trabajar, con un sueldo medio que sobrepasa los 55.000 € anuales y unas condiciones de trabajo envidiables, si las vemos desde España. Al encontrarse más extendido el teletrabajo, los daneses pudieron desplegar mejor esta opción para casi toda la población cuando comenzó la crisis del coronavirus.

4. Eslovenia. Uno de los estados más pequeños de la Unión Europea es también uno de los que más practica el teletrabajo. Allí, un 25% de trabajadores dispone de un dispositivo portátil que permite la conexión a internet en el ámbito empresarial. Un 20% de los empleados trabajan en casa, aunque sea esporádicamente. Un 14% trabajan desde casa al menos una vez por semana y un 7% todos los días.

5. Estados Unidos. Ya en la década de 1970, IBM permitía a sus altos ejecutivos realizar tareas a distancia. En el país de las oportunidades, durante la década de 1980, se realizaron las primeras experiencias piloto para utilizar el teletrabajo como medida de inserción laboral para personas vulnerables, personas con discapacidad y mujeres con cargas familiares. Allí, el teletrabajo se ha basado siempre en dos pilares: la  cultura de la prestación de servicios y los medios y tecnologías de la comunicación. En la actualidad, muchos jóvenes estadounidenses piensan en el teletrabajo como su mejor opción.

6. Japón. Una nación puntera en desarrollo tecnológico está, sin embargo, enamorada de los procedimientos burocráticos arcaicos. Por eso, incluso en plena pandemia, sólo un 20% de los japoneses ha teletrabajado. Les gustan mucho los papeles y ponerles sellos. Además, la cultura del presencialismo y el peloteo al jefe está muy arraigada entre los nipones. No obstante, las grandes empresas, como Fujitsu, están intentando acabar con las tradiciones y promoviendo el trabajo desde casa.

7. Colombia. Terminaremos con un país que puede parecer exótico, porque no asociamos tecnología con América del Sur. Sin embargo, casi 300 empresas públicas y privadas colombianas firmaron un pacto por el teletrabajo. Colombia tiene una ley que regula este sistema de empleo para que no se produzcan abusos ni por una ni por otra parte. Lamentablemente, todo son brindis al sol, porque la cifra de teletrabajadores colombianos, antes de la pandemia, era meramente testimonial.

jueves, 21 de mayo de 2020

Siete países con renta mínima vital

Ahora que a España puede llegar un tipo de renta mínima vital para los ciudadanos más pobres, vamos a ver cómo les ha ido a otros países que la han probado. La renta mínima vital es una cantidad que se entrega a ciertas personas que cumplen determinadas condiciones (normalmente, que sean pobres). Pero ninguno de estos países ha instaurado todavía la renta básica universal, que es un modelo de seguridad social en el que todos los ciudadanos, sin condición alguna, perciben un dinero que les sirve para cubrir sus necesidades básicas.

1. Finlandia. En este país nórdico se ha probado en los últimos años un experimento socioeconómico. Se eligió a 2.000 personas desempleadas a las que se les concedió una renta básica de 560 euros mensuales durante dos años. Pasado ese período se analizaron los resultados, comparándolos con otras personas que no recibieron nada. Se concluyó que la renta básica no desincentiva el empleo, pero tampoco incrementa la posibilidad de encontrarlo. Es decir, que los perceptores buscaban y encontraban empleo en un porcentaje similar al de aquellos que no recibían nada. Eso sí, experimentaron una mejora en su calidad de vida y en su salud.

2. Canadá. La región de Ontario comenzó a probar en 2017 con 4.000 personas la implantación de una renta básica universal para personas en edad de trabajar con ingresos bajos, complementando estos hasta con 900 euros mensuales. La intención de esta medida es mejorar la seguridad alimentaria, el estrés y ansiedad, la salud mental y física, la estabilidad habitacional, la educación y formación, el empleo y la participación en el mercado de trabajo. Pero con la llegada de un gobierno conservador, el programa se suprimió, así que, además de cortar de raíz los proyectos de aquellos que percibían la renta, nos quedamos sin saber si había funcionado.

3. Kenia. Un experimento similar comenzó en una aldea de este país africano, aunque aquí sólo se entregan 22 dólares al mes. Tras los buenos resultados, se amplió a más de 20.000 personas. Hasta el momento, las conclusiones del estudio son que quienes reciben la renta la usan en comprar productos de primera necesidad y que, incluso, los perceptores compran menos tabaco y alcohol que antes. Además, desaparecen los conflictos en las aldeas, porque todos se consideran iguales.

4. Dinamarca. Este país nórdico que, como todos ellos, mantiene extensas políticas activas de empleo, también cuenta con un ingreso mínimo vital que pueden solicitar aquellas personas que han sufrido reveses en su modo de vida, como perder el trabajo, un divorcio o una enfermedad grave. Este subsidio se cuantifica en función de la edad del beneficiario, de los hijos a cargo y del estado de salud, y se mueve en una franja que va desde los 476 hasta los 2.035 euros.

5. Italia. El país transalpino ha aprobado recientemente una renta mínima vital de hasta 780 euros, en función de la renta del beneficiario. Eso sí, es requisito imprescindible para recibirla ser ciudadano italiano o haber residido en el país durante al menos diez años. Además, mientras se cobra la renta se debe buscar empleo activamente.

6. Portugal. Nuestros vecinos mantienen una renta temporal y renovable, que dura un año y se encuentra supeditada a la firma de un contrato de inserción. El receptor debe también buscar activamente empleo. Su importe depende de la renta. Como ejemplo podemos decir que un mayor de 18 años con un hijo a cargo cobra unos 300 euros.

7. Alemania. Aquí, la renta mínima vital no la concede el estado central, sino los länder, o estados federados. Este beneficio económico está ligado a la búsqueda de un trabajo, así que quienes lo reciben están obligados a seguir las instrucciones de las oficinas de empleo. Una persona que vive sola cobra 424 euros, quien vive en un piso compartido 382. Además, se perciben hasta 302 euros por hijo a cargo.