Entre el 14 y el 23 de julio de 2021 viajamos a Zarautz para pasar unos días frescos y tranquilos junto al Cantábrico. La mayor parte del tiempo lo pasamos descansando en la playa, pues los días fueron bastante soleados. No obstante, aquí dejo algunos recuerdos de los lugares que visitamos.
1. Zarautz. Para alojarnos elegimos el Hotel Alameda, situado en una casona, cerca del centro y de la playa. Era bastante correcto, aunque un poco ruidoso, al encontrarse cerca de una iglesia con campanario mañanero y en una calle con bastante tráfico. Zarautz es una villa que vive de cara al mar, pues tiene una tremenda playa de arena fina, de más de dos kilómetros de largo. Es la más grande del País Vasco.
Junto a la playa se ha construido un magnífico malecón, por el que da gusto pasear, sobre todo a la puesta de sol, y en el que hay numerosos bares y restaurantes, todos con maravillosas vistas al mar. Nombrando de Oeste a Este aquellos en los que nos sentamos, podemos decir que en el Náutico sólo te puedes tomar una bebida, acompañada con frutos secos, patatas fritas o aceitunas. En la Perla hicimos nuestro primer almuerzo, un menú de 20 euros, que no estaba mal. El rodaballo estaba rico. En Olatugain sólo tienen algunas raciones; tomamos unas croquetas, que no estaban mal, aunque vimos que había gambas. En el restaurante Charly fracasamos con los langostinos, que no estaban frescos, aunque nos sentó bien la sidra. El Garaban no nos gustó mucho, más por el servicio que por las raciones; allí comimos piparras y lomo. Allí mismo está la heladería Carlos Arribas, donde los helados son realmente baratos, aunque para mí gusto no están tan buenos para las largas colas que casi siempre tiene. Al lado, en Lecera, tomamos el menú de 15 euros y no podemos decir que estuviera mal. Si hay alguno más, o no merece la pena nombrarlo o no nos sentamos en él. Al final de la playa se encuentra el hotel restaurante de Karlos Arguiñano, desde donde las puestas de sol se ven mejor. Su terraza estaba siempre llenísima, pero habíamos reservado en el restaurante para cenar. Comimos una ensalada de txangurro, merluza, rape, torrija caramelizada y sopa fría de frutas, aderezado con txakolí de la casa. 101,00 euros para dos por una cena muy cuidada, aunque el salón es ruidoso para mi gusto. Si pasas por allí posiblemente te encuentres con el dueño, como nos pasó a nosotros, que parece un tío muy cercano y agradable.
El resto de Zarautz se divide entre una zona moderna y residencial, y el casco antiguo, muy bien conservado, que es conjunto monumental, y donde también íbamos a tomar pintxos y raciones. En la Plaza de la Músika empezamos con Joshe Mari, que nos decepcionó con unos calamares grasientos. Sin embargo, en la misma plaza, el Txiki Polit tiene la mejor barra de pintxos del pueblo, aunque algunos camareros no sean los más simpáticos del mundo. Allí comimos al menos tres veces. En la misma plaza, Otamendi tiene también muy buenos pintxos y está siempre llenísimo. Por el casco antiguo se podía seguir por Ipar Kalea para también tomar pintxos en Lukas, que está muy bien, así como en Okamika, junto al anterior, que también es bastante agradable y de buena calidad. Siguiendo por Patxiku Kalea hasta Barren Plaza, en Patxiku tomamos bígaros y un montadito de chorizo picante, bien. En Noz Bait comimos el pulpo que no estaba mal, y en Salegi nos sentamos un par de veces a tomar raciones y pintxos bastante buenos y realizados con esmero. Lástima que esté en una plaza pequeña y muy ruidosa por toda la gente que se sienta a tomar los vinos. Finalmente, saliendo del casco viejo, la taberna Iruña tiene una sardina apetecible.
2. Paseando desde Zarautz. Desde cada uno de los dos extremos de la playa de Zarautz se puede hacer una excursión a pie muy placentera. Desde el oeste sale un paseo junto a la carretera, que en unos cuatro kilómetros te lleva hasta Getaria. Da gusto pasear junto al mar, viendo los verdes paisajes y saboreando la brisa marina. Desde el extremo este de la playa de Zarautz arranca una pasarela de madera construida sobre las dunas de la costa. Después puedes elegir un camino horizontal que te llevará a Orio o unas escaleras (bastantes escaleras) escondidas entre la vegetación, que te llevarán al cabo de un kilómetro y pico hasta un cargadero de minerales abandonado, desde donde las vistas de la playa quitan el hipo.
3. Getaria. Este es el pueblo que se divisa desde la playa de Zarautz, con su monte de San Antón, que es el conocidísimo ratón de Getaria, del que habréis visto muchas fotos. De Getaria era Juan Sebastián Elkano, y nos lo recuerda un enorme monumento a la entrada del pueblo. Las cuatro calles que forman el casco antiguo, y que bajan hasta el puerto, deben ser recorridas por los turistas, por los preciosos y bien conservados edificios, donde hay tiendas y restaurantes; también merece la pena la iglesia de San Salvador. Getaria también cuenta con una estupenda playa y bonitos miradores.4. Zumaia. Es este otro pueblo cercano a Zarautz., que tiene dos buenas playas. En la de Itzurun, rodeados del famoso flysch, esa formación rocosa tan característica de la zona, pasamos un buen día de baños de sol y de mar. Después subimos a la ermita de San Telmo, desde donde observamos el inicio del geoparque de la costa vasca y tomamos la foto de la playa que veis arriba. La verdad es que el casco viejo de Zumaia no es tan bonito como el de otros pueblos, pero la zona del puerto es bastante paseable, y el camino a la playa muy agradable. En Zumaia tomamos unos pintxitos en la vinoteca Idoia y después fuimos a la taberna de Itxaso, que está más alejada del centro, pero no mereció la pena. Nos dio un chorizo picante que estaba bueno, pero no nos ofreció mucho más.
5. Orio. Este pueblo tiene una estupenda playa, la de la Antilla, a la que hay que llegar pronto para aparcar el coche, y que está a unos quince minutos andando desde el centro del pueblo. Tiene un casco histórico muy chiquito y empinado, pero muy bonito, que te traslada a tiempos antiguos. El resto del pueblo es bastante funcional y normalito, aunque lo atraviesa la ría, lo que siempre está bien. Aquí son muy famosas las traineras, y en muchos balcones había banderas de "Aupa, Orio". El día que llegamos vendían camisetas del equipo de remo en la plaza del pueblo. También había regatas por la tarde.
6. Deba. Nos sorprendió este pueblo, que para mí era desconocido, por lo bien conservado que está, la limpia y gran playa que tiene, el enorme parque de la Alameda, y el río que fluye junto al pueblo. Por el casco histórico vimos varios edificios muy interesantes, como el palacio de Aguirre y el antiguo mercado.
7. Mutriku. Nuestra visita comenzó en la plaza Txurruka, donde la iglesia neoclásica es digna de verse. Allí tomamos un rape de 1,750 kg. en Ametza, que se deshacía en la boca. Repuestas las fuerzas las necesitamos para bajar hasta las piscinas naturales y la playa, donde se baña menos gente que en otros lugares más turísticos, como Zarautz. El problema no era bajar, sino volver a subir a pie por las escarpadas cuestas de Mutriku. Sin embargo, merecía la pena ir parando en los distintos miradores, para observar el mar, tranquilo, inmenso.
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