martes, 23 de enero de 2018

En la casa

¿Cuánto tiempo llevamos en la casa? Una semana, quizás diez días. He perdido la cuenta, aunque intenté hacer una marca en la pared de mi cuarto cada vez que despertaba. Pero no podemos abrir las ventanas y, aunque las abriéramos, no sé si sabría distinguir la noche del día. El frío es tan intenso que la cara de María se mantiene fresca y lozana. Cada vez que paso por la puerta de su habitación la veo ahí, sentadita, y parece que me va a saludar.

La rutina es la misma todos los días. Nos levantamos, comprobamos que siguen ahí fuera, intentamos encontrar algo de comida por todos los rincones, chuperreteamos las bolsas vacías, bebemos agua de las estalactitas que cuelgan del techo del bajocubierta y nos sentamos a esperar. Ya no nos apetecen los naipes, porque los juegos para tres no son divertidos, así que sesteamos durante casi todo el día o hablamos en susurros sobre imposibles planes de futuro.

Deben de haber pasado veinte días y el hambre es insoportable, así que decidimos comernos la parte que dejaron de María. El primer día le toca a Hans hacer los filetitos. Hemos calculado que podemos aguantar tres meses así. Después, si no se han marchado, nos jugaremos al póquer quién muere primero (yo prefiero que sea Hans, que todavía tiene algo de grasa en el cuerpo).

Vale, ya me he hartado. No ha sido tan adrenalínico como prometían. Más bien un poco aburrido. Como tengo más hambre que el perro del afilador, salgo de la casa y pasaré los dos últimos días de vacaciones entre la piscina y el bufet libre del hotel.


lunes, 15 de enero de 2018

Las siete herejías del Papa Francisco

Todos los papas escriben diferentes textos dirigidos a su congregación. En su exhortación apostólica "Amoris Latetita", el Papa Francisco, parece haber cometido siete herejías, es decir, ha expuesto siete ideas que se salen del dogma católico. Esto es lo que afirman una serie de teólogos (parece que muy conservadores) en una carta que dirigieron a Su Santidad. Después de leer tanto el texto del Papa como la carta de sus correctores, vamos a intentar desgranar y comentar someramente las siete supuestas herejías:

1. Algunos curas no quieren que los legos nos enteremos bien del mensaje de Jesús. Por eso, la primera herejía de la que acusan al Papa es incomprensible para el común de los mortales. Según estos teólogos el Papa ha dicho que la Gracia de Dios, que la persona consigue a través de la absolución (justificación), no es suficiente para que esa persona sepa seguir las exigencias de la ley divina. Una herejía menor, creo yo, pues Francisco únicamente ha escrito (en el párrafo 295 de su documento) que no todo ser humano (aunque esté justificado) es capaz de comprender, valorar o practicar al cien por cien las exigencias objetivas de la ley.

2. Francisco afirma en el párrafo 301 de su texto que no todos los que viven en una situación irregular se encuentran en pecado mortal, sino que hay que mirar cada caso en particular. Pone como ejemplo a una persona que ha sido abandonada por su esposo o esposa y vuelve a formar una familia, aunque no pueda casarse por la Iglesia. Los firmantes de la carta consideran herejía decir que quienes están divorciados y casados civilmente con otra persona no tienen por qué encontrarse necesariamente en pecado mortal. El Papa es menos excluyente que esta gente, quienes me recuerdan al Sanedrín que juzgó a Jesús.

3. Siguiente herejía: un católico puede conocer una ley divina y decidir violarla, pero no encontrarse en pecado mortal como resultado de este acto. El papa señala, en el párrafo 301, que alguien, aún conociendo la norma, puede tener dificultades para comprender los valores inherentes a la norma, o encontrarse en circunstancias que no le permiten obrar de otra manera, lo que no le debe acarrear nueva culpa.

4. Según sus correctores, el Papa ha dicho que una persona, mientras obedece una prohibición divina, puede pecar contra Dios por medio de este mismo acto de obediencia. Esto es leer demasiado entre líneas en las palabras de Francisco. Yo he entendido, en el párrafo 305, que se puede estar a la vez en una situación objetiva de pecado y en gracia de Dios. Sin embargo, como enseñó Santo Tomás, existen unos principios generales, pero cada caso particular es distinto.

5. La conciencia puede juzgar correctos actos sexuales entre personas que han contraído matrimonio civil, aunque estén sacramentalmente casados con otras personas. Dale la vuelta la burra al trigo. Me da lo mismo si es una herejía o no. Tanto el Papa como los que lo recriminan siguen metiéndose en la sana vida sexual de la gente, que les importa más que la insana vida sexual de algunos de sus sacerdotes. Las religiones siempre han intentado controlar a los feligreses a través del sexo, perdonando peor a una mujer adúltera que a un ladrón o asesino rico.

6. La sexta herejía del papa, según estos teólogos, dice que los principios morales contenidos en la revelación divina y en la ley natural no incluyen prohibiciones que condenan absolutamente cierto tipo de actos. En el párrafo de 296 de la exhortación del Papa, este señala que la Iglesia puede ir por dos caminos, marginar o reintegrar, y él se decide por reintegrar. Por eso nadie debe ser condenado eternamente por un pecado. Ese es el camino de Jesús. Si esto es una herejía, que baje el hijo del Creador y nos lo diga.

7. Finalmente, la última herejía del Papa se refiere nuevamente a los divorciados (¡ay! sexo e iglesias): Jesucristo quiere que la Iglesia abandone su disciplina de denegar la Eucaristía a los divorciados y nuevamente casados, y de denegar la absolución a los divorciados y nuevamente casados que no expresen contricción ni propósito de enmienda. Efectivamente, en su idea de integración, Francisco señala, en el párrafo 299 de su exhortación, que los bautizados que se han divorciado y se han vuelto a casar civilmente deben ser más integrados en la comunidad cristiana en las diversas formas posibles.

Como colofón, hemos aprendido que una herejía no es una cosa tan horrenda como suena, pues hasta el Papa puede cometerlas. Sin embargo, y en la línea del personaje de Mildred Hayes en "Tres anuncios en las afueras", creo que no debemos hacer mucho caso a miembros de una banda que mantiene a violadores de niños entre sus filas.