martes, 29 de enero de 2019

Siete grandes personajes comunistas

La palabra comunista se está utilizando en algunos ambientes como un insulto. Algunos consideran que el comunismo es un movimiento totalitario. La Real Academia de la Lengua no lo define así, sino como una doctrina que establece una organización social en la que los bienes son de propiedad colectiva.

Sin embargo, hace mucho que en los países de nuestro entorno se ha adoptado un comunismo nuevo, que nació en Europa, llamado eurocomunismo, y que se define en el diccionario de la RAE de la siguiente manera: Conjunto de posiciones políticas de algunos partidos comunistas europeos caracterizados por su independencia del modelo soviético y la aceptación de la tradición democrática y liberal.

Este comunismo, que no tiene nada que ver con las purgas de Stalin, y que no ha matado a 10.000 millones de personas, acepta de buen grado la democracia, pero cree que algunos bienes deberían ser propiedad del Estado. Quizá habría más gente que podría pagar la calefacción si la energía estuviese controlada por la Administración Pública.

Vamos a acordarnos de algunas personas que han sido tachadas de comunistas, pero que son admiradas por mucha gente en el mundo:

1. Albert Einstein (1879-1955). El científico que huyó de la Alemania nazi para asentarse en Estados Unidos, donde fue un activo militante del desarme y de los derechos civiles, estuvo considerado por el FBI como un peligroso agitador comunista. Es verdad que Einstein estaba en contra del capitalismo. En su famoso ensayo ¿Por qué el socialismo?, escribió: "La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal". Como no le gustaba pertenecer a nada, nunca fue miembro del partido comunista, pero sus ideas le hicieron frecuentar la compañía de numerosos grupos que seguían esa ideología.

2. Hellen Keller (1880-1968). Hellen Keller quedó ciega y sorda a los diecinueve meses. La historia de cómo aprendió a relacionarse con el mundo puedes encontrarla en la película El milagro de Ana Sullivan (The Miracle Worker). Fue la primera persona sordociega en conseguir un título universitario. El presidente Johnson le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad. Gran activista de los derechos de los trabajadores y de las personas con discapacidad, ella misma decía que llegó al socialismo a través de la lectura. En algunos periódicos de su época fue tildada de comunista, titulando "Los rojos usan a una niña ciega para hacer publicidad", utilizando la palabra rojo como un insulto. Lo cierto es que le encantaba la bandera roja y tenía una en su estudio, como símbolo de las iniciativas de corte comunista que llevó a cabo durante toda su vida.

3. Charles Chaplin (1889-1977). El genial cómico fue espiado por el MI5 (el servicio secreto británico), a petición del FBI, por sospechar que era un ferviente simpatizante del comunismo. Es verdad que Chaplin declaró en 1940 que el comunismo tenía muchas cosas buenas y era amigo de algunos comunistas soviéticos, pero los espías concluyeron que Charlot, aunque sabía que el capitalismo y el militarismo eran enemigos de la humanidad, no era una amenaza para la seguridad mundial. No obstante, Edgard Hoover, director del FBI, logró que se le prohibiera regresar a Estados Unidos. Por eso vivió sus últimos años en Suiza. Conviene repasar la película Tiempos modernos, feroz crítica al capitalismo, donde su protagonista, interpretado por Sir Charles Chaplin, se pone por casualidad al frente de una manifestación obrera.

4. Orson Welles (1915-1985). Gran amante de España, el cineasta vivió la guerra civil española con profundo desgarro, implicándose en numerosas actividades solidarias con la causa republicana. Aunque era un firme defensor de la democracia, fue investigado por el FBI por su relación con reconocidos comunistas, como el productor francés Louis Dolivet o el activista alemán Willi Münzenberg. Estas investigaciones fueron quizá patrocinadas por su enemigo William Randolph Hearst, en quien se inspiró para realizar Ciudadano Kane. Orson Welles sí era un firme defensor de la igualdad de oportunidades desde el momento del nacimiento, uno de los fundamentos del comunismo. También era un fervoroso antirracista. Apoyó, junto con el partido comunista de Estados Unidos, a Henry Wallace como candidato a la presidencia. Acabó, como Chaplin, exiliado en Europa.

5. Nelson Mandela (1918-2013). Mandela fue acusado de comunista cuando estaba prohibido serlo en su país. Aunque afirmaba que su partido, el Congreso Nacional Africano, no era comunista, se encontró siempre muy cerca de ellos, desde que estudió en la escuela de derecho, colaborando con Joe Slovo y otros comunistas en la lucha contra el apartheid, y fundando con ellos el movimiento militante Umkhonto we Sizwe. Fue encarcelado durante 27 años por terrorismo, gracias a su militancia activa en esa causa común. Nunca renegó de su pasado y, tras salir de prisión, visitó a Fidel Castro en Cuba, a quien parece que le unía una estrecha amistad.
Mariano Rajoy: "Nelson Mandela: figura clave de la Historia reciente; ejemplo de lucha por la igualdad. En el corazón de todos. Hasta siempre. Madiba."
Albert Rivera: "Hoy cumpliría 100 años Nelson Mandela: luchador por la libertad, supo unir a una nación en torno a los valores civiles y venció al supremacismo."

6. Martin Luther King (1929-1968). El premio nobel de la paz, que orientó su lucha hacia la oposición a la guerra y a la pobreza, fue sometido a vigilancia por el FBI, que le consideraba un marxista de corazón. La verdad es que Bayard Rustin, un alumno de Gandhi relacionado con el Partido Comunista de los Estados Unidos, introduzco al reverendo King en los principios de la no violencia. Martin Luther King siempre confesó en privado apoyar al socialismo democrático, aunque en público lo negó, para no ser acusado de comunista.
Albert Rivera (que tiene una foto de King en su despacho): "Como decía Martin Luther King, sigo teniendo un sueño" (Madrid, 22/05/2015).

7. Pepe Mujica (1935-). El antiguo guerrillero, considerado ahora por algunos como el último héroe de la política, es uno de esos políticos singulares que parece no apreciar el poder, sino lo que puede conseguir para mejorar la vida de sus congéneres. Aunque él dice que hay que seguir reglas claras, que no son ni de izquierdas ni de derechas, sus ideas siempre se han encontrado cercanas al comunismo. Ha sido denostado por la oligarquía ultraliberal (esos que vivieron bien durante la dictadura militar mientras Mujica estaba en la cárcel), que lo acusa de haber arruinado las empresas estatales. Para otros, sus años en la presidencia de Uruguay fueron poco marxistas. Sin embargo, hay muchos que sostienen que su política fue moderada y razonable.

jueves, 17 de enero de 2019

Las siete mejores películas biográficas

Desde pequeño he visto muchas películas, también biográficas, o biopics, como ahora se llaman, que suelen tener enseñanzas e historias de superación muy apropiadas para los jóvenes. Tras ver Bohemian Rapsody, he comenzado a recordar la ingente cantidad de películas biográficas que me han gustado, como El expreso de medianoche, Mar adentro, Serpico, The Doors, El escándalo de Larry Flint, Alí, Patton, Papillon, Bonnie and Clyde, En el nombre del padre, Diarios de motocicleta, Ray, Sonrisas y Lágrimas, Erin Brokovich, Dos hombres y un destino, Gandhi, Ed Wood, En la cuerda floja, Casino, El pianista, Atrápame si puedes, Uno de los nuestros, Braveheart o La Lista de Schindler. Por eso me ha costado tanto elegir siete historias reales (o basadas en personajes que pudieron existir):

1. Espartaco (1960) (Stanley Kubrick). La historia del esclavo de los romanos que lideró una revolución es inolvidable, como lo es su protagonista, Kirk Douglas. Una de las cintas de espadas y sandalias más importantes del cine contiene momentos épicos, como la lucha de Espartaco con su compañero en la escuela de gladiadores, que da inicio a la revolución, o aquella escena en la que todos los esclavos dicen "Yo soy Espartaco". La afilada pluma de Dalton Trumbo también escribió secuencias íntimas, pero memorables, como el baño de las ostras y los caracoles. Nota de 8.

2. Lawrence de Arabia (1962) (David Lean). Un clásico deslumbrante que coloca a un hombre con un alma atormentada en vastos paisajes de grandeza infinita. A pesar de su larguísima duración no se hace pesada, pues te va llevando a través de la emocionante peripecia vital de este soldado que recibió la llamada del desierto. Peter O'Toole compone un difícil papel sin caer en la tentación del exceso. Para mí tiene algunos peros, como su poco rigor histórico o que es un campo de nabos, porque las mujeres de la época estaban en casa esperando a los guerreros. Sin embargo aquí están Omar Sharif, Anthony Quinn, Alec Guinness, Claude Rains, Arthur Kennedy, Fernando Sancho o José Ferrer. Y qué me dicen de la banda sonora. Notaza de 8.

3. El hombre elefante (1980) (David Lynch). "Soy un ser humano", manifiesta John Merrick ante la multitud que lo acosa. Una sentimental película que tiene poco que ver con la mayoría del cine de Lynch, intentando aquí reflexionar sobre la vida de aquellos que son diferentes. Rodada en un clásico blanco y negro, contrapone el egoísmo de la sociedad, incluido el doctor Treves, que salva a Merrick, frente a la humanidad y gentileza del monstruo, interpretado por John Hurt con maestría. Un 8.

4. Toro salvaje (1980) (Martin Scorsese). Aunque creo que está algo sobrevalorada por la crítica, es esta una muy notable película, cuidada hasta el extremo, empezando por el guión, en la que parece que puedes tocar el alma de los personajes. Aunque la realización y el montaje de los combates de boxeo son excelsos, me interesan más los combates en la casa de Jake LaMotta, que dicen mucho sobre la condición humana. Sobresale la actuación del señor De Niro, aunque no por su exceso de peso. Yo también soy capaz de engordar tanto y no ganaré nunca el Óscar. Nota de 8.

5. Amadeus (1984) (Milos Forman). La fantasía sobre la leyenda que rodeó la muerte de Mozart es un magnífico entretenimiento, a pesar de que se aparte de la realidad. En la época de su estreno, esta vistosa producción fue muy aclamada por la crítica, pero también por nosotros, el público. Aparte de recrear la época, contiene una reflexión sobre el hombre y su relación con Dios que me parece muy interesante, además de retratar muy bien la admiración y envidia que Salieri siente por el genio de Salzburgo, aunque en realidad no parece que fuera así. Nota de 7,5.

6. Man on the moon (1999) (Milos Forman). Acercamiento reverencial a la vida del mítico cómico Andy Kaufman, que llevó los límites de la comedia un poquito más allá. Un espectacular Jim Carrey, dirigido en el inconfundible estilo sin estilo Forman, sube un peldaño en su carrera actoral al ofrecernos una visión más o menos fiel de las barrabasadas de Kaufman y de sus personajes, incluido el legendario Tony Clifton. Es intensa, sentimental, pero también provocadora. Un 7.

7. Mi nombre es Harvey Milk (2008) (Gus Van Sant). Un oscarizado Sean Penn brilla, como siempre, en la historia del primer político abiertamente gay elegido en los Estados Unidos, concretamente en San Francisco. A pesar de ser un biopic bastante convencional en su planteamiento, dedicado a ensalzar la figura de Milk, su vida es tan interesante que te deja con la carne de gallina, sobre todo por su muy bien resuelto final. Si bien trata sobre política, el espectador se enterará bien de la trama de esta cinta que, aunque mueve multitudes, también atiende al detalle en las difíciles relaciones sentimentales del protagonista. Mi nota es de 7.

jueves, 3 de enero de 2019

Siete tipos de familias

Llevo tiempo oyendo a gente que es muy defensora de la familia. Yo también lo soy. Por eso relacionaré siete tipos de familia que creo que deben ser defendidos:

1. Familia nuclear. En su definición más restrictiva, familia nuclear es aquella conformada por dos progenitores y sus hijos. Es decir, padre y madre, padre y padre o madre y madre junto con sus hijos. Este es el concepto típico que a todos se nos viene a la cabeza cuando pensamos en la palabra familia, que ha variado en los últimos años con la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo. También ha cambiado porque cada vez las personas forman su familia a una edad más avanzada. Además, dentro de poco puede dejar de ser la familia más numerosa de la sociedad occidental. La tradición machista la ha presentado como aquella en la que hay una madre amorosa y un padre protector, pero eso también está cambiando.

2. Familia troncal o extendida. Este modelo añade al núcleo familiar otros parientes consanguíneos que pertenecen a un tronco común. Además de los padres y los hijos puede incluir hermanos de los padres, abuelos, tíos abuelos o bisabuelos. Es la familia predominante en determinadas sociedades en las que el grupo familiar va aumentando en torno a una casa común, que a veces sirve para la explotación económica de una granja o unas tierras de labor. Aún en nuestros días podemos encontrar en determinadas zonas de las sociedades rurales occidentales la familia de triple generación.

3. Familia comunitaria. Podemos definirlas como un grupo doméstico, que no tiene por qué partir de vínculos familiares, fundado sobre una organización económica y de trabajo. En el centro de Europa, sobre todo en Francia desde la edad media, aparecieron las comunidades tácitas, en las que varios matrimonios vivían juntos, eligiendo a un hombre y una mujer que los dirigían. La comuna es también una unidad básica de convivencia alternativa a la familia tradicional, en la que varios individuos (que pueden llegar a treinta o cuarenta) deciden convivir y compartir recursos. Los hippies vivieron en comunas, que en el siglo XXI han derivado en ecoaldeas, comunidades sociales ecológicas.

4. Familia monoparental. En el otro extremo de la familia comunitaria, en cuanto a número de miembros, se encuentra la familia monoparental, que es aquella en la que un solo progenitor se hace cargo de los hijos dependientes, ya sea por elección o por causas sobrevenidas. La mayoría de las familias monoparentales están encabezadas por mujeres, lo que supone que este tipo de grupos familiares se encuentran en un riesgo alto de pobreza, pues es notorio que las mujeres obtienen menos ingresos por su trabajo que los hombres. No hay que confundir las familias monoparentales con las madres solteras, pues puede haber madres que no se hayan casado pero que convivan en pareja.

5. Familia sin hijos. Cada vez son más las parejas que no necesitan de hijos para su crecimiento. Estas personas gozan de más tiempo libre para ellos mismos y están más liberadas económicamente. Muchas de ellas piensan que la verdadera felicidad marital solo se logra si se permanece sin hijos. Además, tener un hijo ya no está al alcance de cualquier economía. Otras consideran la paternidad o maternidad como una imposición social y algunas sienten temor ante la inseguridad de la sociedad futura. Incluso existen personas que, en virtud de un sentimiento ecologista profundo, desean la extinción de la especie humana en favor de todas aquellas especies animales y vegetales que sufren por nuestra culpa.

6. Familias recompuestas. Las personas que se separan de sus parejas suelen recomponer su vida, formando este tipo de familias, que pueden ser de muchas formas y colores distintos, dependiendo del bagaje que traigan los nuevos cónyuges. En muchas de ellas cada miembro de la pareja aporta los hijos de su anterior relación, lo que acarrea toda una problemática de convivencia muy particular. Antiguamente eran los viudos quienes formaban estas familias reconstituidas. Ahora, principalmente, son los divorciados.

7. Familia poligámica. Esta es la que permite a una persona, la mayor parte de las veces varón, tener varios cónyuges al mismo tiempo. Las religiones monoteístas, en general, prohíben la poligamia, aunque no hay más que leer el Antiguo Testamento para encontrar patriarcas que tenían varias mujeres. Sin embargo, entre los mormones y en el islam está aceptada la poliginia (un varón con varias mujeres), pero no la poliandria (una mujer con varios varones) que sí es tradicional en zonas de la India y en algunas otras tribus. Actualmente existen en nuestras sociedades algunas personas que practican la poligamia o incluso el matrimonio grupal, pero cuyos derechos no están, de momento, recogidos en las leyes.