martes, 16 de agosto de 2011

E.T. y Los Goonies


Se acerca el estreno de Super 8, y ya se ha comparado a esta película con E.T. y Los Goonies. Por eso me atrevo a realizar mi críticas de dos clásicos que todo el mundo debería ver, porque han influido notablemente en la vida de muchos de los que hoy tienen entre treinta y cuarenta años.

La primera de ellas me recuerda siempre la primera vez que uno de mis hijos la vio. Él tendría por aquella época menos de siete años. Y estuvo llorando desconsoladamente un buen rato tras su visionado. En ella Spielberg utiliza sutilmente los trucos que tan bien conoce para tocarnos la fibra sensible. Y además se lo agradecemos.

Es una película para niños, no cabe duda. Pero los adultos la pueden disfrutar igualmente, y por dos horas volver a aquél tiempo en el que cualquier cosa era posible. A pesar de las trampillas para hacernos llorar, excelente. Notita de 8.

Los Goonies es también una película para niños. Es obligatorio su visionado si se quieren comprender determinados chistes que aparecen constantemente en series de televisión actuales. Resulta que quienes guionizan las nuevas series de televisión crecieron viendo los Goonies, y muchos de ellos adoran esa película. No es mi caso. Vi la película ya adulto y me pareció un mero entretenimiento para niños.

Resulta curioso, sin embargo, cómo la película conecta con el imaginario de los niños que se sienten aventureros. A este respecto les relataré que, sobre el año 1972 (doce años antes de esta película), un amigo mío, que rondaba los doce años, y que conocía mi afición a la lectura, me dejó leer un relato que había escrito. En él estaba la esencia de la aventura de Los Goonies, una pandilla de muchachos que viajaban por grutas subterráneas en busca de un tesoro escondido. Supongo que muchos niños de la época soñaban con este tipo de aventuras y por eso el film conectó con ellos. Sin embargo, no creo que los adultos la aprecien. Nota de 7.