jueves, 21 de febrero de 2013

A Lydia le caigo mal. La oveja descarriada.

En San Lucas 42:15 se relata la parábola de la oveja perdida. Un pastor se alegra más por encontrar una oveja que se le había perdido, que por las otras noventa y nueve que permanecían en el redil.

Como los humanos pretendemos gustar a todo el mundo, muchas veces no nos preocupamos de aquellos que nos admiran, nos respetan o de los que somos amigos. Y sin embargo nos obcecamos en caer bien a aquellas personas con las que no congeniaremos nunca.

El tema ha sido abordado en multitud de ocasiones en la literatura y el cine. La típica chica que, para conseguir el interés de un muchacho popular, se hace la interesante, logrando así su propósito, es uno de los argumentos más manidos de las películas adolescentes.

Mi advertencia es para las personas que tienen el síndrome del pastor de la oveja descarriada. Es imposible gustar a todo el mundo. Por favor, no lo intentéis.

E inspirándome en el sufrimiento de estos individuos he compuesto la letra para una canción postpunk:

Soy un tipo alegre y bien parecido.
Todo el mundo quiere siempre estar conmigo.
En los botellones soy el puto amo.
La Mari y la Rufi comen en mi mano.

Pero hay una cosa
que me ha trastornao
me tiene loquito
y desesperao

-Estribillo:
A Lydia le caigo mal.
Parece que no puede evitarlo.
A Lydia le caigo mal,
y yo no puedo soportarlo.
Me lo dijo el Colorao
a la salida del gimnasio.
A Lydia le caigo mal,
así que tengo que solucionarlo.

El tunning de mi buga es el mejor del barrio.
Las niñas flipan con mi pelo lacio.
Contando chistes soy muy divertido,
y tengo mazo de buenos amigos.

Pero hay un detalle
que me ha trastornao
me tiene loquito
y desesperao

-Estribillo:
A Lydia le caigo mal.
Parece que no puede evitarlo.
A Lydia le caigo mal,
y yo no puedo soportarlo.
Me lo dijo Mary Cruz
y no he podido asimilarlo.
A Lydia le caigo mal,
así que tengo que solucionarlo.



viernes, 1 de febrero de 2013

Las siete nociones clave sobre la emigración a Alemania

En los últimos meses se habla de la emigración a Alemania como la solución a la falta de trabajo para los jóvenes españoles. Pero no todo el monte es orégano ni es oro todo lo que reluce. Aquí van algunas claves para aclarar un poco las ideas antes de pensar en la emigración:

1. Es necesario conocer el idioma. No hay trabajos decentes para personas que no hablen alemán. Y esta lengua no se aprende en cuatro días. Para obtener el certificado B1 se necesitan de seis mese a un año de estudio, y este certificado no te garantiza hablar un alemán fluido.

2. Si decides emigrar, el papeleo es relativamente fácil. Sólo tienes que registrarte ante la Autoridad de Extranjería o el registro de habitantes de la ciudad que elijas, donde te expedirán el documento de libre circulación, que te dará acceso a los mismos servicios que el resto de los ciudadanos.

3. Pero es importante elegir bien la ciudad. Alemania es muy grande.En Baviera y Renania es más fácil encontrar empleo. Pero para los españoles el clima es importante, y las ciudades del sur parecen más adecuadas en este sentido. La seguridad y la tranquilidad son importantes también, pero estos aspectos te llevarían a ciudades pequeñas, donde hay menos trabajo. Friburgo suele ser muy recomendada, pues es segura, tranquila y de buen clima. Entre las ciudades grandes, Munich parece ser la primera elección.

4. Otro aspecto importante es el alojamiento. Para alquilar una vivienda te exigen casi siempre un contrato de trabajo o el adelanto de varios meses. Por ello, hay que hacer acopio de algo de dinero para iniciar la aventura.

5. Se debe tener mucho cuidado con los timos. Existen webs que dicen buscarte trabajo en Alemania por precios asequibles, pero desconfía de las ofertas en las que se piden pocos requisitos, como, por ejemplo, únicamente saber hablar inglés. También hay muchos timos en el alquiler de pisos y habitaciones, incluso en las webs más conocidas. Hay gente que ha llegado a Alemania y no ha encontrado el piso que había alquilado, acabando en un piso patera.

6. Y cómo no hablar de los minijobs. Estos son contratos en los que se cobra menos de 400 €. Sirven para reducir la tasa de paro y para que los empresarios se aprovechen de los trabajadores, que no tienen más remedio que aceptarlos. Se crea así una dualidad en el mercado de trabajo, entre los empleos de primera categoría y estos minitrabajos, que no ofrecen ni seguro médico.

7. Finalmente, pero no menos importante, debemos decir que la sociedad alemana es más racista y clasista de lo que ellos quieren reconocer. Aunque te integres en el trabajo, mucha gente te mirará por encima del hombro. Vamos, como aquí.