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viernes, 1 de febrero de 2013

Las siete nociones clave sobre la emigración a Alemania

En los últimos meses se habla de la emigración a Alemania como la solución a la falta de trabajo para los jóvenes españoles. Pero no todo el monte es orégano ni es oro todo lo que reluce. Aquí van algunas claves para aclarar un poco las ideas antes de pensar en la emigración:

1. Es necesario conocer el idioma. No hay trabajos decentes para personas que no hablen alemán. Y esta lengua no se aprende en cuatro días. Para obtener el certificado B1 se necesitan de seis mese a un año de estudio, y este certificado no te garantiza hablar un alemán fluido.

2. Si decides emigrar, el papeleo es relativamente fácil. Sólo tienes que registrarte ante la Autoridad de Extranjería o el registro de habitantes de la ciudad que elijas, donde te expedirán el documento de libre circulación, que te dará acceso a los mismos servicios que el resto de los ciudadanos.

3. Pero es importante elegir bien la ciudad. Alemania es muy grande.En Baviera y Renania es más fácil encontrar empleo. Pero para los españoles el clima es importante, y las ciudades del sur parecen más adecuadas en este sentido. La seguridad y la tranquilidad son importantes también, pero estos aspectos te llevarían a ciudades pequeñas, donde hay menos trabajo. Friburgo suele ser muy recomendada, pues es segura, tranquila y de buen clima. Entre las ciudades grandes, Munich parece ser la primera elección.

4. Otro aspecto importante es el alojamiento. Para alquilar una vivienda te exigen casi siempre un contrato de trabajo o el adelanto de varios meses. Por ello, hay que hacer acopio de algo de dinero para iniciar la aventura.

5. Se debe tener mucho cuidado con los timos. Existen webs que dicen buscarte trabajo en Alemania por precios asequibles, pero desconfía de las ofertas en las que se piden pocos requisitos, como, por ejemplo, únicamente saber hablar inglés. También hay muchos timos en el alquiler de pisos y habitaciones, incluso en las webs más conocidas. Hay gente que ha llegado a Alemania y no ha encontrado el piso que había alquilado, acabando en un piso patera.

6. Y cómo no hablar de los minijobs. Estos son contratos en los que se cobra menos de 400 €. Sirven para reducir la tasa de paro y para que los empresarios se aprovechen de los trabajadores, que no tienen más remedio que aceptarlos. Se crea así una dualidad en el mercado de trabajo, entre los empleos de primera categoría y estos minitrabajos, que no ofrecen ni seguro médico.

7. Finalmente, pero no menos importante, debemos decir que la sociedad alemana es más racista y clasista de lo que ellos quieren reconocer. Aunque te integres en el trabajo, mucha gente te mirará por encima del hombro. Vamos, como aquí.

martes, 26 de febrero de 2008

¿Será este un país para viejos?


Vaya por delante mi absoluto rechazo a las fronteras entre los países, y a la discriminación de unas personas por haber nacido en un sitio u otro. Son divisiones artificiales, que nos obligan a interiorizar en el proceso de socialización (en la familia, en la escuela), y que al final nos parecen naturales. Pero las fronteras las ha inventado el hombre, y, usualmente, el hombre más fuerte. No sé por qué tenemos que sentirnos españoles, cuando, si la historia hubiera sido diferente, seríamos andalusíes, franceses, romanos, castellanos, aragoneses, lusitanos o ciudadanos del Tercer Reich.

Aparte de estas consideraciones, me gustaría reflexionar sobre a quién perjudica la llegada de inmigrantes a España y a quién beneficia. Está claro que los empresarios obtienen mayores beneficios, puesto que la oferta de trabajadores es mayor y los salarios, por lo tanto, descenderán. Por esa misma razón, los trabajadores poco cualificados serán perjudicados, puesto que la mayor competencia rebajará sus emolumentos, a no ser que se implante un salario mínimo decente.

Entonces, ¿por qué parece que al Partido Socialista le apetece que lleguen más inmigrantes? ¿Por qué da la impresión de que al Partido Popular le molesta una llegada masiva?

Un partido conservador, que se dirige a las clases medias y altas, quienes suelen contratar empleados para sus empresas, negocios o para el servicio doméstico, debería estar a favor de la inmigración salvo si se convierte en un partido de extrema derecha, que fomenta el odio al diferente y al extranjero. Un partido socialista debería estar en contra de la inmigración, a no ser que se esté aburguesando. ¿Se está volviendo el mundo del revés? ¿Están buscando los partidos el voto de los que normalmente no les votan? No tengo ni idea. Las hipótesis las deberán formular otros, aunque quizá sea yo el único que se preocupa por esto.

En mi opinión cabemos todos. Quizá sea una comparación infantil, pero en Gran Bretaña, con la mitad de terreno viven el doble de personas. Sólo se necesitan más infraestructuras, que pueden ser construidas precisamente por los que vienen. En España sólo el 3% del suelo está urbanizado. Y todos esos nuevos inmigrantes, con sus nuevas costumbres y sus grandes tasas de natalidad, no permitirán que España se convierta en un país para viejos. España no es un país para viejos.

Cabe aquí recordar la impresionante interpretación de Javier Bardem en la película de los hermanos Coen. He oído algunas críticas afirmando que es mala porque hace pocos gestos. Eso es lo que me parece grande de su interpretación. A través de su expresión hierática y adusta el espectador puede atisbar los pensamientos del personaje. Un trabajo muy elaborado, sin duda, y posiblemente merecedor de tantos premios.

En cuanto a la película, no me llegó a interesar completamente. Me parecieron mucho más interesantes las aventurillas alrededor de un maletín con dinero que el supuesto tema central de la cinta, el de la llegada a la vejez. Realmente no la encontré redonda, como sí me lo parece Fargo, su obra cumbre, en mi modesta opinión.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Ensayo sobre la calvicie


Estoy harto de los calvos. Nos quitan los puestos de trabajo, son los que se llevan todas las subvenciones del gobierno y encima se creen con más derechos que los demás. Los calvos aceptan trabajar por un salario menor que el de las demás personas, y eso va en perjuicio de todos los demás.
Incluso la mayoría de los vigilantes del estacionamiento regulado son calvos. En vez de trabajar en empleos decentes, se dedican a poner multas a los demás, quitándonos el pan de la boca. Nos quieren matar de hambre.

No he podido conseguir guardería para mi niño porque había muchos calvos que tenían más puntos que yo. No está bien que sólo por ser calvos tengan preferencia sobre las personas normales.

El otro día vi a un calvo que se me colaba en la fila del supermercado. Claro, yo le recriminé su actitud y él me espetó: "Eso me lo dice usted a mí porque soy calvo". Por supuesto que no, pero me di cuenta de que ellos son peores que nosotros.

No se puede pasar por delante de una discoteca de calvos. Están siempre en la puerta armando ruido o pegándose, no sé que vamos a hacer con ellos.

Si el gobierno no pone freno a esta gente, al final se van a hacer con España, y los que no somos calvos no podremos ni salir a la calle.

¿Les parece una chorrada? Ahora sustituyan la palabra calvo por negro, moro, sudaca, rumano o extranjero. En sólo dos días he oído todas estas frases en mi entorno familiar y laboral. Y creo que ni una de las personas que las decía se consideraba racista.

En la primera página del libro de texto de la polémica asignatura de educación para la ciudadanía debería poner que ser extranjero es una característica como ser calvo, bajito, llevar gafas, tener un lunar, ser inteligente, jugar bien al fútbol, ser guapo o cejijunto.

Ser extranjero no te hace mala persona, porque en ese caso los españoles nos convertiríamos en delincuentes al norte de los pirineos. Creo que en algunos países "civilizados" de Europa ya piensan eso, pero esta es otra cuestión.

Por lo tanto, tratemos igual a los extranjeros que a los calvos. Pero por favor, cuando escuchen que un calvo ha cometido un delito no se digan a sí mismos: "si es que todos los calvos son iguales".

Si ha habido algún calvo universal ese fue Picasso. Hombre atractivo por muchas razones, en su vejez no se veía a sí mismo sino como un deshecho que ya no participaba de la vida, y así se retrató en 1972.