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miércoles, 28 de mayo de 2014

Siete muestras de machismo en España

El machismo sigue muy arraigado en la sociedad occidental. Todos hemos sido educados en él y parece que estamos educando a nuestros hijos de la misma manera. No hay más que asomarse a cualquier ámbito para encontrarlo sin mucha dificultad. Y lo peor es que ese machismo enraizado se vuelve violento con mucha facilidad. Obviando las encuestas de opinión, intentaré mostrar diversos ejemplos objetivos de machismo.

1. Machismo en las leyes. Es muy difícil encontrar legislación machista en España. La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de hombres y mujeres parecía que era el aldabonazo final que erradicaba el machismo de la legislación española. Pero, como en otras cuestiones, España vuelve al pasado, porque podemos considerar machista la "Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada" que se acerca. Una ley que será inútil, pues los abortos no se reducen criminalizándolos, como demuestran los estudios de la Organización Mundial de la Salud. Da la impresión de que el gobierno conservador español no se atreve a prohibir directamente el aborto, como le recomienda la Iglesia Católica, y por eso lo complica, tratando a las mujeres como seres inferiores, sometidos a la tutela del médico o del juez.

2. Machismo en el diccionario. El diccionario de la lengua de la Real Academia Española contiene numerosas muestras de machismo en el idioma, herencia de tiempos pretéritos, pero que todavía no se han corregido. No hay más que ir a ciertas acepciones de hombre, mujer, masculino y femenino. Hombre: Individuo que tiene las cualidades varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza. Mujer: Que tiene las cualidades femeninas por excelencia. Femenino: Débil, endeble. Masculino: Varonil, enérgico.

3. Machismo en los libros de texto. Las editoriales tienen mucho cuidado a la hora de imprimir textos con contenidos machistas, aunque algunos se les escapan, como este típico ejemplo: "Los pueblos nómadas son aquellos que se trasladan de un lugar a otro con sus enseres, animales, mujeres..." Sin embargo, en cuanto a las imágenes se aprecian más deslices. Cuando se ejemplifican mujeres triunfadoras suelen salir deportistas o princesas, mientras que para los hombres se utilizan científicos o escritores, como si las mujeres no hubieran escrito o descubierto nada.

4. Machismo en la religión. La religión católica, mayoritaria en España, no deja oficiar misa a las mujeres, lo cual ya es una muestra de machismo extrema. La Biblia está llena de ejemplos, fruto, quizá, de la época en que fue redactada. Ya en Génesis 3:16, Jehová dice a la mujer: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus embarazos, con dolor darás a luz los hijos, tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti. Todas las religiones basadas en la Biblia, si no borran frases de ese tipo del libro sagrado, siguen siendo machistas. Igualmente, el Islam, que es una adaptación de la tradición judeo-cristiana, sigue la misma línea. En nombre de la religión, se obliga a muchas mujeres a vestir de determinada manera para ocultar ciertas partes de su cuerpo. Esto es machismo puro y duro, y si no, que venga Dios y lo vea.

5. Machismo en la publicidad. Todos hemos visto la utilización indiscriminada de esbeltas mujeres semidesnudas para anunciar casi cualquier cosa. Además, se las enfoca desde ángulos que las muestran sumisas o receptivas. Los anuncios de cerveza, tradicionalmente machistas, son de los peores, pues se supone que los hombres beben más (otra muestra de machismo). Un anuncio reciente muestra a un grupo de amigas que se emocionan ante un armario lleno de ropa, mientras que sus supuestas parejas lo hacen ante un armario parecido lleno de cervezas. Claro y rotundo.

6. Machismo en el arte. El arte siempre ha reflejado la sociedad en la que estaba inscrito. La pintura, por supuesto, ha sido tradicionalmente machista, salvo algunas excepciones protagonizadas por mujeres, como la pintora del siglo XVII, Artemisia Gentileschi. La mujer siempre se ha representado encerrada y sumisa. Sólo a partir del siglo XX, autores como Picasso retratan una mujer libre y emancipada. En la música el machismo se mantiene. Las letras de las canciones dedicadas a la belleza femenina son infinitas, desde el reguetón a la música indie. El fenómeno fan, alentado desde ciertas revistas juveniles, enseña a las adolescentes a aceptar su rol de simple adoradora de ídolos. La literatura ofrece libros especialmente creados para mujeres, que subliman el amor romántico y ofrecen a la mujer, como meta principal de su vida, el matrimonio. Este estereotipo se traslada al cine y la televisión, como en "La boda de mi mejor amigo" o "Sexo en Nueva York."

7. Machismo en el protocolo. La palabra protocolo no se refiere únicamente al comportamiento en las ceremonias, sino también a las normas de cortesía que se deben seguir en las situaciones cotidianas. Un ejemplo claro es ceder el paso a las mujeres cuando se pasa por una puerta, lo que en ciertos ambientes te define como un caballero. Pero en las ceremonias las muestras son múltiples, como estrechar la mano de los hombres y besar la mano de las mujeres (pero no la de las solteras) y tontunas de ese estilo.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Ensayo sobre la calvicie


Estoy harto de los calvos. Nos quitan los puestos de trabajo, son los que se llevan todas las subvenciones del gobierno y encima se creen con más derechos que los demás. Los calvos aceptan trabajar por un salario menor que el de las demás personas, y eso va en perjuicio de todos los demás.
Incluso la mayoría de los vigilantes del estacionamiento regulado son calvos. En vez de trabajar en empleos decentes, se dedican a poner multas a los demás, quitándonos el pan de la boca. Nos quieren matar de hambre.

No he podido conseguir guardería para mi niño porque había muchos calvos que tenían más puntos que yo. No está bien que sólo por ser calvos tengan preferencia sobre las personas normales.

El otro día vi a un calvo que se me colaba en la fila del supermercado. Claro, yo le recriminé su actitud y él me espetó: "Eso me lo dice usted a mí porque soy calvo". Por supuesto que no, pero me di cuenta de que ellos son peores que nosotros.

No se puede pasar por delante de una discoteca de calvos. Están siempre en la puerta armando ruido o pegándose, no sé que vamos a hacer con ellos.

Si el gobierno no pone freno a esta gente, al final se van a hacer con España, y los que no somos calvos no podremos ni salir a la calle.

¿Les parece una chorrada? Ahora sustituyan la palabra calvo por negro, moro, sudaca, rumano o extranjero. En sólo dos días he oído todas estas frases en mi entorno familiar y laboral. Y creo que ni una de las personas que las decía se consideraba racista.

En la primera página del libro de texto de la polémica asignatura de educación para la ciudadanía debería poner que ser extranjero es una característica como ser calvo, bajito, llevar gafas, tener un lunar, ser inteligente, jugar bien al fútbol, ser guapo o cejijunto.

Ser extranjero no te hace mala persona, porque en ese caso los españoles nos convertiríamos en delincuentes al norte de los pirineos. Creo que en algunos países "civilizados" de Europa ya piensan eso, pero esta es otra cuestión.

Por lo tanto, tratemos igual a los extranjeros que a los calvos. Pero por favor, cuando escuchen que un calvo ha cometido un delito no se digan a sí mismos: "si es que todos los calvos son iguales".

Si ha habido algún calvo universal ese fue Picasso. Hombre atractivo por muchas razones, en su vejez no se veía a sí mismo sino como un deshecho que ya no participaba de la vida, y así se retrató en 1972.