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jueves, 18 de junio de 2020

Sincronicidad. La soledad del corredor de fondo

Desde hace muchos, muchos años, tengo la costumbre, casi diría la adicción, de ver al menos una película todos los días.

Empecé muy joven viendo las películas que ponían en la dos (en aquel momento, el UHF). Después me aficioné a los ciclos de la primera (en aquel momento, la normal), como aquél tan recordado de cine negro americano. Más tarde apareció el VHS y los videoclubs. Luego los DVD, ahora las plataformas. Siempre he compaginado todas esas formas de ver cine con la legítima de acudir a las salas.

A estas alturas, ya he visto casi todos los clásicos que me interesaban, y suelo dedicar mi tiempo a ver películas nuevas. No obstante, hay veces que no tengo nada nuevo, como me sucedió el 26 de mayo de 2020. Ese día me decidí por un clásico inédito para mí. La película se titula La soledad del corredor de fondo, es de nacionalidad británica, y fue dirigida en el año 1962 por Tony Richardson.

Se trata de la historia de un joven rebelde de clase trabajadora, que es internado en un reformatorio por un robo. Allí descubren sus capacidades como atleta. Está muy bien contada, con el estilo seco de la época, y contiene un mensaje, que en aquellos tiempos podría ser rompedor, aunque ahora resulta inocente, sobre la rebeldía del hombre contra el sistema. No obstante, disfruté y sufrí con las desventuras de su protagonista, Smith.

Paul Auster es mi escritor favorito del siglo XXI, y uno de mis escritores favoritos de todos los tiempos. Su prosa es clara, pero puede ser también profunda. Domina la escritura y siempre sabe cómo decir lo que quiere decir. Y, además, lo que quiere decir es muy interesante. Sabe explicarte los sentimientos humanos con sencillez, y te llega.

Estoy leyendo su última novela, titulada 4 3 2 1. Es la historia de Archie Ferguson, un judío neoyorquino de clase media nacido en 1947. La gracia de la novela es que la vida de Archie, en un momento dado, se ramifica en cuatro, y en cada una de ellas nuestro protagonista se enfrenta a distintas vicisitudes. Por eso puede ser un tanto engorrosa de leer, pero para mí ha sido muy gratificante.

Pues resulta que el día 28 de mayo de 2020, dos días después de haber visto La soledad del corredor de fondo, desemboco en la página 401 de mi novela, en la que un jovencito Archie Ferguson va al cine con una novieta a ver la misma película y queda maravillado. Durante media página, el protagonista del libro de Auster explica cuánto le gustó la película inglesa. ¿Casualidad? No. Sincronicidad.

La sincronicidad, término acuñado por Jung, es una conexión que las personas establecemos con nuestro entorno, de manera que, en determinados momentos, influimos en él creando situaciones coincidentes que tienen un significado simbólico para nosotros, como individuos o como colectivo. La casualidad no existe, la simultaneidad surge para solucionar nuestras necesidades más profundas.

Por eso, esta sincronicidad que he experimentado debe servirme para mejorar mi vida. El problema es que no sé si debo empezar a correr maratones, si debo rebelarme contra el sistema que me oprime, si debo robar en una tienda o si debo dejar de leer tonterías en internet.

jueves, 4 de junio de 2020

Las siete mejores películas de animación

No hago ascos a una película de animación. Procuro ver casi todas las que se estrenan, incluso las más infantiles. Relacionaré a continuación las películas de dibujos que más me han marcado, tanto en mi vida como en mi afición al cine. Hay muchas más que podría haber elegido, como Shrek, Gru, mi villano favorito, Alicia en el país de las maravillas, Los increíbles, Blancanieves y los siete enanitos, Buscando a Nemo, Frozen, Aladdin, Peter Pan, Chicken run o Fantasía

1El libro de la selva (Wolfgang Reitherman) (1967). La primera de mis películas favoritas quizá pueda ser discutible por su calidad. También por el racismo inserto en la misma, pues los monos hablan con un acento africano raruno y la canción del Rey Louie puede simbolizar un nativo africano queriendo ser como un niño blanco. Sin embargo, está en mi lista porque es la primera película que vi en el cine, cuando tenía cinco años, y me marcó para siempre. Aquello fue una de las cosas más maravillosas que me habían sucedido. Pasé miedo con el tigre, incluso con los buitres, reí, canté y me enamoré a la vez que Mowgli. Desde entonces no he salido de las salas de proyección. Nota de 7.

2Akira (Katsuhiro Otomo) (1988). Película de culto del anime ciberpunk, nos cuenta una historia ambientada en el año 2019, sobre un Tokyo postapocalíptico y la búsqueda del arma definitiva. Sus ingredientes son violencia gratuita a raudales y una animación muy trabajada, que consigue una estética eternamente copiada (u homenajeada), incluso en películas de acción real. Es posible que no haya envejecido muy bien, pero en su época me dejó con la boca abierta, porque hasta entonces no había presenciado nada similar. Nota de 7,5.

3. Mi vecino Totoro (Hayao Miyazaki) (1988). Una película muy bonita, tanto en el plano visual como en el narrativo, sobre dos niñas que, al trasladarse a vivir al campo, conocen a un espíritu del bosque. Allí vivirán las alegrías y los sinsabores de la infancia. Con gran atención al detalle, Miyazaki comenzó a asombrar a la comunidad cinematográfica. Totoro es ya un icono cultural mundial. Nota de 8.

4. La bella y la bestia (Gary Trousdale, Kirk Wise) (1991). Es esta, para mí, la mejor película de animación de todos los tiempos. Con ella reí, lloré (ese baile en el salón), y disfruté como un niño, con una historia ya conocida pero narrada con el lujo y la maestría de los grandes clásicos de Hollywood. En su momento me sorprendió que los protagonistas no tenían un rostro perfecto, lo que les hacía más humanos. Nota de 8,5 para una película llena de magia.

5. Pesadilla antes de Navidad (Henry Selick) (1993). Realizada con la técnica de marionetas stop-motion, se trata de un cuento para pequeños y mayores. Tiene un aire gótico con toques expresionistas, y representa la culminación del imaginario cinematográfico de Tim Burton. Con un diseño de personajes muy creativo, buenas canciones y dirección firme, consigue ser original y visualmente muy atractiva. A pesar de que la historia tiende a ser algo convencional, su visionado es imprescindible, aunque sólo sea por su protagonista, el ínclito Jack Skellington. Nota de 8.

6. Toy Story (John Lasseter) (1995). Todos aclamamos las novedades técnicas de la primera película realizada completamente con efectos digitales. Pero, además, en un estilo clásico y emocionante, la cinta relata una historia que atrapa desde el principio y llega a un final perfecto, gracias a su guion milimétricamente construido. Además, te garantizo que puedes ver con tranquilidad las secuelas, porque están casi al mismo nivel de la película original. Nota de 8,5.

7. El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no Kamikakushi) (Hayao Miyazaki) (2001). De obra maestra puede clasificarse esta película, que desborda imaginación, sumergiendo al espectador, junto a la pequeña protagonista, en un mundo mágico, lleno de dioses de la mitología sintoísta, brujas, cerdos, dragones y todo tipo de seres pequeños y grandes. El viaje es espiritual, inquietante, por momentos terrible, pero muy tierno en otros. Además, la película enseña a los niños a respetar la naturaleza, a colaborar con los demás y a no ser avariciosos. Maravillosa. Nota de 8,5.

martes, 14 de abril de 2020

Las siete mejores películas mudas

Las películas mudas pueden ser tan entretenidas como las que tienen sonido. Si no has visto cine mudo te estás perdiendo una parte muy importante de la historia, la que creó las claves del lenguaje cinematográfico. Como siempre, reseñaré las películas mudas que más me han influido o que han quedado mejor impregnadas en mi memoria, aunque podría haber incluido otras tantas, como Nosferatu, El maquinista de la general, Un perro andaluz, La madre, Luces de la ciudad, Avaricia, El gabinete del doctor Caligari, La que paga el pato o El hombre mosca.

1. El nacimiento de una nación (D. W. Griffith) (1915). Está considerada como la película que inventó el lenguaje cinematográfico, pues cuenta una historia completa, con conexión entre todas sus escenas. Para ello utiliza técnicas que ya existían, como el movimiento de cámara, el primer plano o el montaje paralelo, para ponerlas al servicio de la historia, influyendo de manera absoluta en todo el cine posterior. La tarea que se impuso Griffith no era fácil, ya que pretendía relatar la historia de los Estados Unidos de América desde la guerra civil, y a fe que lo consiguió creando una gran película. Lamentablemente, es de un racismo que da asco, así que hay que verla con distanciamiento, pero apreciando sus grandes logros. Nota de 7.

2. Intolerancia (D. W. Griffith) (1916). Para compensar el fanatismo que rezumaba su anterior obra, Griffith acometió otra colosal empresa, intentando criticar (sin conseguirlo del todo, me temo) la intolerancia que en el mundo ha habido, con cuatro relatos históricos que se van alternando durante el metraje. Cuenta con grandilocuencia y lujo de detalles la caída de Babilonia y un conflicto laboral de la época en que se rodó y, más someramente, la matanza de los hugonotes y la pasión de Cristo. Fue la primera película muda seria que vi, y me quedé asombrado, porque ya encontré en ella muchos trucos (persecuciones, salvamentos, montaje asociativo) que se siguen usando actualmente. Nota de 8.

3. El acorazado Potemkin (Sergei Einsestein) (1925). Película de propaganda comunista soviética, narra el motín que se produjo en el Potemkin, otorgándole la categoría de germen de la revolución de 1905. Es una cinta de referencia en todo el mundo, digna de estudio por parte de los profesionales del cine, por sus innovaciones estilísticas, como el montaje de atracciones. Sin embargo, los profanos también podemos disfrutarla, pues su gran fuerza expresiva consigue interesar y conmover. La escena de las escaleras ha sido tan homenajeada y parodiada, que ni te sorprenderá si nunca la has visto. Para el que quiera ser un cinéfilo es obligatoria. Nota de 8.

4. La quimera del oro (The gold rush) (Charles Chaplin) (1925). Una de las mejores comedias de todos los tiempos no solo usa el slapstick (cuidado con el oso), sino que también apela al corazón del espectador (tal vez en exceso) para que empatice con el buscador de oro solitario. Merece la pena ver cómo Charlot se comporta en la mesa, comiéndose una bota o jugando con el pan, pero también cómo debemos afrontar la vida, a pesar de nuestro patetismo sempiterno. Nunca me canso de verla. Nota de 8,5.

5. Metrópolis (Fritz Lang) (1927). Una de las películas icónicas del expresionismo alemán corresponde al género de ciencia ficción distópica. Nos cuenta con grandes medios y ampulosidad una historia sobre la alienación de la clase obrera en el siglo XXI, además de introducirnos en otros temas típicos, como la creación de clones. Aunque ahora nos parezca un poco conservadora en su resolución, es brillante en su planteamiento y en la manera de filmar el futuro, habiendo influido en numerosas obras posteriores. No cuento más, que la destripo, pero merece la pena. Nota de 8.

6. Garras humanas (The unknown) (Tod Browning) (1927). Tremenda, tortuosa, compleja, terrorífica, inmoral historia es la del hombre sin brazos enamorado de la amazona e hija del dueño del circo donde trabaja, una chica que no soporta que los hombres la manoseen. El autor de dos obras maestras como Drácula y Freaks apunta ya maneras en esta diabólica pero muy lírica obra, en la que aparecen dos actores que fueron grandes estrellas, Lon Chaney y Joan Crawford. Nota de 7,5.

7. Y el mundo marcha (The crowd) (King Vidor) (1928). Una película muda que te sorprende, pues es de las primeras que no trató un tema grandilocuente o histórico, sino la cotidiana vida de un joven y su (mediocre) familia en Nueva York. Sin embargo, consigue un tono épico gracias a las pequeñas heroicidades y tragedias de sus protagonistas, seres diluidos en una multitud muy bien retratada. La cinta es formalmente magnífica desde la primera escena (esas oficinas tantas veces imitadas); bebe del expresionismo, pero es realista (se ve un cuarto de baño con su inodoro y todo); y su moraleja es que no todo el mundo triunfa (más bien casi nadie) y debemos vivir con el hecho de que somo uno de tantos en la rueda del capitalismo. Nota de 8.

martes, 25 de febrero de 2020

Siete películas sobre clases sociales (que me gustaron más que Parásitos)

Mucho se está hablando sobre Parásitos y su feroz crítica de las diferencias sociales. A mí me han gustado las peripecias que se relatan en ella y cómo están rodadas, pero encuentro que a la cinta le falta alma, que el creador siente por sus personajes la misma empatía que el entomólogo por los insectos que pincha en alfileres. Por eso voy a relacionar siete películas que me conmovieron y que abordan el conflicto social a pequeña escala.

1. El sirviente (Joseph Losey) (1963). Un manipulador mayordomo consigue ir dominando la vida de su señor, aprovechando sus debilidades sexuales, que apuntan a ser variadas. El criado, parece que con la intención de convertirse en el amo de la casa, consigue que también trabaje en ella una supuesta hermana suya. Tengo la impresión de que Bong Joon-ho ha visto esta película. Si bien es un poquito pedante y artificiosa, mantiene la tensión y el agobio casi todo el tiempo. Pretende enseñarnos lo relativamente fácil que puede ser cambiar los roles sociales, si eres listo y lo intentas. Nota de 7,5.

2. Adivina quién viene a cenar (Stanley Kramer) (1967). Comedia honesta que trata didácticamente el controvertido tema del las relaciones interraciales. Nos presentan un hombre negro perfecto, hecho a sí mismo, que ha escapado de sus orígenes, pero que sigue siendo mirado por encima del hombro por aquellos cuyas familias llevan mucho tiempo entre las clases altas. Quiere casarse con una jovencita blanca, cuyos padres, que la han criado con sólidas convicciones morales, se tendrán que enfrentar a sus contradicciones. El choque de clases sociales se hace patente cuando entran en escena los padres de él o la criada de la familia, personajes afroamericanos que, sin embargo, recelan de la igualdad. Nota de 7,5.

3. Barry Lyndon (Stanley Kubrick) (1975). Una obra que nos ofrece algunas de las más bellas imágenes de la historia del cine narra, desde un punto de vista cínico, que duda de la bondad de la especie humana, el ascenso y caída social de un aventurero irlandés en el siglo XVIII. Barry Lyndon es el advenedizo por excelencia, el parveno que accede, mediante la picaresca, a una clase social que no le pertenece por nacimiento. Sin embargo, nuestro protagonista nunca se integrará del todo en las clases altas y volverá a la posición que le corresponde. Nota de 8.

4. Lejos del cielo (Tod Haynes) (2002). En la sociedad norteamericana de los años 50 del siglo XX, donde domina el racismo y la intolerancia sexual, una mujer acomodada deberá enfrentarse a una crisis matrimonial. Está rodada al estilo de los grandes melodramas de Douglas Sirk, pero siendo más directo, aunque menos sugerente, en los temas tratados, como las relaciones homosexuales o interraciales. Destaca la relación de amor que la protagonista entablará con su jardinero negro, haciendo saltar por los aires todos los convencionalismos sociales de la pacata, provinciana, hipócrita, intolerante y ultraconservadora sociedad en la que vive, enseñándonos el reverso del sueño americano. Nota de 7.

5. Distrito 9 (Neill Blomkamp) (2009). Sudafricano tenía que ser este thriller de ciencia ficción realizado con brío que nos presenta una metáfora sobre el apartheid, en la que los excluidos son extraterrestres, víctimas del especismo. Retrata a los seres humanos como xenófobos, racistas y mezquinos, pero consigue que te pongas en la piel de los discriminados, cuando el protagonista se empieza a convertir en uno de ellos. Nota de 7.

6. Criadas y Señoras (The Help) (Tate Taylor) (2011). Amable recreación de la vida de las criadas negras de familias adineradas del sur de Estados Unidos, que quizá, con su tono melodramático, desdibuje un poco el horror del racismo. No obstante, divierte y emociona, aunque usa algunos truquillos para conseguirlo. Refleja muy bien la discriminación múltiple que sufren estas mujeres por su raza y por su sexo. Este tipo de discriminación (también llamado interseccional) no llegarán a sufrirlo ni una mujer blanca ni un hombre negro. Por otro lado, es interesante el retrato de la clase alta, que no ve lo que no quiere ver, tapándose los ojos (y la nariz) para asomarse a la miseria. Nota de 7,5.

7. Roma (Alfonso Cuarón) (2018). Película cuidadísima en lo formal, que relata un año en la vida de unas criadas que trabajan en una colonia de clase media mejicana de los años setenta del siglo XX, pero que a la vez se convierte en el retrato de cualquier sociedad, pues en todas hay gente arriba y gente abajo. La discriminación racial y de clase que existe en México hacia los indígenas existe también en todas las sociedades del mundo. Igualmente nos muestra de una manera cruda la relación de poder entre géneros, y ahí ya no sólo se discriminada a la criada, sino también a la señora. Encontramos en la película, además, una reivindicación del trabajo doméstico, que tiene un tanto de esclavitud disfrazada. Nota de 8.

lunes, 20 de enero de 2020

Las siete mejores películas sobre matrimonios

Con permiso de Dolor y Gloria, Historia de un Matrimonio es la película que más me ha conmovido en 2019. Por eso dedicaré esta entrada a repasar las siete películas sobre matrimonios que mayor huella me han dejado. Quedarán fuera otras como Dos en la carretera, Interiores, Te doy mis ojos, La habitación del Hijo o Revolutionary Road que también son muy buenas. Pero estas siete son las que dejaron en mis sentidos un recuerdo más profundo.

1. La Costilla de Adán (George Cukor) (1949). La sempiterna guerra de sexos es el eje sobre el que gira esta divertida y ágil comedia del maestro Cukor, en la que Katharine Hepburn y Spencer Tracy dan vida a un matrimonio que se enfrenta, como abogada defensora y fiscal, en un juicio a una mujer que disparó a su marido. Se trata de una refinada comedia, fruto de la época en que fue filmada, pues sus chistes se encuentran ahora un poco pasados de moda. Sin embargo, su discurso feminista todavía funciona y sigue siendo muy entretenida. Nota de 7,5.

2. Días de vino y rosas (Blake Edwards) (1962). El infierno del alcoholismo de un hombre y de cómo su mujer le sigue al abismo es el tema central de este intenso drama filmado en blanco y negro, con dos actorazos como Lee Remick y Jack Lemmon. Es un honesto intento de reflejar de una manera realista el mundo de las adicciones, en este caso, dentro del matrimonio. Puede que en momentos caiga en el melodrama, pero no me molesta en absoluto. No se parece mucho al resto de la filmografía de Edwards, aunque cuenta como casi siempre con la música de Mancini y filma San Francisco como muy pocos. Nota de 8.

3. ¿Quién teme a Virginia Woolf? (Mike Nichols) (1966). Donde hay confianza da asco. En este drama teatral, adaptación de una obra del siempre rompedor Albee, el matrimonio ya se encuentra destruido. Ya se odian tanto que esposa y esposo se maltratan y humillan el uno al otro incluso frente a otras personas. En algunos pasajes de la película sentí vergüenza ajena del comportamiento de Taylor y Burton, que se encuentran en sus papeles como peces en el agua, recreándose de una manera absurda en discutir por su hijo delante de sus jóvenes invitados, a quienes incluirán en sus crueles juegos sexuales. Nota de 7,5.

4. Secretos de un matrimonio (Scener ur ett äktenskap) (Ingmar Bergman) (1974). Referente para todas las posteriores películas sobre matrimonios, no se trata de una cinta para todos los públicos, porque he conocido gente a la que tanta conversación y tanto mirarse hacia dentro les aburría. A mí no. Yo, que me duermo en las películas de acción, acabo siempre con los ojos como platos tras las conversaciones de estos dos seres infelices, pero felices, solitarios, pero acompañados. Extraordinaria. Nota de 8.

5. Una mujer bajo la influencia (John Cassavetes) (1974). El hombre que inventó el cine independiente dirige a su manera verista una película sobre el matrimonio entre una mujer mentalmente inestable y un hombre que trata de mantener el equilibrio de la familia que quizá él ha pervertido con su actitud violenta. La depresión hay que tomársela en serio, aunque quizá aquí se pasan un poquito, consiguiendo incomodar al espectador. Gena Rowlands y Peter Falk tremendos, como siempre. Nota de 8.

6. Kramer contra Kramer (Robert Benton) (1979). Esta es la historia de una acomodada familia media y de su descomposición. Retrata el vínculo que establece un padre con su hijo de siete años cuando su mujer los abandona por la excesiva dedicación al trabajo de él, y de la lucha por la custodia del niño, llena de mezquindades. Streep y Hoffman dan cuerpo a una buena película, algo misógina para mi gusto, pero que consigue llevar al espectador hasta la lágrima, porque los personajes no son monolíticos, cometen errores y cambian de parecer. A pesar de tratar temas que siguen de actualidad, es una película algo olvidada hoy en día. Pero en su momento ganó el Óscar frente a Apocalypse Now, en un año en que Alien ni siquiera estuvo nominada. Nota de 7,5.

7. Historia de un matrimonio (Noah Baumbach) (2019). Salvo algún crítico que es más inteligente que el resto de la humanidad, todos hemos caído rendidos ante la manera precisa y cruel en la que se relata aquí la fractura de una pareja y su viaje hacia el divorcio. Sin duda bebe de Secretos de un matrimonio y de Kramer contra Kramer, pero han pasado cuarenta años, así que hay que contar las cosas de otra manera, más transparente, más sincera, más igualitaria, más divertida. Además, el guion ha quedado muy redondo, cerrando el círculo en una secuencia final que te regala un gustito agridulce para una buena temporada. Nota de 8.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Siete películas raras que me gustaron

Una película puede ser catalogada como rara por no seguir el canon clásico de desarrollo, nudo y desenlace, por contar una historia inverosímil, truculenta, de fantasía o de ciencia ficción, o por suceder en ella hechos que superan los límites de la realidad cotidiana y de las leyes de la física. Aquí comentaré algunas películas que se encuentran en esta categoría pero que a mí me gustaron:

1. El ángel exterminador (1962) (Luis Buñuel). Las educación y los buenos modales no sirven para nada cuando se trata de sobrevivir. Esta es la conclusión más sencilla a la que llegué después de ver una película que parte de una premisa surrealista, como es que unas cuantas personas de clase acomodada se encuentran durante días encerrados en una habitación de la que, sin razón aparente, no pueden salir, pues no hay ninguna puerta que los retenga. Con el paso del tiempo, los refinados huéspedes y anfitriones se convertirán en salvajes. A partir de ahí puedes buscar todas las metáforas que quieras, pero te recomiendo que, simplemente, disfrutes del humor y de la mala leche de la película y reflexiones después sobre lo que has visto sin intentar entenderlo. A mí se me aparece Kafka. Nota de 8.

7. Saló o los 120 días de Sodoma (1975) (Pier Paolo Pasolini). De esta película he preferido no poner el tráiler, porque es muy desagradable. El que quiera que lo busque. Basada libremente en una obra del Marqués de Sade, retrata de una manera horrorosamente real las tropelías que, en la Italia fascista, unos poderosos degenerados cometen sobre un grupo de jóvenes hijos de partisanos. Las tres partes en que se divide la obra ya lo dicen todo: del sexo, de la mierda y de la sangre. La vi en 1980 en una sesión nocturna de sábado de un barrio obrero, a la que acudían matrimonios de mediana edad, que abandonaban la sala echando pestes y pidiendo la muerte del director. No sabían que ya había sido asesinado. Si quieres sufrir un rato y reflexionar sobre la maldad humana, te la recomiendo. Nota de 6,5.

3. Brazil (1985) (Terry Gilliam). La surrealista historia del oscuro burócrata perdido en un retrofuturista mundo no menos oscuro y burocrático, permite al director americano reflexionar sobre la sociedad moderna y el sueño de libertad que muchos albergamos. Se nota que el autor ha leído a Kafka y a Orwell y ha visto a Eisenstein y a Fellini, pero no copia, sino que interpreta, en una película excesiva aunque llena de matices, que permite varios visionados en los que el espectador encontrará nuevos detalles y guiños. Ten cuidado de que no te den gato por liebre, pues circula por ahí una copia no autorizada por el director, con cortes que la hacen más sencilla de ver, pero que cambian todo el sentido de la obra. Nota de 7,5.

4. Carretera perdida (1997) (David Lynch). De este director podría haber elegido también Cabeza Borradora, Terciopelo Azul o Mulholland Drive, que también son raras de narices. Pero esta me parece la más inquietante de todas porque el hombrecillo de la cara blanca da mucho miedo. Si quieres que una película te rompa la cabeza, es esta, pues viajas a la mente de un hombre, y en el viaje te vas a perder y enredar en extraños y oscuros recovecos. Pero lo importante es disfrutar del trayecto pues, como siempre en Lynch, lo más importante no es lo que cuenta, sino el universo que crea para contarlo. Nota de 7,5.

5. Memento (2000) (Christopher Nolan). El efectista director británico sorprendió a todo el mundo con una película de cine negro diferente, que trata sobre un hombre que ha perdido la memoria a corto plazo pero necesita resolver un asesinato. Contada de atrás hacia adelante, como nunca se había hecho, consigue que el espectador se sienta también desmemoriado mientras descubre poco a poco las piezas del puzle. La primera vez que la vi tuve una sensación magnífica de haber presenciado algo diferente. Las siguientes veces ya no es lo mismo, sobre todo porque te das cuenta de que te están engañando todo el rato. Pero eso mismo le pasa al protagonista. Notaza de 8.

6. Adaptation (El ladrón de orquídeas) (2002) (Spike Jonze). La historia del guionista que se encuentra estancado es precisamente brillante por su guion milimétricamente estructurado por Charlie Kaufman y su hermano gemelo Donald para que se cierre sin que se vean las juntas. Otra cosa es la manera de filmar del director que, aunque a veces tiene su gracia, satura un poco los sentidos. Disfrutarás más la película si ya has visto Cómo ser John Malkovich, porque se trata de cine dentro del cine, o metacine, o metagemelos, o lo que sea. Yo me pasé la mitad del tiempo que la vi con la boca abierta. Un 7.

7. Canino (2009) (Yorgos Lanthimos). Una áspera película que nos sumerge en el claustrofóbico universo de una familia que apenas permite a sus hijos el contacto con el mundo exterior. Incómoda en todo su metraje, no creo que esta salvajada (que a veces duele) esté realizada para el consumo de todo el mundo, pero me interesa mucho la sobreprotección en forma de totalitarismo como metáfora de la sociedad que nos acecha. Sin embargo, te sorprenderás riéndote de algunos chistes surrealistas absurdos sobre el significado de ciertas palabras, pero que no son nada inocentes. Un 7 de nota.

jueves, 17 de enero de 2019

Las siete mejores películas biográficas

Desde pequeño he visto muchas películas, también biográficas, o biopics, como ahora se llaman, que suelen tener enseñanzas e historias de superación muy apropiadas para los jóvenes. Tras ver Bohemian Rapsody, he comenzado a recordar la ingente cantidad de películas biográficas que me han gustado, como El expreso de medianoche, Mar adentro, Serpico, The Doors, El escándalo de Larry Flint, Alí, Patton, Papillon, Bonnie and Clyde, En el nombre del padre, Diarios de motocicleta, Ray, Sonrisas y Lágrimas, Erin Brokovich, Dos hombres y un destino, Gandhi, Ed Wood, En la cuerda floja, Casino, El pianista, Atrápame si puedes, Uno de los nuestros, Braveheart o La Lista de Schindler. Por eso me ha costado tanto elegir siete historias reales (o basadas en personajes que pudieron existir):

1. Espartaco (1960) (Stanley Kubrick). La historia del esclavo de los romanos que lideró una revolución es inolvidable, como lo es su protagonista, Kirk Douglas. Una de las cintas de espadas y sandalias más importantes del cine contiene momentos épicos, como la lucha de Espartaco con su compañero en la escuela de gladiadores, que da inicio a la revolución, o aquella escena en la que todos los esclavos dicen "Yo soy Espartaco". La afilada pluma de Dalton Trumbo también escribió secuencias íntimas, pero memorables, como el baño de las ostras y los caracoles. Nota de 8.

2. Lawrence de Arabia (1962) (David Lean). Un clásico deslumbrante que coloca a un hombre con un alma atormentada en vastos paisajes de grandeza infinita. A pesar de su larguísima duración no se hace pesada, pues te va llevando a través de la emocionante peripecia vital de este soldado que recibió la llamada del desierto. Peter O'Toole compone un difícil papel sin caer en la tentación del exceso. Para mí tiene algunos peros, como su poco rigor histórico o que es un campo de nabos, porque las mujeres de la época estaban en casa esperando a los guerreros. Sin embargo aquí están Omar Sharif, Anthony Quinn, Alec Guinness, Claude Rains, Arthur Kennedy, Fernando Sancho o José Ferrer. Y qué me dicen de la banda sonora. Notaza de 8.

3. El hombre elefante (1980) (David Lynch). "Soy un ser humano", manifiesta John Merrick ante la multitud que lo acosa. Una sentimental película que tiene poco que ver con la mayoría del cine de Lynch, intentando aquí reflexionar sobre la vida de aquellos que son diferentes. Rodada en un clásico blanco y negro, contrapone el egoísmo de la sociedad, incluido el doctor Treves, que salva a Merrick, frente a la humanidad y gentileza del monstruo, interpretado por John Hurt con maestría. Un 8.

4. Toro salvaje (1980) (Martin Scorsese). Aunque creo que está algo sobrevalorada por la crítica, es esta una muy notable película, cuidada hasta el extremo, empezando por el guión, en la que parece que puedes tocar el alma de los personajes. Aunque la realización y el montaje de los combates de boxeo son excelsos, me interesan más los combates en la casa de Jake LaMotta, que dicen mucho sobre la condición humana. Sobresale la actuación del señor De Niro, aunque no por su exceso de peso. Yo también soy capaz de engordar tanto y no ganaré nunca el Óscar. Nota de 8.

5. Amadeus (1984) (Milos Forman). La fantasía sobre la leyenda que rodeó la muerte de Mozart es un magnífico entretenimiento, a pesar de que se aparte de la realidad. En la época de su estreno, esta vistosa producción fue muy aclamada por la crítica, pero también por nosotros, el público. Aparte de recrear la época, contiene una reflexión sobre el hombre y su relación con Dios que me parece muy interesante, además de retratar muy bien la admiración y envidia que Salieri siente por el genio de Salzburgo, aunque en realidad no parece que fuera así. Nota de 7,5.

6. Man on the moon (1999) (Milos Forman). Acercamiento reverencial a la vida del mítico cómico Andy Kaufman, que llevó los límites de la comedia un poquito más allá. Un espectacular Jim Carrey, dirigido en el inconfundible estilo sin estilo Forman, sube un peldaño en su carrera actoral al ofrecernos una visión más o menos fiel de las barrabasadas de Kaufman y de sus personajes, incluido el legendario Tony Clifton. Es intensa, sentimental, pero también provocadora. Un 7.

7. Mi nombre es Harvey Milk (2008) (Gus Van Sant). Un oscarizado Sean Penn brilla, como siempre, en la historia del primer político abiertamente gay elegido en los Estados Unidos, concretamente en San Francisco. A pesar de ser un biopic bastante convencional en su planteamiento, dedicado a ensalzar la figura de Milk, su vida es tan interesante que te deja con la carne de gallina, sobre todo por su muy bien resuelto final. Si bien trata sobre política, el espectador se enterará bien de la trama de esta cinta que, aunque mueve multitudes, también atiende al detalle en las difíciles relaciones sentimentales del protagonista. Mi nota es de 7.

lunes, 14 de mayo de 2018

Mis siete películas musicales preferidas

Las películas musicales son las que más me hacen disfrutar en el cine. Suelen tener una trama divertida, alrededor de la cual se engranan canciones casi siempre pegadizas, pero que, algunas veces, son pequeñas joyas de música ligera. Mi lista de películas musicales que adoro es inmensa, e incluiría Sonrisas y lágrimas (The sound of music), Cabaret, El Mago de Oz, Mary Poppins, Siete novias para siete hermanos, Los paraguas de Cherburgo, Cita en San Luis, Las zapatillas rojas, Saturday Night Fever, Un americano en París, Gigi, La bella y la bestia, Fama, Hair, Un día en Nueva York, Una cara con ángel (Funny Face), Tommy, All That Jazz, Papá piernas largas, Quadrophenia, Hairspray, Rocky Horror Picture Show o La pequeña tienda de los horrores.

Sin embargo, no me gusta cansar, por lo que mis listas son de siete elementos. Tras mucho deliberar conmigo mismo, estas son las siete películas musicales que más me han influido:

1. Sombrero de copa (1935) (Mark Sandrich). Un argumento que olvidarás a los diez minutos de haber visto la película, pero unos números musicales que se te quedarán en la retina durante décadas. Seguro que la vi un sábado por la tarde mientras jugaba con mis camiones sobre la alfombra del comedor y, desde entonces, no he podido olvidar cómo se movía ese vestido en Cheek to cheek siguiendo la música de Irving Berlin. No obstante, cualquier número de Fred Astaire y Ginger Rogers de aquella época me llena de nostalgia, como The Continental de La alegre divorciada o The way you look tonight, de Swing time (En alas de la danza). Y es posible que confunda las tres películas en mi cabeza. Nota de 7,5.

2. Bodas reales (1951) (Stanley Donen). Otro musical con el aroma de los clásicos de Hollywood. Si ya me costaba ver a Fred Astaire como el novio de Ginger Rogers, me cuesta más todavía verlo como el hermano de Jane Powell. No debemos fijarnos mucho en el argumento, que sólo sirve para que los números musicales brillen en un bonito marco. Y es que en esta película, ya en Technicolor, se encuentran dos de mis números de baile favoritos de la historia. Son dos solos de Fred Astaire. En uno baila por las paredes y el techo de una habitación y en el otro utiliza los aparatos de un gimnasio para lucir sus tremendas habilidades. Un 7.

3. Cantando bajo la lluvia (1952) (Stanley Donen). Mi musical favorito de todos los tiempos, e incluso podría ser mi película favorita de todos los tiempos. He tenido la suerte de verla en un cine y la experiencia fue fantástica. Sobre un intrascendente y satírico guion que relata la llegada del cine sonoro a Hollywood, se superponen una extraordinaria serie de números musicales, a cual mejor, que llevan in crescendo la película hasta un final apoteósico. Hay que conocer que Debbie Reynolds (madre de Carrie Fisher, la princesa Leia de Star Wars) no sabía cantar (ni casi bailar), y fue doblada precisamente por Jean Hagen, la actriz a cuyo personaje (Lina Lamont) dobla el de Reynolds (Kathy Selden) en la cinta. Mi nota es de 9.

4. West Side Story (1961) (Robert Wise, Jerome Robins). Este musical cambió la historia del género. Basado en Romeo y Julieta, su música y su vigorosa coreografía son distintas a todo lo que hasta entonces se había visto tanto en Broadway como en Hollywood. Lo que más me gusta es la tremenda partitura de Leonard Bernstein, que incluye guiños al jazz y a los ritmos latinos y que te emociona desde la obertura. Pero la estilización estética me encanta y los bailes son ultramodernos, aunque la historia es bastante simple. Natalie Wood enamora siempre, aunque esté doblada. Un 8.

5. My fair lady (1964) (George Cukor). Esta deliciosa comedia, procedente de un musical de Broadway y basada en el Pigmalión, de Bernard Shaw, tiene todos los ingredientes que nos gustan a los románticos. No puedo dejar de llorar cada vez que Eliza baila con el príncipe de Transilvania. La película sigue siendo memorable a pesar del final chusco que se inventaron para Hollywood. Hay que conocer que el papel que en el cine interpreta Audrey Hepburn lo había hecho Julie Andrews en el teatro, pero el productor de la película no quiso contratarla por no ser conocida. Sin embargo, ese mismo año, Julie Andrews ganó el Oscar por Mary Poppins y Audrey Hepburn no estuvo ni nominada, al haber sido doblada en casi todas las canciones. Notaza de 8.

6. Grease (1978) (Randal Kleiser). Una película que se burla de las comedias adolescentes de los años 50, parodiando aquellos anhelos que ellos y ellas tenían en esa época y que eran, para ellos, encontrar un buen trabajo y, para ellas, casarse con un marido decente que las mantuviese. Hombres y mujeres hechos y derechos interpretan a los jóvenes de instituto. Pero nada de eso importa ante la brillantez de las canciones, que se suceden sobre la base de un guion sencillo, telenovelesco, pero gracioso. Marcó a una generación y ha envejecido muy bien, no como la moda de los pantalones de cuero. Nota de 7,5.

7. La La Land (2016) (Damien Chazelle). La película de los últimos años que más me ha conmovido. Tras un arranque espectacular, que te deja con la boca abierta, cuenta una típica, aunque cálida, historia de amor, aderezada con soberbios números musicales, para dejarte boquiabierto de nuevo con un esplendoroso y nada convencional final. Algunos la tachan de nostálgica, como si eso fuera un defecto. Otros han dicho que era ñoña o mojigata, pero no habrían dicho lo mismo si hubiese sido filmada en 1956. Es verdad que los tiempos han cambiado. Pero para mí es un enorme y respetuoso homenaje al cine musical clásico de colorines. Nota de 8,5.

martes, 6 de febrero de 2018

Siete cortometrajes que me gustaron

Me gustan mucho los cortometrajes. Son pequeñas pildoritas de cine que pueden ser muy dulces. Es una pena que en las salas sea ya casi imposible verlos, salvo en festivales. Aquí dejo mis comentarios sobre algunos de mis preferidos. Cuando me he puesto a repasar he caído en la cuenta de que hay muchos y muy buenos cortos, muchos de ellos españoles. Así, he dejado fuera Mirindas asesinas, Aquel ritmillo, La concejala antropófaga, Esposados, Perturbado, Pipas o Campeones, que también son muy buenos.

1. La cabina (1972). Para empezar, un cortometraje largo, de 34 minutos. La vi de niño, y desde entonces, como mucha otra gente, no entré en una cabina con tranquilidad. Pero tampoco en ascensores o baños públicos. Esta pequeña obra maestra, dirigida por el a veces denostado, pero siempre eficaz, Antonio Mercero, retrata el miedo a quedarnos encerrados, pero puede ser interpretada también como una parodia de la existencia humana. Gran relato de terror psicológico, con tintes kafkianos, algunos la consideraron una metáfora de la dictadura franquista. Destaca la interpretación casi muda de López Vázquez. Nota de 7,5.

2. Vincent (1982). Tim Burton refleja ya en este cortometraje ese mundo interior que posteriormente desarrollaría en sus siguientes películas. La historia, realizada en animación stop-motion, del niño que se cree Vincent Price, está narrada en verso, al estilo del poema "El cuervo", de Edgar Allan Poe. Sin embargo, la estética no es la de las películas de Roger Corman en las que trabajó el mítico y terrorífico actor. Burton utiliza el blanco y negro para acercarse más al expresionismo alemán de Wiene o Murnau, otra de las épocas doradas del terror cinematográfico. Nota de 7,5.

3. El secdleto de la tlompeta (1995). Aunque ha realizado grandes cortos, para mí este es el mejor de Javier Fesser. Con su particular humor, cañí y desmesurado, nos desvela el secreto que guarda la persecución de un gasolinero por parte de una pareja de la guardia civil, en una aventura trufada de histriónicos personajes de la fauna rural hispana. Todo tan absurdo como mi descripción de la película. Un 7.

4. Allanamiento de morada (1998). Mateo Gil, quien ya había sido guionista de Tesis y Abre los Ojos, firma este magnífico y muy inteligente trabajo, sobre dos vendedores de enciclopedias que, materialmente, asaltan a una mujer en su casa, en la época en que la publicidad todavía no llegaba por Internet. El trabajo de guion es finísimo y en él nos vemos reflejados, pues a casi todos nos han engañado alguna vez con este tipo de estrategias comerciales. Una dirección firme, cuyo ritmo de montaje se va acelerando según se consuma el "atraco", y tres actores muy solventes, proporcionan al espectador uno de esos ratitos de incomodidad que tanto me gustan. Nota de 6,5.

5. 7:35 de la mañana (2003). Este pequeño musical con tintes de comedia negra, que dirige y protagoniza Nacho Vigalondo, fue nominado al Oscar de Hollywood. No se puede contar la trama para no revelar los chistes, pero como dura ocho minutitos, se ve con agrado al principio y con sorpresa al final. El director esboza aquí el sentido del humor tan peculiar que tendrán sus posteriores largometrajes. Para mí, un 7.

6. Éramos pocos (2005). También nominado al Oscar, este cortometraje de Borja Cobeaga trata con humor el tema del reparto de las tareas domésticas, y como un marido y un hijo abandonados deben buscarse la vida. Pero va un poco más allá, porque habla también de las relaciones familiares y el abandono de los ancianos, pues estos vagos deciden ir a buscar a la suegra y abuela para tener otra criada gratuita. Muy divertido. Nota de 7.

7. La dama y la muerte (2009). El primer corto en 3D de la historia del cine español fue dirigido por Javier Recio, ganó el Goya y fue nominado al Oscar. A pesar de ser una comedia de tortazos (slapstick), trata un tema muy serio, como es el de la muerte digna y el llamado encarnizamiento terapéutico, es decir, la lucha de algunos médicos por alargar un poco la vida a personas que van a morir. Aquí la muerte es el bueno de la película, que quiere llevar a una anciana con su marido, mientras el médico se empeña en retenerla en esta vida contra su voluntad. Un 7.

martes, 28 de noviembre de 2017

Las siete mejores películas de boxeo

Uno de mis subgéneros favoritos de siempre ha sido el de las películas de boxeo. El sudor, el humo, las pistolas, los amaños, la mafia, además de la épica, consiguieron engancharme. Ahora, sin embargo, me estoy volviendo blando y la mayoría de estas cintas me parecen demasiado brutales y sangrientas. Por eso, entre mis siete favoritas encontrarás muchas películas en blanco y negro y con una visión un tanto naif del deporte de las doce cuerdas. Si queréis, podéis leerlo escuchando la canción "The Boxer", de Simon & Garfunkel. Así, conseguiréis ese regusto crepuscular que te dejan en el corazón casi todas las películas de boxeadores.

1. El ídolo de barro (Champion) (1949). Para mí es la película fundacional del género de boxeo y mafia. Consagró al director Mark Robson y sería copiada (homenajeada) en miles de títulos posteriores, incluso por él mismo. Kirk Douglas retrata, en una actuación con pocos matices, pero eficaz, cómo la ambición desmedida puede destruir al hombre. Aquí encarna a un boxeador que, influido por sus traumas de infancia, abandona a sus amigos y familia por perseguir un sueño que resultará hueco y miserable, pues el dinero, el lujo y las mujeres fatales no llenarán su vacío existencial. Nota de 7,5.

2. Más dura será la caída (The Harder They Fall) (1956). El testamento cinematográfico de Humphrey Bogart quedó en esta película, también de Mark Robson, que nos enseña el mundillo de ratas que casi siempre rodea al boxeo y trata el tema poco frecuente de las secuelas que las peleas dejan en los púgiles. Aquí, la víctima de un desalmado mánager, interpretado por el siempre eficaz Rod Steiger, es el torpón "Toro Moreno" (Mike Lane). Pero no os preocupéis, muchachos, el periodista al que da vida Bogart reconocerá sus errores y la justicia quizás triunfe. Nota de 7,5.

3. Marcado por el odio (Somebody Up There Likes Me) (1956). Biografía del boxeador Rocky Graziano, quien, saliendo de los bajos fondos, alcanzó el éxito gracias al boxeo. Aunque un tanto edulcorada, al estilo de Robert Wise, merece la pena la interpretación de Newman, quien consiguió el papel gracias a la muerte de James Dean. Se pasa en un suspiro, gracias al ritmo trepidante, tan del cine clásico de acción. Sí, es un poco buenista y patriotera pero, ¡está tan bien hecha!. Nota de 7,5.

4. Rocky (1976). El sueño del héroe americano hecho realidad en esta película que tiene momentos que han quedado para la historia del cine, como las escaleras o el grito final. Un hombre mediocre debe aprovechar la oportunidad que pasa por delante de cada persona una única vez en la vida. La ví con catorce o quince años y Stallone me pareció lo mejor. Si la ves de mayor te das cuenta de los truquitos, que ya se usaban en el cine desde los años treinta, pero aun así sigue siendo una película entretenida y casi siempre honesta. Nota de 7.

5. Toro Salvaje (Raging Bull) (1980). Aunque no me parece la mejor película de Scorsese, hay que reconocer que es una obra maestra. Primero, la decisión del blanco y negro para darle un aire clásico. Después, ese Robert De Niro cuando le gustaba su trabajo y era el mejor haciéndolo. El guion, que nos lleva a lo más oscuro de la condición humana. Y finalmente, la forma de rodar los combates, hasta ese momento nunca vista, que te mete de lleno en el casi irrespirable ambiente. No os cuento más. Hay que verla. Un 8.

6. The Boxer (1997). La única película no americana de la lista es este complejo film irlandés ambientado en la época del IRA. Daniel Day-Lewis (que en otras películas está demasiado intenso), Emily Watson y el legendario Brian Cox dan lustre a una historia dramática de personajes con pocas oportunidades en un ambiente opresor. La película mantiene un carácter nublado y agobiante, en una tierra donde casi nunca luce el sol. Nota de 7.

7. Million Dollar Baby (2004). Clint Eastwood es uno de los últimos maestros del cine clásico. Clásica en lo formal es esta intimista y sombría película, con un gran guion, que trata temas no tan clásicos, como las creencias personales. No sé si habrá alguien en el mundo que no la haya visto pero, por si acaso, es mejor no contar nada más. Merecería la pena únicamente por los tres protagonistas. Un 8.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Señor Lobo. Soneto al cuarto de hora

Señor lobo, en sus garras confiamos.
Nuestro coche esta aquí bañado en sangre
y dentro encontrará a un negro exangüe,
indíquenos qué hacer o dónde vamos.

Lo primero que haremos es calmarnos,
me encuentro a media hora, estaré antes,
en diez minutos llego, no más tarde,
id preparándoos, cuando llegue empezamos.

Buenos días, soluciono problemas,
café, mantas, jabón, cubo, lejía.
Dadle al coche una friega de las buenas.

Dejad sin restos la tapicería.
Desaparecerán todas las pruebas
sin chuparnos las pollas todavía.

jueves, 22 de junio de 2017

Las sietes mejores películas de juicios

Desde que vi Testigo de cargo siempre me han gustado las películas de juicios. Hay muchas y muy buenas. Sin duda para mí la mejor es Doce hombres sin piedad, pero podría hablar de Vencedores y vencidos, El crisol, JFK, En bandeja de plata, La caja de música, La carta, La costilla de Adán y otras muchas.

Sin embargo, me ceñiré a las más típicas películas de juicios. Esas en las que la mayoría del metraje transcurre en la sala de vistas y que suelen tener una gran sorpresa guardada para el final. No voy a ser muy original porque los grandes clásicos son insuperables:

1. Testigo de cargo (1957). La película referente del género de juicios adaptaba a Agatha Christie y fue dirigida por su santidad Billy Wilder e interpretada por Charles Laughton, Marlene Dietrich y Tyrone Power. Una puesta en escena y unas actuaciones muy teatrales para presentar un juicio por asesinato en el que el acusado parece culpable, pero la habilidad de su abogado podría conseguir que lo exculparan. Como casi todas estas películas, el guion está lleno de trucos que, vistos ahora, pueden parecer infantiles. Pero si la hubierais visto de pequeños, como yo, os habríais quedado con la boca abierta. Imprescindible. 8,5 de nota.

2. Anatomía de un asesinato (1959). Un abogado de pueblo debe defender a un teniente del ejército, quien ha matado al hombre que, supuestamente, violó a su atractiva mujer. James Stewart, Ben Gazzara y Lee Remick son un reparto de lujo; si además sale George C. Scott, ya no podemos pedir más. Desde el principio sabemos quién es el asesino, pero el abogado, que parece buena persona, utilizará todas sus sucias artimañas para que salga libre. Cuando vi la película todavía no era un adulto, y la palabra bragas, utilizada repetidamente durante el juicio, causó en mí la incomodidad que también debió provocar en la sociedad de la época. Aunque es un poquito larga merece la pena su visión. Si además añadimos los títulos de crédito de Saul Bass, la música de Duke Ellington, el blanco y negro con mucho contraste de la época y la dirección rotunda y seca de Otto Preminger, el cóctel está completo. Nota de 8.

3. Matar a un ruiseñor (1962). Si no habéis visto esta película no entenderéis muchas referencias que se hacen a ella en otros muchas películas y series americanas, pues es un icono de la cultura estadounidense, al igual que la novela en la que se basa. La palabra que mejor la define es "bonita". Durante la gran depresión, en un pueblo de Alabama, el abogado Atticus Finch defiende a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. El conflicto racial y las relaciones personales están vistos desde la ingenua óptica de la hija pequeña del abogado. Dirección sublime (el calor de la sala del juicio se siente) y magníficas interpretaciones (ojo, que, además de Don Gregory Peck, está aquí el primer Robert Duvall). Perfecta para un sábado por la tarde, en lugar de la porquería de películas que suelen poner en las televisiones. Un 8,5.

4. Veredicto final (1982). Paul Newman compone uno de los personajes de su carrera, el de un abogado acabado y alcohólico que podrá redimirse como profesional y como persona si supera las presiones de la Iglesia para ganar un juicio por un error médico. Sydney Lumet a la dirección, guion de David Mamet. Secundarios de lujo, como Jack Warden, Charlotte Rampling o James Mason. Cuántas películas se han ido a la porra con buenos elementos. Pero esta no. A pesar de contar una historia trillada de la que sospechas el final a los diez minutos, consigue absorber al espectador y que se preocupe por las cuitas del protagonista. Para mí gran parte del mérito es la maestría de Lumet rodando diálogos. El señor Newman aparece tan ajado que, cuando vi la película en su estreno, pensé que estaba enfermo de verdad. 7,5.

5. Algunos hombres buenos (1992). Un enorme Jack Nicholson, que sólo sale veinte minutos, pero que se merienda al resto del reparto, se enfrenta, como el malo de la película, a un Tom Cruise pipiolo, en este juicio militar. Acompaña una sosita Demi Moore. Es un buen film, rodado con mano firme, sin secuencias de relleno. No obstante, ha sido tan parodiada y homenajeada desde entonces que, si no la viste cuando la estrenaron, ya no te sorprenderá el final, aunque aprenderás lo que es un código rojo. Se tratan aquí interesantes cuestiones morales y filosóficas sobre los conceptos de honor y patria, aunque de una manera algo manida y superficial. En su momento agradecí que los dos jóvenes abogados no tuvieran una historia de amor que habría estropeado todo. Un 7.

6. Las dos caras de la verdad (Primal Fear) (1996). Abogado estrella defiende a un joven que, según todas las pruebas, ha matado al arzobispo de Chicago. El guion entretiene y sorprende, aunque tiene más truco que una película de Fu Manchú. Richard Gere da la talla como la estrella del film, Laura Linney está muy bien y, sobre todo, es el debut de Edward Norton, que ya apuntaba a gran actor. Si bien podría haber profundizado en los abusos sexuales dentro de la iglesia, la película transita por caminos más convencionales y se centra en abogado y cliente, y en la posible enfermedad mental de éste. Un 7.

7. El jurado (2003). Gene Hackman, Dustin Hoffman, John Cusack, Rachel Weisz y una pequeña aparición de la mítica Jennifer Beals. Sólo con ese reparto merece la pena la visión de una película efectista, pero entretenida, sobre el enfrentamiento en los tribunales entre una viuda, con su abogado paleto y perspicaz, y una enorme empresa armamentística con una flotilla de abogados de lujo. Inspirada en una novela de John Grisham, el interés se encuentra aquí en la elección de los miembros del jurado, y en que algunos de ellos no son lo que parecen. Notita de 7.


jueves, 1 de junio de 2017

Siete sectores subvencionados

Una subvención es una cantidad que se recibe de un organismo público para un fin determinado. Como siempre he oído que los cineastas españoles no viven de su trabajo, sino de las subvenciones del gobierno, vamos a averiguar qué hay de cierto en ello y qué hay de cierto en las subvenciones que reciben otros sectores de la economía española. Esto es lo que he podido averiguar.

1. Un sector económico muy subvencionado es la minería del carbón. Puesto que las minas no pueden competir con el carbón que llega del extranjero, en muchos casos más fácil y barato de extraer, se subvenciona a las minas para que mantengan los puestos de trabajo. En 2019 se acabarán las subvenciones europeas a la minería del carbón, así que se cerrarán casi todas las minas de España. Se conceden unos 550 millones de euros al año para un sector que factura unos 1.600 millones de euros, así que se subvenciona un 34,38%.

2. Polémica es la subvención del Estado a la Iglesia Católica. Por el IRPF, la Iglesia recauda unos 250 millones de euros. No es dinero que dona la gente de su bolsillo. Es un dinero que ya han entregado al Estado y que deciden que éste lo destine a la Iglesia en lugar de a otras obras y servicios. Aquí incluiría yo también la exención en los impuestos que tiene la Iglesia Católica, tanto en el IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles), como en el ICIO (Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras), consecuencia del convenio del Estado con la Santa Sede sobre asuntos económicos firmado en 1979. No es exactamente dinero que se done, sino dinero que se deja de recaudar y que podría pertenecer legítimamente al conjunto de la ciudadanía. Unos 1.000 millones de euros. No creo que se debiera meter aquí los más de 90 millones que el Estado paga a profesores de religión (aunque es discutible si la religión se debe enseñar en las escuelas), porque es el pago por un trabajo realizado. Tampoco incluiría yo lo que se dona a los hospitales católicos o para la conservación de los monumentos religiosos. Por ello, mi cálculo es el siguiente, de los 4.600 millones de euros de presupuesto de la Iglesia, los españoles en conjunto asumimos unos 1.250 millones, es decir, un 31,25%.

3. Las corridas de toros (y los festejos taurinos en general) son un sector que cuenta también con subvenciones. El gobierno del Estado subvenciona a los criadores de toros de lidia para que mejoren la raza de los animales. Los últimos datos que tengo son de 2015, cuando se emplearon 127.926 euros para este fin. Sin embargo, a los toros el dinero público les llega desde los Ayuntamientos, que para celebrar las fiestas patronales suelen gastar un dinerito en eventos taurinos. Aunque ciertos ayuntamientos ya han eliminado ese gasto por razones de conciencia animalista, la mayoría suelen usar una parte de su presupuesto en todo tipo de fiestas relacionadas con el toro (desde un 0,1% los ayuntamientos más grandes hasta un 3% los más pequeños). Para un sector que factura por taquilla aproximadamente 400 millones de euros al año, estas subvenciones que, según los cálculos que he realizado con los datos de los propios Ayuntamientos, ascienden a unos 120 millones de euros (aunque las asociaciones animalistas hablan de 500 millones), supondrían un 30% de lo que la tauromaquia genera.

4. Las organizaciones empresariales, la patronal, la CEOE, como la llamemos. La encontramos, al igual que a los sindicatos, en la Constitución, como una organización necesaria para la defensa de los intereses de sus afiliados. Su presupuesto para el año 2016 fue de 11.386.000 euros. En ese presupuesto, 2,85 millones de euros fueron ingresos por subvenciones. Es decir, que el Estado financia a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales en un 25,03%.

5. El dinero destinado a la promoción de nuevas películas de cine (largometrajes y cortometrajes) en los Presupuestos Generales del Estado de 2017 es de 36,3 millones de euros. La recaudación del cine español en nuestras pantallas durante el año 2016 fue de 110 millones de euros (de los que 26,5 se llevó Un monstruo viene a verme) y la recaudación del cine español en las pantallas extranjeras fue de 65 millones de euros (15 de ellos para Julieta). A ello hay que añadir la inversión de las televisiones en cine español, con los que pagan los derechos para poder emitir las películas. Los últimos datos, que corresponden a lo invertido en 2015, son de 58,69 millones de euros. Así que el cine español recauda en un año 233,69 millones de euros, por lo que las subvenciones serían de un 15,53 %. Pero no hemos contado lo que pagan las plataformas digitales al cine, ni la venta de DVD, ni lo que recaudan las películas españolas en las televisiones extranjeras. Así que las subvenciones suponen menos de un 15% de lo que el cine genera.

6. Los sindicatos, más bien los sindicalistas, tienen fama de vivir de las subvenciones sin defender a los trabajadores. Para mí es importante no olvidar que sin los sindicatos seguiríamos trabajando 80 horas a la semana sin librar ni un día. Actualmente, el Estado destina unos 10 millones de euros de sus presupuestos a esta partida. El resto de dinero que reciben los sindicatos, que puede llegar a sumar otros 40 millones no podemos llamarlos subvenciones, porque son pagos por realizar trabajos para la Fundación para la formación en el empleo, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, el Consejo Económico y Social y otro tipo de órganos. Un debate aparte sería si todos esos órganos son necesarios y si el dinero se emplea bien. Tampoco podemos considerar subvenciones los liberados sindicales (otra figura controvertida) porque los pagan las empresas y el dinero va directo a sus bolsillos y no al sindicato. En total, de los casi 500 millones de euros de los presupuestos de los sindicatos españoles, la mayoría se cubre con las cuotas de los afiliados, los trabajos para organismos o los de asesoría jurídica. Las subvenciones suponen en este caso un 2% de su facturación.

7. El sector automovilístico recibe subvenciones del gobierno, pero es uno de los más punteros de la economía española. La fabricación de vehículos automóviles facturó en 2015 60.855 millones de euros. Aunque las empresas de fabricación de coches recibieron unos 150 millones de euros en subvenciones directas y el plan PIVE de renovación de vehículos supuso unos 275 millones, esos 425 millones son apenas un 0,7% de subvenciones sobre el total de la facturación.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Siete películas que han influido en La La Land

Antes de nada, si no quieres que te destripen la película, no leas lo que viene a continuación.

Hacía años que una película no me impactaba tanto como La La Land. Es divertida y emocionante, además de tener una factura impecable y una muy lograda música. Por eso, como a tantos miles de personas, me han entrado ganas de escribir sobre ella.

Puesto que La La Land es una carta de amor al Hollywood clásico, que parece querer conseguir que los jóvenes se acerquen a aquellas películas, nos puede recordar pasajes de "Una cara con ángel", "Sweet Charity", "Un americano en París", "Melodías de Broadway", "Swing time (En alas de la danza)", "La fiera de mi niña", "La costilla de Adán" o "Un día en Nueva York". También encontraremos en la película cierto paralelismo con el amarenamiento artificial de Jacques Demy. Quizá la tachen por todas estas referencias de ser poco original. No me importa, a mí me encantó. Recordaré aquí siete largometrajes que me vinieron a la memoria durante el visionado de la película:

1. Casablanca (1942). El film de Michael Curtiz está presente durante todo La La Land. Mia trabaja frente a la ventana donde Bogart y Bergman grabaron algunas escenas míticas. Además, junto a su cama tiene una enorme foto de Ingrid Bergman. El club de jazz Seb's podría ser perfectamente el Rick's Cafe, el local al que la chica vuelve con su marido y encuentra a su antiguo amor. En ambos locales, una canción tocada al piano retrotrae a los protagonistas durante unos minutos a otros tiempos que fueron muy felices. En las dos películas París tiene importancia, como el lugar donde se encontraron en una y como el lugar que los separará en otra. Además, se podría decir que el musical es un remake actualizado de la historia de amor de Casablanca, de la que ha capturado perfectamente el sentimiento de agridulce inocencia que desprende su final.

2. Cantando bajo la lluvia (1952). Esta es la referencia más obvia que tiene La La Land. Mia y Sebastian pasan de un set de rodaje a otro, como hicieron Gene Kelly y Donald O'Connor. Después, en el parque, se recortan sus siluetas contra el cielo nocturno, igual que las de Don (Kelly) y Kathy (Debbie Reynolds) en una escena de la película de Stanley Donen, tras haber entrado en un estudio gigante con las luces apagadas, lo que sucede también en La La Land. Además, Gosling hace un guiño a Kelly subiéndose a una farola. Y cuando Mia va con sus amigas a la fiesta se ven los famosos letreros luminosos en el cielo que ya aparecían en el musical clásico. Pero la escena que homenajea rotundamente a Cantando bajo la lluvia es la canción final, donde los bailarines y los decorados parecen copiados del número "Broadway Melody", en el que Gene Kelly aparece como un joven que llega del pueblo para triunfar en los escenarios.

3. Rebelde sin causa (1955). Esta película debía estar aquí porque contiene otra gran historia de amor y Sebastian y Mia van al cine a verla. Luego acuden al observatorio del parque Griffith, donde transcurre también parte de la acción de la película de Nicholas Ray, para bailar un vals suspendidos entre las estrellas. Además, Rebelde sin causa es uno de los referentes del Cinemascope, utilizado también en La La Land.

4. West Side Story (1961). La canción "Someone in the Crowd", que Mia canta junto con sus compañeras de piso, es un homenaje claro al "I Feel Pretty" de la película de Robert Wise. La protagonista se envuelve en un trozo de tela mientras sus amigas la animan y le recuerdan lo guapa que es. No cabe duda de que Emma Stone imita los movimientos de Natalie Wood. Otro paralelismo es el número melancólico del protagonista. Sebastian pasea por el muelle de Hermosa Beach cantando "City of Stars", mientras Tony lo hacía por Nueva York cantando "María". Las coreografías callejeras de La La Land no pueden ocultar la influencia de las que Jerome Robbins creó para los Sharks y los Jets, que cambiaron la historia de la danza moderna.

5. Tal como éramos (The way we were) (1973). La La Land bebe mucho, en su historia de amor, de la que protagonizaron Streisand y Redford. El tipo guapo y carismático y la activista de izquierdas locuaz y rebelde no se caen bien al principio. Pero su romance es inevitable. Ella lo sigue hasta los Ángeles, donde él quiere trabajar como guionista. Pero, claro, la película se titula "Tal como éramos", no "Tal como somos". Ambos comprenderán, igual que en La La Land, que su crecimiento personal los obliga a separarse. Preparad los pañuelos.

6. New York New York (1977). Parece mentira que dos largometrajes que, a priori, partían de un mismo planteamiento, la dificultad de conciliar lo personal y lo artístico, transiten por caminos tan diferentes aunque lleguen a un final parecido. La historia de amor entre el saxofonista y la cantante es áspera e incómoda en ciertos momentos, frente a la liviandad de La La Land. Nada que ver el egocéntrico y moderno Jimmy Doyle con el dulce y nostálgico Sebastian. Ambas homenajean desde lugares distintos a dos grandes ciudades, pero podemos diferenciar el planteamiento pesimista de la costa este frente al optimismo que proporciona el sol de California.

7. Manhattan (1979). Esta película también resuena en La La Land. En ambas pusieron un banco en un sitio donde no había (Puente de Queensboro y Parque Griffith) y en las dos hay una escena en un planetario (Planetario Hayden y Planetario Griffith). Además, en los dos films el autor ha querido retratar no sólo aspectos de la arquitectura de la ciudad, sino también los lugares por dentro, con su ambiente más o menos típico. Así, en Manhattan vemos el Zabar's, John's Pizzería, el Russia Tea Room, pero también la librería Rizzoli o el museo Guggenheim y el Metropolitano. Igualmente, en La La Land nos adentramos en el Lighthouse Cafe, el restaurante Jar, el Smoke House, el cine Rialto o el Mercado Central.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Las siete mejores películas de submarinos

El subgénero cinematográfico de submarinos siempre me ha atraído. Un montón de machotes encerrados es muy propicio para que florezca el conflicto. Además, si está bien hecha, la película te debe transmitir la sensación claustrofóbica de estar metido en una lata bajo el mar. Y qué me decís del sonido del sónar o el de los dos clics antes de la explosión de las cargas de profundidad.

Estas son mis películas de submarinos preferidas:

1. Destino Tokio (1943). Un submarino debe realizar una misión supersecreta: adentrarse en la bahía de Tokio para preparar el primer bombardeo de los aliados sobre la capital del Japón. Cuando la vi por primera vez yo era un niño y me mantuvo en tensión durante todo el metraje. Esos aguerridos marineros arriesgando la vida por su patria, las minas flotantes que pueden estallar en cualquier momento. De mayor te das cuenta de que en realidad es un panfleto patriótico con un tufo racista que apesta. Sin embargo, está muy bien rodada, tiene un guión inteligente y entretenido y cuenta con dos actores de primera, como Cary Grant y John Garfield. Nota de 6,5.

2. Duelo en el Atlántico (The Enemy Below) (1957). Durante la Segunda Guerra Mundial, un destructor norteamericano, bajo el mando de un inexperto comandante, interpretado por Robert Mitchum, persigue por el océano a un submarino alemán, cuyo capitán, al que da vida Curt Jurgens, es un gran estratega. La película muestra el juego de habilidad táctica entre dos caballeros de los que ya no quedan. Apoyada en los intérpretes y en los efectos especiales, tiene la pega de mostrar la guerra demasiado bonita, a lo que ayuda el magnífico Technicolor. Un 7.

3. Torpedo (Run Silent, Run Deep) (1958). Bajo la dirección del siempre eficaz Robert Wise, Clark Gable y Burt Lancaster mantienen un gran duelo interpretativo. Lancaster es un segundo oficial que cree merecer la capitanía de un submarino y que tiene que lidiar con Gable, un comandante frustrado y cuestionado por un error en la zona 7, la más peligrosa del Pacífico. La tensión entre la tripulación y el capitán y entre el submarino y un destructor japonés te mantiene interesado hasta el final. Este guión inspiró el de Marea Roja. Nota de 6,5.

4. Operación Pacífico (Operation Petticoat) (1959). Es esta una amable comedia al estilo Blake Edwards. Cary Grant, poniendo la cara de tonto de las comedias, es el comandante de un submarino durante la Segunda Guerra Mundial. Le asignan como primer oficial a una especie de playboy pisaverde (Tony Curtis), pero con mucha habilidad para conseguir repuestos para la nave. Las situaciones cómicas vienen del color rosa del que tiene que ser pintado el submarino y de cinco jóvenes enfermeras que deben recoger en un islote. Se sucederán los chascarrillos a cuenta de la convivencia en un lugar cerrado entre los rudos marineros y las delicadas chicas. Eso sí, todo muy elegante y divertido. Nota de 7.

5. Das Boot (el submarino) (1981). Esta es para muchos la mejor película del subgénero submarinos y uno de los filmes bélicos más realistas de la historia (aunque sustituir los cables por alambres y que funcione no parece lo más realista del mundo). La claustrofobia y el agobio están aquí representados como nunca. Consigue que te preocupe la suerte de unos pobres muchachos que abordan peligrosas misiones durante la Segunda Guerra Mundial, sin importar en qué bando luchaban. Es claramente antibelicista e intenta explicar las consecuencias del horror de la guerra en las jóvenes mentes de los soldados. Curiosamente, las mejores escenas suceden en aguas de España, cerca del Estrecho de Gibraltar. Nota de 7,5.

6. La caza del octubre rojo (1990). El agente Jack Ryan creado por Tom Clancy se encarna aquí en un joven, delgado y sobrio Alec Baldwin, que intenta averiguar las verdaderas intenciones del capitán de un submarino soviético que se acerca a los Estados Unidos, mientras toda la flota de su propio país pretende hundirlo. Un imperial Sean Connery, en el papel del capitán Ramius, destaca en una película que no transcurre durante un conflicto bélico, pero que ilustra muy bien el final de la guerra fría. A pesar de su patrioterismo yanqui, mantiene el suspense en todo momento, gracias a una muy buena puesta en escena y a una dirección firme de John McTiernan. Un 7.

7. Marea Roja (1995). Una espectacular producción que vuelve a someternos al claustrofóbico ambiente submarino. Un capitán impulsivo y un segundo de a bordo más reflexivo se enfrentan casi hasta matarse sobre si hay que iniciar o no un ataque con misiles nucleares a la Rusia postsoviética. Aunque es una película para el gran público y el contexto mundial que presenta es poco creíble, la historia dentro del submarino se sostiene muy bien, gracias a que cuenta con dos actores protagonistas de peso (Gene Hackman y Denzel Washington) y a un excelente montaje que fue nominado al Óscar. Nota de 6,5.

miércoles, 13 de enero de 2016

Siete buenas películas con personas travestidas

Películas sobre personas que se visten con ropas del sexo opuesto, ya sean crossdressers, travestis o transexuales, hay muchas y muy buenas. A bote pronto puedo recordar casi cuarenta que no están mal. Vamos a hacer una selección intentando que no sea la que todos tenéis en la cabeza.

Dejaré fuera grandes películas con personas travestidas, como Psicosis, El silencio de los corderos, Cabaret, Dallas Buyers Club, Ed Wood, Tootsie o Todo sobre mi madre. Unas porque el tema central no es el travestismo y otras porque ya son demasiado conocidas y quiero hablar de algunas que merecen mucho la pena, incluso aunque no traten específicamente sobre travestis. También voy a meter una serie. Como es mi lista, me salto mis propias reglas. Cuidado con los spoilers.

1. Con faldas y a lo loco (Some like it hot) (1959). Dos músicos son testigos de la masacre del día de San Valentín en Chicago. Para huir de los mafiosos que los persiguen se enrolan, disfrazados de mujeres, en una orquesta femenina de música ligera que viaja a Florida. Una película que podría haber sido ridícula se convierte en la manos de Billy Wilder en una de las mejores y más famosas comedias de la historia, con alguna de las escenas más hilarantes del cine. Imprescindible. 8.5.

2. El extraño viaje (1964). Una pequeña película, con un argumento, a priori, simple, se ha convertido en una de las joyas del cine español. Un guión perfectamente rematado, dirigido con mano firme por el excepcional Fernando Fernán Gómez, que te sorprenderá. Suspense, travestismo, relaciones extramatrimoniales y asesinatos en la España rural de los sesenta, aderezados con una comicidad muy berlanguiana, heredera del esperpento. Obligatoria. 8.

3. Mi querida señorita (1972). Jaime de Armiñán, un director que merece un reconocimiento mayor del que se le ha prestado, realizó esta sutil película sobre la identidad sexual en la pacata España del franquismo. Apoyándose en la sobria interpretación de un inspirado José Luis López Vázquez, aborda el tema con respeto, pero con cierto humor y el amor a los detalles típico de Armiñán. La frase final es memorable. 7.

4. The Rocky Horror Picture Show (1975). Es esta una película de culto, que sigue pasándose en multitud de salas del mundo occidental, en una especie de espectáculo festivo/interactivo, con actores que animan al público. Pero es, además, un gran musical y un film muy divertido. El doctor Frank-N-Furter es un icono gay desde su aparición en la pantalla, y la película ha sido homenajeada y plagiada multitud de veces. Por ser ese referente cultural, es necesario que la veas, aunque no te gusten los musicales ni los chistes malos y subidos de tono. Un 7.

5. ¿Víctor o Victoria? (1982). La historia, basada en una antigua película alemana, trata de una cantante que no encuentra trabajo y que, ayudada por un amigo homosexual, se hace pasar por hombre para actuar en un cabaret como transformista (vestido de mujer). Ya tenemos los enredos de siempre, con el ricachón que se enamora de ella, pensando que es un hombre, y empieza a dudar de sus sexualidad, etc. Sin embargo, aquí contamos con la gracia elegante de Blake Edwards a la dirección, la gran Julie Andrews, dejando muestras del enorme registro de su voz, y la música de Henry Mancini. Se le puede achacar que se nota demasiado la intención de reivindicar el estilo de vida gay. Para mí, se merece un 7.

6. Boys don't cry (1999). Pongámonos serios para una película independiente que afronta el drama "based on a true story" de una persona nacida con genitales femeninos pero que se sentía hombre. Los hechos sudecieron en zonas rurales de Estados Unidos. Se trata de de un acercamiento bastante frío a la realidad, con unas actuaciones muy contenidas para lo que cuentan, sobre todo por parte de las dos actrices protagonistas. No quiero desvelar más, pero si no te importa sufrir en el cine es una magnífica cinta. 7.

7. Transparent (2014). Se trata de una serie de televisión, producida por Amazon en episodios de media hora, como una comedia, y que comienza con un profesor de universidad jubilado que decide contar, sobre todo a su familia, que en realidad es una mujer en el cuerpo de un hombre. No es una serie para todo el mundo. Entiendo que haya gente a la que no le guste el tema. Pero no sólo va de Maura y su transformación, sino también de sus tres hijos y su exmujer, que no son precisamente "normales". Lo bueno que tienen las series es que vas conociendo a los personajes poco a poco y te vas encariñando con ellos y comprendiéndolos. Las dos primeras temporadas son soberbias, sin chistes forzados y rodadas con suavidad dentro de la incomodidad de los temas que tratan. Por cierto, Transparent viene de trans parent (padre transexual). En mi opinión, un 8.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Siete muestras de machismo en España

El machismo sigue muy arraigado en la sociedad occidental. Todos hemos sido educados en él y parece que estamos educando a nuestros hijos de la misma manera. No hay más que asomarse a cualquier ámbito para encontrarlo sin mucha dificultad. Y lo peor es que ese machismo enraizado se vuelve violento con mucha facilidad. Obviando las encuestas de opinión, intentaré mostrar diversos ejemplos objetivos de machismo.

1. Machismo en las leyes. Es muy difícil encontrar legislación machista en España. La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de hombres y mujeres parecía que era el aldabonazo final que erradicaba el machismo de la legislación española. Pero, como en otras cuestiones, España vuelve al pasado, porque podemos considerar machista la "Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada" que se acerca. Una ley que será inútil, pues los abortos no se reducen criminalizándolos, como demuestran los estudios de la Organización Mundial de la Salud. Da la impresión de que el gobierno conservador español no se atreve a prohibir directamente el aborto, como le recomienda la Iglesia Católica, y por eso lo complica, tratando a las mujeres como seres inferiores, sometidos a la tutela del médico o del juez.

2. Machismo en el diccionario. El diccionario de la lengua de la Real Academia Española contiene numerosas muestras de machismo en el idioma, herencia de tiempos pretéritos, pero que todavía no se han corregido. No hay más que ir a ciertas acepciones de hombre, mujer, masculino y femenino. Hombre: Individuo que tiene las cualidades varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza. Mujer: Que tiene las cualidades femeninas por excelencia. Femenino: Débil, endeble. Masculino: Varonil, enérgico.

3. Machismo en los libros de texto. Las editoriales tienen mucho cuidado a la hora de imprimir textos con contenidos machistas, aunque algunos se les escapan, como este típico ejemplo: "Los pueblos nómadas son aquellos que se trasladan de un lugar a otro con sus enseres, animales, mujeres..." Sin embargo, en cuanto a las imágenes se aprecian más deslices. Cuando se ejemplifican mujeres triunfadoras suelen salir deportistas o princesas, mientras que para los hombres se utilizan científicos o escritores, como si las mujeres no hubieran escrito o descubierto nada.

4. Machismo en la religión. La religión católica, mayoritaria en España, no deja oficiar misa a las mujeres, lo cual ya es una muestra de machismo extrema. La Biblia está llena de ejemplos, fruto, quizá, de la época en que fue redactada. Ya en Génesis 3:16, Jehová dice a la mujer: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus embarazos, con dolor darás a luz los hijos, tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti. Todas las religiones basadas en la Biblia, si no borran frases de ese tipo del libro sagrado, siguen siendo machistas. Igualmente, el Islam, que es una adaptación de la tradición judeo-cristiana, sigue la misma línea. En nombre de la religión, se obliga a muchas mujeres a vestir de determinada manera para ocultar ciertas partes de su cuerpo. Esto es machismo puro y duro, y si no, que venga Dios y lo vea.

5. Machismo en la publicidad. Todos hemos visto la utilización indiscriminada de esbeltas mujeres semidesnudas para anunciar casi cualquier cosa. Además, se las enfoca desde ángulos que las muestran sumisas o receptivas. Los anuncios de cerveza, tradicionalmente machistas, son de los peores, pues se supone que los hombres beben más (otra muestra de machismo). Un anuncio reciente muestra a un grupo de amigas que se emocionan ante un armario lleno de ropa, mientras que sus supuestas parejas lo hacen ante un armario parecido lleno de cervezas. Claro y rotundo.

6. Machismo en el arte. El arte siempre ha reflejado la sociedad en la que estaba inscrito. La pintura, por supuesto, ha sido tradicionalmente machista, salvo algunas excepciones protagonizadas por mujeres, como la pintora del siglo XVII, Artemisia Gentileschi. La mujer siempre se ha representado encerrada y sumisa. Sólo a partir del siglo XX, autores como Picasso retratan una mujer libre y emancipada. En la música el machismo se mantiene. Las letras de las canciones dedicadas a la belleza femenina son infinitas, desde el reguetón a la música indie. El fenómeno fan, alentado desde ciertas revistas juveniles, enseña a las adolescentes a aceptar su rol de simple adoradora de ídolos. La literatura ofrece libros especialmente creados para mujeres, que subliman el amor romántico y ofrecen a la mujer, como meta principal de su vida, el matrimonio. Este estereotipo se traslada al cine y la televisión, como en "La boda de mi mejor amigo" o "Sexo en Nueva York."

7. Machismo en el protocolo. La palabra protocolo no se refiere únicamente al comportamiento en las ceremonias, sino también a las normas de cortesía que se deben seguir en las situaciones cotidianas. Un ejemplo claro es ceder el paso a las mujeres cuando se pasa por una puerta, lo que en ciertos ambientes te define como un caballero. Pero en las ceremonias las muestras son múltiples, como estrechar la mano de los hombres y besar la mano de las mujeres (pero no la de las solteras) y tontunas de ese estilo.