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jueves, 4 de junio de 2020

Las siete mejores películas de animación

No hago ascos a una película de animación. Procuro ver casi todas las que se estrenan, incluso las más infantiles. Relacionaré a continuación las películas de dibujos que más me han marcado, tanto en mi vida como en mi afición al cine. Hay muchas más que podría haber elegido, como Shrek, Gru, mi villano favorito, Alicia en el país de las maravillas, Los increíbles, Blancanieves y los siete enanitos, Buscando a Nemo, Frozen, Aladdin, Peter Pan, Chicken run o Fantasía

1El libro de la selva (Wolfgang Reitherman) (1967). La primera de mis películas favoritas quizá pueda ser discutible por su calidad. También por el racismo inserto en la misma, pues los monos hablan con un acento africano raruno y la canción del Rey Louie puede simbolizar un nativo africano queriendo ser como un niño blanco. Sin embargo, está en mi lista porque es la primera película que vi en el cine, cuando tenía cinco años, y me marcó para siempre. Aquello fue una de las cosas más maravillosas que me habían sucedido. Pasé miedo con el tigre, incluso con los buitres, reí, canté y me enamoré a la vez que Mowgli. Desde entonces no he salido de las salas de proyección. Nota de 7.

2Akira (Katsuhiro Otomo) (1988). Película de culto del anime ciberpunk, nos cuenta una historia ambientada en el año 2019, sobre un Tokyo postapocalíptico y la búsqueda del arma definitiva. Sus ingredientes son violencia gratuita a raudales y una animación muy trabajada, que consigue una estética eternamente copiada (u homenajeada), incluso en películas de acción real. Es posible que no haya envejecido muy bien, pero en su época me dejó con la boca abierta, porque hasta entonces no había presenciado nada similar. Nota de 7,5.

3. Mi vecino Totoro (Hayao Miyazaki) (1988). Una película muy bonita, tanto en el plano visual como en el narrativo, sobre dos niñas que, al trasladarse a vivir al campo, conocen a un espíritu del bosque. Allí vivirán las alegrías y los sinsabores de la infancia. Con gran atención al detalle, Miyazaki comenzó a asombrar a la comunidad cinematográfica. Totoro es ya un icono cultural mundial. Nota de 8.

4. La bella y la bestia (Gary Trousdale, Kirk Wise) (1991). Es esta, para mí, la mejor película de animación de todos los tiempos. Con ella reí, lloré (ese baile en el salón), y disfruté como un niño, con una historia ya conocida pero narrada con el lujo y la maestría de los grandes clásicos de Hollywood. En su momento me sorprendió que los protagonistas no tenían un rostro perfecto, lo que les hacía más humanos. Nota de 8,5 para una película llena de magia.

5. Pesadilla antes de Navidad (Henry Selick) (1993). Realizada con la técnica de marionetas stop-motion, se trata de un cuento para pequeños y mayores. Tiene un aire gótico con toques expresionistas, y representa la culminación del imaginario cinematográfico de Tim Burton. Con un diseño de personajes muy creativo, buenas canciones y dirección firme, consigue ser original y visualmente muy atractiva. A pesar de que la historia tiende a ser algo convencional, su visionado es imprescindible, aunque sólo sea por su protagonista, el ínclito Jack Skellington. Nota de 8.

6. Toy Story (John Lasseter) (1995). Todos aclamamos las novedades técnicas de la primera película realizada completamente con efectos digitales. Pero, además, en un estilo clásico y emocionante, la cinta relata una historia que atrapa desde el principio y llega a un final perfecto, gracias a su guion milimétricamente construido. Además, te garantizo que puedes ver con tranquilidad las secuelas, porque están casi al mismo nivel de la película original. Nota de 8,5.

7. El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no Kamikakushi) (Hayao Miyazaki) (2001). De obra maestra puede clasificarse esta película, que desborda imaginación, sumergiendo al espectador, junto a la pequeña protagonista, en un mundo mágico, lleno de dioses de la mitología sintoísta, brujas, cerdos, dragones y todo tipo de seres pequeños y grandes. El viaje es espiritual, inquietante, por momentos terrible, pero muy tierno en otros. Además, la película enseña a los niños a respetar la naturaleza, a colaborar con los demás y a no ser avariciosos. Maravillosa. Nota de 8,5.

martes, 7 de enero de 2014

Siete escenas que me hicieron llorar

Todo el mundo tiene una lista de las películas que le hicieron llorar. Esta es la mía particular. También me emocionan otras películas, y algunas que pretenden hacer llorar me causaron vergüenza ajena. Espero que no sea la típica lista de todo el mundo y que os aporte algo.

La música también es importante. Es una expresión artística que me toca casi siempre, y veréis que en casi todas las escenas que he elegido aparece para subrayar el sentimiento.

Prefiero llorar de alegría que de tristeza, por eso siempre me hace llorar ese momento en que la chica se pone un vestido blanco y baila con el chico. En mi lista están tres de esas películas. También hay una escena que no es de una película de cine. Aviso de que hay espoilers en casi todas.

1. My fair lady (1964). La palabra delicioso está siempre asociada a cualquier crítica de este musical. La escena que me hace llorar de emoción es esa en la que Eliza viste un vestido blanco de noche y baila con el príncipe de Transilvania mientras suena el precioso "Vals de la Embajada". El corazón se hincha de gozo.

2. Hair (1979). La escena final de Hair fue la primera que me hizo llorar en mi vida. Yo, que había sido un niño duro, al que Bambi no le afectó en absoluto, me sorprendí llorando cuando Berger, que ha entrado en el cuartel a sustituir temporalmente a su amigo Claude, quien ha salido para ver a su novia, es movilizado al Vietnam. Ver a ese tío cantando "that's me, that's me, that's me" mientras entra en el avión, e inmediatamente después la panorámica del cementerio me pilló con las defensas bajas.

3. El crack (1981). Aquí creo que soy original, porque esta película es cine negro a la española y con Alfredo Landa, pero la escena en la que aparecen los barquitos en la tele es de las que me llega. Ya te deja tocado la muerte de la niña, pero esa hora melancólica de la media tarde y la música que acompaña consiguen que se desborde el llanto retenido.

4. La bella y la bestia (1991). Romántica y elegante adaptación animada del cuento clásico; tal vez la mejor película de animación de la historia. Aquí también la chica se pone un vestido, en este caso, dorado, a juego con el palacio, y baila con el muchacho, una especie de lobo-león-jabalí. Si bien la escena es perfecta, la animación sorprendente y la lágrima me asoma en cuanto la bestia se ajusta los gemelos en lo alto de la escalera, hubiera preferido una canción sin letra, que no subrayara tanto el sentimiento. Pero me encanta.

5. Los puentes de Madison (1995). Un clásico de uno de los últimos directores clásicos. Aunque la escena en la que Robert aguanta bajo la lluvia es memorable, yo prefiero llorar en aquella en que Francesca se pone un vestido blanco y baila con él en la cocina. La música también ayuda, y es que Eastwood es además un buen músico y sabe elegir canciones que te tocan el alma.

6. Ladrido jurásico (Futurama, Temporada 4, Episodio 7) (2002). No es una película, sino una serie de animación. En concreto este capítulo contiene momentos hilarantes, como "¿Qué queremos? El perro de Fry, ¿Cuándo lo queremos? El perro de Fry". Inspirada en la historia real del perro Hachiko, que fue también llevada al cine, tiene una escena final tremenda en la que el antiguo perro de Fry, Seymour, lo espera durante años a la puerta de la pizzería mientras el protagonista está crionizado. Además, la canción "I will wait for you" ayuda a la congoja. Y sobre todo la sorpresa de encontrar semejante muestra de cariño en una serie cómica.

7. Toy Story 3 (2010). Vaya, otra película de animación. Deslumbrante, honesta y emocionante, es tan buena como las dos primeras de la saga, o mejor. La escena en la que Andy se despide de sus antiguos compañeros tras jugar por última vez con ellos te arruga la patata. "Gracias chicos" y "Adiós vaquero" son sus palabras de agradecimiento a los viejos amigos. Parece mentira que las aventuras de unos trozos de plástico te provoquen tantas emociones.