jueves, 26 de noviembre de 2015

Siete escritores extranjeros que participaron en la guerra civil española

La guerra civil española fue la última guerra romántica, a la que muchos extranjeros acudieron para defender la libertad y la democracia. Entre ellos algunos grandes escritores e intelectuales:

1. John Dos Passos (1896-1970). Miembro militante de la generación perdida, que rechazaba el expansionismo militar, fue un viajero incansable, y había pasado largas temporadas en España, cuya forma de vida le parecía mejor que el competitivismo estadounidense. De convicciones socialistas, también éstuvo en la Unión Soviética, aunque el régimen le había resultado carcelario. Firme defensor de la República Española, acudió a rodar un documental durante la guerra civil. Pero al llegar, se encontró con la noticia del asesinato de su amigo y traductor José Robles por agentes rusos. Este y otros desencantos con la Unión Soviética y el comunismo le llevan a derechizar su ideología a partir de entonces. Nota: Repasar Manhattan Transfer, a ver si esta vez me llega.

2. Ernest Hemingway (1899-1961). Amante de España, y sobre todo de Pamplona y los Sanfermines, participó en la guerra civil como corresponsal, pero también luchó en el bando republicano. A la inversa que Dos Passos, tras la contienda española izquierdizó sus ideas liberales, asumiendo una postura progresista y antifascista a partir de entonces. Plasmó sus experiencias en la que es considerada por muchos su obra más trascendental, "Por quién doblan las campanas", de la que hay que aprenderse la siguiente cita: "la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad, y, por consiguiente, nunca preguntes por quién doblan las campanas, están doblando por tí". Merece la pena leer su obra, pues su estilo austero y minimalista, casi de reportero, es precursor de muchos escritores posteriores. Y sus cuentos sin final sorprenden cada vez que los lees.

3. Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944). Piloto de aviones y escritor, fue enviado a la guerra civil española como corresponsal. En el frente de Lleida y en las trincheras de Carabanchel, el autor de "El principito" y "Tierra de hombres" realizó una serie de reportajes con un estilo elegante, con economía de palabras, pero conmovedor. Por estos artículos, el régimen franquista le negó el visado para pasar por España camino de Portugal, en su viaje a Estados Unidos durante la segunda guerra mundial. Murió en esta conflagración, al caer su avión al mar.

4. André Malraux (1901-1976). Visualicemos a un dandy con síndrome de Tourette organizando y liderando una escuadrilla de aviación en Albacete tras ser nombrado teniente coronel por el gobierno de la república. El autor de "La condición humana", por aquella época comunista convencido, participó de esa manera en la guerra, consiguiendo fondos, aviones y personal y después dirigiendo la Escuadrilla España (luego Escuadrilla Malraux), que funcionó no muy exitosamente durante nueve meses, hasta que todos sus aviones fueron abatidos. De la experiencia de Malraux en España surgió su novela "L'Espoir", además de la película semidocumental "L'Espoir. Sierra de Teruel", rodada en Barcelona con Max Aub como ayudante.

5. George Orwell (1903-1950). Acudió a la guerra española para luchar por sus ideales. Fue a matar fascistas porque alguien debía hacerlo, según dijo a su amigo Henry Miller. Allí conoció dos experiencias que influyeron en sus escritos posteriores (si habéis leído 1984 lo entenderéis): el totalitarismo y como reinventa la historia (tanto el comunista como el nazi), y las ratas, a las que tenía fobia. La leyenda cuenta que, por matar una rata de un disparo, provocó un tiroteo con el enemigo. Luchó en el frente como uno más y salió de España tras recibir un tiro en el cuello que casi le cuesta la vida. Su experiencia personal en la contienda quedó plasmada en "Homenaje a Cataluña".

6. Pablo Neruda (1904-1973). El gran poeta era, cuando estalló la guerra, cónsul de Chile en España. A pesar de ser amigo de Alberti y de otros comunistas reconocidos, no comulgaba en exceso con las ideas proletarias. Pero tras el asesinato de Lorca abandonó la supuesta neutralidad de un diplomático y se posicionó en contra del fascismo. La guerra española cambió el rumbo de su poesía, haciéndola más directa y comprometida, lo que quedó reflejado en "España en el corazón".

7. Robert Capa (1913-1954)
De nacimiento húngaro, Endre Friedmann abandonó su país huyendo de los nazis con dieciocho años para recalar en París, donde conoció a su compañera, Gerda Taro. Entre los dos adoptaron el nombre de un supuesto reportero norteamericano para que les compraran sus fotos de conflictos bélicos. Suya es la fotografía más famosa de la guerra española, en la que Capa se implicó defendiendo la causa de la república. Aunque no se puede considerar un escritor, su libro "Ligeramente desenfocado" recoge de manera novelada sus memorias de la segunda guerra mundial, e incluye las famosas once fotos de Capa que se conservan del desembarco de Normandía. Murió en otra guerra, al pisar una mina en Indochina, ahora Vietnam.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Siete procesos de secesión

La secesión, según el diccionario, es el acto por el que se separa de una nación parte de su pueblo y territorio. Me parece un término más concreto que el de independencia, porque hace referencia a un país que está unido. No se pueden considerar, en mi opinión, actos de secesión la independencia de la India o de Estados Unidos respecto de Gran Bretaña, pero sí, por ejemplo, la independencia de Escocia, si esta se hubiera producido.

Por eso, el proceso de independencia de Cataluña creo que debería llamarse proceso de secesión, porque España es una nación y Cataluña una parte de ella, aunque mucha gente la considere también nación.

Soy absolutamente neutral en el tema de la secesión de Cataluña, porque, como dijo Jodorowsky, mi patria son mis zapatos. Si hubiera nacido en Japón, sería japonés y si hubiera nacido en Francia, sería francés. No habría venido a España a convertirme en español. Así que soy español por nacimiento, no por convicción, aunque vivo divinamente en España y me encanta.

Vamos a relacionar brevemente siete procesos de secesión más o menos exitosos:

1. Eritrea. Los habitantes de esta nación nunca se consideraron etíopes, pero el reparto del mundo después de la segunda guerra mundial los colocó dentro de Etiopía. Lograron su independencia gracias a la lucha armada. Tras la conquista por el Frente Popular de Liberación de Eritrea de las principales ciudades del país, Etiopía permitió el plebiscito en 1993, que fue favorable a la secesión en un 99,8%. Después de la separación se han sucedido los conflictos fronterizos entre ambos estados.

2. Eslovaquia. En realidad, se trata más de una separación que de una secesión, puesto que Checoslovaquia era una entidad impuesta por la URSS, que unía Bohemia y Moravia (República Checa) con Eslovaquia. Ambos pueblos habían sido unidos ya en 1918. Tras la revolución pacífica de 1991, que derrocó el régimen comunista, se formalizó la separación pacífica en 1993. Pero fue decidida por los políticos, no hubo referéndum. A la gente normal parece que le daba lo mismo estar juntos que separados. Ni la República Checa ha mejorado al deshacerse de la más pobre Eslovaquia, ni esta ha mejorado por ser independiente.

3. Montenegro. La Yugoslavia comunista, que antes fue el reino de los croatas, los serbios y los eslovenos, casi terminó de desmembrarse con la separación de Montenegro de Serbia. Lo interesante del referendum que se celebró en Montenegro en 2006 fue la pregunta, que era muy clara: "¿Quiere usted que Montenegro sea un Estado independiente con una total legitimidad internacional y legal?". También las condiciones para la secesión: La primera es que votara más del 50% de los electores y la segunda es que la secesión fuera apoyada por una supermayoría del 55% de los votos. La mayoría lograda finalmente fue del 55,5%.

4. Kosovo. Un ejemplo de declaración de independencia unilateral. En febrero de 2008, tras unas elecciones, el parlamento de esta región declararó la independencia. Hay que recordar que la mayoría de los habitantes de Kosovo son albaneses, pero que la región estaba integrada en Serbia. Una declaración de independencia sin contar con el estado central parece contraria al derecho internacional. Pero eso depende de los amigos que se tengan. Los Estados Unidos reconocieron al nuevo estado, y la ONU y la UE los siguieron. A pesar de que Rusia consideró la secesión ilegal, se está agarrando a ella en los asuntos de Ucrania, y en su momento llegó a decir a Estados Unidos que tras lo de Kosovo debería también apoyar las reivindicaciones secesionistas en España. En nuestro país, por supuesto, y por esas razones, el gobierno se ha opuesto a reconocer al nuevo estado.

5. Sudán del Sur. Este país formaba parte de Sudán, el estado más extenso de África, que obtuvo la independencia de la dominación angloegipcia en 1956. Pero Sudán era un país artificial, fruto de la dominación colonial, en el que norte y sur no compartían costumbres y religión. Por eso, desde la independencia, y hasta 1972, se desarrolló una guerra civil entre ambos territorios. En 1983 comenzó otra guerra civil, que no solo enfrentaba norteños contra sureños, sino también a las diversas etnias del sur, todo ello aderezado con el descubrimiento de petróleo en la zona meridional. En 2005 acabó la guerra con un acuerdo que concedía seis años de autonomía al sur, hasta el referéndum de 2011, en el que la secesión obtuvo casi un 99% de votos. Sin embargo el nuevo país sigue en una guerra civil intermitente desde 2013 entre las dos etnias mayoritarias, y su población es de las más pobres del mundo, a pesar de la riqueza petrolífera que atesora.

6. Quebec. No os asustéis, Quebec no se ha separado de Canadá sin que os hayáis enterado. Pero es un buen ejemplo de la forma de ver las cosas en otros países. Esta provincia canadiense, de mayoría francófona, tiene un partido independentista fuerte, que en 1995 promovió un referéndum con una pregunta no muy clara sobre su soberanía. Como respuesta, el gobierno central de Canadá consultó al Tribunal Supremo (allí no hay Tribunal Constitucional) si la Constitución permite la secesión. Este dijo que se tiene derecho a la independencia en algunos casos, como el de las colonias, pero que Quebec, a pesar de tener otro idioma, forma parte de Canadá y no tiene derecho a declarar su independencia de manera unilateral. Sin embargo, reconoce que, si la mayoría de los quebequeses lo piden, el gobierno central debe negociar con ellos. Tras este dictamen, el gobierno de Canadá aprobó la Ley de Claridad, que establece que, en el caso de que una provincia quiera secesionarse, debe hacer una pregunta medirianamente clara sobre si se desea un país independiente, nada de preguntas sobre supuestos estatutos de soberanía asociada al Canadá. Si hay una mayoría suficiente, se negociarán los términos de la secesión. De esta manera, se asegura que los secesionistas quieren realmente un país nuevo, y no ventajas para sus ciudadanos con respecto a otras partes del estado.

7. Escocia no es tampoco un país independiente todavía. Y no lo es porque así lo han decidido sus habitantes en referéndum en el 2014. Escocia sí fue un estado independiente, pero dejó de serlo en 1707 al unirse con Inglaterra. Tras las reivindicaciones de mayor autonomía fue dotada de parlamento propio en 1998. En 2014, y tras negociar con el gobierno del estado, se hizo una pregunta clara: "¿Escocia debería ser independiente?". El resultado fue que un 55,3% de los que vivían en Escocia dijo que no. Pero antes no hubo crujir de dientes, ni rasgar de vestiduras, ni amenaza de mandar tanques, ni nada parecido. En Gran Bretaña no existe un sentimiento en los partidos gobernantes de indivisibilidad de la nación, pues no tienen conflictos bélicos internos cercanos y asumen que son un estado de varias naciones. Incluso muchos conservadores ingleses piensan que les iría mejor sin Escocia.

jueves, 5 de noviembre de 2015

El Padrino. Soneto al cuarto de hora

Me gusta escribir sonetos de una manera rápida. Es un pasatiempo divertido cuando tienes un ratito libre. Yo los llamo sonetos al cuarto de hora, porque decido el tema en un minuto y después dedico un minuto a cada verso. Es obligatorio dedicar un minuto o menos, porque en caso contrario se convierte en una actividad más tediosa y nunca llegas al final. Pero esas son las normas que yo me he inventado, cada cual puede hacerlo a su manera.

No es una actividad para intelectualoides. Sólo hay que aprenderse las reglas de métrica y rima de los sonetos, que son muy sencillas, y tener un boli y un papel. Suele quedar gracioso porque tienes que resolverlo a toda prisa y, casi siempre, de una manera chapucera. Lo mejor, después de terminar, es tirarlos, para que no te condicionen en el futuro.

Por supuesto, el resultado no es ni parecido a lo que Lope de Vega nos enseñó en su famoso soneto de repente. La mayor parte de las veces ni están las sílabas ni las rimas, pero te lo has pasado bien y aprendes a usar las palabras.

Pondré un ejemplo. Aquí el tema es una de las primeras escenas de El Padrino, aquella en que Bonasera, el dueño de la funeraria, visita a Don Vito en su casa el día de la boda de su hija. No sé por qué pero esta escena me tiene obsesionado, sobre todo lo de que te voy a hacer un favor y me debes una.

¿Qué he hecho yo, que poco me respetas?
traicionas la amistad que te he entregado
al venir a pedirme, descarado,
que te vengue, que mi honor comprometa.

Me pides que se empuñen metralletas.
Se hará, pero al cumplirse tu recado
quedarás, por tu parte, endeudado,
al forzar que el desquite acometa.

Esa deuda algún día has de pagarme,
no en dinero, que en actos o favores,
no sé si ahora, luego, pronto o tarde.

Pero ten por seguro que mis hombres
llegarán a tu puerta a llamarte
para que la palabra dada honres.