martes, 7 de enero de 2014

Siete escenas que me hicieron llorar

Todo el mundo tiene una lista de las películas que le hicieron llorar. Esta es la mía particular. También me emocionan otras películas, y algunas que pretenden hacer llorar me causaron vergüenza ajena. Espero que no sea la típica lista de todo el mundo y que os aporte algo.

La música también es importante. Es una expresión artística que me toca casi siempre, y veréis que en casi todas las escenas que he elegido aparece para subrayar el sentimiento.

Prefiero llorar de alegría que de tristeza, por eso siempre me hace llorar ese momento en que la chica se pone un vestido blanco y baila con el chico. En mi lista están tres de esas películas. También hay una escena que no es de una película de cine. Aviso de que hay espoilers en casi todas.

1. My fair lady (1964). La palabra delicioso está siempre asociada a cualquier crítica de este musical. La escena que me hace llorar de emoción es esa en la que Eliza viste un vestido blanco de noche y baila con el príncipe de Transilvania mientras suena el precioso "Vals de la Embajada". El corazón se hincha de gozo.

2. Hair (1979). La escena final de Hair fue la primera que me hizo llorar en mi vida. Yo, que había sido un niño duro, al que Bambi no le afectó en absoluto, me sorprendí llorando cuando Berger, que ha entrado en el cuartel a sustituir temporalmente a su amigo Claude, quien ha salido para ver a su novia, es movilizado al Vietnam. Ver a ese tío cantando "that's me, that's me, that's me" mientras entra en el avión, e inmediatamente después la panorámica del cementerio me pilló con las defensas bajas.

3. El crack (1981). Aquí creo que soy original, porque esta película es cine negro a la española y con Alfredo Landa, pero la escena en la que aparecen los barquitos en la tele es de las que me llega. Ya te deja tocado la muerte de la niña, pero esa hora melancólica de la media tarde y la música que acompaña consiguen que se desborde el llanto retenido.

4. La bella y la bestia (1991). Romántica y elegante adaptación animada del cuento clásico; tal vez la mejor película de animación de la historia. Aquí también la chica se pone un vestido, en este caso, dorado, a juego con el palacio, y baila con el muchacho, una especie de lobo-león-jabalí. Si bien la escena es perfecta, la animación sorprendente y la lágrima me asoma en cuanto la bestia se ajusta los gemelos en lo alto de la escalera, hubiera preferido una canción sin letra, que no subrayara tanto el sentimiento. Pero me encanta.

5. Los puentes de Madison (1995). Un clásico de uno de los últimos directores clásicos. Aunque la escena en la que Robert aguanta bajo la lluvia es memorable, yo prefiero llorar en aquella en que Francesca se pone un vestido blanco y baila con él en la cocina. La música también ayuda, y es que Eastwood es además un buen músico y sabe elegir canciones que te tocan el alma.

6. Ladrido jurásico (Futurama, Temporada 4, Episodio 7) (2002). No es una película, sino una serie de animación. En concreto este capítulo contiene momentos hilarantes, como "¿Qué queremos? El perro de Fry, ¿Cuándo lo queremos? El perro de Fry". Inspirada en la historia real del perro Hachiko, que fue también llevada al cine, tiene una escena final tremenda en la que el antiguo perro de Fry, Seymour, lo espera durante años a la puerta de la pizzería mientras el protagonista está crionizado. Además, la canción "I will wait for you" ayuda a la congoja. Y sobre todo la sorpresa de encontrar semejante muestra de cariño en una serie cómica.

7. Toy Story 3 (2010). Vaya, otra película de animación. Deslumbrante, honesta y emocionante, es tan buena como las dos primeras de la saga, o mejor. La escena en la que Andy se despide de sus antiguos compañeros tras jugar por última vez con ellos te arruga la patata. "Gracias chicos" y "Adiós vaquero" son sus palabras de agradecimiento a los viejos amigos. Parece mentira que las aventuras de unos trozos de plástico te provoquen tantas emociones.

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