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jueves, 21 de mayo de 2020

Siete países con renta mínima vital

Ahora que a España puede llegar un tipo de renta mínima vital para los ciudadanos más pobres, vamos a ver cómo les ha ido a otros países que la han probado. La renta mínima vital es una cantidad que se entrega a ciertas personas que cumplen determinadas condiciones (normalmente, que sean pobres). Pero ninguno de estos países ha instaurado todavía la renta básica universal, que es un modelo de seguridad social en el que todos los ciudadanos, sin condición alguna, perciben un dinero que les sirve para cubrir sus necesidades básicas.

1. Finlandia. En este país nórdico se ha probado en los últimos años un experimento socioeconómico. Se eligió a 2.000 personas desempleadas a las que se les concedió una renta básica de 560 euros mensuales durante dos años. Pasado ese período se analizaron los resultados, comparándolos con otras personas que no recibieron nada. Se concluyó que la renta básica no desincentiva el empleo, pero tampoco incrementa la posibilidad de encontrarlo. Es decir, que los perceptores buscaban y encontraban empleo en un porcentaje similar al de aquellos que no recibían nada. Eso sí, experimentaron una mejora en su calidad de vida y en su salud.

2. Canadá. La región de Ontario comenzó a probar en 2017 con 4.000 personas la implantación de una renta básica universal para personas en edad de trabajar con ingresos bajos, complementando estos hasta con 900 euros mensuales. La intención de esta medida es mejorar la seguridad alimentaria, el estrés y ansiedad, la salud mental y física, la estabilidad habitacional, la educación y formación, el empleo y la participación en el mercado de trabajo. Pero con la llegada de un gobierno conservador, el programa se suprimió, así que, además de cortar de raíz los proyectos de aquellos que percibían la renta, nos quedamos sin saber si había funcionado.

3. Kenia. Un experimento similar comenzó en una aldea de este país africano, aunque aquí sólo se entregan 22 dólares al mes. Tras los buenos resultados, se amplió a más de 20.000 personas. Hasta el momento, las conclusiones del estudio son que quienes reciben la renta la usan en comprar productos de primera necesidad y que, incluso, los perceptores compran menos tabaco y alcohol que antes. Además, desaparecen los conflictos en las aldeas, porque todos se consideran iguales.

4. Dinamarca. Este país nórdico que, como todos ellos, mantiene extensas políticas activas de empleo, también cuenta con un ingreso mínimo vital que pueden solicitar aquellas personas que han sufrido reveses en su modo de vida, como perder el trabajo, un divorcio o una enfermedad grave. Este subsidio se cuantifica en función de la edad del beneficiario, de los hijos a cargo y del estado de salud, y se mueve en una franja que va desde los 476 hasta los 2.035 euros.

5. Italia. El país transalpino ha aprobado recientemente una renta mínima vital de hasta 780 euros, en función de la renta del beneficiario. Eso sí, es requisito imprescindible para recibirla ser ciudadano italiano o haber residido en el país durante al menos diez años. Además, mientras se cobra la renta se debe buscar empleo activamente.

6. Portugal. Nuestros vecinos mantienen una renta temporal y renovable, que dura un año y se encuentra supeditada a la firma de un contrato de inserción. El receptor debe también buscar activamente empleo. Su importe depende de la renta. Como ejemplo podemos decir que un mayor de 18 años con un hijo a cargo cobra unos 300 euros.

7. Alemania. Aquí, la renta mínima vital no la concede el estado central, sino los länder, o estados federados. Este beneficio económico está ligado a la búsqueda de un trabajo, así que quienes lo reciben están obligados a seguir las instrucciones de las oficinas de empleo. Una persona que vive sola cobra 424 euros, quien vive en un piso compartido 382. Además, se perciben hasta 302 euros por hijo a cargo.

viernes, 8 de mayo de 2020

Siete razones en contra del darwinismo social

El darwinismo social es una teoría que defiende la posibilidad de aplicar a las sociedades humanas la selección natural de Darwin. Como últimamente veo que muchas personas, conociendo la teoría o no, propugnan el uso de la ley del más fuerte en nuestras sociedades, creo que puedo exponer las aseveraciones del darwinismo social que no me parecen correctas.

1. Los menos adaptados deben ser eliminados. Esta afirmación permite a la sociedad no plantear ninguna política asistencial para los más desfavorecidos. En la actualidad a ningún político se le ocurriría negar en voz alta asistencia a las personas discapacitadas físicas, psíquicas o sensoriales. Pero muchos sí se la niegan a aquellos a los que la sociedad ha expulsado del mundo productivo. Aquél que no tiene trabajo es una mierda, pues según el darwinismo social, el que quiere, puede. El que no tiene trabajo puede montar su propia empresa y, si se esfuerza mucho, triunfará. Considero que se trata de una gran falacia, pues aplica la ley de la selva a la sociedad, estigmatizando a los que fracasan.

2. Biologismo. El darwinismo social y, en general, el neoliberalismo, se basan en la transposición de las leyes de la biología a la vida de las sociedades humanas, que en último extremo llevan a supeditar la lucha de clases a la lucha de razas. Por ello, es una doctrina que coquetea con la eugenesia y el racismo. El biologismo representa al hombre como un ser puramente biológico, tratando a la propiedad privada y al individualismo como instintos humanos, en lugar de como constructos sociales.

3. Desigualdad entre las personas. Una de las bases del darwinismo social es que no todas las personas somos iguales. Con ello cuestiona claramente la democracia. Si yo soy mejor que otra persona, mi voto no tiene por qué valer lo mismo que el de esa persona. ¿Cómo medimos el valor de una persona? Si, tal como dijeron Quevedo y Machado, somos como el necio, que confunde valor y precio, mediremos a las personas por el dinero que tienen. No hay muchos más parámetros cuantitativos para comparar seres humanos. Pero una persona que ha heredado su dinero no puede valer más que otra que ha conseguido todo su dinero (aunque sea menos) a base de esfuerzo. ¿Y si usamos el nivel de estudios? Pero ya sabemos que el nivel de estudios de los ricos es siempre mayor que el de los pobres, así que esto también se mide por el dinero que tienes.

4. La inteligencia define a cada persona. Se han usado durante mucho tiempo test de inteligencia que han pretendido catalogar a las personas con un número. Este tipo de determinismo biológico es incorrecto. En primer lugar, no existe una sola inteligencia, pues está demostrado que la memoria, el razonamiento y la habilidad verbal activan diferentes áreas del cerebro. Así, existen personas con poca capacidad de razonamiento pero con una memoria brillante, o personas con grandes habilidades lingüísticas que son incapaces de resolver un problema matemático. Además, siendo la inteligencia elástica, el entorno puede restringirla o realzarla.

5. Determinismo biológico. Esta parte del darwinismo social viene a decir, de una manera reduccionista, que el comportamiento de los seres humanos está determinado en sus genes, concluyendo que el comportamiento de una sociedad está determinado por la suma de los comportamientos genéticos de todos sus individuos. La conducta se encuentra determinada en la química y en la biología. Entonces, el egocentrismo, la maldad, la competitividad malsana de los seres humanos serían aceptables e inevitables, porque se encuentran en nuestros genes. Según esta teoría, el despiadado liberalismo sería la única forma natural de las sociedades humanas. Yo creo que se ha demostrado que existen mejores sociedades. Por ejemplo, las que se instauraron en Europa en la segunda mitad del siglo XX, aún siendo liberales, tenían un punto social que intentaba no dejar a nadie atrás.

6. Conductismo. Si la conducta de los seres humanos está determinada por sus genes, el darwinismo social afirma que podríamos manipularla. Así, los expertos conductistas podrían acabar con la criminalidad, encontrando la parte del cerebro donde reside la maldad de los criminales y extirpándola. También los expertos conductistas nos podrían hacer "salivar" cuando quisieran mediante determinados estímulos, como a los perros de Pavlov. Pero, incluso los más acérrimos conductistas, reconocen que hay una parte (muy grande, según muchos científicos) del comportamiento humano que procede de las experiencias adquiridas, es decir, del entorno.

7. La mano invisible y el obrero vago. En la actualidad se está intentando extender a la sociedad la teoría económica de la mano invisible, es decir, que la sociedad funciona sola y el estado debe intervenir poquito. Es una teoría que conviene mucho a los de arriba (que no necesitan del estado para seguir siendo ricos) y poco a los de abajo (que sin el estado podrían caer fácilmente en la indigencia). Pero, claro, el darwinismo social, en su esencia, quiere criminalizar al obrero que pierde su trabajo, pues es un vago que no quiere trabajar, opuesto al emprendedor, que arriesga su dinero y su trabajo.

Creo que ha quedado clara mi postura, contraria a la de la gran filósofa Susanita (la amiga de Mafalda), que decía que los pobres, además de ser pobres, compran cosas baratas y por eso les va como les va.

jueves, 19 de marzo de 2020

Siete nociones clave sobre el salario de eficiencia

El salario de eficiencia es la teoría de los economistas Shapiro y Stiglitz para explicar una parte del desempleo que se produce en las sociedades capitalistas. Intentaremos dar siete breves pinceladas sobre el mismo:

1. Se encuadra en el neokeynesianismo, doctrina que pretende aunar las ideas de John Maynard Keynes con otras procedentes de la escuela neoclásica, y fue dominante entre el año 1950 y el 1980, resurgiendo con cierta fuerza a partir del 2000. La idea fundamental del neokeynesianismo es que el pleno empleo en la sociedad de mercado no se consigue automáticamente (la mano invisible no funciona). Por ello, y para que la economía se comporte como los clásicos predijeron, los gobiernos deben orientar sus políticas a conseguir el pleno empleo, es decir, deben intervenir en la economía, pero sólo hasta un cierto punto.

2. Definición. El salario de eficiencia son los emolumentos por encima de la media que algunos empresarios pagan a sus empleados para conseguir que realicen un esfuerzo mayor en el trabajo. Los trabajadores que cobran un salario de eficiencia se ven estimulados a dar de sí lo máximo, para poder permanecer en una empresa que paga más que el resto. Así, la teoría afirma que salario y productividad mantienen una relación directa. En los mercados laborales en los que se pagan salarios de eficiencia no rige la ley de la oferta y la demanda.

3. Salario de reserva. Es aquél salario que se encuentra en el punto medio de equilibrio del mercado. Es el salario mínimo que está dispuesto a aceptar un trabajador de un sector determinado. Por debajo de ese punto preferirá quedarse en casa. Por encima de ese punto estamos hablando ya de un salario de eficiencia. Un trabajador que recibe un salario de reserva no pierde nada si le echan y se marcha a otra empresa. Por eso, quien tiene un salario de reserva, según esta teoría, hará el mínimo esfuerzo en su puesto de trabajo.

4. Shirking. Creo que debemos traducir este vocablo al español como "escaqueo". Una de las finalidades del salario de eficiencia es evitar precisamente que los trabajadores se escaqueen en sus puestos de trabajo. En todos los trabajos se fuma, se decía hace treinta años en las oficinas. Si un trabajador fuma mucho en el trabajo, será despedido. Si cobra un salario de eficiencia no querrá que lo echen, porque lo normal es que la siguiente empresa que lo contrate le pague menos. Entonces, procurará escaquearse poquito. O que no le pillen.

5. Rotación. La teoría del salario de eficiencia intenta también reducir la rotación de los trabajadores de una empresa. Si los empleados cobran una salario por encima de la media no buscarán otro trabajo y no habrá que contratar nueva mano de obra. Hay que tener en cuenta que cuanto mayor es la tasa de rotación de una compañía, mayores son sus costes. Si tienes empleados excelentes, querrás conservarlos. Para ello debes pagarles un salario acorde a su excelencia.

6. Otra de las dificultades que pretende soslayar el salario de eficiencia es la selección negativa, que consiste en la dificultad de las empresas para contratar a los mejores por no disponer de suficientes datos. Pero si una compañía ofrece un salario de eficiencia, muchos trabajadores ya empleados solicitarán el puesto. De esta manera, la empresa tendrá más candidatos entre los que elegir, por lo que es más probable que escoja a los mejores.

7. Otras ventajas. El salario de eficiencia es bueno para demostrar la confianza en los empleados. Algunos trabajadores que tienen que manejar material sensible o dinero deben ser recompensados por ello. El salario de eficiencia tiene también buenas consecuencias psicosociales, porque ayuda a mantener la moral alta. Incluso en países poco desarrollados ayuda a la buena nutrición de la población más desfavorecida.

martes, 7 de enero de 2020

Siete sociedades que han practicado el canibalismo

El canibalismo es una de las costumbres más repugnantes pero, a la vez, más llamativas, de las sociedades humanas. Vamos a conocer algunas de las que han practicado esta aberración, ya sea por motivos religiosos, bélicos o, simplemente, por hambre.

1. Guaraníes. Esta tribu, que habita en zonas de Brasil, Argentina y Paraguay, practicaba el canibalismo como forma de acabar con lo impuro. Los miembros de las tribus enemigas no eran considerados como verdaderos hombres. Por eso, tras matarlos había que comérselos y así purificar su carne. Se dice también que los guaraníes comían la carne de los grandes guerreros enemigos para arrebatarles su energía y alcanzar el estado sin mal, el agujé. Según los testimonios de la época, los prisioneros podían vivir con los miembros de la tribu durante meses e incluso tomar mujer allí, antes de ser sacrificados y comidos en un ritual muy complejo, que incluía danzas y cantos, dramatizaciones, incisiones sangrientas o huesos convertidos en flautas. Los guaraníes, en realidad, no se consideraban caníbales, pues nunca se comían a los de su propia especie, es decir, a los miembros de su tribu.

2. Aztecas. En este pueblo precolombino, que dominaba el México actual, el canibalismo estaba auspiciado por el estado. Se cuenta que el propio Moctezuma quiso agasajar a Hernán Cortes ofreciéndole guisos de carne de niños de corta edad. Algunos historiadores achacan el canibalismo a la falta de animales en la región. Otros señalan que se trataba de una recompensa para alentar a los guerreros a pelear. Otras teorías consideran al canibalismo una forma de controlar la población. Pero la más aceptada es la del sacrificio para venerar a los dioses. Estos rituales se celebraban en la cima de las pirámides, desde donde se dejaban caer los cuerpos. En la parte baja se despedazaban y repartían entre la nobleza y el pueblo.

3. Caribes. Del nombre de esta tribu, que ocupaba parte de Venezuela, Colombia y las Antillas, proviene la palabra caníbal. Ellos le daban un significado religioso a la antropofagia, utilizando como ritual de ofrenda a los dioses el hecho de comerse a los guerreros enemigos. Así alcanzaban un nivel espiritual que les permitía ser invencibles. Los últimos estudios corroboran que los caribes sólo practicaban el canibalismo dentro de rituales religiosos, pues se ha determinado que su dieta estaba basada en el maíz y el pescado. Los exploradores españoles pensaron que los caribes comían regularmente carne humana, pues encontraron en sus casas los huesos de antepasados que los indígenas solían conservar.

4. Monjes Aghori. En la India habitan los integrantes de esta secta, que practican el necro-canibalismo. Es decir, comen carne de cadáveres. Esta forma de canibalismo se enmarca dentro de sus creencias de aceptación de la muerte y superación de los miedos. Para alcanzar su liberación espiritual rechazan los opuestos, entre los que se encuentran los conceptos de bueno y malo. Todo lo que existe en el mundo ha sido creado por Dios, por lo que todo es perfecto y santo. Por eso, un cadáver no es más que materia orgánica.

5. Islas Fiji. Si visitas estas islas podrás comprar recuerdos caníbales y hacer recorridos por los lugares caníbales. Los nativos fijianos consumieron carne humana desde más de 2000 años atrás hasta que fueron colonizados y cristianizados en el siglo XIX. La razón más importante para la antropofagia era, como muchas veces, la de humillar al enemigo, para lo que no hay mejor forma que comerse su cuerpo muerto o, incluso, vivo. También se suponía que si te comías a alguien heredabas su conocimiento.

6. Wari. Esta tribu amazónica, que ocupaba una pequeña parte del actual Brasil, comía carne humana. Los guerreros creían que, al matar a sus enemigos, se llenaban de la sangre de su presa. En consecuencia, no podían comerlos, porque sería como comerse a sí mismo. Por ello tomaban los mejores trozos de carne y los llevaba a su tribu, para que los comieran sus esposas y el resto de hombres. También practicaban la antropofagia con sus propios muertos, como una forma de rendirles homenaje.

7. Korowai. En Papúa Nueva Guinea habitan al menos trescientas tribus. Una de ellas son los Korowai, considerados los últimos caníbales. Se trata de unas 3.000 personas que viven en cabañas construidas en las copas de los árboles, a más de treinta metros sobre los pantanos de la selva. Siguen siendo cazadores-recolectores y practican, o practicaban, el canibalismo como forma de castigar a aquellos que usan la brujería, según ha relatado un explorador que consiguió hablar con ellos y que afirma haber visto a uno de los korowai llevar un cráneo sin cerebro en una bolsa. Este mismo explorador afirma que cocinan la carne humana como la de cerdo, envuelta en hojas de plátano, y que se comen todo menos los huesos, las uñas y el pene.

jueves, 21 de febrero de 2019

Siete nociones clave sobre La sociedad del descenso, de Nachtwey

¿No habéis pensado últimamente que vamos hacia atrás, que estamos peor que hace veinte años? Oliver Nachtwey parece que también lo piensa y así lo explica en su libro La sociedad del descenso. Vamos a hacer un repaso somero de las atinadas reflexiones de este joven autor alemán.

1. El estado del bienestar Entre 1945 y 1971 se desarrolló en el mundo occidental una época de crecimiento sostenido, auspiciada por el keynesianismo, que ofrecía un empleo estable para todos, así como educación y sanidad universal. Los hijos de los obreros podían ir a la universidad y superar los logros de sus padres. Incluso se llegó a decir que las clases sociales habían desaparecido, gracias a ese relativamente cómodo ascensor social. Eso sí, las mujeres quedaban recluidas entre las cuatro paredes del hogar y se discriminaba a las minorías étnicas.

2. El ascensor social. Pero en 1971, con el abandono del patrón oro y el paso de la economía mundial a los tipos de cambios fluctuantes, que causó una mayor flexibilidad de los mercados, comenzó un periodo de inestabilidad que provocó una serie de crisis desde 1973 hasta 2008, con más desempleo y precariedad laboral y menos crecimiento económico. Aunque entre 1980 y 2008 la economía mejoró, no se alteró la nueva estructura basada en la precariedad y la desigualdad de clases sociales. Hasta 1971 ricos y pobres subían en la misma escalera mecánica. Desde entonces los ricos van delante y, cuando llegan arriba, la escalera mecánica cambia de sentido y empieza a bajar, por lo que los pobres, aunque se esfuerzan escalón tras escalón, no consiguen subir o incluso bajan.

3. Un capitalismo casi sin crecimiento. Paul Krugman, premio Nobel de economía, y Larry Summers, exsecretario del Tesoro estadounidense, definen la fase actual del capitalismo como la del estancamiento secular. Las innovaciones tecnológicas, la mejor formación del capital humano o la incorporación de las mujeres al mercado laboral son transformaciones que ya se han agotado, por lo que no consiguen el crecimiento autosostenido de las décadas pasadas. Fíjense en que han pasado muchos años desde la crisis de 2008 y la economía todavía no ha salido a flote. Es muy posible que a partir de ahora nos encontremos, durante mucho tiempo (de ahí lo de secular), ante un capitalismo poscrecimiento.

4. La modernización regresiva. A partir de 1971 se produjo también un parón tecnológico. La revolución informática tuvo menos incidencia que el teléfono, el coche o la lavadora. No hay más que ver que un pobre de ahora tiene muchos cachivaches electrónicos. La solución que se les ocurrió a los más listos para seguir generando riqueza fue privatizar el sector público, convirtiendo la sanidad o la educación en pingües negocios. Esta ideología neoliberal ha sido introducida en la vida de la gente, convenciendo a muchos de que es la única posible, como una suerte de totalitarismo metido con calzador a través de los medios de comunicación. Por eso, ahora que quienes nos gobiernan son los mercados, podemos hablar de posdemocracia.

5. El descenso social. Desde 1971 la productividad ha aumentado pero los salarios se han estancado. El hijo del obrero, que ha estudiado en la universidad, debe trabajar en el Mercadona y darse por contento. La mayor parte de los trabajadores interinos y de los falsos autónomos, eufemísticamente llamados free-lance, llevan una vida precaria. La sociedad del descenso se caracteriza por una creciente desigualdad, además de por hacer desaparecer sin rubor los derechos sociales de los ciudadanos. Pero no existe un solo precariado, sino muchos diferentes, por lo que no se genera una conciencia de clase. Por eso no se logra un consenso para articular demandas, lo que acarrea una crisis de representación de la democracia parlamentaria.

6. Reacciones en contra. Habiendo quedado el concepto de clase reducido a una reliquia anacrónica, en lugar de grandes conflictos contra el sistema se generan miniconflictos, como el 15M de Madrid u Occupy Wall Street, movimientos urbanos que denuncian que el capitalismo moderno no les ha dado lo que prometía, es decir, la igualdad alcanzada a través del estudio y la formación. Los sindicatos han quedado muy debilitados tras las privatizaciones, así que se han desindustrializado las protestas, que surgen de otros lugares, como en las primaveras árabes o en las banlieues de París. De estos movimientos, que muchas veces defienden una postura posmaterial, han surgido algunos partidos populistas democráticos, como Podemos en España, que defienden un proyecto para la sociedad y no una sociedad como proyecto, que era la consigna del movimiento obrero.

7. Populismos. Los burgueses se han convertido en ciudadanos enrabietados, entre los que late un conato autoritario, basado en el resentimiento. Critican a los de arriba y pretenden una integración cultural y una recuperación de los valores perdidos. Por lo que respecta a la clase media baja, la dura competencia por alcanzar los pocos buenos puestos de trabajo desmotiva a personas con alta cualificación, lo que conduce a una barbarización de los conflictos sociales. Teme el autor que la modernización regresiva y la posdemocracia generen una corriente autoritaria que socave los fundamentos liberales de nuestra sociedad. Este es el gemelo malvado de las revoluciones democráticas.

jueves, 3 de enero de 2019

Siete tipos de familias

Llevo tiempo oyendo a gente que es muy defensora de la familia. Yo también lo soy. Por eso relacionaré siete tipos de familia que creo que deben ser defendidos:

1. Familia nuclear. En su definición más restrictiva, familia nuclear es aquella conformada por dos progenitores y sus hijos. Es decir, padre y madre, padre y padre o madre y madre junto con sus hijos. Este es el concepto típico que a todos se nos viene a la cabeza cuando pensamos en la palabra familia, que ha variado en los últimos años con la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo. También ha cambiado porque cada vez las personas forman su familia a una edad más avanzada. Además, dentro de poco puede dejar de ser la familia más numerosa de la sociedad occidental. La tradición machista la ha presentado como aquella en la que hay una madre amorosa y un padre protector, pero eso también está cambiando.

2. Familia troncal o extendida. Este modelo añade al núcleo familiar otros parientes consanguíneos que pertenecen a un tronco común. Además de los padres y los hijos puede incluir hermanos de los padres, abuelos, tíos abuelos o bisabuelos. Es la familia predominante en determinadas sociedades en las que el grupo familiar va aumentando en torno a una casa común, que a veces sirve para la explotación económica de una granja o unas tierras de labor. Aún en nuestros días podemos encontrar en determinadas zonas de las sociedades rurales occidentales la familia de triple generación.

3. Familia comunitaria. Podemos definirlas como un grupo doméstico, que no tiene por qué partir de vínculos familiares, fundado sobre una organización económica y de trabajo. En el centro de Europa, sobre todo en Francia desde la edad media, aparecieron las comunidades tácitas, en las que varios matrimonios vivían juntos, eligiendo a un hombre y una mujer que los dirigían. La comuna es también una unidad básica de convivencia alternativa a la familia tradicional, en la que varios individuos (que pueden llegar a treinta o cuarenta) deciden convivir y compartir recursos. Los hippies vivieron en comunas, que en el siglo XXI han derivado en ecoaldeas, comunidades sociales ecológicas.

4. Familia monoparental. En el otro extremo de la familia comunitaria, en cuanto a número de miembros, se encuentra la familia monoparental, que es aquella en la que un solo progenitor se hace cargo de los hijos dependientes, ya sea por elección o por causas sobrevenidas. La mayoría de las familias monoparentales están encabezadas por mujeres, lo que supone que este tipo de grupos familiares se encuentran en un riesgo alto de pobreza, pues es notorio que las mujeres obtienen menos ingresos por su trabajo que los hombres. No hay que confundir las familias monoparentales con las madres solteras, pues puede haber madres que no se hayan casado pero que convivan en pareja.

5. Familia sin hijos. Cada vez son más las parejas que no necesitan de hijos para su crecimiento. Estas personas gozan de más tiempo libre para ellos mismos y están más liberadas económicamente. Muchas de ellas piensan que la verdadera felicidad marital solo se logra si se permanece sin hijos. Además, tener un hijo ya no está al alcance de cualquier economía. Otras consideran la paternidad o maternidad como una imposición social y algunas sienten temor ante la inseguridad de la sociedad futura. Incluso existen personas que, en virtud de un sentimiento ecologista profundo, desean la extinción de la especie humana en favor de todas aquellas especies animales y vegetales que sufren por nuestra culpa.

6. Familias recompuestas. Las personas que se separan de sus parejas suelen recomponer su vida, formando este tipo de familias, que pueden ser de muchas formas y colores distintos, dependiendo del bagaje que traigan los nuevos cónyuges. En muchas de ellas cada miembro de la pareja aporta los hijos de su anterior relación, lo que acarrea toda una problemática de convivencia muy particular. Antiguamente eran los viudos quienes formaban estas familias reconstituidas. Ahora, principalmente, son los divorciados.

7. Familia poligámica. Esta es la que permite a una persona, la mayor parte de las veces varón, tener varios cónyuges al mismo tiempo. Las religiones monoteístas, en general, prohíben la poligamia, aunque no hay más que leer el Antiguo Testamento para encontrar patriarcas que tenían varias mujeres. Sin embargo, entre los mormones y en el islam está aceptada la poliginia (un varón con varias mujeres), pero no la poliandria (una mujer con varios varones) que sí es tradicional en zonas de la India y en algunas otras tribus. Actualmente existen en nuestras sociedades algunas personas que practican la poligamia o incluso el matrimonio grupal, pero cuyos derechos no están, de momento, recogidos en las leyes.

domingo, 1 de julio de 2018

Siete nociones clave sobre la verdad

Vamos a aprender algo sobre la verdad, un concepto con muchos matices:

1. Definición de la verdad. La verdad es la correspondencia entre lo que afirmamos y lo que pensamos, sentimos o sabemos. La verdad es la interpretación mental de la realidad transmitida por los sentidos. Pero esa interpretación mental incluye creencias, valores y la consciencia, que filtran la verdad a través de nuestra subjetividad, construyendo una verdad para cada uno de nosotros. También podemos decir, como Aristóteles y Popper, que la verdad es la correspondencia entre una proposición y los hechos (o la realidad). Pero aprendemos a ver la realidad seleccionando los mensajes que llegan a nuestro conocimiento subjetivo de esa realidad, por lo que en la mayoría de los casos debemos conformarnos con llegar lo más cerca posible de una verdad que no podemos poseer completamente.

2. La verdad como conocimiento superior. La alegoría de la caverna de Platón nos enseña que el mundo se presenta ante cada ser humano de una forma distinta. Esta interpretación personal se define a través de la carga biológica y las creencias culturales. No obstante, dichas representaciones no capturan realmente la esencia de las cosas, y la mayor parte de las personas viven en un mundo de relativa ignorancia. El ser humano debe enfrentarse al miedo a cegarse, debe salir de la cueva y ver el mundo bajo el prisma de la razón, para acercarse a la verdad.

3. La verdad absoluta es peligrosa. La verdad absoluta es aquella cuyas proposiciones son verdaderas para todas las culturas y eras, aún si las personas que viven en ellas no lo saben. Cuidado con esto, porque la verdad absoluta muchas veces contiene la idea de Dios. Pero como para cada cultura existe un Dios absolutamente verdadero, hay que convencer a los demás de que tu Dios es el único y legítimo. Y hay que convencerlos, si es necesario, a garrotazos. Las religiones siempre desconfían del relativista, de aquel que piensa que la verdad depende del punto de vista. Aunque creamos haber encontrado la verdad, lo más probable es que, a la vuelta de la esquina, exista otra verdad distinta que nos sorprenderá.

4. La verdad versus la libertad. En teoría, los seres humanos debemos ser fieles a la verdad para alcanzar la libertad. Pero verdad y libertad, desde Kant, pueden entrar en contradicción. Este filósofo afirmaba que el hombre es libre porque la razón práctica le dice que existe una realidad objetiva, cual es la ley moral, que obliga a los hombres a actuar de una determinada manera. Pero esta verdad está supeditada a la existencia de Dios, por lo que, sin la existencia de Dios ni de la inmortalidad del alma, la ley moral sería una pura ilusión de la razón práctica. ¿Cómo os quedáis? Yo me quedo picueto con estas cábalas.

5. La verdad pertenece a quien ostenta el poder. Siempre se ha dicho que la historia la escriben los vencedores. En los conflictos, cada una de las partes implicadas ha luchado defendiendo una verdad en la que "firmemente" creían. El que vence en la guerra demuestra que "su" verdad era la verdad objetiva, la que no se puede discutir. Cuando los europeos dominaban el mundo era fácil conocer la verdad, que era la que la Iglesia decía. Ahora todo se ha enredado y no tenemos un poder central que nos diga que nosotros somos los buenos y ellos son los malos.

6. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Es este el título de un libro muy interesante (que se lee en un ratito) sobre la verdad, escrito por Nietzsche. El filósofo alemán piensa que el hombre no quiere la verdad, lo que quiere es la felicidad. Por eso distingue al hombre racional, que piensa que todo es regular y previsible, lo que le acarrea desgracias, porque el universo es un ente abstracto e irregular, y el hombre intuitivo, para quien la verdad es aquello que le interesa, aquello que le hace feliz. Este último sale mejor parado, porque acepta el cambio y vive la vida con pasión.

7. Más allá de la verdad. Hay quien piensa (Gianni Vattimo) que deberíamos renunciar a la pretensión de basar nuestra concepción del mundo política, social, científica y religiosa en un saber científico objetivo. Teniendo en cuenta que muchos líderes ya no se sienten atados por lo que durante siglos se ha llamado la verdad, y que la ciencia "no piensa", sería deseable basar la verdad en un diálogo social e intercultural abierto y sin condiciones. Este adiós a la verdad sería lo contrario de la política de la posverdad, que supone la apelación a las emociones del pueblo (populismo) basándose en argumentos falaces o directamente falsos, pero no en aras del diálogo, sino de la confrontación y la búsqueda del conflicto. Enfrentar a los pobres de aquí contra los de allá para seguir dominándolos a todos.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Siete nociones clave sobre los robots y el futuro

La robótica es la ciencia que construye máquinas dotadas de inteligencia capaces de sustituir en algunas tareas al ser humano. Dentro de no mucho tiempo los robots formarán parte del paisaje cotidiano de nuestra sociedad. Ya están aquí, pero no todos son androides, es decir, no todos tienen esa silueta antropomórfica en la que muchas veces pensamos al oír la palabra robot. Vamos a intentar aprender un poquito más sobre ellos y su posible y futura aportación a la vida de los humanos.

1. Las tres leyes de la robótica. Aunque proceden de la literatura, pues aparecieron por primera vez en un cuento de Isaac Asimov, están muy bien pensadas:
1ª Ley. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
2ª Ley. Un robot debe hacer o realizar las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
3ª Ley. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.
Fueron ideadas para luchar contra el complejo de Frankenstein, es decir, el miedo a que la criatura, en este caso la máquina, se rebele contra su creador. Implantadas en el electrónico cerebro de un robot, lo obligarán a autodestruirse antes de hacer daño al hombre. Como corolario de las leyes de la robótica se creó la ley cero: un robot no hará daño a la humanidad o, por inacción, permitirá que la humanidad sufra daño. Se traspasa así a las máquinas la duda moral que siempre han tenido los hombres sobre si es lícito producir un mal menor para evitar un mal mayor. Pensad por un momento en que los coches autónomos son robots y podrían decidir, por ejemplo, salirse de la carretera para evitar un choque. Pero ¿es posible aplicarlas en la realidad? ¿no es un poco tonto pensar que se puede implantar un sistema de pensamiento tan complejo en cualquier máquina?

2. Los robots en la vida cotidiana. No hace falta ir al futuro para ver robots trabajando en las grandes fábricas, realizando operaciones quirúrgicas o desactivando bombas. Pero en el hogar han empezado a hacer sus pinitos limpiando la casa y pronto cuidarán niños o ancianos, lo que ya hacen en algunas guarderías y residencias en Japón. La película "Un amigo para Frank" (Robot & Frank) plantea algunos de los problemas que este tipo de cuidadores puede causar.

3. Robots contra humanos por un puesto de trabajo. Un robot industrial puede hacer el trabajo de cuatro humanos. Pero la inteligencia artificial puede sustituir también a un abogado, a un contable, a un agricultor o a un policía. Los robots se apropiarán en pocos años de la mitad de los puestos de trabajo que actualmente ocupan personas. Pero no se puede poner freno al progreso. Mis amigos están hartos de oírme contar que, cuando inventaron la rueda, los cuatro tíos que llevaban en palanquín al jefe de la tribu se quejaron porque perdían su trabajo. En 1812, un grupo de trabajadores incendió en Notttingham sesenta máquinas de tejer medias. No me imagino a los taxistas volcando coches autónomos sin conductor porque les quitan el trabajo. Hace no mucho más de cien años la gente trabajaba dieciséis horas y no libraba los fines de semana. Con el nuevo incremento de la productividad es necesario volver a reducir las jornadas de trabajo para distribuir la riqueza que la robótica generará, pues hace ya cincuenta años que no se tocan las cuarenta horas semanales. Y hay que ir pensando en la renta mínima garantizada.

4. Uno de las consecuencias negativas de la implantación de robots puede ser la polarización de la sociedad, es decir, su división entre una minoría bien pagada y segura y una mayoría insegura y con dificultades para sobrevivir. Las personas poco cualificadas que pierdan su trabajo a manos de los robots tendrán muchas dificultades para adaptar sus capacidades a las exigencias de los nuevos empleos tecnológicos, por lo que se encontrarán sin trabajo y sin posibilidad de conseguirlo. Entre las clases trabajadoras esta situación provocará, además de pobreza, estrés y depresión. Por eso, mientras los ingresos de los humanos dependan del empleo remunerado, la robotización podría acarrear conflictos sociales.

5. Sin embargo, la robotización puede tener consecuencias positivas, guiando al hombre hacia una sociedad más integrada. Los gobiernos podrán tomar decisiones para la redistribución de la riqueza, proporcionando formación para aquellos que pierdan su trabajo, instruyéndolos, por ejemplo, en las nuevas tecnologías ligadas a la robótica. Como no se necesitará tanta mano de obra, se podrá alcanzar una sociedad del ocio en la que casi todos consigamos una vida como la que tenía la clase noble ateniense en la Grecia antigua. Y llegará un momento en que los robots convivirán con nosotros, y puede que alcancen a tener los mismos derechos que los humanos de carne y hueso.

6. En diversos foros ya se están planteando cuáles deben ser los derechos de los robots. Las personas electrónicas, desde el momento en que tengan conciencia de sí mismas, van a sufrir. Por eso deben tener derechos (y obligaciones) como las personas orgánicas. Inmediatamente te asaltan preguntas: ¿Cuándo se convierte una máquina en alguien? Una aspiradora, un brazo robótico, un coche autónomo, ¿no pueden ser personas porque no parecen personas? ¿Llegarán los robots a ser libres o siempre tendrán un dueño? ¿Lucharán por su libertad? Hay quien propugna que se prohíba instalar emociones en los robots, y así el problema ni se llegará a plantear. Repasad Blade Runner y la serie de televisión sueca Real Humans.

7. Los cíborgs son criaturas que han sido modificadas con dispositivos electrónicos. Entonces, toda persona que porte un dispositivo de este tipo (como un brazo mecánico o un marcapasos) es un cíborg. Bueno, todos somos un poco cíborgs, porque llevamos un dispositivo electrónico (muchas veces conectado a nuestro oído) que nos permite almacenar información y compartirla con el mundo. Pero la idea primigenia para crear los ciborgs era conseguir humanos mejorados que pudieran sobrevivir en el espacio. En el futuro, muchas enfermedades se solucionarán con implantes, pero puede que se intente también conseguir superhombres. La duda es ¿Cuándo un cíborg deja de ser humano? ¿Al modificarle el cerebro? Entonces, una persona que se ha colocado un implante en el cerebro para poder hacer cálculos más deprisa ¿Es humano?. ¿Y si a un robot le implantamos un órgano vivo cultivado o trasplantado desde un humano ? ¡Ay! Ética y ciencia. Parecen conceptos incompatibles.

martes, 4 de julio de 2017

Siete virtudes de los milenials

Desde 1953 se ha atribuido falsamente a Sócrates una sentencia parecida a la siguiente: “Los jóvenes de hoy aman el lujo, tienen manías y desprecian la autoridad. Son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros”.

Pero el filósofo griego podría haberla dicho perfectamente, porque estaba preocupado por la juventud de la época. Sí parece que dijo esta otra frase: "Lo que mejor sienta a la juventud es la modestia, el pudor, el amor a la templanza, y la justicia. Tales son las virtudes que deben formar su carácter", que podría ser verdadera o no, pues Sócrates no dejó nada escrito y su enseñanza aparece en las obras de sus discípulos.

Bueno, el caso es que, desde la Grecia antigua, los mayores han estado preocupados por las generaciones jóvenes, a las que muchas veces han achacado que no conservan los valores que ellos tuvieron en su juventud. Esto pasa hoy con los milenials, la generación nacida entre 1981 y 1995 (más o menos), a la que algunos mayores algo retrógrados atribuyen gran parte de los males de la sociedad del primer mundo. En mi opinión es una generación como tantas otras, con grandes individuos y otros mediocres. Pero, generalizando, podríamos atribuirles ciertas virtudes que los hacen diferentes de sus predecesores:

1. Los milenials son creativos. Por eso, los pongas donde los pongas, van a aportar siempre algo. Cuando los tienes de alumnos, te exigirán algo más como profesor que las generaciones anteriores, porque tú no eres la única fuente que consultan. Debes explicarles el quién, el cómo, el cuándo, el dónde, pero sobre todo el porqué. No les da vergüenza demostrar sus conocimientos, no temen al ridículo, por eso siempre están deseando experimentar, aunque eso los lleve al fracaso. Además, quieren elegir su trabajo y no que el trabajo los elija a ellos, y son capaces de renunciar a un empleo que no valore su creatividad, pues no conciben el empleo como una vía para obtener una recompensa material, sino como el camino para la realización profesional.

2. Los milenials son polifacéticos. Han crecido con el concepto de multitarea. Pueden pasarse la mitad del día haciendo varias cosas a la vez, por eso son muy buenos para el trabajo en equipo. Hay gente que opina que son vagos, pero los que yo conozco trabajan fuerte y siempre en pos de un objetivo. Pueden ser, por ejemplo, trabajadores tecnológicos y artistas plásticos o músicos a la vez, sin que ello suponga una ruptura de su personalidad. Están acostumbrados a los cambios, por lo que, cuando estos se producen, en lugar de sentarse a llorar, son capaces de buscar nuevas oportunidades.

3. Los milenials son sociables. Las redes sociales no son para ellos únicamente un medio de comunicación, sino una parte muy importante de su vida. En ellas consultan, comparten y comentan. Las redes sociales los afectan emocionalmente. Deben ser sociables porque no se quieren perder nada, y a veces necesitan estar en varios sitios a la vez. La tecnología se lo permite. Pero los milenials también se ven con sus amigos en persona. Y les es más fácil mantener la amistad sin perder el contacto, gracias a internet y las redes sociales.

4. Los milenials son nativos digitales. Internet ya estaba cuando ellos empezaron a ser conscientes de sí mismos. No les da miedo y manejan y comprenden la nueva tecnología como los más mayores manejábamos la radio o la televisión. Hablando de televisión, ya no los encontrarás mirando qué echan ese día. Verán los programas cuando ellos quieran, y a la vez tendrán el teléfono cerca para ir comentando lo que están viendo. El teléfono es una extensión más de su cuerpo. Dormirán con él y a él acudirán para casi todo.

5. Los milenials son autosuficientes y quieren ser protagonistas en su vida social y laboral. A pesar de saber trabajar bien en equipo, cada uno de ellos tiene intención de cambiar el mundo. Si su trabajo no les ofrece esa oportunidad, es probable que empiecen a buscar otro. Se atreven a más cosas que sus padres, y no les importa equivocarse. No necesitan que nadie los dirija para enfrentarse a la vida, porque ellos ya saben. Desde comprarse la ropa hasta invertir en bolsa, sus decisiones las toman con total autonomía.

6. Los milenials son críticos y exigentes. También son flexibles a la hora de cambiar de opinión. Suelen ser personas muy formadas, lo que les hace ser más analíticos. Si una cosa no les gusta, lo dicen abiertamente, sin cortarse un pelo. Y si no les gusta de verdad, no vuelven a probarlo. Valoran mucho los principios éticos. Quizás por eso su descontento con los políticos es muy notable. Aunque no se creen las cosas fácilmente, y suelen contrastar opiniones, se fían mucho de las redes sociales para hacer sus elecciones.

7. Y, por supuesto, los milenials son innovadores. Tienen arraigado el pensamiento de que las cosas pueden cambiar. Son optimistas. Están concienciados con problemas como la desigualdad o el medio ambiente, y piensan que, con la ayuda de las nuevas tecnologías, se podrá cambiar la sociedad. Por eso les gusta trabaja en proyectos innovadores que faciliten el progreso. No les importaría liderar esos proyectos, si se lo permiten. Y si no, lo más probable es que ellos mismos creen sus propios proyectos, no solo empresariales, sino de todo tipo. Quieren aportar algo al mundo. Tengamos en cuenta que ellos lideraron el 15M o la primavera árabe.

viernes, 13 de marzo de 2015

Siete nociones clave sobre la sociedad del riesgo global

Tras el fallecimiento de Ulrich Beck, creo que conviene repasar su concepto de "sociedad del riesgo global", que resulta plenamente vigente en el año 2015, y el proceso por el que nos hemos convertido en este tipo de sociedad. Seguid leyendo sin miedo; la sociología es muy interesante porque explica lo que está pasando en el mundo. Además, voy a intentar resumir de manera clara y sencilla.

1. La primera modernidad arrancó con la Revolución Industrial. Está basada en las sociedades de Estados-nación, que tienen fronteras determinadas por los hombres, formando el marco de decisión política. En ella, las relaciones sociales y las comunidades se entienden en un sentido territorial. Hay un sentimiento colectivo de vida, progreso y control. Se busca el pleno empleo y se realiza una excesiva explotación de la naturaleza. La primera modernidad parte del hecho de que hay límites claros, como la distinción entre sociedad y naturaleza, entre yo y los demás, entre guerra y paz o entre estados diferenciados.

2. Pero la primera modernidad fue destruida, murió de éxito. Al afianzarse un tipo de sociedad que, en principio, era simple y lineal, surgieron consecuencias imprevistas, materializadas en cinco procesos que socavaron sus cimientos: la globalización, la individualización, la revolución de los géneros, el subempleo y los riesgos globales (como la crisis ecológica, la caída de los mercados financieros globales o el terrorismo). El sentimiento colectivo de progreso y controlabilidad, el pleno empleo y la explotación de la naturaleza decaen. Hemos perdido la piedra angular de la primera modernidad, la seguridad.

3. Entonces aparece la segunda modernidad, que es la propia de una sociedad que tiende a la globalización y está en constante desarrollo tecnológico. La extensión del sector informal de la economía, la flexibilización del trabajo, el crecimiento del desempleo, la intervención de las multinacionales y la violencia han sido las consecuencias no deseadas de la modernización. Se constituye un nuevo tipo de capitalismo, un nuevo tipo de economía, un nuevo tipo de orden global, un nuevo tipo de sociedad y un nuevo tipo de vida personal.

4. Esta segunda modernidad ha llegado a todos los lugares del planeta, incluido el Tercer Mundo. La creciente velocidad, intensidad e importancia de los procesos de interdependencia transnacional, así como la globalización económica, cultural, política y social, obliga a incluir a las sociedades no occidentales en los análisis de los retos de la segunda modernidad; lo global debe ser examinado también en estas localizaciones. Allí se reproducen las mismas consecuencias negativas que en los países desarrollados, pero la segunda modernidad también tiene características positivas en esos países, como el desarrollo de sociedades multirreligiosas, multiétnicas y multiculturales, que aumenta la tolerancia.

5. Ulrich Beck define a esa segunda modernidad como sociedad del riesgo global, porque es una fase de desarrollo de la sociedad moderna donde los riesgos sociales, políticos, económicos e industriales tienden cada vez más a escapar a las instituciones de control y protección de la sociedad industrial. El régimen de riesgo de la nueva sociedad invalida las normas fijas de calculabilidad con las que se tomaban anteriormente las decisiones. Las causas y efectos son imposibles de ligar. Además, el riesgo del mercado global no puede ser controlado como el de los mercados nacionales, al no existir un gobierno global. Pero el riesgo, aunque sea global, no es igual para todos. El riesgo laboral o medioambiental persigue a los pobres.

6. La Sociedad del Riesgo planteada por Beck tiene una serie de características. Vamos a reseñar siete:
- Los riesgos causan daños en el sistema que muchas veces son irreversibles.
- Los riesgos atacan más a las capas sociales inferiores.
- Existe el riesgo financiero global y el riesgo ecológico global.
- Los riesgos provocan oportunidades de mercado.
- La sociedad del riesgo crea un vacío político e institucional. Los movimientos sociales son la nueva legitimación.
- Se están perdiendo los símbolos colectivos. Existe un proceso de individualización.
- Una democratización cultural está transformando los fundamentos de la familia, las relaciones de género, el amor, la sexualidad y la intimidad.

7. El sociólogo alemán ofrece algunas soluciones para los problemas planteados por la sociedad del riesgo global. No se pueden abordar esos problemas desde la misma perspectiva que en el siglo XIX. Hay que mirar la globalización desde un punto de vista que intente alcanzar un nuevo equilibrio mundial. Se debe, según Beck, contrarrestar el excesivo peso del mercado y sus efectos, y ampliar el círculo social y cultural del individuo. Además, ve necesario que los antiguos Estado nacionales cambien y comiencen un proceso de cohesión internacional y cooperación, reconociendo la diversidad y las individualidades. Hay que reinventar el diálogo entre las naciones.