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miércoles, 4 de diciembre de 2019

Siete claves para hacerse con el poder de un país

Para hacerse con el poder de una nación sólo necesitaremos reclutar a un 30 por ciento de la población, aproximadamente. Eso sí, tiene que ser un 30 por ciento convencido de que el resto no sabe lo que quiere, por lo que necesitan un gobierno que se ocupe de todo. Vamos a señalar siete conceptos, fáciles de apreciar, que nos ayudarán en nuestra propaganda.

1. Patria. La vida de la mayoría de las personas es bastante mala. Por eso, los que vivimos bien debemos conseguir que no piensen en ello, porque en caso contrario armarían la Revolución Francesa. La patria es el sentimiento de formar parte de algo más grande. Ese algo, esa patria, te pertenece, por lo que debes cuidarla como una de tus posesiones más preciadas. Desde el poder debemos construir el sentimiento patriótico, definiendo una serie de símbolos, como la bandera o el himno, así como una serie de hitos históricos determinantes para la fundación de la patria que ahora disfrutamos. Si lo hacemos bien, tendremos a mucha gente desfilando gratis detrás de nosotros.

2. Enemigos interiores. Ahora que ya has dado a los pobres algo que creen suyo, como la patria, debes inventarte unos enemigos que quieren acabar con ella, para que todos los patriotas se unan para defenderla. Ahora mismo, el enemigo interior más importante son los comunistas, que quieren acabar con los valores propios de nuestra cultura. En España, por ejemplo, con la caza, los toros, la paella, el flamenco y las procesiones, ¿Qué importa que la gente no haya cazado en su vida, no haya ido a los toros o no soporte más de diez minutos escuchando flamenco? Si les das una patria lo defenderán. Las feministas quieren acabar también con otras tradiciones, como la libertad del hombre para hacer su vida.

3. Enemigos exteriores. Los inmigrantes y los refugiados quieren venir aquí y apropiarse de nuestro trabajo, de nuestras mujeres, de nuestra tierra. Convertirán nuestro país en una sucursal de los suyos, ya sean moros, rusos, rumanos, negros o sudamericanos. Es importante decirle a la gente de aquí que los de allí son sus enemigos, por si no se han dado cuenta. Hay que prometerles que los echaremos a todos, aunque no sea verdad, porque las filipinas son las mejores para cuidar de los niños y de la casa. No se quejan nunca y salen baratas.

4. Cultura. Si dejamos a los extranjeros y a los comunistas hacerse con el poder, conseguirán acabar con nuestra cultura europea occidental, que nos ha costado miles de años poner en pie. Obligarán a todas nuestras mujeres a llevar velo, obligarán a nuestros niños a cantar la internacional en el patio del colegio, quemarán nuestras iglesias, prohibirán el fútbol, nos obligarán a casarnos entre hombres, nos obligarán a vestir todos iguales, prohibirán la biblia y persignarse, eliminarán los Reyes Magos, nos obligarán a matar a nuestros bebés, nos prohibirán usar nuestro coche cuando queramos. La vida será oscura como en la Rusia de Stalin o en el Irán de los ayatolás.

5. Raza. Debemos mantener la raza lo más pura posible. Ya el doctor Don Antonio Vallejo-Nájera, en 1937, abogaba por una supercasta hispana, étnicamente mejorada, robusta moralmente, vigorosa en su espíritu. Cualquier contaminación proveniente de negros, moros, sudamericanos, homosexuales, marxistas y demás gentes inferiores en cuerpo o espíritu, provocará que el hombre español se degrade. Quizás no lo estoy explicando bien y así escrito parece ridículo. Pero con las palabras adecuadas y en un mitin rodeado de miles de personas estos argumentos, bien lanzados, te alcanzan. Y busca en internet, verás como encuentras estudios aparentemente científicos sobre la pureza de la raza española.

6. Trabajo. Todo aquél que haya estado en el paro recordará lo mal que se sentía. Por eso, hay que prometer que todo el mundo tendrá trabajo. Todo el mundo de aquí, los que te pueden votar. Para ello, lo primero que hay que hacer es echar a los inmigrantes, que nos quitan el trabajo. Debemos tener en cuenta que estamos dirigiéndonos a gente lerda, porque hay que ser muy lerdo para que un recién llegado que casi no habla español te quite el trabajo. Por eso se creerán que echando a los inmigrantes van a conseguir un buen trabajo. No se darán cuenta que los inmigrantes realizan los peores trabajos y cobran una miseria. Hay que prometer también que vamos a recortar políticos y sueldos de políticos para darles ese dinero a los pobres de aquí, que eso siempre queda muy bien.

7. Miedo. En resumen, hay que infundir miedo en la gente. Si tienen una casa hay que inculcarles el miedo a que la pierdan o se la ocupen. Si tienen un coche hay que inculcarles el miedo a que se lo quiten o no dejen que lo usen. Si tienen un trabajo hay que inculcarles el miedo a que otro lo ocupe. Hay que hacerlos partícipes de la propiedad de la nación, para que tengan miedo de que esta se rompa, porque es suya. Por supuesto, hay que inculcarles el miedo a perder la vida, que es su bien más preciado. Pero a la vez, hay que llamarlos valientes si son capaces de dar la vida por su país.

Yo creo que, si trabajamos bien, dentro de algunos años conseguiremos este 30 por ciento que necesitamos en las elecciones, para a continuación suprimirlas y dirigir a nuestra nación como se merece, sin estorbos pseudodemocráticos.

martes, 29 de enero de 2019

Siete grandes personajes comunistas

La palabra comunista se está utilizando en algunos ambientes como un insulto. Algunos consideran que el comunismo es un movimiento totalitario. La Real Academia de la Lengua no lo define así, sino como una doctrina que establece una organización social en la que los bienes son de propiedad colectiva.

Sin embargo, hace mucho que en los países de nuestro entorno se ha adoptado un comunismo nuevo, que nació en Europa, llamado eurocomunismo, y que se define en el diccionario de la RAE de la siguiente manera: Conjunto de posiciones políticas de algunos partidos comunistas europeos caracterizados por su independencia del modelo soviético y la aceptación de la tradición democrática y liberal.

Este comunismo, que no tiene nada que ver con las purgas de Stalin, y que no ha matado a 10.000 millones de personas, acepta de buen grado la democracia, pero cree que algunos bienes deberían ser propiedad del Estado. Quizá habría más gente que podría pagar la calefacción si la energía estuviese controlada por la Administración Pública.

Vamos a acordarnos de algunas personas que han sido tachadas de comunistas, pero que son admiradas por mucha gente en el mundo:

1. Albert Einstein (1879-1955). El científico que huyó de la Alemania nazi para asentarse en Estados Unidos, donde fue un activo militante del desarme y de los derechos civiles, estuvo considerado por el FBI como un peligroso agitador comunista. Es verdad que Einstein estaba en contra del capitalismo. En su famoso ensayo ¿Por qué el socialismo?, escribió: "La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal". Como no le gustaba pertenecer a nada, nunca fue miembro del partido comunista, pero sus ideas le hicieron frecuentar la compañía de numerosos grupos que seguían esa ideología.

2. Hellen Keller (1880-1968). Hellen Keller quedó ciega y sorda a los diecinueve meses. La historia de cómo aprendió a relacionarse con el mundo puedes encontrarla en la película El milagro de Ana Sullivan (The Miracle Worker). Fue la primera persona sordociega en conseguir un título universitario. El presidente Johnson le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad. Gran activista de los derechos de los trabajadores y de las personas con discapacidad, ella misma decía que llegó al socialismo a través de la lectura. En algunos periódicos de su época fue tildada de comunista, titulando "Los rojos usan a una niña ciega para hacer publicidad", utilizando la palabra rojo como un insulto. Lo cierto es que le encantaba la bandera roja y tenía una en su estudio, como símbolo de las iniciativas de corte comunista que llevó a cabo durante toda su vida.

3. Charles Chaplin (1889-1977). El genial cómico fue espiado por el MI5 (el servicio secreto británico), a petición del FBI, por sospechar que era un ferviente simpatizante del comunismo. Es verdad que Chaplin declaró en 1940 que el comunismo tenía muchas cosas buenas y era amigo de algunos comunistas soviéticos, pero los espías concluyeron que Charlot, aunque sabía que el capitalismo y el militarismo eran enemigos de la humanidad, no era una amenaza para la seguridad mundial. No obstante, Edgard Hoover, director del FBI, logró que se le prohibiera regresar a Estados Unidos. Por eso vivió sus últimos años en Suiza. Conviene repasar la película Tiempos modernos, feroz crítica al capitalismo, donde su protagonista, interpretado por Sir Charles Chaplin, se pone por casualidad al frente de una manifestación obrera.

4. Orson Welles (1915-1985). Gran amante de España, el cineasta vivió la guerra civil española con profundo desgarro, implicándose en numerosas actividades solidarias con la causa republicana. Aunque era un firme defensor de la democracia, fue investigado por el FBI por su relación con reconocidos comunistas, como el productor francés Louis Dolivet o el activista alemán Willi Münzenberg. Estas investigaciones fueron quizá patrocinadas por su enemigo William Randolph Hearst, en quien se inspiró para realizar Ciudadano Kane. Orson Welles sí era un firme defensor de la igualdad de oportunidades desde el momento del nacimiento, uno de los fundamentos del comunismo. También era un fervoroso antirracista. Apoyó, junto con el partido comunista de Estados Unidos, a Henry Wallace como candidato a la presidencia. Acabó, como Chaplin, exiliado en Europa.

5. Nelson Mandela (1918-2013). Mandela fue acusado de comunista cuando estaba prohibido serlo en su país. Aunque afirmaba que su partido, el Congreso Nacional Africano, no era comunista, se encontró siempre muy cerca de ellos, desde que estudió en la escuela de derecho, colaborando con Joe Slovo y otros comunistas en la lucha contra el apartheid, y fundando con ellos el movimiento militante Umkhonto we Sizwe. Fue encarcelado durante 27 años por terrorismo, gracias a su militancia activa en esa causa común. Nunca renegó de su pasado y, tras salir de prisión, visitó a Fidel Castro en Cuba, a quien parece que le unía una estrecha amistad.
Mariano Rajoy: "Nelson Mandela: figura clave de la Historia reciente; ejemplo de lucha por la igualdad. En el corazón de todos. Hasta siempre. Madiba."
Albert Rivera: "Hoy cumpliría 100 años Nelson Mandela: luchador por la libertad, supo unir a una nación en torno a los valores civiles y venció al supremacismo."

6. Martin Luther King (1929-1968). El premio nobel de la paz, que orientó su lucha hacia la oposición a la guerra y a la pobreza, fue sometido a vigilancia por el FBI, que le consideraba un marxista de corazón. La verdad es que Bayard Rustin, un alumno de Gandhi relacionado con el Partido Comunista de los Estados Unidos, introduzco al reverendo King en los principios de la no violencia. Martin Luther King siempre confesó en privado apoyar al socialismo democrático, aunque en público lo negó, para no ser acusado de comunista.
Albert Rivera (que tiene una foto de King en su despacho): "Como decía Martin Luther King, sigo teniendo un sueño" (Madrid, 22/05/2015).

7. Pepe Mujica (1935-). El antiguo guerrillero, considerado ahora por algunos como el último héroe de la política, es uno de esos políticos singulares que parece no apreciar el poder, sino lo que puede conseguir para mejorar la vida de sus congéneres. Aunque él dice que hay que seguir reglas claras, que no son ni de izquierdas ni de derechas, sus ideas siempre se han encontrado cercanas al comunismo. Ha sido denostado por la oligarquía ultraliberal (esos que vivieron bien durante la dictadura militar mientras Mujica estaba en la cárcel), que lo acusa de haber arruinado las empresas estatales. Para otros, sus años en la presidencia de Uruguay fueron poco marxistas. Sin embargo, hay muchos que sostienen que su política fue moderada y razonable.