domingo, 26 de febrero de 2017

Siete nociones sobre la modernidad líquida de Bauman

Ahora que ha fallecido Zygmunt Bauman es el momento de recordar su más conocida contribución a la sociología, el concepto de modernidad líquida (1999). Lo haremos, como siempre, en siete nociones, siguiendo más o menos los capítulos de la obra del autor polaco, e intentando una explicación escueta y sencilla.

1. Qué es la modernidad líquida. Tras la Segunda Guerra Mundial, se sucedieron tres décadas de continuo desarrollo económico, que permitieron a los individuos encontrar una posición sólida donde relacionarse con los demás. Pero esa modernidad sólida y verdadera, que parecía iba a durar siempre, se nos escurre ahora entre las manos. La globalización, la flexibilización de los mercados, la privatización creciente de los servicios y la revolución de la información licuan el vínculo entre el ser humano y la sociedad. Al desaparecer la solidez de lo público, la responsabilidad del éxito o el fracaso recae sobre el individuo, un hombre líquido que durante su vida puede cambiar de lugar de residencia, de trabajo, de pareja, de forma de pensar y hasta de clase social.

2. Emancipación. Para el hombre moderno es muy importante sentirse libre. Pero, frente a la libertad objetiva está la libertad subjetiva que las normas de la sociedad imponen a los individuos. Muchos de ellos se encuentran dentro de una esclavitud cómoda con la que se conforman, suponiendo que es el máximo grado de libertad que pueden alcanzar. Este es el individuo de jade, que tiene una libertad negativa impuesta por el capitalismo. Frente a él debe desarrollarse el individuo de facto, que obtendrá una libertad positiva, definida como la capacidad de autoafirmación necesaria para rediseñar su relación con la sociedad. Porque sólo pensando en sociedad obtendremos la emancipación.

3. Individualidad. El nuevo capitalismo light da más opciones al individuo, porque no le proporciona líderes, sino modelos. El individuo imita, entre otras cosas, lo que esos modelos consumen con la intención alcanzar la zona de confort que nos hace ser felices. Pero nunca consumiremos todo lo que la sociedad dice que necesitamos y, además, el individualismo nos culpa si no tenemos capacidad para gastar. Todo esto provocará en nosotros ansiedad y adicción al consumo.

4. Tiempo. La memoria del pasado y la confianza en el futuro diferenciaban hasta ahora lo transitorio de lo duradero. Pero la modernidad líquida se convierte en un tiempo sin certezas. La flexibilidad laboral arruina la previsión de futuro. El amor y la amistad en Internet no tienen cara y se hacen inestables, sin responsabilidad hacia el otro. Navegamos en el río de una sociedad líquida, que cambia a cada momento y cada vez es más imprevisible. Las nuevas tecnologías han hecho que el tiempo no exista, que todo sea instantáneo, sustituyendo el espacio/tiempo por el espacio/velocidad.

5. Espacio. Bauman distingue entre espacios émicos (que te excluyen), fágicos (que te atraen para que consumas), no-lugares (espacios de tránsito) y espacios vacíos (en los que no te fijas). A escala individual hemos perdido la capacidad de convivir, pues buscamos la individualidad, no queremos relacionarnos con extraños. A escala global, el espacio cibernético ha acabado con la separación física entre las sociedades. Y los estados han perdido poder frente a las multinacionales especulativas, pues estas pueden, con un solo click, mover su dinero a cualquier lugar del mundo.

6. Trabajo. Antes se trabajaba para cubrir las necesidades básicas. Ahora se trabaja para conseguir un sueldo que se esfumará cubriendo las necesidades que nos crea el estilo de vida que creemos que la sociedad nos impone para contribuir al progreso. El individuo debe adaptarse al entorno de la modernidad líquida, en el que la libertad individual es una obligación, y enfrentarse él sólo a su problema laboral, sin esperar ayuda de su gobierno. Los pobres, por su falta de disposición para el trabajo, son los culpables de su situación de degradación personal.

7. Comunidad. Nos encontramos inmersos en una individualidad colectiva. En la modernidad sólida el individuo se identificaba con el Estado, con la patria, que le garantizaba seguridad y un cierto grado de libertad. Esa seguridad se ha evaporado en los mercados financieros, por lo que el Estado ya no es un benefactor, sino un mero intermediario entre los poderes fácticos y el individuo, que ya no puede confiar más que en sí mismo, pues su seguridad está por encima de los intereses comunitarios.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Siete películas que han influido en La La Land

Antes de nada, si no quieres que te destripen la película, no leas lo que viene a continuación.

Hacía años que una película no me impactaba tanto como La La Land. Es divertida y emocionante, además de tener una factura impecable y una muy lograda música. Por eso, como a tantos miles de personas, me han entrado ganas de escribir sobre ella.

Puesto que La La Land es una carta de amor al Hollywood clásico, que parece querer conseguir que los jóvenes se acerquen a aquellas películas, nos puede recordar pasajes de "Una cara con ángel", "Sweet Charity", "Un americano en París", "Melodías de Broadway", "Swing time (En alas de la danza)", "La fiera de mi niña", "La costilla de Adán" o "Un día en Nueva York". También encontraremos en la película cierto paralelismo con el amarenamiento artificial de Jacques Demy. Quizá la tachen por todas estas referencias de ser poco original. No me importa, a mí me encantó. Recordaré aquí siete largometrajes que me vinieron a la memoria durante el visionado de la película:

1. Casablanca (1942). El film de Michael Curtiz está presente durante todo La La Land. Mia trabaja frente a la ventana donde Bogart y Bergman grabaron algunas escenas míticas. Además, junto a su cama tiene una enorme foto de Ingrid Bergman. El club de jazz Seb's podría ser perfectamente el Rick's Cafe, el local al que la chica vuelve con su marido y encuentra a su antiguo amor. En ambos locales, una canción tocada al piano retrotrae a los protagonistas durante unos minutos a otros tiempos que fueron muy felices. En las dos películas París tiene importancia, como el lugar donde se encontraron en una y como el lugar que los separará en otra. Además, se podría decir que el musical es un remake actualizado de la historia de amor de Casablanca, de la que ha capturado perfectamente el sentimiento de agridulce inocencia que desprende su final.

2. Cantando bajo la lluvia (1952). Esta es la referencia más obvia que tiene La La Land. Mia y Sebastian pasan de un set de rodaje a otro, como hicieron Gene Kelly y Donald O'Connor. Después, en el parque, se recortan sus siluetas contra el cielo nocturno, igual que las de Don (Kelly) y Kathy (Debbie Reynolds) en una escena de la película de Stanley Donen, tras haber entrado en un estudio gigante con las luces apagadas, lo que sucede también en La La Land. Además, Gosling hace un guiño a Kelly subiéndose a una farola. Y cuando Mia va con sus amigas a la fiesta se ven los famosos letreros luminosos en el cielo que ya aparecían en el musical clásico. Pero la escena que homenajea rotundamente a Cantando bajo la lluvia es la canción final, donde los bailarines y los decorados parecen copiados del número "Broadway Melody", en el que Gene Kelly aparece como un joven que llega del pueblo para triunfar en los escenarios.

3. Rebelde sin causa (1955). Esta película debía estar aquí porque contiene otra gran historia de amor y Sebastian y Mia van al cine a verla. Luego acuden al observatorio del parque Griffith, donde transcurre también parte de la acción de la película de Nicholas Ray, para bailar un vals suspendidos entre las estrellas. Además, Rebelde sin causa es uno de los referentes del Cinemascope, utilizado también en La La Land.

4. West Side Story (1961). La canción "Someone in the Crowd", que Mia canta junto con sus compañeras de piso, es un homenaje claro al "I Feel Pretty" de la película de Robert Wise. La protagonista se envuelve en un trozo de tela mientras sus amigas la animan y le recuerdan lo guapa que es. No cabe duda de que Emma Stone imita los movimientos de Natalie Wood. Otro paralelismo es el número melancólico del protagonista. Sebastian pasea por el muelle de Hermosa Beach cantando "City of Stars", mientras Tony lo hacía por Nueva York cantando "María". Las coreografías callejeras de La La Land no pueden ocultar la influencia de las que Jerome Robbins creó para los Sharks y los Jets, que cambiaron la historia de la danza moderna.

5. Tal como éramos (The way we were) (1973). La La Land bebe mucho, en su historia de amor, de la que protagonizaron Streisand y Redford. El tipo guapo y carismático y la activista de izquierdas locuaz y rebelde no se caen bien al principio. Pero su romance es inevitable. Ella lo sigue hasta los Ángeles, donde él quiere trabajar como guionista. Pero, claro, la película se titula "Tal como éramos", no "Tal como somos". Ambos comprenderán, igual que en La La Land, que su crecimiento personal los obliga a separarse. Preparad los pañuelos.

6. New York New York (1977). Parece mentira que dos largometrajes que, a priori, partían de un mismo planteamiento, la dificultad de conciliar lo personal y lo artístico, transiten por caminos tan diferentes aunque lleguen a un final parecido. La historia de amor entre el saxofonista y la cantante es áspera e incómoda en ciertos momentos, frente a la liviandad de La La Land. Nada que ver el egocéntrico y moderno Jimmy Doyle con el dulce y nostálgico Sebastian. Ambas homenajean desde lugares distintos a dos grandes ciudades, pero podemos diferenciar el planteamiento pesimista de la costa este frente al optimismo que proporciona el sol de California.

7. Manhattan (1979). Esta película también resuena en La La Land. En ambas pusieron un banco en un sitio donde no había (Puente de Queensboro y Parque Griffith) y en las dos hay una escena en un planetario (Planetario Hayden y Planetario Griffith). Además, en los dos films el autor ha querido retratar no sólo aspectos de la arquitectura de la ciudad, sino también los lugares por dentro, con su ambiente más o menos típico. Así, en Manhattan vemos el Zabar's, John's Pizzería, el Russia Tea Room, pero también la librería Rizzoli o el museo Guggenheim y el Metropolitano. Igualmente, en La La Land nos adentramos en el Lighthouse Cafe, el restaurante Jar, el Smoke House, el cine Rialto o el Mercado Central.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Nostalgia. Happy days

Soñé que paseaba por el centro del pueblo, por la calle que va de la Plaza de la Iglesia a la Plaza del Ayuntamiento.

Iba contigo, pero ambos teníamos más de cincuenta años y caminábamos cogidos del brazo, al estilo dominguero de las parejas de los años sesenta del siglo XX.

De repente, en la calle entró un camión enorme, de los que llevan coches en dos pisos. Pero en lugar de automóviles portaba unas tazas enormes, algunas verdes, otras color crema. Sí, esas en las que te metes y das vueltas en las atracciones de feria. Entonces recordé que al día siguiente comenzaban las fiestas del pueblo.

El estruendo del camión era tan grande que, por un minuto, la calle bulliciosa pareció quedar en silencio. Pero nada más pasar el trailer, decenas de niños que, también vestidos de domingo, paseaban por ella, gritaron al unísono, como si hubiesen recibido una orden conjunta, ¡bieeeeen!.

Entonces comencé a llorar desconsoladamente. Porque recordé aquellos lejanos días en los que llevaba a nuestros hijos a la feria y les decía: "Niños, solo podéis montar en tres cosas, así que pensadlo bien". Después se montaban en todo lo que querían. Sí, lloré porque en ese preciso instante caí en la cuenta de que aquellos tiempos nunca volverán. ¿Te das cuenta? NUNCA VOLVERÁN.

Desde entonces me gusta recordar la vez que estaba triste y me metí en tu cama. Y tú me cantaste con un hilillo de voz aquella canción sobre los días felices que volvían para quedarse. Y cada vez que recuerdo intento cubrir un espacio vacío en mi álbum de días felices. Como la tarde en tu porche bebiendo cerveza y charlando con aquellos dos tipos calvos de las chupas de cuero. O los días en la playa que los cuatro dedicábamos a jugar al Guillermo's Tournament. O la noche que los tres pasamos hablando, y en la que decidimos convertir El Caballero Duelista en un musical.

Aunque algunas veces me siento más calentito con los recuerdos, lo más habitual es que note como se me hace otro agujerito en la telilla del alma.

jueves, 2 de febrero de 2017

Siete buenas medidas que tomó Zapatero

La mayoría de los empresarios del IBEX35, muchos nostálgicos de la España una, grande y libre y un buen número de los socialistas viejos que mandaron mucho, consideran a Rodríguez Zapatero el peor presidente de la historia de España. Se basan para ello en su gestión de la crisis económica internacional de 2008. Pero no todo en la vida es economía. Los que no aspiramos a ser ricos damos también importancia a otras facetas de la vida. Y en algunas de ellas Zapatero hizo cosas beneficiosas para los ciudadanos. Los políticos de derechas decían que iban a derogar muchas de estas leyes cuando gobernasen, pero no lo han hecho porque en verdad eran buenas.

Me voy a centrar únicamente en leyes, no en otras decisiones de Zapatero. Además de las que aquí comento, podría hablar de la regularización de inmigrantes, del divorcio exprés o de la ley de igualdad. También me pareció acertada la decisión de salir de la guerra de Irak. Y si ETA hubiera dejado de matar durante el mandato de Aznar, este tendría estatuas en cada esquina. Pero a Zapatero muy poca gente le agradece el final de los asesinatos de la banda terrorista.

1. Ley contra la violencia de género. La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género fue una de las primeras que aprobó el gobierno socialista de Zapatero. Está dirigida a luchar contra la violencia que se ejerce sobre las mujeres por el hecho de serlo. Parecía muy necesario impulsar medidas para que quien maltrata a su mujer aprovechándose de su fuerza sea sometido a penas más duras que quien se pelea en un bar. La ley impulsa también medidas de sensibilización, prevención y detección. Es muy importante visibilizar ese sufrimiento callado que ha durado siglos y que contaba con la connivencia de la sociedad, que no se metía en lo que pasaba dentro del hogar. Hubo voces que se opusieron porque algunos hombres sufren violencia por parte de sus mujeres. Pero, en una sociedad patriarcal, en la que se sigue perpetuando la relación privilegiado/oprimida, sólo las mujeres pueden sufrir violencia de género, porque son maltratadas por ser mujeres. Y miren las cifras de muertas y de muertos, por favor.

2. Ley del matrimonio homosexual. La Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio, colocó a España entre los países más avanzados del mundo en derechos sociales, siendo el tercero que aprobaba una ley en este sentido. Más de 20 países nos han seguido. Mucha gente se opuso a la equiparación de derechos para los homosexuales, entre ellos la Iglesia Católica. Pero el matrimonio homosexual no es obligatorio en España, sino voluntario. No comprendo en qué afecta a una persona que no es gay el hecho de que dos gays se casen. Pero quizá sí afecta a las instituciones que han querido controlar nuestras mentes y nuestros cuerpos desde tiempos inmemoriales. Ahora la cosa está normalizada y hasta Mariano Rajoy, que decía que el matrimonio era una institución entre un hombre y una mujer para la procreación, asistió a la boda gay de Javier Maroto, vicesecretario del PP.

3. Carnet por puntos. La Ley 17/2005, de 19 de julio, por la que se regula el permiso y la licencia de conducción por puntos y se modifica el texto articulado de la ley sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial fue la causa más importante de la reducción de la siniestralidad en las carreteras españolas. Su artífice, Pere Navarro Olivella, merece todos los parabienes. Nadie discute ahora la fórmula del carnet, aunque, como siempre que la legislación es progresista e innovadora, sale algún cuñado a censurarla. El 3 de mayo de 2007, José María Aznar criticaba las campañas de prevención de accidentes de tráfico: "Yo siempre pienso, ¿y quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mí?. Las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber déjame que las beba tranquilamente; no pongo en riesgo a nadie ni hago daño a los demás". Penoso.

4. Ley antitabaco. La Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, modificada por la Ley 42/2010, es lo mejor que se ha hecho a favor de la salud de los españoles en toda la democracia. Muy pocos son los que todavía se oponen a ella. Ya nadie se acuerda de cuando íbamos al médico y el facultativo nos recibía con el cigarrillo encendido. Y cómo olían todos los espacios públicos. Desde el 02/01/2011, cuando ya se prohibió fumar en todos los bares, restaurantes y salas de música o baile, la vida es más limpia y sana en España.

5. Ley de dependencia. La ley 39/2006, de 14 de diciembre, de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia engloba el conjunto de servicios y prestaciones destinados a la promoción de la autonomía de las personas que necesitan de otros para realizar las actividades básicas de la vida diaria. Era necesario que el Estado se acordase de los que no se pueden valer por sí mismos, por eso nadie discute esta Ley. Es verdad que, según datos de finales de 2016, tras diez años de Ley de dependencia, hay un 30% de personas que no reciben la ayuda que deberían, por problemas en su aplicación. Pero el 70% que sí se beneficia está mucho mejor que si no se hubiera aprobado esta norma.

6. Ley de memoria histórica. La Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, llegó tarde y ha sufrido el rechazo de una de las dos españas. En un país en el que todos nos consideramos muy demócratas y criticamos a los países que encarcelan a personas por sus ideas políticas (mucho a Venezuela, no tanto a China, nada a Arabia Saudí), el simple hecho de resarcir a quienes sufrieron cárcel o muerte por defender la democracia parece que molesta a una parte de la sociedad. Hay que tener en cuenta que la ley ni siquiera pretende castigar a los que cometieron tamañas tropelías. Y parece una norma buena, porque el Partido Popular no ha hecho amago de derogarla, aunque no ha asignado dotación presupuestaria para su aplicación. ¿A quién puede molestar esta Ley, si ya no hay fascistas ni nazis en España? ¿o sí?

7. Ley del aborto. La Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo convierte la anterior ley de supuestos en una ley de plazos. El aborto es libre en las 14 primeras semanas del embarazo y permitido hasta las 22 semanas si existen riesgos para la mujer o para el feto. Es curioso que las dos leyes del aborto han sido aprobadas por gobiernos socialistas. Los conservadores se han opuesto a ellas cuando no gobernaban, pero no las han derogado al llegar al poder, seguramente porque eran necesarias. El ministro Gallardón intentó, alentado por la Iglesia y los ultraconservadores, retrotraernos a los tiempos del aborto en Londres. Pero no fue capaz de convencer ni a su propio partido y el envite le costó el puesto.

jueves, 19 de enero de 2017

Siete lugares de Peñafiel y Aranda de Duero

En noviembre de 2016 pasamos un fin de semana en Peñafiel (Valladolid), un pueblo vinícola de la Ribera del Duero. A la vuelta paramos en Aranda de Duero. Hay algunos sitios de la visita que merece la pena recordar:
1. Hotel ATH Ribera del Duero. Es un hotel de tres estrellas que se encuentra a las afueras del pueblo, en la carretera que lo cruza, a un kilómetro del centro pero muy cerca de las bodegas. Su fachada es espectacular y tiene sitio para aparcar. Por dentro no está mal, aunque el salón para el desayuno es pequeño para tanta gente. Ciertos detalles me dieron la impresión de falta de profesionalidad, pero quizá es sólo una sensación mía.
2. Plaza del Coso. Es interesante de ver, porque es cuadrada y no está asfaltada, para que se puedan realizar en ella festejos taurinos. Por eso sus edificios medievales tienen balcones de madera que se abren a la plaza. También, el domingo de resurrección, se celebra en ella la bajada del ángel, ceremonia en la que cuelgan a un niño vestido de blanco de unos cables para que le quite un pañuelo de la cabeza a una imagen de la Virgen. Todo esto lo puedes ver en Cosovisión, espacio situado dentro de uno de los edificios de la plaza, donde te proyectan un corto en el que te explican estas tradiciones, que a muchos nos pueden resultar ridículas, pero que parecen encontrarse muy arraigadas entre las gentes del pueblo.
3. Asados Alonso. Al pasear por las calles de Peñafiel llama la atención el restaurante Asador Molino de Palacios, porque se encuentra situado dentro de un antiguo molino edificado sobre el río, en un entorno natural que parece muy agradable. Pero, naturalmente, no tenías sitio si no habías reservado antes. Encontramos Asados Alonso, en la calle Derecha al Coso, donde compartimos un revuelto de trigueros, habas con jamón y huevos fritos y un solomillo con salsa de pimientos. De postre milhojas. Todo muy rico y a buen precio. Nos ofrecieron el lechazo, que es su especialidad, pero no queríamos una comida copiosa, porque había que seguir haciendo turismo.
4. Bodegas Protos. Por la tarde, visita guiada a las bodegas Protos, que presumen de ser las primeras de la Ribera del Duero y las que dieron nombre a la denominación de origen. Protos tiene dos bodegas conectadas por túneles subterráneos, la tradicional, en el interior del risco sobre el que se ubica el Castillo, y una moderna dentro de un edificio con forma de racimo de uvas. Durante hora y media te guían en una visita muy completa y te acercan al trabajo de los vinateros, hoy enólogos. Al final hay una degustación de verdejo y de crianza, para terminar saliendo por la tienda, donde seguro que compras alguna botellita.
5. Castillo de Peñafiel. Sobre una loma que domina el pueblo se construyó este castillo, que es estrecho y alargado, adaptándose al lugar donde se ubica. Por un módico precio puedes acceder a una visita guiada en la que te cuentan su historia y la de la localidad (aprenderás por qué se llama Peñafiel). Como el castillo se alza sobre dos valles, en un día despejado las vistas desde la torre del homenaje son magníficas. En el interior de la fortaleza se encuentra el museo del vino, que no tiene nada de especial, aunque puedes entretenerte intentando adivinar los diversos olores que pueden aparecer dentro de una botella de buen Ribera.
6. Tío Juanillo (Aranda). El domingo paramos en Aranda de Duero y dimos un paseo por sus empedradas calles. Al llegar a la Plaza de la Constitución nos encontramos con este local, que se hace llamar gastrotaberna y que toma su nombre de la famosa jota Por el puente de Aranda. La decoración es moderna y todo parece muy limpio y profesional. En la barra tienen unos bocadillitos buenísimos y es bastante barato. Además, tiene terraza y en los días soleados es ideal para tomar el aperitivo.
7. El río Duero. Si el tiempo es apacible, una de las mejoras cosas que se pueden hacer en Aranda es pasear por la orilla del río. Los domingos por la tarde mucha gente sale a merendar o a celebrar cumpleaños en las mesas instaladas en el parque fluvial de la ribera, donde también se pueden alquilar barcas. Ya sabemos que la visión y la escucha del correr del agua tranquiliza los nervios y carga las pilas.

martes, 10 de enero de 2017

Siete nociones clave sobre las clases sociales

El concepto de clase social siempre me ha parecido muy interesante, porque define la situación sociolaboral de una persona en el mundo, y es parecido a la imagen personal. Uno piensa que pertenece a una determinada clase social, los demás lo ven en otro lugar de la escala social, y ambos suelen ser distintos al lugar real donde uno se encuentra.

Intentaré, siguiendo el artículo que Manel García Biel escribió para www.economiadigital.es el 13/12/2016, dar varias claves sencillas para entender cómo ha cambiado la percepción de las clases sociales desde la caída del bloque comunista, uno de los hechos que más han influenciado la vida en el planeta (y con planeta me refiero al primer mundo; los que pasan hambre no conocen las clases sociales ni les importan):

1. Las clases sociales clásicas. En la sociología clásica podemos señalar como más importantes dos teorías que se referían a las clases sociales. La teoría funcionalista, que propuso Durkheim y actualizaron Davis y Moore, ve a la sociedad como un organismo en el que la estratificación consigue colocar a cada persona en el lugar que le corresponde para el mejor funcionamiento de la institución social. Las teorías del conflicto, que me parecen más interesantes, parten de la lucha de clases de Marx para decirnos que la desigualdad social está en la desigual distribución de la riqueza y las oportunidades, y quienes controlan esa desigualdad son capaces de reproducir generación tras generación un modelo que les beneficia. Esta clase social que controla los medios de producción sería la burguesía, en oposición al proletariado, que carece de propiedades y medios de producción. Luego, para liaros, los sociólogos y los economistas las habrán dividido de muchas maneras. Pero, para mí, siguen siendo básicamente dos, el que trabaja y el que vive del trabajo de otros.

2. Las clases sociales neoliberales. Pero queda muy feo dividir el mundo en explotadores y explotados. Por eso, los explotadores tienen una legión de expertos en eufemística aplicada que idearon la división de clases según el nivel de renta. Así surgieron la clase alta, la media y la baja. Como en el colegio te enseñan que lo más importante del mundo es tener dinero, nadie quiere encontrarse en la clase baja, por lo que se rizó el rizo dividiendo la clase media en clase media-alta, media-media y media-baja. Venga, todos somos clase media. Tras el hundimiento del comunismo, la izquierda europea estaba de bajona y avergonzada, por lo que los neoliberales (que no saben lo que es la vergüenza) consigueron instalar sus ideas como las verdaderas y dominantes. Así, el encargado de turno de una fábrica de quinientos obreros cree que se encuentra en la misma clase social que el dueño. Por eso intentará imitarlo e incluso imitará a qué partido vota. Tampoco luchará por sus derechos, porque él no es un obrerillo.

3. La movilidad social. Me refiero aquí a la movilidad social vertical, que es el movimiento que un individuo hace de una clase social a otra. En realidad, de un grupo de renta a otro. Es la zanahoria al extremo del palo. Es el sueño americano de que el hijo de un obrero puede llegar a ser el dueño de la fábrica. Y hay algunos que lo consiguen. Pero el entorno cultural y social en el que naces afecta notablemente al lugar al que, económicamente hablando, llegarás. No sólo influye el dinero de tus padres para pagarte una carrera, uno o varios másteres o estudios en el extranjero. También intervienen los contactos de tu familia para colocarte en un puesto una vez terminados estos estudios. Y cuanta más desigualdad hay en un país menor número de personas logran ascender en la escala social. Las políticas liberales, que han sustituido a las socialdemócratas, consiguen mantener a los pobres en su sitio.

4. El individualismo frente a lo colectivo. Si algo bueno tenemos los pobres es que somos muchos. Si nos uniéramos, y algunas veces lo hemos hecho, lograríamos mayor igualdad social. Pero desde las élites nos dividen, primero en países, enfrentando a los pobres de aquí con los de allí. Después nos educan en el individualismo, diciéndonos que todo lo que consigamos en la vida valdrá la pena únicamente porque lo hemos logrado con nuestro propio esfuerzo. Las subvenciones, los subsidios, las ayudas, las becas, la sanidad pública, la educación pública, son cosas de pobres. Y tú eres de clase media. A ver si te van a confundir con esos que, por vagos, no saldrán nunca de la miseria.

5. La demonización de los sindicatos. Muy importante es eliminar los sindicatos para que los trabajadores no puedan unirse. Se les acusa de no defender nada más que a los trabajadores que tienen un trabajo fijo y de que no se preocupan de los parados y de los precarios. También se buscan los múltiples ejemplos que existen de sindicalistas corruptos o aprovechados para extender la mancha a todas las organizaciones sindicales. Pero el debilitamiento de los sindicatos produce mayor indefensión a los trabajadores. Piensa un momento, ¿quién va a defender los derechos de los trabajadores y a unirlos para hacer fuerza? Yo creo que es mejor que existan sindicatos, aunque no sean ideales, ni mucho menos. Porque la alternativa es que los patronos (me gusta esa palabra antigua) decidan por nosotros. Y hasta el más paternalista de los empresarios arrimará el ascua a su sardina.

6. Los trabajadores como competidores. Otra manera efectiva de destruir las clases sociales, sobre todo la clase trabajadora, es enfrentar a unos trabajadores con otros. Como dije, se enfrenta a los nacionales con los extranjeros. También a los que tienen un trabajo precario con los fijos y sobre todo con los funcionarios, que tienen muchos "privilegios" (como si trabajar y cobrar un salario digno por ello fuera un privilegio). Si las mujeres trabajan quitan el trabajo a los hombres, que son los cabezas de familia. Como las grandes fábricas se han trasladado a Asia, los centros de trabajo que quedan aquí son más pequeños, lo que dificulta la unión de los trabajadores, que se quedan aislados, con su miedo a que los despidan.

7. Las clases sociales tras la crisis. Así, nos quedan tres grupos sociales bastante bien definidos y de los que cuesta trabajo salir. Los que tienen la pasta: Son un uno por ciento, tú no estás ahí. Los dueños de las empresas y sus secuaces políticos, directivos, periodísticos y sociales. Los cagaos. Viven, pero con el miedo constante a perder su trabajo o sus magros ingresos. Trabajadores y pensionistas. A estos son a los que convencen los primeros diciéndoles que están en su misma clase social y que no se fíen de los populistas, que les van a quitar lo poco que tienen. Los excluidos. Jóvenes que buscan empleo, parados mayores que no lo van a encontrar, trabajadores que van saltando de un empleo precario a otro, los que viven de los subsidios y las ayudas. A estos se los enfrenta con los extranjeros que luchan con ellos por obtener las migajas de la sociedad, diciéndoles que no se fíen de los populistas, que prefieren moros o sudacas a españoles.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Las siete mejores películas de submarinos

El subgénero cinematográfico de submarinos siempre me ha atraído. Un montón de machotes encerrados es muy propicio para que florezca el conflicto. Además, si está bien hecha, la película te debe transmitir la sensación claustrofóbica de estar metido en una lata bajo el mar. Y qué me decís del sonido del sónar o el de los dos clics antes de la explosión de las cargas de profundidad.

Estas son mis películas de submarinos preferidas:

1. Destino Tokio (1943). Un submarino debe realizar una misión supersecreta: adentrarse en la bahía de Tokio para preparar el primer bombardeo de los aliados sobre la capital del Japón. Cuando la vi por primera vez yo era un niño y me mantuvo en tensión durante todo el metraje. Esos aguerridos marineros arriesgando la vida por su patria, las minas flotantes que pueden estallar en cualquier momento. De mayor te das cuenta de que en realidad es un panfleto patriótico con un tufo racista que apesta. Sin embargo, está muy bien rodada, tiene un guión inteligente y entretenido y cuenta con dos actores de primera, como Cary Grant y John Garfield. Nota de 6,5.

2. Duelo en el Atlántico (The Enemy Below) (1957). Durante la Segunda Guerra Mundial, un destructor norteamericano, bajo el mando de un inexperto comandante, interpretado por Robert Mitchum, persigue por el océano a un submarino alemán, cuyo capitán, al que da vida Curt Jurgens, es un gran estratega. La película muestra el juego de habilidad táctica entre dos caballeros de los que ya no quedan. Apoyada en los intérpretes y en los efectos especiales, tiene la pega de mostrar la guerra demasiado bonita, a lo que ayuda el magnífico Technicolor. Un 7.

3. Torpedo (Run Silent, Run Deep) (1958). Bajo la dirección del siempre eficaz Robert Wise, Clark Gable y Burt Lancaster mantienen un gran duelo interpretativo. Lancaster es un segundo oficial que cree merecer la capitanía de un submarino y que tiene que lidiar con Gable, un comandante frustrado y cuestionado por un error en la zona 7, la más peligrosa del Pacífico. La tensión entre la tripulación y el capitán y entre el submarino y un destructor japonés te mantiene interesado hasta el final. Este guión inspiró el de Marea Roja. Nota de 6,5.

4. Operación Pacífico (Operation Petticoat) (1959). Es esta una amable comedia al estilo Blake Edwards. Cary Grant, poniendo la cara de tonto de las comedias, es el comandante de un submarino durante la Segunda Guerra Mundial. Le asignan como primer oficial a una especie de playboy pisaverde (Tony Curtis), pero con mucha habilidad para conseguir repuestos para la nave. Las situaciones cómicas vienen del color rosa del que tiene que ser pintado el submarino y de cinco jóvenes enfermeras que deben recoger en un islote. Se sucederán los chascarrillos a cuenta de la convivencia en un lugar cerrado entre los rudos marineros y las delicadas chicas. Eso sí, todo muy elegante y divertido. Nota de 7.

5. Das Boot (el submarino) (1981). Esta es para muchos la mejor película del subgénero submarinos y uno de los filmes bélicos más realistas de la historia (aunque sustituir los cables por alambres y que funcione no parece lo más realista del mundo). La claustrofobia y el agobio están aquí representados como nunca. Consigue que te preocupe la suerte de unos pobres muchachos que abordan peligrosas misiones durante la Segunda Guerra Mundial, sin importar en qué bando luchaban. Es claramente antibelicista e intenta explicar las consecuencias del horror de la guerra en las jóvenes mentes de los soldados. Curiosamente, las mejores escenas suceden en aguas de España, cerca del Estrecho de Gibraltar. Nota de 7,5.

6. La caza del octubre rojo (1990). El agente Jack Ryan creado por Tom Clancy se encarna aquí en un joven, delgado y sobrio Alec Baldwin, que intenta averiguar las verdaderas intenciones del capitán de un submarino soviético que se acerca a los Estados Unidos, mientras toda la flota de su propio país pretende hundirlo. Un imperial Sean Connery, en el papel del capitán Ramius, destaca en una película que no transcurre durante un conflicto bélico, pero que ilustra muy bien el final de la guerra fría. A pesar de su patrioterismo yanqui, mantiene el suspense en todo momento, gracias a una muy buena puesta en escena y a una dirección firme de John McTiernan. Un 7.

7. Marea Roja (1995). Una espectacular producción que vuelve a someternos al claustrofóbico ambiente submarino. Un capitán impulsivo y un segundo de a bordo más reflexivo se enfrentan casi hasta matarse sobre si hay que iniciar o no un ataque con misiles nucleares a la Rusia postsoviética. Aunque es una película para el gran público y el contexto mundial que presenta es poco creíble, la historia dentro del submarino se sostiene muy bien, gracias a que cuenta con dos actores protagonistas de peso (Gene Hackman y Denzel Washington) y a un excelente montaje que fue nominado al Óscar. Nota de 6,5.