miércoles, 16 de diciembre de 2015

Los espejos

Los primeros días fue casi imperceptible. Pero al cabo de un par de semanas ya todo el mundo se había dado cuenta de que los espejos atrasaban. De curioso pasó a raro y luego a molesto.

Por ejemplo, te estabas pintando los ojos o afeitando y tenías que esperar unos segundos para poder ver el resultado. Pero cada día iba a más. Los expertos calcularon que los espejos atrasaban aproximadamente una décima de segundo al día.

Hubo explicaciones de todo tipo; la rotación del planeta, los campos magnéticos, la vuelta del Mesías, la llegada del fin del mundo, una civilización alienígena, Alicia en el País de las Maravillas, pero ninguna convenció a la mayoría.

Claro que, si me preguntan, yo diría que fue cosa de los fabricantes de electrodomésticos, porque al poco tiempo comenzaron a aparecer los espejos electrónicos, que en realidad no son espejos, sino una cámara con un reproductor de video que gira la imagen. Hemos tenido que acostumbrarnos a ellos, aunque no consiguen del todo la sensación que se tiene ante un espejo de verdad.

Las soluciones naturales, con agua u otras superficies, no han funcionado, porque cualquier espejo que se ha fabricado con ellas se sincroniza inmediatamente con el resto de los espejos del mundo.

Por lo que respecta a los espejos de verdad, ha habido que desechar su uso. Si tienes uno en casa te da unos sustos de muerte. Estás tan tranquilo y al cabo de un ratito pasa tu imagen por la superficie del espejo. Aunque a los niños pequeños les hace mucha gracia, al resto de personas nos acojona un poco. Yo los he tapado, al principio con sábanas, ahora con láminas.

Sin embargo, es una delicia ver los edificios con grandes superficies espejadas. El reflejo tardío de las nubes en ellos es precioso, como un documental de naturaleza, y la gente se para a verlo. Las fotografías que se pueden conseguir son espléndidas.

Precisamente el campo del arte es el único que ha sabido sacar provecho de la anomalía. Yo mismo he presenciado espectáculos maravillosos preparados durante meses por verdaderos genios, ya fueran actores, magos o bailarines, pero que solamente se podían representar un día concreto, pues al siguiente el tiempo de los espejos había cambiado.

Lo malo es que, ahora que me he acostumbrado a los espejos retrasados, empiezo a notar que los cristales se abollan cuando los toco.

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