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jueves, 19 de diciembre de 2019

Llamada de mamá

¿No os ha sucedido nunca que, cuando estáis con el teléfono en la mano para hacer una llamada, os entra otra de repente? Esta vez era mi madre quien me hablaba desde el otro lado.
Hola, hijo ¿si llamo a un teléfono que empieza por nueve me cobran de más?
-Eso depende de lo que venga detrás del nueve, ¿Cuál es el número completo?
-Nueve, uno, cuatro, seis, cuatro...
No dejé que terminase de recitar el número.
-A ese puedes llamar sin problemas. ¿Qué tal estás, mamá?
-Bien, un poco taponada la nariz.
Sí, ya le había notado yo algo raro en la voz.
-¿Estás sola?
-No, no estoy sola, estoy con...
Su voz se fue haciendo cada vez más lejana, hasta que dejé de oírla.
-¡Mamá!, ¡Mamá!, te estoy perdiendo. ¡Mamáaa!
Bueno. Mi madre solía llamarme con excusas de lo más peregrinas. Esta conversación no me habría extrañado, si no fuera porque hoy, dos de noviembre, hace siete años y catorce días que se la llevó el cáncer.

lunes, 22 de febrero de 2016

Después del atropello

Después del atropello mi existencia cambió por completo. Pero a mejor. Cuando desperté del coma, dos meses después, encontré a mi novia al pie de la cama, con rostro cansado, ojos llorosos y sonrisa triste. Me alegré de verla allí, sin pararme a pensar en que antes casi no me hablaba y estábamos a punto de dejarlo. Fue quien me acogió en su casa cuando salí del hospital. Ya no vivía con ella esa especie de bulldog que era su compañera de piso. Y el sexo sin piernas es incluso más satisfactorio.

Con mi familia la cosa tampoco fue mal. Mi madre ya no se quejaba de que no la llamaba nunca. Mi hermano y mi cuñado (el "letrao" y el "arquiteto" los llamaba yo) dejaron de mirarme por encima del hombro, aunque ya no podían invitarme a jugar al pádel. Y mi padre me sonrió un par de veces, o eso creí adivinar.

Pero, si soy sincero, lo que más me impresionó fue el trato que recibí en el trabajo. El primer día me recibieron con canapés y bebidas. Mi sitio se encontraba acondicionado a la nueva situación. Todo el mundo fue muy amable conmigo, hasta Guadalupe, la zorra de recursos humanos. Se acabaron las prisas y los agobios por no llegar a la fecha de cierre, e inopinadamente mi sueldo subió, tanto que pude comprar el coche que necesitaba.

Si el destino me continúa sonriendo, Beatriz y yo nos trasladaremos pronto a una de esas nuevas urbanizaciones que están situadas a la derecha del Padre.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Los espejos

Los primeros días fue casi imperceptible. Pero al cabo de un par de semanas ya todo el mundo se había dado cuenta de que los espejos atrasaban. De curioso pasó a raro y luego a molesto.

Por ejemplo, te estabas pintando los ojos o afeitando y tenías que esperar unos segundos para poder ver el resultado. Pero cada día iba a más. Los expertos calcularon que los espejos atrasaban aproximadamente una décima de segundo al día.

Hubo explicaciones de todo tipo; la rotación del planeta, los campos magnéticos, la vuelta del Mesías, la llegada del fin del mundo, una civilización alienígena, Alicia en el País de las Maravillas, pero ninguna convenció a la mayoría.

Claro que, si me preguntan, yo diría que fue cosa de los fabricantes de electrodomésticos, porque al poco tiempo comenzaron a aparecer los espejos electrónicos, que en realidad no son espejos, sino una cámara con un reproductor de video que gira la imagen. Hemos tenido que acostumbrarnos a ellos, aunque no consiguen del todo la sensación que se tiene ante un espejo de verdad.

Las soluciones naturales, con agua u otras superficies, no han funcionado, porque cualquier espejo que se ha fabricado con ellas se sincroniza inmediatamente con el resto de los espejos del mundo.

Por lo que respecta a los espejos de verdad, ha habido que desechar su uso. Si tienes uno en casa te da unos sustos de muerte. Estás tan tranquilo y al cabo de un ratito pasa tu imagen por la superficie del espejo. Aunque a los niños pequeños les hace mucha gracia, al resto de personas nos acojona un poco. Yo los he tapado, al principio con sábanas, ahora con láminas.

Sin embargo, es una delicia ver los edificios con grandes superficies espejadas. El reflejo tardío de las nubes en ellos es precioso, como un documental de naturaleza, y la gente se para a verlo. Las fotografías que se pueden conseguir son espléndidas.

Precisamente el campo del arte es el único que ha sabido sacar provecho de la anomalía. Yo mismo he presenciado espectáculos maravillosos preparados durante meses por verdaderos genios, ya fueran actores, magos o bailarines, pero que solamente se podían representar un día concreto, pues al siguiente el tiempo de los espejos había cambiado.

Lo malo es que, ahora que me he acostumbrado a los espejos retrasados, empiezo a notar que los cristales se abollan cuando los toco.