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viernes, 29 de marzo de 2019

Siete grandes purgas políticas

El diccionario de la Real Academia Española contiene una tercera acepción de la palabra purga que es bastante suave: "Expulsión o eliminación de funcionarios, empleados, miembros de una organización, etc., que se decreta por motivos políticos, y que puede ir seguida de sanciones más graves."

En la historia están documentadas grandes purgas políticas desde el Imperio Romano, pero seguro que las hubo antes. Las sanciones más graves consistían básicamente en matar a los disidentes. Vamos a recordar algunas purgas de verdad, porque en nuestros tiempos se ha retorcido el lenguaje y llamamos purga a cualquier cosa, como no llevar en las listas electorales a quienes no piensan como el líder del partido, echar de Televisión Española a tres presentadores que en sus programas han hecho apología del anterior gobierno o no convocar para la selección de fútbol a cinco jugadores de más de treinta años.

1. El terror de Robespierre. Este político francés tiene el dudoso honor de ser considerado por muchos el fundador del terrorismo de estado. Tras participar en la Revolución Francesa, dio un golpe de estado con el apoyo popular. Con la excusa de defender la república, y como una forma de justicia rápida e inflexible, creó el Comité de Salvación Pública, que se dedicó a guillotinar a todos los opositores. Es verdad que al principio fue dirigido contra los nobles y burgueses que conspiraban con potencias extranjeras, pero fueron también asesinados otros varios miles de personas. El problema es que el uso diario de la guillotina hizo que el pueblo se acostumbrase a la violencia extrema, por lo que el ajusticiamiento del propio Robespierre fue uno más entre tantos.

2. La noche de los cuchillos largos. La más famosa noche de cuchillos largos se vivió el 30 de junio de 1934. Fueron una serie de asesinatos políticos encargados por Hitler para matar, no solo a enemigos de régimen, sino también a Ernst Röhm y al resto de líderes de la asociación paramilitar nazi SA, que agrupaba ya a más de dos millones de miembros (coleguitas de Hitler que lo habían colocado en el poder), y que eran demasiado nazis para el Führer, porque les molaba la violencia callejera. Como ya había encarcelado o exiliado a los líderes socialistas y comunistas, aprovechó esta noche para matar o encarcelar también a políticos conservadores, en los que consideraba que no podía confiar. Algunos miles de amigos y posibles enemigos cayeron esa noche. ¿Cómo era la fábula del escorpión y la rana?

3. La gran purga de Stalin. A finales de los años 30 del siglo XX, el dirigente soviético acabó con la disidencia trotskista y leninista. La gran purga o el gran terror se llevó por delante a dirigentes del partido, profesionales, campesinos burgueses y todo aquél sospechoso de rebeldía. La cosa empezó con algunos juicios en 1936 contra viejos dirigentes bolcheviques acusados de conspiración. Continuaron en el ejército y en el Politburó. Miles, quizá millones de personas fueron asesinadas, encarceladas o trasladadas a campos de trabajo.

4. La represión franquista. La fase más dura de la dictadura de Franco acabó en 1945, con la derrota en la segunda guerra mundial de las dictaduras alemana e italiana que apoyaban al régimen español. En los primeros años tras la guerra civil se sucedieron las depuraciones, detenciones y castigo de todas aquellas personas sospechosas de estar en contra de la dictadura. Basándose en informes que podían haber sido elaborados por la Guardia Civil, el ejército, Falange, los Ayuntamientos o la Guardia Urbana, y que servían de prueba acusatoria, se ejecutó a decenas de miles de personas y se torturó y encarceló a otras tantas. Una vez se acabó con los más significados enemigos del régimen la represión se suavizó, aunque continuó existiendo hasta la democracia.

5. Macartismo. Entre 1950 y 1956, el senador McCarthy desencadenó la búsqueda de comunistas en Estados Unidos. Si bien no fue una purga sangrienta, pues los implicados no perdieron la vida, sino únicamente el trabajo y la dignidad, fue en este momento cuando se definió como "cazas de brujas" a aquel proceso sin garantías jurídicas en el que un gobierno persigue a sus adversarios políticos. Trabajadores del Estado, de los medios de comunicación e incluso militares fueron acusados de colaborar con la Unión Soviética o, simplemente, de ser simpatizantes comunistas. Cualquier acusación se daba por buena, lo que produjo un sentimiento orwelliano de culpabilidad, al no respetarse la presunción de inocencia.

6. Jemeres Rojos. Entre 1975 y 1979, Pol Pot dirigió al Partido Comunista de Camboya, que proponía un modelo socialista agrario conjugado con la intención de crear una raza superior al estilo nazi. El resultado fue un genocidio espeluznante. Aniquilaron a millones de personas y obligaron al resto a volver a la edad de piedra trabajando en el campo. Las purgas alcanzaron a la mayoría de los intelectuales, funcionarios, oficiales del ejército y policías y a una cuarta parte del pueblo llano, incluidos los que no eran camboyanos de origen y los que profesaban alguna religión. La locura llegó a tal extremo que llevar gafas era motivo de ejecución. El remate llegó cuando las purgas alcanzaron a la mayoría de los dirigentes de los Jemeres Rojos.

7. Purgas en Turquía de 2016. Tras un fallido golpe de estado, el gobierno turco inició una purga que destituyó y detuvo a decenas de miles de funcionarios públicos, militares, jueces, políticos y periodistas, acusándolos de pertenecer al movimiento islámico Gülen. Se suspendió temporalmente el cumplimiento de la Convención Europea de Derechos Humanos para poder torturar a los detenidos, lo que causó gran conmoción mundial. Pero Turquía estaba haciendo un favor a Europa, reteniendo a las personas que huían de Siria, así que las sanciones consistieron en que los líderes mundiales pusieron cara de enfado.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Siete gobiernos de coalición

Un gobierno de coalición es aquel en el que sus miembros pertenecen a varios partidos políticos. Los gobiernos de coalición son relativamente recientes, como también lo es la democracia, pero ha habido muchos y muy variados. Vamos a repasar algunos gobiernos de coalición de la historia que han llamado mi atención:

1. España, 1931. El 15 de diciembre de 1931, tras aprobarse la nueva Constitución, un gobierno de coalición de republicanos de izquierda y socialistas, presidido por Manuel Azaña, intentó llevar a cabo una modernización económica, social, política y cultural de España. Fue obstaculizado por los terratenientes y grandes empresarios y por la iglesia, pero también por anarquistas, comunistas y sindicalistas. Declararon la aconfesionalidad del Estado, lucharon contra el analfabetismo y acometieron reformas en los ámbitos laboral, agrario, militar y territorial. Demasiados frentes abiertos acabaron con este gobierno: los anarquistas y la matanza de Casas Viejas, los radicales, que aglutinaban a una buena parte de la pequeña burguesía, las derechas, que estaban incluyendo a los fascistas en sus filas, o los malos resultados económicos y de paro (no hay que olvidar que estábamos en la crisis económica del 29). Su fracaso obligó a unas elecciones anticipadas en 1933 en las que pudieron votar por primera vez las mujeres.

2. Alemania, 1933. El 30 de enero de 1933 se formó una coalición en Alemania entre el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) (también llamado partido Nazi) y el Partido Nacional del Pueblo Alemán (DNVP). El presidente Hindenburg nombró canciller a Adolf Hitler, cuyo partido había sido el más votado, obteniendo 196 escaños, en las elecciones de noviembre del 32 (34 escaños menos que en julio del mismo año), a los que sumó los 52 del DNVP, sobre un total de 584. Pero para gobernar necesitaba el apoyo de los centristas, que le entregaron sus exigencias. Hitler aseguró que eran imposibles de cumplir y solicitó la disolución del parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones. Tras el incendio del parlamento, los nazis aprobaron una ley que les permitió, durante la campaña electoral, cerrar periódicos y emisoras de radio y arrestar a opositores. A pesar de ello, en las elecciones de marzo de 1933, Hitler no obtuvo la mayoría absoluta deseada, pues consiguió 288 escaños sobre 647, y siguió gobernando junto a los nacionalistas. Sin embargo, necesitaba dos tercios de la cámara para promulgar una ley que lo habilitase para cambiar la legislación, por lo que, además de a los comunistas, detuvo a todos los diputados socialdemócratas que hizo falta para poder aprobar esa ley habilitante y hacerse de una manera "legal" con todo el poder en Alemania. Así que los que dicen que Hitler llegó al poder porque ganó las elecciones tienen algo de razón, pero no se puede decir que lo hizo de manera completamente legítima.

3. Laos, 1962. El reino de Laos había obtenido la independencia de Francia en 1953. Tres grupos luchaban por el poder, un partido de derechas, otro autodenominado neutral y un partido de izquierdas filocomunista. Cada uno de estos partidos estaba liderado por un príncipe. Pero tras la muerte del rey en 1959, surge el conflicto entre derechistas y neutrales. Estos últimos se unen a los comunistas y se forman dos gobiernos en el país. Con la mediación internacional se logra un gobierno de concentración nacional dirigido por el neutral príncipe Suvana Fuma. Fue una coalición muy inestable, con provocaciones e injerencias extranjeras (de Estados Unidos sobre todo), que finalmente acabaron en 1975 con el establecimiento de un gobierno comunista paralelo al del vecino Vietnam.

4. Italia, 1996. La coalición "El Olivo", de centro izquierda estaba liderada por Romano Prodi. Una cosa que han aprendido los italianos es a coaligarse antes de concurrir a las urnas, lo que hace más fácil la constitución de gobierno. Prodi, apoyado por numerosos intelectuales, derrotó a Berlusconi, que estaba ya salpicado en varios casos de corrupción. El nuevo primer ministro necesitó el apoyo de algunos independientes y de la Rifondazione Comunista, que lo hizo caer en 1998, al retirarle su confianza. Pero antes había conseguido que Italia alcanzara los objetivos fijados en Maastrich para entrar en la unión monetaria.

5. Polonia, 1997. Este fue el año en que la Acción Electoral Solidaridad (AWS) ganó las elecciones, aunque con mayoría simple. El propósito de esta asociación de más de una treintena de partidos, en su mayoría conservadores, era acabar con la alianza de izquierdas que gobernaba desde 1993. Muchos de sus líderes procedían del sindicato Solidaridad, como el candidato a primer ministro, Jerzy Buzek, experto en economía que fue bien visto por la muy influyente Iglesia católica. Consiguió alcanzar el poder coaligándose con la Unión de la Libertad (UW). En un proyecto muy ambicioso reformaron la sanidad pública, la administración, la educación, el sistema de pensiones y la minería del carbón. Además ingresaron en la OTAN e iniciaron su adhesión a la Unión Europea. Sin embargo, las luchas dentro de la AWS y el aumento del paro erosionarion notablemente la popularidad de los partidos gobernantes y de sus líderes, que perdieron en las elecciones de 2001, en las que la izquierda volvió al poder.

6. Irlanda del Norte, 1999. El 1 de diciembre de 1999, Irlanda del Norte consigue su propio gobierno, en una coalición de protestantes y católicos, tras 27 años de gobierno directo desde Londres. Esta es una zona de la isla de Irlanda, que no consiguió su independencia del resto de Gran Bretaña, por ser de mayoría protestante desde la colonización por parte de Inglaterra en el siglo XVI. El problema era que aquí los católicos eran ciudadanos de segunda clase, dominados por los protestantes, que copaban las instituciones. En el acuerdo del Viernes Santo de 1998, y después de décadas de enfrentamientos entre partidarios de ambas religiones y de terrorismo por parte del católico Ejército Republicano Irlandés (IRA), el brazo político de éste, el partido Sinn Feinn, firma la paz con Gran Bretaña, en la que se involucran también el gobierno de Irlanda y otras formaciones políticas. Este acuerdo permitió gobernar juntos a los más acérrimos enemigos.

7. Alemania, 2013. El ejemplo al que todos se refieren cuando hablan de gran coalición. Se suele denominar así a la coalición de gobierno que forman dos grandes partidos de ideologías opuestas, pero que, por separado, no obtienen la mayoría suficiente para gobernar y tampoco quieren dejar asomarse al gobierno a partidos más pequeños. En Alemania se han producido grandes coaliciones desde 1966. La de 2013 fue la formada por la Unión Demócrata Cristiana (CDU), liderada por la canciller Merkel, y que, junto con el partido satélite Unión Social Cristiana (CSU) se unió en el gobierno al Partido Social Demócrata (SPD). Eran todos partidos tradicionales que impulsaron medidas de austeridad, situando por encima de cualquier otra prioridad la de que todos los países paguen su deuda soberana.