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lunes, 18 de marzo de 2019

Siete mujeres de la generación del 27

Voy a recordar a algunas de las mujeres que pueden ser encuadradas dentro de la generación del 27, pero que no han sido tan reconocidas como sus coetáneos varones. Es esta una demostración más de la discriminación que ha sufrido el género femenino durante toda la historia. Me gustaría escribir sobre más mujeres pobres pero, en aquella época, era más difícil que enseñaran a una niña pobre a escribir.

1. Lucía Sánchez Saornil (1895-1970). Ya he hablado sobre esta poeta en otra ocasión por su condición de sindicalista. Aunque es anterior a la generación del 27, su trabajo me parece muy interesante. Pasó del modernismo al ultraísmo en su juventud. En esta etapa usó un seudónimo masculino, no se sabe muy bien si para denunciar el heteropatriarcado o por su condición lésbica. Abandonó pronto la poesía para dedicarse al periodismo y a la prosa política y sólo retornó a ella en sus últimos años, cuando escribió poemas de añoranza. Su obra es muy corta, seguramente por su dedicación a la defensa del anarquismo, ya que únicamente se publicó en vida de la autora su Romancero de Mujeres Libres. Compuso el himno de la organización "Mujeres libres", cuya letra dice:
Puño en alto mujeres del mundo
hacia horizontes preñados de luz
por rutas ardientes,
los pies en la tierra
la frente en lo azul.

Afirmando promesas de vida
desafiemos la tradición
modelemos la arcilla caliente
de un mundo que nace del dolor.

¡Qué el pasado se hunda en la nada!
¡qué nos importa el ayer!
Queremos escribir de nuevo
la palabra MUJER.

Puño en alto mujeres del mundo
hacia horizontes preñados de luz,
por rutas ardientes,
adelante, adelante,
de cara a la luz.
2. Rosa Chacel (1898-1994). Descubrí a esta poeta, ensayista y novelista en Barrio de Maravillas, que escribió tras regresar a España de su exilio y que, sinceramente, me pareció un pelín cursi e inocente, pero con una notable y bella prosa. Otros ejemplos de buena literatura fueron sus primeras y orteguianas novelas Estación. Ida y vuelta y Teresa. También Memorias de Leticia Valle, atrevida novela, quizá la más redonda de la autora, sobre una niña demasiado madura y La sinrazón, oscura e intrincada, que parece un intento de obra maestra no conseguido del todo. Aunque su lenguaje es sencillo, no es una escritora para el gran público, pues en sus relatos deja el argumento en un segundo plano, recreándose en los personajes y las descripciones, intentando superar el decimonónico planteamiento, nudo y desenlace. De su breve obra poética os dejaré un soneto incluido en A la orilla de un pozo.
En el infierno había un violoncello
entre el café y el humo de pitillos
y cien aulas con libros amarillos
y nieve y sangre y barro por el suelo.

Pero tú, resguardada por el velo
de tus cristales de lucientes brillos,
pasabas, seria y pura, en los sencillos
compases de tu fe y de tu consuelo.

Algunas veces fuimos, de la mano,
por las venas del bosque y la corneja
cantó melancolía en nuestras almas,

si nos separa el Abrego inhumano,
no llores mi amistad hoy que se aleja,
entrega al viento el talle de tus palmas.
3. Concha Méndez (1898-1986). Formó parte de Las Sinsombrero, un grupo de mujeres que, un día, se quitaron el sombrero para pasear, dejando volar las ideas. Aunque ellas nunca se llamaron a sí mismas de esa manera, sino que las denominó así Tània Balló en su documental de 2015. Además de agitadora cultural de la vanguardia artística de los años 20 y 30, como editora de revistas literarias, Concha Méndez fue escritora de poesía, pasando del popularismo vanguardista de sus primeras obras de los años 20 a una poesía más clásica y personal en los años 30 y 40. En los años 60 y 70 publicó pequeños y alegres poemas religiosos para volver la vista hacia el fin de la existencia en su último libro, Entre el soñar y el vivir. Fue también autora de teatro, sobre todo infantil. Como curiosidad dejaré un pequeño poema de juventud dedicado nada más y nada menos que al automóvil.
Automóvil
Una cantata de bocina.
Gusano de luz por la calle sombría.
Los ojos relucientes bajo la noche fría.
Reptil de la ciudad que raudo se desliza.
4. María Zambrano (1904-1991). Filósofa y escritora, la parte que me parece más interesante de su obra es aquella en la que se preguntó por la relación de la persona con lo divino, mediante un acercamiento fenomenológico, buscando la esencia sagrada que se encuentra dentro del ser humano. La humanidad, en su evolución, ha pasado de la actitud poética, en la que la persona encontraba respuestas para ordenar la realidad, hacia la actitud filosófica, en la que esa persona asume el reto de preguntar en aquellos momentos trágicos en los que los dioses mueren porque no tienen ya respuestas. Desde ese vacío Nietzschiano, Zambrano propone la razón poética, distinta de la razón vital de Ortega o la razón pura de Kant. Volver al origen, al momento sagrado puro en el que se inicia el proceso de autocreación de la persona como ser, ya no conceptual, sino histórico, humanizando así el racionalismo. Su ensayo El hombre y lo divino podría ser una buena manera de introducirse en la filosofía de la ensayista malagueña. De esa obra es el texto que a continuación reproduzco:
Dios puede morir; podemos matarlo… mas solo en nosotros, haciéndolo descender a nuestro infierno, a esas entrañas donde el amor germina; donde toda destrucción se vuelve en ansia de creación. Donde el amor padece la necesidad de engendrar y toda la sustancia acumulada se convierte en semilla. Nuestro infierno creador.
5. Ernestina de Champourcín (1905-1999). Otra poeta incluida entre las Sinsombrero. Sus primeras obran pasan de un modernismo simbolista y romántico, al estilo de Juan Ramón Jiménez (su mentor) a un tono íntimo y erótico, con toques surrealistas. Su estilo se tornaría casi místico, casi barroco, en sus obras de exilio. Cuando regresa a España en los años setenta del siglo XX surge su obra más nostálgica, personal y profunda. La poesía de de Champourcín es cantarina, rítmica y de fácil lectura, empleando las metáforas con precisión de cirujano. De su última época os dejo un poema incluido en Primer exilio.
¡Si derribas el muro
qué gozo en todas partes!
¡Qué lazo de palabras
se sentirá en la tierra!
Y todo será nuevo,
como recién nacido...
Si derribas el muro
de todas las mentiras
¡Qué júbilo de amor
abierto sobre el mundo!
¡Qué horizonte sin nubes
en la curva del cielo!
6. Josefina de la Torre (1907-2002). Nuestra tercera sinsombrero era canaria y escatriz (escritora, cantante y actriz). Trabajó con éxito como cantante lírica, compositora de canciones, actriz de teatro, cine, televisión, doblaje y radio, ayudante de dirección o guionista. Publicó algunas novelas y varios libros de poemas, la parte más interesante de su corta obra. En los dos primeros, Versos y estampas y Poemas de la isla, recuerda su Las Palmas natal, en un estilo naturalista el primero y más abstracto y surrealista el segundo. Su posterior poesía, más madura, en la que alterna lo clásico con lo vanguardista, mantiene un tono íntimo, de añoranza. Dejo aquí un pequeño ejemplo de Poemas de la isla:
Si ha de ser, quiero que sea
de pronto. Cuando yo piense
en horizontes dormidos
y en el mar sobre la playa.
Si ha de ser, que me sorprenda
en mis mejores recuerdos
para hacer de su presencia
un solo signo en el aire.
Dormida no, ni despierta:
si ha de ser, quiero que sea.
7. Carmen Conde (1907-1996). La autora Cartagenera fue una de las voces más claras de la poesía del 27. Si bien comenzó escribiendo al estilo de Juan Ramón, sus poemas amorosos y eróticos son inconfundibles y en ellos encontrarás desde un optimismo sensual en las composiciones de Ansia de gracia hasta el pesimismo cercano a la muerte de La noche oscura del cuerpo. No obstante, en casi toda su obra aflora la pasión por la vida. También escribió novela y teatro para adultos e infantil, aunque su prosa siempre fue muy poética. Consiguió reconocimiento en vida, llegando a ser la primera mujer que se sentó en la Real Academia de la Lengua. Amor es uno de sus poemas más famosos:
Acércate.
Junto a la noche te espero.
Nádame.

Fuentes profundas y frías
avivan mi corriente.

Mira qué puras son mis charcas.
¡Qué gozo el de mi yelo!

martes, 20 de noviembre de 2018

Siete mujeres sindicalistas

El machismo se encuentra tan arraigado en nuestra sociedad que incluso en el ámbito de la lucha obrera, en el que mujeres y hombres deberíamos ir de la mano, la cuota de poder es ínfima para el colectivo femenino. No obstante, señalaré aquí a algunas sindicalistas cuya carrera me ha interesado:

1. Isabel Vilà i Pujol (1843 - 1896). Considerada la primera sindicalista catalana, creó la Federación Internacional de Trabajadores de Llagostera. Fue conocida por su reivindicación de cinco horas de trabajo para los menores de 13 años que estaban empleados en las fábricas. También reivindicó la educación para la clase trabajadora, a cuya enseñanza se dedicó posteriormente.

2. Teresa Claramunt (1862 - 1931). Una de las primeras revolucionarias españolas del siglo XIX. Sindicalista de convicciones anarquistas, desde 1882 participó en huelgas que reivindicaban la reducción de jornada. En esa época la jornada de ocho horas les parecía utópica, por eso, en el Congreso de Trabajadores de la Región Española celebrado en Sabadell, decidieron demandar la jornada de diez horas. En 1903, Teresa ya planteó la equiparación salarial entre hombres y mujeres, afirmando, además, que la emancipación de la mujer tenía que ser llevada a cabo por ella misma. Su origen social obrero la alejaba de las feministas de su tiempo, mujeres cultas y educadas en familias liberales. Pasó largos años en la cárcel y en el exilio y sufrió tortura.

3. Elizabeth Gurley Flynn (1890 - 1964). Sindicalista estadounidense, dio su primer discurso a los dieciséis años, disertando sobre el socialismo y la mujer. Contribuyó a la expansión del sindicato Industrial Workers of the World, reivindicando la libertad de reunión y expresión. Participó en las violentas huelgas textiles de Massachusetts en 1912, así como en otras luchas sindicales en Nueva Jersey, Pennsylvania y Nueva York. Colaboró también con la Worker's Liberty Defense Unión, proporcionando defensa jurídica a los legendarios Sacco y Vanzetti. Presidió la International Labor Defense. Fue condenada por su militancia comunista.

4. Lucía Sánchez Saornil (1895 - 1970). Esta poeta que trabajaba en Telefónica, dejó la literatura para dedicarse a la lucha sindicalista. Por ello fue expulsada de la compañía. Comprendiendo que no se podía separar la lucha obrera de la lucha contra el patriarcado, fue cofundadora de la organización Mujeres Libres. Ella fue siempre una mujer libre, y habló de ello en una serie de artículos sobre la cuestión femenina, en los que achacaba la poca preocupación por los temas sociales de las mujeres españolas a su papel histórico de sometimiento. Recogiendo ideas de Teresa Claramunt, polemizó con otros líderes sindicales, porque ella consideraba que los obreros debían implantar la igualdad con sus mujeres en sus casas antes de pedir igualdad en la calle.

5. Mercedes Comaposada Guillén (1901 - 1994). Pedagoga y abogada anarquista, fue cofundadora con Lucía Sánchez Saornil de la organización Mujeres Libres. Comenzó trabajando muy jovencita como montadora cinematográfica en Barcelona, donde se afilió a la CNT. En Madrid estudió derecho y se dedicó a la revista anarcosindicalista Mujeres Libres y a la enseñanza de obreras, porque los obreros no querían ser enseñados por mujeres. Sufrió el exilio en París.

6. Conxa Pérez Collado (1915 - 2014). Anarquista por influencia de su padre, uno de los fundadores de la CNT, abandonó su casa por el machismo que veía en ella. Dejó las artes gráficas para defender a la república. Fue una de las fundadoras del Ateneo Humanidad de Les Corts y de la Escuela Autogestionada Eliseo Reclús. Participó en las primeras asociaciones de vecinos que surgieron en Barcelona. Desde 1999 fue miembro del grupo de mujeres del 36, que contribuyeron a la recuperación de la memoria histórica.

7. Bárbara Figueroa (1979-). Es la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT), la organización sindical más importante del país. Licenciada en psicología, proveniente del movimiento comunista, es la primera mujer presidenta de la CUT y la primera mujer en encabezar una multisindical en América Latina.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Siete nociones clave sobre el feminismo

Como hay mucha gente, interesadamente o no, que crea confusión sobre el feminismo, equiparándolo incluso al machismo, voy a ofrecer algunas nociones clave para aclarar el término. Yo creo que todo ser humano debe ser feminista (que no es lo contrario de machista), igual que debe ser no racista. Claro, que siempre hay personas incultas que insultan a quienes se autodenominan feministas.

1. Definición. El diccionario de la Real Academia de la Lengua define el feminismo de la siguiente manera: "Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres". ¿Hay alguien civilizado en la sala que piense que las mujeres no deben tener los mismos derechos que los hombres? Y, si lo hay ¿se atreve a decirlo en voz alta? Esta es la prueba de que todo el mundo debería apoyar el feminismo. Sin embargo, la definición tiene tela que cortar, porque coloca a las mujeres como aspirantes al trono que ocupan de los hombres. Una definición más adecuada, en mi opinión, sería, por ejemplo: "Ideología que defiende que todas las personas tienen los mismos derechos, sin distinción de género". Porque yo no creo que una mujer quiera tener el derecho a tocarse los huevos en el sofá mientras su pareja friega o hace la comida. Ni tampoco a tener un sueldo más alto por ir a tomar copas con el jefe.

2. Historia. La primera ola de feminismo organizado se inicia en el siglo XIX, es liderada por las mujeres burguesas y se centra en la consecución del voto, lo que se logra en la mayoría de los países industrializados al término de la primera guerra mundial. El nuevo feminismo, que se inició a final de los años sesenta del pasado siglo, pone en entredicho que la mujer deba realizar el trabajo doméstico y el cuidado de los hijos, por eso se opone al patriarcado y a la división sexual del trabajo. También reclama el placer sexual para las mujeres. Se puede decir que el feminismo contemporáneo se ha dividido en tres tendencias, el liberal, que ve en el capitalismo la mejor forma de que la mujer logre la igualdad, el socialista, que quiere insertar el feminismo en la lucha global contra el capitalismo, y el radical que se centra en la confrontación y en la abolición de las instituciones que oprimen a las mujeres.

3. Género y sexo. Para comprender la lucha de las mujeres hay que saber distinguir entre estas dos acepciones. Simplificando, diremos que el sexo es lo que biológicamente nos ha tocado a cada uno. Masculino o femenino según nuestros genitales. Pero el género es aquello que se ha construido socialmente sobre lo que la naturaleza nos ha dado, es decir, no es un hecho natural, sino social. La subordinación a la que están sometidas las mujeres en todas las sociedades del mundo se debe a las diferencias de género establecidas por los hombres, desde los albores de la historia, aprovechando las diferencias biológicas entre ambos sexos. Lo correcto, en mi opinión, es diferenciar entre el sexo, que es lo que biológicamente tienes, y la identidad de género, que es cómo te sientes.

4. Patriarcado. Es el sistema de dominación del hombre sobre la mujer que ha existido siempre en todas (o casi) las culturas del mundo. El mayor poder del mismo es haber convencido a todos durante siglos de que es natural, y no una construcción social. Cuando los pueblos ancestrales dejaron de ser nómadas, las mujeres se dedicaron a la maternidad intensiva, pues es más segura una comunidad con mayor número de miembros. Ello dejó el trabajo pesado en manos de los hombres y a las mujeres como dependientes económicamente, lo que provocó el sometimiento del sexo femenino al masculino. Así se instaló en las sociedades modernas este tipo de dominio, en el que la mujer es una propiedad del hombre, ejercido a través de diversos tipos de violencia: sexual, física, emotiva, psicológica y económica.

5. Androcentrismo. Muy relacionado con el patriarcado se encuentra el androcentrismo. Como la palabra sugiere, es la visión del mundo desde la perspectiva del hombre, que ha sido la predominante hasta ahora, y que excluye la mirada de la mujer. Pero no sólo excluye a las mujeres, a las que considera ciudadanas de segunda, casi objetos, sino que condiciona al hombre, que debe comportarse según una serie de atributos relacionados con la condición social, sexual, religiosa, e incluso con la apariencia.

6. Feminismo de la diferencia. Dentro del feminismo radical, a partir de la década de los 60-70, algunas mujeres criticaron el término igualdad, afirmando que lo contrario de igualdad no es diferencia, sino desigualdad. Los hombres han utilizado la diferencia para sembrar la desigualdad. Han nombrado la realidad según su visión androcéntrica. Pero estas feministas sostienen que se puede crear una sociedad que respete las diferencias entre los sexos. Partiendo de bases filosóficas y psicoanalíticas han criticado el feminismo mayoritario de la igualdad, que para ellas va a provocar la desaparición de los sexos. Parece que, si el feminismo de la igualdad se encamina a lo urgente, el de la diferencia lo hace hacia lo importante. No obstante, ambas corrientes feministas se han reencontrado en la actualidad en los nuevos feminismos.

7. Educación. Si queremos conseguir la igualdad de derechos entre los géneros, debemos trabajar con los menores pasando de una escuela mixta, en la que niños y niñas coexisten y donde, además de conocimientos académicos, aprenden los comportamientos propios de su sexo, a otra coeducativa, que favorece la interacción entre los sexos para superar la discriminación y el estereotipo. No hay que olvidar que toda transmisión de saberes responde a una finalidad política y que los políticos se han valido históricamente de la educación para fabricar hombres y mujeres obedientes y acríticos.